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  • “Aborrezcan lo que es inicuo”... ¿Por qué?
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
w78 1/3 págs. 3-4

“Aborrezcan lo que es inicuo”... ¿Por qué?

“Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno. En amor fraternal ténganse tierno cariño los unos a los otros.”—Rom. 12:9, 10.

“SE ENTRETENÍA con pornografía.” De hecho, su sucio apartamento en Yonkers, Nueva York, estaba lleno de “basura pornográfica y embarrado de inscripciones y dibujos.” También obtenía mucho placer de leer recortes de periódicos que hablaban de sus espantosos crímenes.

¿Quién era este hombre? Era el que había confesado ser el “Hijo de Sam,” hombre de 24 años de edad cuya notoriedad había llegado hasta las mismas primeras planas de los órganos oficiales del Vaticano y la Rusia soviética. En 13 meses este asesino había dado muerte a seis jóvenes, cinco mujeres hermosas y un joven bien parecido, y había herido a otros siete. Una indicación de su extravagante fatuidad es su jactancia: “Yo solo mato a muchachas bonitas.”—Newsweek, 22 de agosto de 1977.

¿Pudiera haber alguna relación entre la clase de material que a este hombre le gustaba leer y su mentalidad enferma? Su jactancia en cuanto a matar solo a muchachas bonitas parece indicar que sí. Apoya también esta conclusión lo que la historia registra en cuanto al libertino francés marqués de Sade (1814 E.C.)... de cuyo nombre proviene la palabra “sadismo.” Él combinaba la pornografía con los crímenes sexuales. Arrestado repetidas veces por sus crímenes, de Sade pasó los últimos años de su vida en un asilo para dementes, tratando hasta el fin de hacer que los reclusos produjeran sus obras pornográficas y sádicas.

Es cierto que no pocas personas insisten en que la pornografía suministra entretenimiento innocuo. Por ejemplo, hace unos años una comisión nombrada por el presidente de los Estados Unidos llegó a la conclusión de que la pornografía no desempeña “papel significativo en causar daño social o individual.” Sin embargo, seis miembros de los 18 de esta comisión discreparon fuertemente. No se puede simplemente pasar por alto el hecho de que el gran aumento de material pornográfico ha estado acompañado de un aumento en las enfermedades venéreas, los nacimientos ilegítimos, abortos, violaciones y otros crímenes sexuales. De hecho, un investigador norteamericano que entrevistó a hombres que estaban en prisión por delitos sexuales descubrió que ellos testificaron que casi invariablemente se iniciaron en su derrotero descendente por leer detenidamente literatura pornográfica.

Bien se ha hecho la observación de que ‘la pornografía es violación o fornicación intelectual.’ Esta conclusión concuerda con lo que expresó Jesucristo en su Sermón del Monte: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio.’ Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.” Estas son las palabras de una persona que comprendía la naturaleza humana mejor que todo hombre que vivió antes de él o desde su tiempo.—Mat. 5:27, 28.

No es sin buena razón que la Biblia nos dice: “Odien lo que es malo.” (Sal. 97:10) De hecho, hace esto más fuerte todavía al amonestarnos así: “Aborrezcan lo que es inicuo.” (Rom. 12:9) Sí, “aborrecer” es una palabra más fuerte que “odiar,” así como “inicuo” es una palabra más fuerte que “malo.” “Aborrecer” proviene de una raíz que significa ‘erizarse, estremecerse, temblar,’ y está relacionada con la palabra “horror.” Por eso, el aborrecer lo que es inicuo es considerarlo con horror, con repugnancia, sentir aversión por ello, detestarlo y apartarse de ello.

¿Por qué debemos aborrecer esta clase de iniquidad? ¿Por qué debemos apartarnos de ella cuando alguien trata de hacer que la recibamos? Entre otras cosas, si acariciamos lo que es inicuo, de seguro nos causará daño tarde o temprano. No podemos evitarlo: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción.” (Gál. 6:7, 8) No podemos estar saludables moral o espiritualmente mientras nos alimentamos de veneno moral. Mientras más crasa sea la iniquidad, mayor es el daño.—Rom. 1:26, 27.

En segundo lugar, debemos querer aborrecer lo que es inicuo porque estorba el que tengamos buenas relaciones con otros. Hombres casados que gustan de la pornografía debilitan los lazos de ternura que los atan a sus esposas, pues eso en realidad es defraudar a sus esposas. La deslealtad en pensamiento a menudo es el primer paso hacia la infidelidad marital. El consejo sabio de Salomón de que los esposos se deleiten en sus esposas excluye el que se complazcan en la pornografía.—Pro. 5:15-20.

Es igualmente imperativo que los solteros aborrezcan esta clase de iniquidad. Solo así pueden ser sanas, edificantes, deleitables, verdaderamente amigables, sus relaciones con el sexo opuesto. No fue sin buena razón que el apóstol Pablo aconsejó repetidas veces al soltero Timoteo en armonía con esto: “Huye de los deseos incidentales a la juventud.” “Hazte ejemplo . . . en castidad.” “[Insta] a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” (2 Tim. 2:22; 1 Tim. 4:12; 5:1, 2) Para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, también tenemos que evitar contaminar a él o ella con lo que es malo.—Rom. 13:8-10.

Sin embargo, lo más importante de todo es que debemos aborrecer lo que es inicuo porque estorba el que tengamos buenas relaciones con nuestro Hacedor, Jehová Dios. En su Palabra, él repetidas veces recalca el hecho de que es un Dios santo, bueno, puro, un Dios justo. (Deu. 32:4; 1 Ped. 1:15, 16) No puede ver con aprobación lo que es inicuo.

Hoy la inmoralidad sexual es un instrumento que Satanás el Diablo está utilizando en escala grande para corromper a la humanidad y apartar de Dios y sus justos principios a la gente. Él utilizó esta trampa para desviar a ángeles de su heredad celestial. (2 Ped. 2:4; Jud. 6) Causó la muerte de 24.000 israelitas por esta misma trampa justamente antes de que ellos pudieran entrar en la Tierra Prometida. (Núm. 25:1-18) Y el que cristianos profesos cedan a esta trampa hoy día es una de las claras evidencias de que estamos viviendo en los predichos “tiempos críticos, difíciles de manejar.”—2 Tim. 3:1-5.

Por lo tanto, todos los que desean ser sabios, que aman a su prójimo como a sí mismos, y que quieren agradar a Dios, presten atención al consejo inspirado: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso . . . ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias.”—Efe. 5:3-12.

Llene la mente con las cosas que son verdaderas, justas, castas, amables, de buena reputación, virtuosas y dignas de alabanza. (Fili. 4:8) El proceder así servirá para protegerlo a usted de la trampa de la pornografía. Sí, como escribió el apóstol Pablo en Romanos 12:9: “Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno.”

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