¿Vale la pena jugar a la lotería?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Brasil
“EL SUCESO televisado más importante de la semana es el sorteo de lotería que se realiza el sábado a las 9:45 de la noche. Millones de alemanes —con tarjetas de lotería en mano— observan una cuchara mecánica recoger . . . los números ganadores.” “De norte a sur la lotería de deportes es una parte integral de la rutina semanal de millones de brasileños.” Informes similares de otros países indican el gran interés que la gente tiene en las loterías.
La lotería parece ofrecer el medio de enriquecerse rápidamente. ‘Alguien tiene que ganar; la próxima vez pudiera ser yo’ es la esperanza que impulsa a muchas personas a tratar su suerte en loterías. Además, los noticieros llaman la atención al bien que se efectúa con lo que se recibe de la lotería. Por ejemplo, la revista Manchete dijo que con el dinero que se había obtenido de la lotería de deportes de Brasil, hasta noviembre de 1977, se habían provisto 930 campos para deportes, 336 gimnasios y otras diversas facilidades deportivas. En Alemania, se dice que parte del dinero que se recibe de las loterías se usa para financiar hogares para la gente de edad avanzada, clubes juveniles, diques para ríos y la Cruz Roja.
Sin embargo, las personas que reflexionan consideran detenidamente los aspectos negativos. Un artículo de fondo dijo: “Esas loterías absorben los ahorros, disminuyen el poder adquisitivo y empobrecen a las familias.” D. McCormack Smyth escribió en el Star de Toronto: “Las loterías perjudican el incentivo para trabajar y la productividad.” Muchas personas comienzan a jugar a la lotería por diversión, pero luego se dan cuenta de que es un vicio difícil de dejar.
Por eso se dice que el diputado Ruy Codo sometió un proyecto a la legislatura en Brasília en el cual se requiere que todos los formularios que se usan para la lotería de fútbol brasileño lleven la advertencia: “El jugar es un vicio. Antes de apostar su dinero, piense en la leche de sus hijos. En las quinielas de fútbol, su oportunidad de ganar es de una en un millón.”
‘Pero,’ quizás alguien objete, ‘¡piense en los beneficios que reciben los pobres!’ Pero, ¿quién compra los boletos? Reconociendo que generalmente es la clase más pobre, un periódico dijo francamente: “La idea de financiar obras para ayudar a los pobres, con fondos que se obtienen de los pobres, parece un poco paradójica.” Otro periódico comentó que el gobierno recibe unos 900 millones de dólares de las loterías estatales del Brasil, los cuales provienen de “un pueblo que tiene serias dificultades en pagar las necesidades más básicas de la subsistencia.” Y dos senadores brasileños concordaron en que las loterías “contribuyen al mayor empobrecimiento de los Estados más pobres.”
Una manera mejor de hallar contentamiento
Es cierto que las loterías producen beneficios financieros a unos cuantos aquí y allá. Pero para la inmensa mayoría que las juega, los resultados son perjudiciales. La pérdida de incentivo, el hacerse más pobre, el esclavizarse a un vicio y las disputas son solo unos cuantos de éstos. Lea en la Biblia lo que puede suceder a los que “arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte.” Ellos ‘padecen hambre,’ ‘padecen sed,’ “sufrirán vergüenza” y “aullarán a causa de puro quebranto de espíritu.”—Isaías 65:11-14.
Es mejor escuchar la sabiduría de Salomón: “¿Has visto un hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará.”—Proverbios 22:29, Versión Valera (1977)