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¿Está usted en buena posición ante Dios?La Atalaya 1985 | 1 de diciembre
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¿Está usted en buena posición ante Dios?
PARA muchas personas esa pregunta no tiene sentido. Piensan que es más importante que uno esté satisfecho consigo mismo. ‘Haga lo suyo’, es un dicho popular en estos días. Otro es: ‘No se sienta culpable’.
Este no es únicamente el parecer de unos cuantos jóvenes imbuidos de la filosofía del ‘yo primero’. Por ejemplo, en Francia, donde el 82% de la población es católica bautizada, una encuesta que se llevó a cabo en 1983 reveló que solo el 4% de las personas aceptan la idea del pecado. En los Estados Unidos, hace ya varios años que el doctor Karl Menninger, considerado el “padre de la siquiatría norteamericana”, se sintió impulsado a escribir un libro entero sobre el tema Whatever Became of Sin? (¿Qué habrá sido del pecado?) En él escribió: “Como nación, oficialmente hemos dejado de ‘pecar’ hace unos veinte años”. En la cubierta se dice: “La palabra ‘pecado’ casi ha desaparecido de nuestro vocabulario”.
De hecho, el concepto del pecado es tan oscuro hoy en día que a muchas personas, aun a las que afirman ser cristianas, se les haría difícil explicar lo que realmente es el pecado.
Inquietudes del día moderno
A pesar de estar perdiéndose la noción del pecado, algunos fenómenos sociales recientes han dado a la gente razón para pensar. Uno de ellos es la gran cantidad de abortos que se lleva a cabo en muchos de los países más desarrollados del mundo. Algunos de estos países, aunque son predominantemente “cristianos”, tienen leyes muy liberales para el aborto. Esta matanza de fetos ha provocado reacciones que las personas que rechazan el concepto del pecado deben hallar difíciles de explicar.
Por ejemplo, ¿por qué deberían experimentar sentimientos de culpabilidad y hasta llegar al extremo de tener problemas sicológicos después de un aborto algunas mujeres cuya filosofía de la vida les permite adoptar este proceder? Y así sucede, pues “los estudios muestran que una alta proporción de las mujeres que se han sometido a abortos manifiestan inadaptación”, aun en la Yugoslavia comunista. (The New Encyclopædia Britannica.) Al explicar este fenómeno, el profesor Henri Baruk, miembro de la Academia Francesa de Medicina, lo atribuye a la violación de “un principio básico que está escrito en el corazón de toda persona”. ¿Escrito por quién?
Otro fenómeno reciente que ha dado a muchos razón para pensar es la propagación a nivel mundial de las enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales. El SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), con su alto índice de mortalidad, ha provocado una ola de dudas y angustia entre muchas personas a quienes las relaciones sexuales promiscuas supuestamente habían proporcionado liberación de tabúes anticuados. El alto precio que muchos están pagando por su “libertad” sexual está impulsando a algunos a preguntarse si, después de todo, no estarán siendo castigados. ¿Castigados por quién?
Tales recordatorios modernos de que el hombre no puede burlarse impunemente de los principios morales están resultando en que algunas personas reflexivas examinen de nuevo sus propias opiniones sobre el pecado y sobre su responsabilidad personal ante Dios.
Las iglesias y el pecado
“El pecado de este siglo es la pérdida de todo sentido del pecado.” El papa Pío XII hizo esa declaración enérgica allá en 1946. Obviamente la situación ha empeorado desde entonces. En su documento reciente sobre el pecado y la confesión, llamado “La reconciliación y la penitencia”, el papa Juan Pablo II citó esas palabras de su predecesor y lamentó lo que él llamó el eclipse del concepto del pecado en la sociedad secularizada de hoy.
El papa también recordó a los sacerdotes católicos y a los católicos en general que la confesión y la absolución colectiva, como se practican en muchas iglesias católicas hoy, no bastan. Declaró que la confesión individual es “el único medio común y normal” de observar el sacramento de la penitencia. Según el dogma católico, la penitencia es una de las buenas obras que reconcilian al pecador con Dios.
La mayoría de las iglesias protestantes niegan que la confesión privada ante un sacerdote sea necesaria. Mantienen que la confesión a Dios basta para recibir el perdón de los pecados, pero algunos favorecen la confesión y la absolución general en los “servicios de comunión”. Muchos protestantes creen que con la fe basta para que el individuo sea justificado ante Dios.
Tales doctrinas contradictorias dentro de las llamadas iglesias cristianas sobre el tema de la confesión, la penitencia y la justificación, o de cómo conseguir la aprobación de Dios, dejan a muchas personas perplejas. La gente queda con una vaga idea de que debería estar haciendo algo para estar en buena posición ante Dios, pero no sabe cómo proceder.
El siguiente artículo explicará por qué es necesario que se nos rehabilite ante Dios, y examinará los puntos de vista católicos y protestantes sobre la “justificación”. Otros dos artículos explicarán lo que la Biblia enseña sobre cómo llega Dios a vernos como justos, y cómo le afecta esto a usted.
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¿Puede Dios declararnos justos? ¿Cómo?La Atalaya 1985 | 1 de diciembre
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¿Puede Dios declararnos justos? ¿Cómo?
“GOD ’e say ’im alrite.” Esta es, al parecer, la manera como se vierte el término “justificación” en una versión reciente del Nuevo Testamento en la lengua pidgin de Nueva Guinea, derivada del inglés, y comunica, más o menos, la idea de que ‘Dios dice que estoy bien ante él’. Aunque la frase parezca extraña al conocedor del inglés normal, expresa la idea básica implícita en la palabra que, en muchas Biblias de lengua española, se traduce ‘ser justificado’, o “declaración de justicia”, como se expresa en Romanos 5:16.
Por otro lado, hay quienes dicen: ‘Llevo una vida decente. Hago el bien al prójimo cuando puedo. Estoy preparado para encontrarme con mi Creador’. Es patente que para dichas personas la justificación significa autojustificación. De acuerdo con la Biblia, la doctrina de la “justificación” tiene que ver con la estimación que Dios hace de nosotros y cómo trata él con nosotros. Jehová es “el Creador”. (Isaías 40:28.) Es el “Juez de toda la tierra”. (Génesis 18:25.) Por lo tanto, no hay nada que deba importar más que la valoración que él haga de nosotros.
Por qué necesitamos que se nos rehabilite ante Dios
La Biblia dice respecto a Jehová: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él”. (Deuteronomio 32:4.) Él es la personificación de la justicia. Como Creador y Dador de la vida, tiene derecho a establecer el conjunto de normas por las que se determina lo que es correcto y lo que es incorrecto. Lo que está en conformidad con las normas de Dios es justo.
En consecuencia, Dios fija la marca o nivel aceptable de logro que sus criaturas inteligentes tienen que alcanzar si desean vivir en armonía con su Creador. Errar ese blanco o norma es lo que en los idiomas originales de la Biblia se llama pecado. Por lo tanto, el pecado es injusticia. Es no actuar en conformidad con lo que Dios define como correcto o incorrecto. Por consiguiente, el pecado también es una forma de desorden, una forma de desafuero. (1 Juan 5:17; 3:4.)
Jehová “no es [Dios] de desorden, sino de paz”. (1 Corintios 14:33.) Originalmente, todas sus criaturas en el cielo y en la Tierra eran perfectas. Estaban dotadas de libre albedrío. (2 Corintios 3:17.) Disfrutaban de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:21.) Mientras respetaran Sus normas justas, reinaría la paz y el orden por todo el universo. El desorden se introdujo en el universo cuando —primero en los cielos y luego en la Tierra— algunas criaturas se hicieron desaforadas ante Dios, al rechazarlo como Aquel que tenía el derecho a gobernar sobre ellas. Se desviaron de la norma de Dios respecto a lo correcto y lo incorrecto. Erraron el blanco, y así se convirtieron en pecadores.
Así ocurrió en el caso de nuestros primeros padres, Adán y Eva. (Génesis 3:1-6.) “Por eso es que [...] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos porque todos habían pecado”. (Romanos 5:12.) Desde su rebelión, el pecado ha ‘gobernado como rey junto con la muerte’, puesto que todos los descendientes de Adán “han pecado y no alcanzan” la norma justa de Dios. (Romanos 5:21; 3:23.) Por eso necesitamos que se nos rehabilite ante Dios.
El punto de vista católico sobre la “justificación”
Todas las iglesias que afirman ser cristianas reconocen que la reconciliación con Dios es necesaria. Pero la doctrina católica difiere de la protestante en su manera de entender cómo se alcanza dicha reconciliación y cuál es la posición del cristiano ante Dios.
Respecto al dogma católico, The Catholic Encyclopedia declara: “La justificación denota aquel cambio o transformación en el alma que transfiere al hombre de la condición de pecado original, en la cual ha nacido como hijo de Adán, a una de gracia en la que se le reconoce como hijo de Dios por medio de Jesucristo, el segundo Adán”. Además, A Catholic Dictionary explica: “Nos limitamos aquí al proceso por el cual los adultos son elevados, de una condición de muerte y pecado al favor y la amistad de Dios; pues, con relación a los infantes, la Iglesia enseña que son justificados mediante el bautismo, sin que tengan que hacer nada”.
Resumiendo: La Iglesia Católica enseña que la “justificación” es un acto de Dios mediante el cual la persona que se bautiza en la fe católica alcanza de hecho condición de justa y santa por el don de la “gracia” divina. También afirma que dicha justificación puede 1) aumentarse mediante mérito personal, o buenas obras; 2) perderse debido a un pecado mortal y a incredulidad; 3) recobrarse por medio del sacramento de la penitencia. Dentro de este arreglo, el católico justificado tiene que confesar sus pecados a un sacerdote y recibir absolución. Cualquier “castigo temporal”a que aún deba pagarse después de la absolución puede ser expiado por medio de buenas obras o perdonado mediante una “indulgencia”.
El punto de vista protestante
La venta abusiva de las indulgencias a principios del siglo XVI provocó la Reforma protestante. El monje católico Martín Lutero atacó esta práctica en las 95 tesis que fijó sobre la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, Alemania, en 1517. Pero, en realidad, la posición de Lutero en contra del dogma oficial católico fue más allá. Abarcó toda la doctrina eclesiástica de la justificación. A Catholic Dictionary corrobora esto al decir: “La diferencia de creencia en cuanto a cómo son justificados los pecadores ante Dios constituyó el tema principal de la contienda entre los católicos y los protestantes durante la Reforma. ‘Si esta doctrina (la de justificación únicamente por fe) fracasa —dice Lutero en sus Charlas de sobremesa— estamos perdidos’”.
¿Qué quiso decir Lutero con la expresión ‘justificación únicamente por fe’? Como católico, Lutero había aprendido que la justificación del hombre implica el bautismo, el mérito personal y las buenas obras, además del sacramento de la penitencia administrado por un sacerdote que oye la confesión, concede absolución e impone obras compensatorias que pueden requerir que la persona se castigue a sí misma.
En sus esfuerzos por hallar la paz con Dios, Lutero había agotado todos los recursos del dogma romano de la justificación, como el ayuno, la oración y la mortificación de su cuerpo, pero todo había sido en vano. Puesto que aún no había hallado sosiego, leyó repetidas veces los Salmos y las cartas de Pablo hasta que, finalmente, halló tranquilidad mental al concluir que Dios justifica a los hombres, no por méritos propios, buenas obras, ni actos de penitencia, sino únicamente por fe. ¡Esta idea de la “justificación por fe únicamente” le entusiasmó a tal grado que agregó la palabra “únicamente” al término “fe” en su traducción de Romanos 3:28 al idioma alemánb!
La mayor parte de las iglesias protestantes adoptaron la idea fundamental de Lutero sobre la “justificación por gracia divina mediante la fe”. De hecho, esta idea ya había sido expresada por el francés Jacques Lefèvre d’Étaples antes de la Reforma. La diferencia entre el punto de vista católico y el punto de vista protestante sobre la justificación queda recogida en A Catholic Dictionary, que declara: “Los católicos consideran que la justificación es un acto por el cual el hombre realmente alcanza la condición de justo; mientras que los protestantes la consideran un acto por el cual simplemente se le declara y considera justo, al contarse a su favor los méritos de otra persona, a saber: Cristo”.
“Justificación” que no es ni católica ni protestante
Al afirmar que “el hombre realmente alcanza la condición de justo”, o recto, por el don de la gracia divina que se le concede con el bautismo, el dogma católico va más allá de lo que enseña la Biblia. No es el bautismo lo que quita el pecado original, sino la sangre derramada de Cristo. (Romanos 5:8, 9.) Hay una gran diferencia entre el realmente alcanzar condición de justo por la acción de Dios y el que a uno se le cuente como justo o se le considere como tal. (Romanos 4:7, 8.) Cualquier católico honrado que lucha contra el pecado sabe que no ha alcanzado en realidad la condición de justo. (Romanos 7:14-19.) Si realmente fuera justo, no tendría pecados que confesar al sacerdote.
Además, si el dogma católico se apegara a la Biblia, el católico consciente del pecado confesaría sus pecados a Dios, y pediría perdón mediante Jesucristo. (1 Juan 1:9–2:2.) La intercesión de un sacerdote en cualquiera de las etapas de la “justificación” no tiene más base en la Biblia que la acumulación de méritos sobre la cual se basa la doctrina de las indulgencias. (Hebreos 7:26-28.)
Sin lugar a dudas el concepto protestante de que la justificación significa que el cristiano es declarado justo por los méritos del sacrificio de Cristo se aproxima más a lo que enseña la Biblia. Sin embargo, algunas iglesias protestantes enseñan el concepto de “justificación por fe únicamente”, lo cual, como veremos después, supone pasar por alto los razonamientos específicos que presentan tanto el apóstol Pablo como Santiago. La actitud de autosuficiencia en sentido espiritual de tales iglesias queda resumida en la frase “una vez salvo siempre salvo”. Algunos protestantes creen que basta con creer en Jesús para ser salvo y que, por lo tanto, la justificación precede al bautismo.
Además, ciertas iglesias protestantes, aunque enseñan la justificación por fe, siguen al reformador francés Juan Calvino y también enseñan la predestinación personal, con lo que niegan la doctrina bíblica del libre albedrío. (Deuteronomio 30:19, 20.) Por lo tanto, puede afirmarse que ni el concepto católico de la justificación ni el protestante están totalmente en armonía con la Biblia.
¿Qué enseña la Biblia?
Sin embargo, la Biblia enseña con toda claridad la doctrina de la “justificación”, o cómo puede otorgársele a un humano que Dios lo considere justo. Hemos visto con anterioridad por qué necesitamos que se nos rehabilite ante Dios, puesto que todos nacemos, no como hijos de Dios, sino como “hijos de ira”. (Efesios 2:1-3.) El que Su ira permanezca sobre nosotros o no, depende de que aceptemos o rehusemos su provisión misericordiosa para la reconciliación con él, el Dios santo y justo. (Juan 3:36.) Dicha provisión amorosa es “el rescate pagado por Cristo Jesús”. (Romanos 3:23, 24.)
El apóstol Pablo mostró que el sacrificio redentor de Cristo ofrece dos esperanzas, una “sobre la tierra” y la otra “en los cielos”. Escribió: “Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él [Cristo], y mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo la paz mediante la sangre que él derramó en el madero de tormento, no importa que estas sean las cosas que están sobre la tierra o las cosas que están en los cielos”. (Colosenses 1:19, 20.)
Para que podamos disfrutar de la realización de una o la otra de estas dos esperanzas, es necesario que Dios nos considere justos. Esto encierra mucho más que meramente “creer en Jesús”. En los siguientes dos artículos se considerará con exactitud lo que esto encierra para los cristianos que tienen la esperanza celestial y para quienes tienen la esperanza de vivir para siempre en un paraíso en la Tierra. Sírvase leer la información que sigue, y no vacile en pedir al testigo de Jehová que le ha proporcionado esta revista que considere estos artículos con usted, usando la Biblia.
[Notas a pie de página]
a De acuerdo con el dogma católico, el pecado implica culpabilidad y dos tipos de castigo: el eterno y el temporal. La culpabilidad y el castigo eterno llegan a ser perdonados por medio del sacramento de la penitencia. El castigo temporal tiene que expiarse en esta vida mediante buenas obras y ejercicios penitenciales, o en la siguiente por el fuego del purgatorio. Una indulgencia es la remisión parcial o completa (plenaria) del castigo temporal, por medio de imputar, en beneficio de otros, los méritos de Cristo, María y los “santos”, que están reservados en la “Tesorería de la Iglesia”. Entre las “buenas obras” que se requieren para obtener una indulgencia figuran: un peregrinaje o una contribución de dinero a alguna causa “buena”. De esta manera se consiguió dinero en el pasado para las Cruzadas y para la construcción de catedrales, iglesias y hospitales.
b Lutero también puso en tela de juicio la canonicidad de la carta de Santiago, pues consideraba que la argumentación del Snt capítulo 2, de que la fe sin obras está muerta, contradecía la explicación del apóstol Pablo sobre la justificación ‘aparte de las obras’. (Romanos 4:6.) No se dio cuenta de que Pablo hablaba de las obras bajo la ley judía. (Romanos 3:19, 20, 28.)
[Recuadro en la página 5]
LA IGLESIA CATÓLICA enseña que la justificación hace que el hombre realmente sea justo, pero que dicha justificación puede perderse a causa de un pecado mortal o aumentarse por méritos personales
[Recuadro en la página 6]
MUCHOS PROTESTANTES creen en la justificación —o el ser declarados justos— únicamente por fe, y que el creer en Jesús garantiza la salvación. Algunos creen que la justificación está predestinada
[Recuadro en la página 7]
LA BIBLIA enseña que el hombre tiene libre albedrío y que el sacrificio redentor de Cristo ofrece dos esperanzas: una celestial y otra terrestre. Ambas esperanzas requieren que Dios vea como justo al humano implicado
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Declarados justos “para vida”La Atalaya 1985 | 1 de diciembre
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Declarados justos “para vida”
“Por medio de un solo acto de justificación el resultado [...] es el declararlos justos para vida.” (ROMANOS 5:18:)
1. ¿Quiénes tienen hambre y sed de justicia, y cómo se cumplirá su deseo?
“FELICES son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.” (Mateo 5:6.) Tal sed de justicia quedará completamente satisfecha no solo en el caso de aquellos a quienes “pertenece el reino de los cielos”, sino también en el de los que “poseerán la tierra”. (Mateo 5:10; Salmo 37:29.) Ambas clases de personas tienen la esperanza que el apóstol Pedro expresó cuando escribió: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa [la de Dios], y en éstos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:13.) Sí; Jehová Dios ha prometido un justo nuevo gobierno celestial, “el reino de los cielos”, y una justa “nueva tierra” o sociedad humana en una Tierra paradisíaca.
2. ¿Qué relación hay entre Jehová, la justicia y nuestra esperanza de un pacífico Nuevo Orden?
2 Pero ¿qué debe entenderse, exactamente, por justos nuevos cielos y una justa nueva tierra? Significa que tanto el nuevo gobierno celestial como la humanidad en la Tierra bajo tal gobierno tienen que reconocer la norma de Dios respecto a lo correcto y lo incorrecto. Jehová es “el lugar de habitación de la justicia”. (Jeremías 50:7.) La justicia es el mismísimo fundamento de Su soberanía o posición de Gobernante entronizado en el universo. (Job 37:23, 24; Salmo 89:14.) Para que haya paz en el universo, las criaturas de Jehová tienen que reconocer que Él tiene derecho a establecer las normas en cuanto a lo que es justo y lo que es inicuo. A la inversa, nuestra esperanza de un justo Nuevo Orden depende de que Jehová se adhiera a sus normas. (Salmo 145:17.)
3. En vista de la justicia absoluta de Jehová, ¿qué pregunta viene a la mente?
3 Por eso surge la cuestión en cuanto a cómo podría el santo y justo Dios Jehová tratar con injustos pecadores. (Compárese con Isaías 59:2; Habacuc 1:13.) A la vez que él permaneciera fiel a sus elevadas normas de justicia, ¿cómo podría escoger de entre pecadores a los que van a ser parte de los justos “nuevos cielos” gubernamentales y aceptar como amigos suyos a los que formarán parte de la justa “nueva tierra”? Para contestar esto tenemos que entender la doctrina bíblica de la justificación, o declaración de justicia.
Un misericordioso arreglo de abonar mérito
4. ¿Por qué está muy endeudada con Dios la humanidad caída, y por qué no podemos librarnos nosotros mismos de esa deuda?
4 En las Escrituras, los pecados son asemejados a deudas. (Véanse Mateo 6:12, 14; 18:21-35 y Lucas 11:4.) Todos los hombres son pecadores y, por lo tanto, están muy endeudados con Dios. “El salario que el pecado paga es muerte.” (Romanos 6:23.) Puesto que su antepasado Adán los había “vendido bajo el pecado”, los descendientes de Adán no podían hacer nada para librarse de esta deuda abrumadora. (Romanos 7:14.) Solo la muerte del deudor podría borrarla, “porque el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado”. (Romanos 6:7.) Ninguna obra buena que un pecador efectuara durante su vida podría recobrar por compra lo que Adán perdió, ni siquiera lograr que Dios viera o considerara a tal pecador como justo. (Salmo 49:7, 9; Romanos 3:20.)
5. ¿Cómo proveyó salida de esta situación Jehová a la humanidad pecaminosa, mientras todavía respetó su justicia perfecta?
5 ¿Cómo podría Jehová proveer salida de esta situación a la humanidad caída sin transigir en cuanto a sus propias normas de justicia? La respuesta hace resaltar la sabiduría y la bondad inmerecida de Jehová. El apóstol Pablo explica esto hermosamente en su carta a los Romanos. Escribe: “Es como don gratuito que por su bondad inmerecida [a pecadores] se les está declarando justos mediante la liberación por el rescate pagado por Cristo Jesús. Dios lo presentó como ofrenda para propiciación por medio de fe en su sangre. Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia, porque estaba perdonando los pecados que ocurrieron en lo pasado mientras Dios estaba ejerciendo longanimidad; para exhibir su propia justicia en esta época presente, para que sea justo aun al declarar justo al hombre que tiene fe en Jesús”. (Romanos 3:24-26.)
6. a) ¿Cómo satisfizo las normas de justicia de Jehová el sacrificio de Cristo? Por eso, ¿qué está dispuesto a hacer Jehová? b) ¿Cómo puede Dios atribuir o abonar justicia a la cuenta de una persona que tiene fe?
6 Por su bondad inmerecida, Jehová aceptó el sacrificio de Jesús a favor de los descendientes de Adán. (1 Pedro 2:24.) Aquel fue un sacrificio equivalente, o correspondiente, puesto que Jesús, como hombre perfecto, recobró por compra lo que Adán el hombre perfecto perdió. (Véanse Éxodo 21:23 y 1 Timoteo 2:6.) Después de haber satisfecho el requisito de la justicia, Jehová está amorosamente dispuesto a ‘borrar’ o ‘tachar’ los pecados que se imputan o cargan a la cuenta del “hombre que tiene fe en Jesús”. (Isaías 44:22; Hechos 3:19.) Si dicho hombre permanece fiel, Jehová no solo se retiene de ‘imputarle sus ofensas’, sino que de hecho le abona en cuenta justicia. (2 Corintios 5:19.) Mediante este misericordioso arreglo de abonar mérito ‘muchos han sido constituidos justos’. (Romanos 5:19.) Este es uno de los aspectos de la justificación, el acto de Dios por medio del cual a alguien se le cuenta o considera libre de culpa. (Hechos 13:38, 39.) ¿Quiénes son los que han sido justificados, o declarados justos, durante este sistema de cosas?
144.000 “santos”
7. ¿De qué manera fue declarado justo Cristo? Por eso, ¿qué llegó a ser posible?
7 Claro, Cristo mismo no necesitaba que se le abonara justicia, ya que era realmente justo. (1 Pedro 3:18.) Por haber demostrado fidelidad hasta la muerte como hombre perfecto (“el último Adán”) y haber sacrificado su derecho a vivir en la Tierra, Jesús fue resucitado por su Padre, Jehová. Jesús fue “declarado justo en espíritu”, es decir, pronunciado fundamentalmente justo por su propio mérito y levantado como “un espíritu dador de vida”. (1 Corintios 15:45; 1 Timoteo 3:16.) Mediante su muerte en sacrificio, proveyó la base mediante la cual Jehová podría abonar o atribuir justicia a hombres y mujeres de fe. (Romanos 10:4.)
8, 9. a) ¿Quiénes son los primeros que se benefician de que se les atribuya o abone justicia, y por qué? b) ¿Quiénes componen los “nuevos cielos”, y sobre qué gobernarán?
8 Como es lógico, aquellos a quienes Jehová escoge para que compongan los justos “nuevos cielos”, o el gobierno del Reino bajo el Rey Cristo Jesús, son los primeros que se benefician a plenitud de este arreglo misericordioso en este sistema de cosas. El libro de Daniel describe la ceremonia celestial en la cual Cristo, el Hijo del hombre, recibe “gobernación y dignidad y reino”, para que ‘los pueblos, grupos nacionales y lenguajes [de la Tierra] todos le sirvan aun a él’. Luego Daniel muestra que “el reino y la gobernación” se dan también a “los santos del Supremo”, Jehová. (Daniel 7:13, 14, 18, 27; compárese con Revelación 5:8-10.)
9 La cantidad de esos “santos” a quienes se escoge para gobernar con el Cordero Jesucristo en el monte Sión celestial, según se revela, es 144.000, “comprados de entre la humanidad”. (Revelación 14:1-5.) Estos, junto con Cristo, componen los justos “nuevos cielos” del nuevo sistema de cosas de Jehová.
Se les cuenta como justos... ¿cómo y por qué?
10. a) ¿Cuál libro bíblico es el más explícito sobre la justificación, y para quiénes se escribió? b) ¿Quiénes están principalmente implicados en la doctrina bíblica de la justificación?
10 El libro bíblico que indudablemente es el más explícito sobre el hecho de que Dios declara justos a hombres es la carta de Pablo a los Romanos. Es interesante notar que él dirigió esa carta a los “llamados a ser santos”. (Romanos 1:1, 7.) Esto explica por qué se usa la doctrina de la “justificación”, o de declaración de justicia, según la describe Pablo, con relación a los 144.000 “santos”.
11. ¿Qué relación hay entre la fe, las obras y la justificación?
11 El elemento esencial del razonamiento de Pablo en Romanos es que ni judío ni gentil pueden lograr que Dios los vea como justos mediante obras, sea que estas se efectúen para amoldarse a la Ley mosaica o simplemente por respeto a la ley moral instintiva. (Romanos 2:14, 15; 3:9, 10, 19, 20.) Solo sobre la base de la fe en el sacrificio de rescate de Cristo se puede declarar justo tanto al judío como al gentil. (Romanos 3:22-24, 29, 30.) Sin embargo, el consejo de los capítulos de conclusión de Romanos (12–15) indica que dicha fe tiene que estar apoyada por obras piadosas, como también explica Santiago. (Santiago 2:14-17.) Tales obras sencillamente demuestran que el cristiano que ha sido justificado tiene la fe que es un requisito previo de la justificación por Dios.
12, 13. a) ¿Por qué tienen que ser declarados justos los 144.000 “santos”? b) ¿Qué hacen con los derechos a la vida que se les dan?
12 No obstante, ¿qué razón impelente hay para que se tenga que declarar justos a los cristianos que son “llamados a ser santos”? Aquí es donde entra en juego el segundo aspecto de la justificación, a saber, el que Dios declare que alguien es merecedor de la vida como hijo humano perfecto de Dios. Debido al papel que se les pide que desempeñen en los justos “nuevos cielos”, los 144.000 tienen que renunciar a toda esperanza de vivir eternamente en la Tierra, y sacrificar tal esperanza para siempre. (Salmo 37:29; 115:16.) En ese sentido experimentan una muerte en sacrificio. ‘Se someten a una muerte como la de Cristo.’ (Filipenses 3:8-11.)
13 Ahora bien, en armonía con el principio expuesto en la Ley mosaica, cualquier sacrificio que se presenta a Jehová tiene que estar libre de defecto. (Levítico 22:21; Deuteronomio 15:21.) De los 144.000 “santos” se dice que son “justos que han sido hechos perfectos”. (Hebreos 12:23.)
Se les adopta como hijos espirituales
14, 15. a) ¿Qué cambio experimentan los 144.000 con referencia al pecado? b) ¿De qué manera se les levanta a una “novedad de vida”?
14 Mientras todavía viven en la carne, estos “justos” experimentan una muerte simbólica. El apóstol Pablo explica: “Ya que morimos con referencia al pecado, ¿cómo seguiremos viviendo todavía en él? ¿O ignoran que todos nosotros los que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Por lo tanto, fuimos sepultados con él por medio de nuestro bautismo en su muerte, para que, así como Cristo fue levantado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida [...] porque sabemos que nuestra vieja personalidad fue fijada en el madero con él, para que nuestro cuerpo pecaminoso fuese hecho inactivo, para que ya no sigamos siendo esclavos del pecado. Porque el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado”. (Romanos 6:2-7.)
15 Durante su vida humana, los 144.000 “santos”, de los cuales solo queda un pequeño resto en la Tierra en este tiempo del fin, ‘mueren con referencia al pecado’. Después de su muerte simbólica, los “llamados a ser santos” son levantados a una “novedad de vida”. Jehová, después de haberlos declarado justos, puede engendrarlos mediante su espíritu para que sean Sus “hijos” espirituales. Ellos ‘nacen otra vez’ y son adoptados como “hijos de Dios”a. (Juan 3:3; Romanos 8:9-16.) Llegan a ser israelitas espirituales y se les introduce en el nuevo pacto. (Jeremías 31:31-34; Lucas 22:20; Romanos 9:6.)
Herederos de un sacerdocio y un reinado
16. ¿Qué llegan a heredar los 144.000 “santos”?
16 Como “hijos” espirituales de Dios por adopción, los 144.000 “santos” llegan a ser también herederos. (Gálatas 4:5-7.) Pablo escribió a compañeros cristianos, engendrados por espíritu: “Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente”. (Romanos 8:17.) ¿Qué hereda Cristo? Jehová lo ha hecho Rey-Sacerdote “a la manera de Melquisedec para siempre”. (Hebreos 6:19, 20; 7:1.) Como “coherederos” con Cristo, los cristianos engendrados por espíritu son también ungidos por Jehová como sacerdotes espirituales. (2 Corintios 1:21; 1 Pedro 2:9.) Además, uno de los objetivos fundamentales de que Jehová los declare justos es que ellos después ‘gobiernen como reyes en vida por medio del uno, Jesucristo’. (Romanos 5:17.)
17. a) Aunque se les declara justos, ¿qué tienen que hacer diariamente los cristianos ungidos? b) ¿Cómo reciben ellos su recompensa?
17 Mientras aún están en la Tierra, estos cristianos ungidos, aunque han sido declarados justos, todavía tienen que luchar contra sus tendencias pecaminosas. (Romanos 7:15-20.) Necesitan que la sangre de Cristo los limpie de sus pecados diarios de imperfección. (1 Juan 1:7; 2:1, 2.) Cuando permanecen fieles hasta el fin de su vida terrestre, mueren literalmente y son resucitados “a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible” como parte de los justos “nuevos cielos”. (1 Pedro 1:3, 4; 2 Pedro 3:13.)
‘Se aguarda la revelación de los hijos de Dios’
18, 19. a) ¿Qué aguarda la “creación” humana? b) ¿Cómo serán ‘revelados’ “los hijos de Dios”, y por qué vive la “creación” humana en expectativa ansiosa de esto?
18 ¿Cómo afecta todo esto a los que —en cantidad mucho más numerosa que la de los 144.000 “hijos [espirituales] de Dios”— tienen hambre y sed de justicia, pero cuya esperanza es poseer la Tierra? Acerca de estos, el apóstol Pablo escribe: “Porque la expectativa ansiosa de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a futilidad [...] sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:19-21.)
19 Esa “creación” humana que tiene la esperanza de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca está viviendo en “expectativa ansiosa” del tiempo —ahora cercano— en que el Rey Jesucristo y los “hijos [resucitados] de Dios” sean ‘revelados’ al destruir el actual sistema de cosas inicuo y luego gobernar como reyes y sacerdotes “por los mil años”. (Revelación 20:4, 6.) Durante el Reinado Milenario de Cristo, “la creación [humana] misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción”.
20. ¿Qué se considerará en el siguiente artículo?
20 En el siguiente artículo se considerará cómo, precisamente, alcanzarán al fin “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” los humanos que vivan en la justa “nueva tierra”, y cómo los afecta aun ahora la doctrina bíblica de la justificación.
[Nota a pie de página]
a Para una consideración a fondo del ‘nacer otra vez’, sírvase ver La Atalaya del 1 de febrero de 1982, páginas 10-21.
Con relación a que Dios declare justos a hombres...
◻ ¿Qué quiere decir la Biblia por justos nuevos cielos y una justa nueva tierra?
◻ ¿Por qué necesita la humanidad rehabilitación ante Jehová?
◻ ¿Cómo se satisficieron las normas de justicia de Jehová?
◻ ¿Por qué son los 144.000 los primeros a quienes se declara justos, y qué hacen ellos con los derechos a la vida que se les dan?
◻ ¿Qué heredan con Cristo los 144.000?
[Recuadro en la página 11]
Hay dos aspectos de la justificación, o declaración de justicia:
1) Dios cuenta a tal persona como libre de culpa
2) Dios declara que la persona es perfecta y merecedora de vida eterna en la Tierra
A los 144.000 cristianos ungidos se les declara justos en ambos respectos. Ellos sacrifican sus derechos a la vida humana y son engendrados como “hijos” espirituales llamados a ser reyes y sacerdotes con Cristo en los “nuevos cielos”
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Declarados justos como amigos de DiosLa Atalaya 1985 | 1 de diciembre
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Declarados justos como amigos de Dios
“‘Abrahán puso fe en Jehová y le fue contado por justicia,’ y vino a ser llamado ‘amigo de Jehová’.” (SANTIAGO 2:23.)
1, 2. ¿Cómo están siendo reconciliadas con Dios “las cosas en los cielos” y las “cosas sobre la tierra”?
“DIOS tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él [Cristo], y mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo la paz mediante la sangre que él derramó en el madero de tormento, no importa que éstas sean las cosas que están sobre la tierra o las cosas que están en los cielos.” (Colosenses 1:19, 20.) Este propósito divino de la reconciliación avanza hacia su culminación.
2 “Las cosas que están en los cielos” mencionadas aquí no son criaturas celestiales o espirituales, puesto que a los ángeles no se les rescata con la sangre de Cristo. Más bien, son humanos que han sido comprados con la sangre del Cordero para ser “un reino y sacerdotes” con Cristo en los “nuevos cielos”. A estos ya se les ha declarado justos completamente mediante la sangre de Cristo. Además, por unos 50 años Jehová ha estado haciendo la paz con las “cosas que están sobre la tierra”, los humanos que llegarán a formar parte de la justa “nueva tierra”. (Revelación 5:9, 10; 2 Pedro 3:13.) Este acto de reunir “todas las cosas”, tanto cosas terrestres como cosas celestiales, ‘es según el beneplácito de Jehová que él se propuso en sí mismo”. (Efesios 1:9, 10.)
El propósito de Dios para su hijo Adán
3, 4. ¿En qué condición se hallaba Adán ante Dios, pero en qué sentido aún necesitaba que se le declarara justo?
3 Al ser creado, Adán era un hijo humano de Dios que se hallaba en perfección y justicia. (Lucas 3:38.) Su justicia no era algo que se le hubiera abonado o atribuido. Era inherente. En lo que respecta a hallarse sin culpa ante Jehová, Adán no tenía que ser “declarado” justo. Mientras se sometiera a la gobernación legítima de Dios, mantenía una buena condición ante su Creador.
4 Pero aún no había demostrado que sabía mantenerse íntegro ni había sido juzgado merecedor del derecho a la vida eterna en la Tierra. Para ello tenía que mostrar fidelidad a Jehová y apego a la justicia durante cierto espacio de tiempo. Si hubiera probado de esta manera su integridad bajo prueba, habría recibido el derecho a tener vida eterna en la Tierra. Aquello habría sido como si Dios hubiera declarado, o hecho constar públicamente, que Adán merecía vida sin fin. Como símbolo de esto, Jehová sin duda lo hubiera llevado al “árbol de la vida” y hubiera permitido que comiera de su fruto. (Génesis 2:9, 16, 17; 3:22.)
5. a) ¿Qué perdió Adán tanto para sí como para su descendencia? b) ¿Qué esperanza de liberación del pecado y la muerte dio Jehová a la creación humana?
5 Pero Adán fracasó en la prueba y, por ello, perdió la perfección, la justicia y la relación de hijo tanto para sí como para su prole. (Romanos 5:12.) En consecuencia, todos los descendientes de Adán nacieron enajenados de Dios, inherentemente injustos. (Efesios 2:3; Romanos 3:10.) Por consiguiente, la creación humana “fue sujetada a futilidad”, pero “sobre la base de la esperanza”, la esperanza de liberación del pecado y de la muerte que se dio inmediatamente después de la rebelión de Edén. (Romanos 8:20, 21; Génesis 3:15.)
Declarados justos antes de Cristo... ¿cómo fue posible?
6, 7. a) ¿Hasta qué grado fueron declarados justos algunos humanos antes de la muerte de Cristo en sacrificio? b) ¿Cuáles son algunos ejemplos de siervos de Jehová de tiempos precristianos a quienes se vio como justos?
6 La esperanza de la humanidad de tener liberación del pecado y la muerte dependía de la venida de la “descendencia” prometida, el Hijo unigénito de Dios. (Juan 3:16.) Antes de la muerte de Cristo en sacrificio, no había manera de que los hombres obtuvieran “justificación de vida”, o ‘fueran declarados justos para vida’. (Romanos 5:18, Versión Moderna; Traducción del Nuevo Mundo.) Sin embargo, aun antes que Cristo pagara el rescate para librar a la humanidad, algunos hombres y mujeres habían ejercido fe en la promesa de Dios y habían respaldado dicha fe con obras. Debido a esto, Jehová bondadosamente les perdonó los pecados y los aceptó como siervos suyos. Amorosamente los contó como relativamente libres de culpa en comparación con la mayoría de la humanidad alejada de Dios. (Salmo 32:1, 2; Efesios 2:12.) Les otorgó verlos o considerarlos como justos, al declararlos justos hasta el grado que era apropiado en aquel tiempo.
7 Así, por fe desplegada, de Abel ‘se dio testimonio de que era justo’. (Hebreos 11:4.) Noé “vino a ser heredero de la justicia que es según fe”. (Hebreos 11:7.) A pesar de sus errores, Job fue calificado de hombre “sin culpa y recto”. (Job 1:1, 22; 7:21.) Finees mostró celo por la adoración pura, “y llegó a serle contado por justicia”. (Salmo 106:30,31; Números 25:1-13.) “Por fe” y por sus obras de bondad para con el pueblo de Dios, a Rahab, ramera no israelita, se le concedió estar considerada como justa, o se le declaró justa. (Hebreos 11:31; Santiago 2:25.)
Cómo se contó como justo a Abrahán
8, 9. a) El tema principal de la carta de Pablo a los romanos tiene que ver con la justicia ¿de quiénes? b) ¿En qué respectos es más abarcadora la declaración de justicia de los “santos” que la de Abrahán?
8 El caso de Abrahán merece atención especial. Dos escritores de las Escrituras Griegas Cristianas —que escribieron a cristianos del primer siglo que fueron llamados a formar parte de los 144.000 miembros del Israel espiritual— mencionan el asunto de que a Abrahán se le declaró justo. (Romanos 2:28, 29; 9:6; Santiago 1:1; Revelación 7:4.)
9 En su carta a los romanos, Pablo razona que los que son “llamados a ser santos” (Ro 1:7), tanto judíos como gentiles (Ro 1:16, 17), son declarados justos “por fe aparte de obras de ley” (Ro 3:28). Para dar solidez a su argumento, abre una larga explicación (Ro 4:1-22) y cita de Génesis 15:6 al decir: “Abrahán ejerció fe en Jehová, y le fue contado por justicia”. Entonces, en los versículos finales del capítulo 4Ro 4:23-25, Pablo dice que Jesús “fue entregado a causa de nuestras ofensas y fue levantado a fin de declararnos [es decir, a “los santos” (Romanos 1:7)] justos”. Al decir “declararnos” no puede incluir a Abrahán, puesto que él había muerto mucho tiempo antes de la muerte y resurrección de Cristo. En consecuencia, cuando en los capítulos subsiguientes Pablo habla de los que “gobernarán como reyes” y de que serán declarados justos “para vida” con miras a convertirse en “hijos de Dios” y “coherederos con Cristo”, obviamente está hablando de algo bastante diferente del que Dios atribuyera justicia a Abrahán. (Romanos 5:17, 18; 8:14, 17, 28-33.)
10. ¿De qué manera arroja luz Santiago sobre lo que abarcó el que se declarara justo a Abrahán?
10 Santiago también menciona a Abrahán como ejemplo para probar que la fe tiene que ser respaldada por obras piadosas. Después de declarar que Abrahán había sido declarado justo, al citar Génesis 15:6, Santiago hace un comentario adicional que nos ayuda a ver el alcance de la justificación de Abrahán. Escribe: “Se cumplió la escritura que dice: ‘Abrahán puso fe en Jehová, y le fue contado por justicia,’ y vino a ser llamado ‘amigo de Jehová’”. (Santiago 2:20-23.) Sí; debido a su fe, Abrahán fue declarado justo como amigo de Jehová, no como hijo con derecho a vida humana perfecta o a gobernación real con Cristo. Es interesante que, con relación a la justicia de Abrahán, Robert Girdlestone, en el libro Synonyms of the Old Testament, escribió: “No se trata de una justicia absoluta, es decir, una que recomendara a Abrahán ante Dios como derechohabiente para heredar la condición de hijo”.
El libro de recuerdo de Jehová
11. ¿Los nombres de quiénes se escriben en el libro de recuerdo de Jehová, y por qué?
11 El abono o atribución de justicia relativa a los hombres y mujeres fieles que vivieron antes de Cristo fue una prenda de la justicia y la perfección verdaderas o reales asociadas con la vida eterna que pueden recibir en la nueva tierra de Dios. En vista de sus perspectivas de vida, se podría considerar que sus nombres han sido escritos en un libro de recuerdo. (Compárese con Malaquías 3:16 y Éxodo 32:32, 33.) Este contiene los nombres de aquellos a quienes Jehová considera “justos”, los cuales han demostrado su fe mediante obras justas, y quienes figuran entre las personas a quienes espera vida eterna en la Tierra. (Salmo 69:28; Habacuc 2:4.)
12. ¿Qué tendrán que hacer los “justos” que sean resucitados para mantener sus nombres en el libro de recuerdo de Jehová?
12 Sin embargo, dichos nombres no se han escrito aún en el “libro de la vida” de Jehová. (Revelación 20:15.) Cuando estos hombres y mujeres fieles del pasado regresen a la Tierra durante ‘la resurrección de los justos’, sin duda aceptarán con fe las provisiones de Jehová para la vida mediante el sacrificio de rescate de Jesús. (Hechos 24:15.) Así llegarán a ser parte de las “otras ovejas” de Jesús, junto con la “grande muchedumbre” que habrá sobrevivido a la “grande tribulación”. (Juan 10:16; Revelación 7:9, 14.) De esta manera, conservarán sus nombres en el libro de recuerdo de Jehová.
Se les considera justos como amigos para la supervivencia
13. ¿A quiénes está trayendo ahora el Pastor Excelente, y cómo llegan a estar escritos sus nombres en el libro de recuerdo?
13 El Pastor Excelente, Jesucristo, está trayendo ahora a “otras ovejas” que no son parte del “rebaño pequeño” de 144.000 “santos” a quienes se da el Reino celestial. (Lucas 12:32; Daniel 7:18.) Estas “otras ovejas” escuchan la voz del Pastor Excelente. (Juan 10:16.) Ejercen fe en Jehová y en su Hijo. Dedican su vida a Jehová sobre la base del sacrificio de rescate de Jesús. Se bautizan “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” y reconocen que es necesario cultivar “el fruto del espíritu”. (Mateo 28:19, 20; Gálatas 5:22, 23.) Los nombres de ellos se escriben en el libro de recuerdo de Jehová.
14. ¿Qué hace que Jehová vea a las “otras ovejas” en condición limpia, pero qué tienen que pedirle a Dios?
14 Estas “otras ovejas” reunidas en este tiempo del fin compondrán la “grande muchedumbre” que el apóstol Juan vio en visión, después de haber visto a los 144.000 miembros del Israel espiritual. (Revelación 7:4, 9.) En su descripción de la “grande muchedumbre” él dice que estos “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido con la sangre del Cordero”. (Rev 7 versículo 14.) Por su fe en la sangre derramada del Cordero, se les abona o cuenta a su favor cierto grado de justicia. Esto se representó por sus simbólicas largas ropas blancas. Jehová los considera en condición de limpieza acepta, y “por eso es que” les permite ‘rendir servicio sagrado día y noche en su templo’. (Rev 7 Versículo 15.) Aun así, cada día tienen que confesar sus pecados a Jehová y pedir perdón mediante Jesucristo. (1 Juan 1:9–2:2.)
15. a) ¿Cómo muestra la parábola de las ovejas y las cabras que Dios ve a “las otras ovejas” en condición de justas? b) ¿Hasta qué grado se les declara justas en la actualidad?
15 El que los del grupo de las “otras ovejas” son amigos de Dios y aun ahora Dios los ve en condición acepta de justicia relativa se hace claro también en la profecía de Jesús sobre ‘la señal de su presencia’, la cual incluye la ilustración de las ovejas y las cabras. Debido a que las “ovejas” hacen bien a los del resto de los 144.000 “hermanos” de Cristo que quedan en la Tierra, el Padre de Jesús los bendice y los llama “justos”. Al igual que Abrahán, se les cuenta como justos, o se les declara justos, como amigos de Dios. Su condición de justos también significará supervivencia para ellos cuando las “cabras” partan al “cortamiento eterno”. (Mateo 24:3–25:46.) ‘Saldrán de la grande tribulación’ que marcará el fin del sistema de cosas inicuo actual. (Revelación 7:14.)
Elevados a la perfección
16. ¿Cómo sabemos que a los de la grande muchedumbre no se les declara justos para la vida antes de la “grande tribulación”?
16 La “grande muchedumbre” que sobrevive a la “grande tribulación” todavía no ha sido declarada justa para la vida. Podemos comprender esto por el hecho de que el capítulo que los menciona pasa a decir: “El Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida”. (Revelación 7:17.) De modo que, aunque Dios anteriormente los habrá considerado justos en comparación con la humanidad en general, y como amigos suyos, necesitarán ayuda adicional, o que se tomen ciertas medidas, para que puedan ser declarados justos para vida.
17. a) ¿Qué significa la “curación de las naciones”? b) ¿Quiénes necesitarán que sus nombres sean escritos en “el libro de la vida”?
17 Durante el Milenio, el Cordero entronizado, Cristo Jesús, junto con sus 144.000 reyes y sacerdotes asociados, pondrá en vigor un programa para la “curación de las naciones” en sentido espiritual y físico. (Revelación 22:1, 2.) Dichas “naciones” estarán compuestas de los sobrevivientes de la grande tribulación, cualesquiera hijos que les nazcan a estos después del Armagedón, y los que regresen en “la resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.) Con el tiempo, los nombres de todos los que ejerzan fe en la sangre de Cristo y efectúen “obras” apropiadas serán escritos en “el libro de la vida”. (Revelación 20:11-15.)
18. ¿A qué condición habrán sido elevados los habitantes de la Tierra para fines del Milenio?
18 Para el fin del Reinado de Mil Años de Cristo, los habitantes de la Tierra que hayan mostrado que aceptan el sacrificio de Cristo y vivan en conformidad con las normas de Jehová habrán sido elevados a la perfección. (Revelación 20:5.) Serán como Adán antes de haber pecado. Al igual que en el caso de Adán, se someterá a prueba su obediencia.
“Gloriosa libertad” como “hijos de Dios”
19. a) ¿Qué ocurrirá inmediatamente después del Milenio? b) ¿Qué les sucederá a aquellos cuyo nombre no se halle escrito en “el libro de la vida”?
19 Inmediatamente después del Milenio, Cristo entregará a su Padre una raza humana perfecta. (1 Corintios 15:28.) “Satanás será soltado” para que la humanidad sea sometida a una prueba decisiva. (Revelación 20:7, 8.) En cuanto a cualesquiera que fallen bajo la prueba, sus nombres no ‘se hallarán escritos en el libro de la vida’. Simbólicamente serán “arrojados al lago de fuego”, que “significa la muerte segunda”. (Revelación 20:15; 21:8.)
20. a) ¿A quiénes declarará justos para la vida Jehová, y por qué? b) ¿De qué manera habrá cumplido su propósito el arreglo misericordioso de Jehová para la justificación?
20 Los nombres de los que resulten leales a Jehová serán escritos indeleblemente en el “libro de la vida”, por haber resultado perfectos en integridad y merecedores del derecho a la vida eterna en la Tierra. Jehová mismo entonces los declarará justos en sentido completo. (Romanos 8:33.) Habrán sido justificados para la vida eterna. Dios los adoptará como hijos terrestres suyos, y entrarán en la prometida “gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:20, 21.) Se habrá restaurado la paz y la armonía en el universo. Se habrá completado la reconciliación, con Dios, de “las cosas que están sobre la Tierra” y “las cosas que están en los cielos”. (Colosenses 1:20.) El misericordioso arreglo de Jehová para la justificación habrá cumplido su propósito. A la pregunta “¿Está usted en una buena posición ante Dios?”, cada criatura en el cielo y en la Tierra podrá contestar: ¡Sí!, y agregar: “Al que está sentado en el trono y al Cordero sea la bendición y la honra y la gloria y la potencia para siempre jamás”. (Revelación 5:13.)
Con relación a cómo ve Jehová a las “otras ovejas”...
◻ ¿Por qué no fue declarado justo Adán?
◻ ¿Hasta qué grado fueron declarados justos Abrahán y otros hombres y mujeres de antes de Cristo?
◻ ¿Los nombres de quiénes fueron escritos en el libro de recuerdo de Jehová?
◻ ¿Hasta qué grado se considera justas en la actualidad a las “otras ovejas”, y cuándo serán elevadas a la perfección estas personas?
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