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  • Nuestro Hacedor ciertamente provee
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¡Despertad! 1979
g79 8/4 págs. 21-23

Nuestro Hacedor ciertamente provee

A TODO nuestro alrededor hay abundante evidencia de que nuestro Hacedor se interesa en la familia humana, de hecho, en toda cosa viviente. Esta Tierra está maravillosamente diseñada para sostener las plantas, los animales y los seres humanos. Si no fuera por la mala administración que el hombre le ha dado a los recursos y por la distribución desigual del alimento, los seres humanos en todas partes verdaderamente podrían disfrutar de la vida. Se ha calculado que, si se usara hasta el máximo el potencial agrícola de la Tierra, habría suficiente alimento para alimentar a una cantidad de personas aproximadamente 10 veces mayor que la población actual del mundo. ¡Qué generosas son las provisiones para la vida! Además, la Tierra está llena de variedad y belleza, de cosas que deleitan nuestros sentidos de la vista, oído, gusto, olfato y tacto.

En vista de tal evidencia del cuidado amoroso de nuestro Hacedor, podemos confiar plenamente en que él nunca abandonará a sus siervos. La Biblia declara: “Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?” (Mat. 6:26) Piense en los muchísimos pájaros que llenan el aire. No obstante, son muy pocos los que mueren de hambre. Puesto que estas criaturas continúan beneficiándose de las abundantes provisiones de Dios para sustentar la vida, nuestro Hacedor ciertamente nunca permitiría que sus siervos murieran de hambre en masa. Él contestará la oración: “Danos hoy nuestro pan para este día.”—Mat. 6:11.

Hay amplia prueba disponible de este hecho en personas vivas. Aún bajo las peores condiciones que uno puede imaginar, los siervos de Dios han podido continuar viviendo.

Considere el caso de Mart, un testigo de Jehová de 17 años de edad. Mientras estaba en un campo de concentración de la Alemania nazi, vio que muchos prisioneros estaban dispuestos a hacer casi cualquier cosa para obtener un poco más de alimento. Entre ellos estaban los que intercambiaban sus pequeñas raciones de alimento por tabaco o por un sustituto de tabaco. Entonces el hambre los obligaba a robar alimento. Cuando otros prisioneros sorprendían a estos ladrones, mataban a algunos de ellos a golpes y sin misericordia. En cuanto a Mart, él continuó confiando en que Jehová Dios lo sostendría aun en estas terribles condiciones.

Al ser encarcelado, Mart pesaba 78 kilos. Once meses más tarde este joven alto era un esqueleto ambulante de 41 kilos de peso. Su padre, a quien entonces también encerraron en el mismo campo de concentración, ni siquiera lo reconoció. Puesto que el padre de Mart había tenido suficiente de comer mientras estaba libre, ahora compartió sus raciones con su hijo. En 10 semanas Mart ganó unos 5 kilos. También hubo ocasiones en que recibía alimento en circunstancias insólitas. Mart relata:

“En una ocasión todo el grupo de las barracas donde yo estaba tuvo que hacer ejercicios bajo un aguacero desde las seis en punto de la noche hasta la medianoche, y dieron nuestro alimento a los puercos. Por fin volvimos a las barracas, y sentí que un Testigo de otra sección del campo me puso en la mano un pedazo de pan. Fui el único que tuvo un poco de alimento.”

Muchos otros Testigos tuvieron experiencias similares durante el gobierno de Hitler sobre Alemania. En ese país, 1.687 Testigos perdieron sus trabajos, 284 sus negocios, 735 sus hogares y 457 no pudieron continuar trabajando en su oficio. En 129 casos, su propiedad fue confiscada, a 826 les quitaron la pensión y otros 329 sufrieron otras pérdidas personales. De los 2.000 Testigos que sufrieron tratamiento inhumano y privación en los campos de concentración, la mayoría de ellos salieron vivos. Sí, a pesar de esfuerzos planificados por destruir su medio de vida, los testigos de Jehová como cuerpo sobrevivieron dentro y fuera de los campos de concentración. ¿A quién dan ellos el crédito por haber sobrevivido?

Esta es la respuesta unánime de un grupo de 230 Testigos que sobrevivieron a los horrores de los campos de concentración: “Gracias a la ayuda del Señor y su apoyo bondadoso, los designios del enemigo de hacer que violáramos nuestra integridad han fallado, aunque él trató de hacer esto empleando muchísimos proyectos violentos y diabólicos así como miles de prácticas inquisitoriales sacadas de la edad media, tanto físicas como mentales, y muchas lisonjas y atractivos.”

Fue la lealtad a Dios y a las pautas que se encuentran en la Biblia lo que ayudó a estos Testigos a sobrevivir. Seguramente, pues, la misma adherencia fiel a los principios bíblicos ayudará a otros a poner pan en su mesa en condiciones más favorables. ¿Comparte usted esta convicción?

El incentivo necesario

Fe firme en el hecho de que Dios es real y en que él se preocupa profundamente por la humanidad ha ayudado a decenas de miles de personas a mejorar su modo de vivir. Al hacer un examen cuidadoso de la Biblia y ver los beneficios que sus pautas producen en la vida de otros, se han sentido impulsados a adueñarse de esta fe. Esa convicción ha ayudado a muchos a liberarse del abuso de las bebidas alcohólicas, de la narcomanía, del juego por dinero, de una vida de delincuencia y de otros vicios. Otros han aprendido a estar contentos con sus bienes y a usarlos prudentemente. Convencidos por su propia experiencia de que los principios bíblicos son sanos, han hecho esfuerzos por seguirlos cada vez más estrechamente.

También han llegado a apreciar que el vivir en armonía con los principios bíblicos resulta en más beneficios que los actuales. Debido a que Dios se interesa profundamente en la humanidad, nos tiene reservado un magnífico futuro. La Biblia nos dice: “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:4) Ciertamente ganamos mucho al vivir en armonía con la Biblia... el mejor modo de vivir posible en las condiciones actuales y, en el futuro, una vida sin dolor, enfermedad y muerte cuando Dios haga nuevas todas las cosas.—Rev. 21:5.

Si aún no está considerando la Biblia con los testigos de Jehová regularmente, sírvase aceptar la invitación de ellos a que lo haga sin costo alguno para usted. Vea por sí mismo lo práctica que es la Biblia y que el aplicar lo que ésta dice puede ayudarle a poner pan en su mesa. También aprenda más acerca del futuro maravilloso que Dios tiene pensado para todos los que aman la justicia y cómo usted puede participar de él.

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