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  • Anunciando la alabanza de Jehová en las islas Cook
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
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  • ALABANDO A JEHOVÁ EN RAROTONGA
  • HAGÁMOSLO DE NUEVO
  • CONSECUENCIAS DEL AISLAMIENTO
  • PRECURSORES ESPECIALES MAORÍES PROMUEVEN AUMENTO
  • LA OBRA DEL REINO LLEGA A AITUTAKI
  • LLEVANDO EL TESTIMONIO A OTRAS ISLAS
  • SE PREPARA EL ESCENARIO PARA MÁS BENDICIONES
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
w80 1/5 págs. 29-31

Anunciando la alabanza de Jehová en las islas Cook

“ATRIBUYAN ellos gloria a Jehová, y en las islas anuncien aun su alabanza,” escribió el profeta hebreo Isaías. (Isa. 42:12) En armonía con esas palabras, las alabanzas de Jehová se están escuchando en las islas Cook de Oceanía.

Las 15 islas de este grupo están esparcidas en una zona de 1.945.000 kilómetros cuadrados, y sin embargo el área combinada de tierra es de solo 241 kilómetros cuadrados. Durante los siglos séptimo y octavo de la era común se efectuaron migraciones polinesias a estas islas. Los europeos llegaron mucho más tarde. Según informes, los navegantes españoles vieron por primera vez a Pukapuka en 1595. Durante los años setenta del siglo 18, el capitán James Cook, famoso navegante británico en cuyo honor se dio nombre a las islas, exploró el grupo meridional.

En 1823, John Williams, de la Sociedad Misional de Londres, visitó muchas islas del grupo meridional y dio conocimiento inicial de la Biblia a las masas. Durante muchos años los misioneros de la cristiandad ejercieron rígido control sobre la gente. En la actualidad en la mayoría de los hogares tienen la Biblia en la lengua de Rarotonga. Muchas personas ancianas tienen profundo respeto por las Escrituras y pueden citar de ellas palabra por palabra.

Durante mucho tiempo las islas Cook estuvieron fuera de las rutas de mayor tránsito y sus enlaces marítimos y aéreos con el resto del mundo eran limitados. Solo desde que se terminó el aeropuerto internacional de la isla de Rarotonga, en 1973, se ha incluido a esa isla (el hogar de la mitad de la población total de las islas, 18.112 habitantes) en las principales rutas aéreas. Además, ahora unos aviones pequeños vuelan regularmente entre Rarotonga y las islas del grupo meridional.

ALABANDO A JEHOVÁ EN RAROTONGA

Parece que el primer testigo de Jehová que declaró las “buenas nuevas” en las islas Cook fue Sydney Shepherd. A principios de los años treinta de nuestro siglo, y por unos dos años, él viajó en barco en estas aguas, y dio testimonio en Rarotonga y otras islas. Aunque se hizo poco en cuanto a continuar edificando sobre aquella actividad, en 1939 una familia de Nueva Zelanda visitó brevemente cuatro de las islas Cook.

El hermano Bruce Clarke y su esposa llegaron a Rarotonga en 1962. Una isleña de las islas Cook, con quien ellos conducían un estudio bíblico en Nueva Zelanda, había despertado en ellos interés por venir a servir aquí. Aquella señora quería que su pueblo escuchara las “buenas nuevas.”

En 1962 solo cinco personas estuvieron presentes para la celebración de la Cena del Señor en Rarotonga. Cierto hombre llamado Alex tenía una esposa que era católica romana y que se opuso a que él estudiara la Biblia; para impedir que él asistiera a las reuniones, ella le averió la bicicleta con un hacha. Sin embargo, Alex perseveró, y en 1963 se bautizó como testigo de Jehová dedicado. En presencia de su esposa, Nane, que estuvo allí como observadora, tradujo el discurso sobre el bautismo, contestó las dos preguntas que se hacen a los que se presentan para el bautismo, y entonces procedió a bautizarse en la laguna. Pocos meses después su esposa también se bautizó. Ellos fueron los primeros nativos de las islas Cook que llegaron a ser cristianos dedicados, y actualmente Alex y Nane Napa sirven de precursores especiales.

HAGÁMOSLO DE NUEVO

En términos generales, los problemas relacionados con los viajes y permisos fueron un estorbo a las primeras visitas de los ancianos o superintendentes viajantes. ¡Pero qué edificante era cuando los superintendentes de circuito venían a Rarotonga!

En 1965, durante una de esas visitas, los Testigos locales celebraron una pequeña asamblea de circuito con el tema: “Ustedes son la luz del mundo.” Disfrutaron tanto del programa que, cuando el vuelo aéreo del superintendente de circuito se retrasó por una semana, repitieron el programa de la asamblea, lo cual deleitó mucho a todos los presentes.

CONSECUENCIAS DEL AISLAMIENTO

Después de cuatro años en Rarotonga, la familia Clarke tuvo que marcharse debido a enfermedad. Con el tiempo, la comunicación con el pueblo de Jehová en otras partes se hizo muy limitada y el grupito de Rarotonga quedó aislado. Sin ayuda del exterior, el grupito de Testigos, compuesto de jovencitos en sentido espiritual, se desanimó, y con el tiempo quedó casi inactivo.

Pero las circunstancias comenzaron a mejorar en 1969, cuando un Testigo de Nueva Zelanda y su esposa se mudaron a Rarotonga debido a un contrato de trabajo. Al poco tiempo se comenzaron a celebrar reuniones cristianas con regularidad y la actividad de predicar el Reino se revitalizó. Desde entonces la obra del Reino ha continuado avanzando.

PRECURSORES ESPECIALES MAORÍES PROMUEVEN AUMENTO

Hay una gran semejanza entre los maoríes de Nueva Zelanda y los nativos de las islas Cook (a quienes también se llama “maoríes” aquí), y esta semejanza también se extiende al idioma. Por eso, cuando los precursores especiales maoríes Sarn y Agnes Wharerau comenzaron a servir en Rarotonga en 1970, al poco tiempo podían hablar la lengua local. Como resultado de esto, durante los cuatro años que estuvieron en la isla pudieron ayudar a muchos isleños a aprender la verdad bíblica.

El aumento se hizo manifiesto, y un hogar privado ya no era el lugar adecuado para celebrar reuniones. Se necesitaba un Salón del Reino. Con la bendición de Jehová, se hicieron arreglos para alquilar una propiedad que estaba idealmente localizada en Arorangi. Para principios de 1971 se estuvo trabajando en el edificio, y a los pocos meses la congregación se había mudado a su nuevo salón. Parecía que todo marchaba bien.

Sin embargo, en 1974 surgió un grave problema. Por consejo del Concilio de Asesoramiento Religioso, el gobierno aprobó un proyecto de ley en el cual se limitaban las religiones de las islas Cook a las iglesias que hubieran estado establecidas en las islas por mucho tiempo. Desde luego, los testigos de Jehová solicitaron reconocimiento legal, pero por algún tiempo no pudieron celebrar reuniones en el Salón del Reino ni en ningún lugar público. No obstante, para 1975 se había recibido aprobación verbal para usar el salón como lugar de reuniones. Felizmente, después de aquello, el 1 de junio de 1976, se recibió una carta en la cual se aprobaba a los testigos de Jehová como la sexta religión reconocida de las islas Cook.

LA OBRA DEL REINO LLEGA A AITUTAKI

En los años treinta Sydney Shepherd sembró por primera vez las semillas de la verdad en la bella Aitutaki, que en parte es un atolón en el que hay un lago de casi 14,5 kilómetros de largo. Tuaivi Mose, un polinesio, aceptó rápidamente la verdad. Además de hablar acerca de ésta con otras personas de Aitutaki, escribió a conocidos suyos de la isla de Mangaia. Al reconocer la importancia de tener publicaciones cristianas en su lengua nativa, comenzó a traducir los libros que poseía. Puesto que ningún Testigo visitó a Aitutaki antes de que él se marchara de allí en 1964, no fue sino hasta que se mudó a Nueva Zelanda que el hermano Mose pudo bautizarse en símbolo de la dedicación a Jehová que había hecho muchos años antes. Puesto que hablaba con otros acerca de sus creencias, se le llegó a conocer en Aitutaki como “El hombre de La Atalaya.” El hermano Mose se mantuvo leal a la verdad hasta que murió hace unos años.

La obra del Reino realmente se puso en marcha en Aitutaki en enero de 1972, cuando tres Testigos que habían aprendido la verdad bíblica en Nueva Zelanda regresaron de visita a su isla, y nueve publicadores de Rarotonga se unieron a ellos en un esfuerzo por dar un buen testimonio a los isleños. Estos encontraron a muchas personas que se interesaban en la Biblia, y 60 personas asistieron a una conferencia bíblica. Dieciséis personas estuvieron presentes en la primera Conmemoración de la muerte de Jesús que se celebró en la isla. Para enero de 1973 el europeo Wayne Blake y su esposa de Aitutaki, Aileen, estaban proclamando las “buenas nuevas” aquí, y de las 71 personas que estuvieron presentes en la Conmemoración de aquel año hubo personas interesadas en la Biblia que pertenecían a cinco iglesias locales.

La gente de Aitutaki se apega a sus tradiciones, pero mucha de la anterior hostilidad que existía contra el pueblo de Jehová ha ido menguando. Se dan cuenta de que los Testigos no les desean el mal y solo quieren considerar la Biblia con ellos. Hasta hay pastores religiosos que ya no muestran hostilidad.

LLEVANDO EL TESTIMONIO A OTRAS ISLAS

Aunque las “buenas nuevas” están bien establecidas en Rarotonga y Aitutaki, otras 6.000 personas viven en las otras 10 islas habitadas del grupo. A través de los años los Testigos han visitado estas islas y han colocado alguna literatura bíblica en manos de la gente que lee inglés. Pero una verdadera bendición para la obra fue el libro La verdad que lleva a vida eterna en la lengua de Rarotonga.

En Mauke existe la costumbre de que la entera población (710 habitantes) se reúne en el muelle cuando se acerca un barco y hace una umukai (festín) para los visitantes. ¡Esto suministró una ocasión ideal para ofrecer el libro La verdad! Eso fue precisamente lo que hicieron dos cristianas en cierta ocasión, y distribuyeron una caja de libros en un instante. Así que tuvieron que regresar al barco por más libros. Al poco rato ya no quedaban más libros, y otras personas deseaban obtener ejemplares. Para satisfacer aquella necesidad, más tarde se enviaron otros 50 libros a Mauke.

Testigos que visitaron a Mangaia experimentaron un éxito similar. Colocaron 769 libros y 600 folletos en las manos de las 1.630 personas de aquella isla. ¡En ningún hogar se rehusó la literatura!

SE PREPARA EL ESCENARIO PARA MÁS BENDICIONES

Para esparcir las “buenas nuevas” en estas islas se ha requerido mucho tiempo, gasto y esfuerzo. Pero se ve claramente que Jehová Dios ha bendecido esta actividad. Actualmente hay congregaciones florecientes de publicadores en Rarotonga y Aitutaki, donde hay 47 y 16 publicadores del Reino respectivamente. Además, hay buenas posibilidades de establecer más congregaciones en otras islas.

A medida que se acercaba el fin del año 1978, los testigos de Jehová de las islas Cook estaban a la expectativa de asistir a la Asamblea Internacional “Fe Victoriosa” que se celebraría en Auckland, Nueva Zelanda. Pero, ¿cómo podrían lograrlo? La situación económica de las islas es tal que cada persona hubiese tenido que gastar una pequeña fortuna para hacer el viaje a la asamblea. Sin embargo, la mano de Jehová no se ha acortado. El corazón de amorosos hermanos y hermanas espirituales de Nueva Zelanda se sintió impelido a contribuir el pasaje de ida y vuelta por avión para unos 60 isleños. Estos estuvieron presentes entre una muchedumbre de 12.328 personas que participaron en aquel gran banquete que se celebró del 6 al 10 de diciembre. Los nativos de las islas Cook participaron en el programa, y el sábado por la noche, después de las sesiones regulares, participaron con otros que también vestían trajes nativos llenos de colorido en un programa de música y bailes nativos para deleitar a visitantes de otros países. La gozosa unidad de ellos con los delegados maoríes y samoanos y los de Niue, además de con los caucásicos, fue otro testimonio vivo de que hoy día Jehová está reuniendo a gente de todas las naciones y tribus en una unidad mundial en Cristo Jesús.—Efe. 1:10.

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