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De la tradición indígena a la verdad bíblicaLa Atalaya 1983 | 15 de septiembre
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en las fincas que tienen en territorio continental; pero su ocupación principal es la pesca.
Testificando a los cunas
Pasemos adelante a nuestra obra de predicar. Decido testificar con Rogelio, quien traduce al dialecto cuna lo que digo en español, y mi esposa acompaña a Ramón o a Julio. Los hospitalarios cunas nos invitan a sentarnos y rápidamente nos ofrecen a cada uno un tazón de café, seguido de otro tazón con agua para enjuagarnos la boca. Después, podemos hablar con ellos. Pero ¿puede imaginarse usted cómo nos sentimos después de haber testificado en 10 casas? Simplemente tenemos que rechazar las ofertas de tomar más café, y dar las gracias a nuestros anfitriones por su bondad.
La curiosidad los mueve a querer saber de dónde somos, si estamos casados y, de ser así, si tenemos hijos. Después de decirles que soy de Alemania, generalmente presentan a sus hijas casaderas. Cuando se les dice que estoy casado y que mi esposa y yo no tenemos hijos, se compadecen de nosotros. Pues, ¡hasta nos ofrecen bebés para que podamos tener una familia! Por supuesto, tenemos que rechazar sus generosas ofertas.
Es realmente un deleite visitar a estas personas. Les ofrecemos literatura bíblica en español que considera el tema de un Paraíso terrestre. Después de varios minutos, muchos de ellos se reúnen en busca de un ejemplar.
En cierta ocasión en que volvimos a visitar una de las islas, un hombre nos abordó para pedirnos que le ayudáramos a estudiar la Biblia, lo cual gustosamente hicimos. En ciertas islas donde el jefe no nos dio permiso para visitar a la gente, pudimos dar testimonio a algunas personas que nos pidieron en privado Biblias y literatura relacionada. Sí, muchos indígenas muestran interés sincero en las Escrituras.
Ya anochece y tenemos que partir hacia la isla de Nurtupo, donde viven Ramón, Rogelio y Julio. Mientras las olas dan suavemente contra nuestra lancha, Nora y yo pensamos en las muchas experiencias remuneradoras que hemos tenido en el servicio de Dios. Comprendemos mejor aún la necesidad de ayudar a que ‘las muchas islas se regocijen’ como resultado de la verdad bíblica. (Salmo 97:1.)
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Se sonrieron con un desconocidoLa Atalaya 1983 | 15 de septiembre
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Se sonrieron con un desconocido
“Cuando dos señoras se sonrieron con este escritor, me quedé pensando por un momento si las había conocido antes”, escribió en su columna, “La sal de la vida”, Kazuhiko Nagoya, redactor del Daily Yomiuri, periódico de Tokio. “Por la manera de sonreír, parecía como si me hubieran reconocido por haberme visto en alguna otra ocasión y se alegraran de verme otra vez.” Pero éste no era el caso: “Las miré detenidamente al rostro y me di cuenta de que nunca las había visto”. Cuando otras dos personas hicieron lo mismo, él dijo: “Me sentí muy feliz. Así es como estas personas se sonríen con un desconocido cuando lo ven en una de sus reuniones”.
¿Qué personas dan una bienvenida como ésa a desconocidos? “El lugar era Okoku Kaikan (El Salón del Reino)”, dijo el Sr. Nagoya, “uno de los muchos lugares en el Japón donde se reúnen [los testigos de Jehová]”. También dijo: “Algo extraordinario de las personas que se reúnen tres veces a la semana en el salón es que son fervorosos seguidoras del cristianismo y ninguna de ellas asiste mecánicamente a las reuniones o simplemente por costumbre. El poder de la fe une a estos hombres, mujeres y niños, que se llaman unos a otros ‘kyodai’ (hermano) o ‘shimai’ (hermana). Y el poder de la fe ha estado atrayendo a más y más personas a esta sociedad en el transcurso de los años”.
Por último, el escritor habló de otra visita que hizo al Salón del Reino: “Cuando estaba a punto de salir, después que hubo terminado la reunión, un muchachito, de unos diez años de edad, se acercó a mí y me dijo: ‘Nos alegramos de que haya venido hoy. Por favor, vuelva’. El tenía esa sonrisa especial en el rostro. Me sentí feliz porque ésa era la primera vez que un niño de esa edad, y a quien no conocía, se había sonreído conmigo y me había hablado de esa manera”.
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