Ponderando las noticias
Un científico y el creer en Dios
● Sir Isaac Newton, el científico inglés que vivió en los siglos 17 y 18, desarrolló el sistema matemático del cálculo, hizo descubrimientos importantes en cuanto a la naturaleza de la luz y las leyes de la gravitación. La “Encyclopædia Britannica” llama a su libro sobre “Principios matemáticos de filosofía natural” “una de las más importantes obras individuales en la historia de la ciencia moderna.” Recientemente, una nueva publicación intitulada “La religión de Isaac Newton” hace aun más claro el profundo respeto que este famoso científico le tenía a la Biblia como la Palabra de Dios. El intenso interés que manifestó en el Creador no se desarrolló en su vejez. Más bien, esto fue objeto de pensamiento e investigación para él desde su juventud en adelante.
Una reseña de este nuevo libro, publicada en la revista “Scientific American” (agosto de 1975), dice que “para Newton . . . había dos maneras de examinar el universo que Dios había hecho: una por medio del libro de la naturaleza, la otra por medio de las Escrituras.” Newton dio lo siguiente como su norma para estudiar cada una de estas cosas: “Siempre ha de hallarse la verdad en la simplicidad, y no en la multiplicidad y confusión de las cosas. . . . Él es Dios de orden y no de confusión.” (Vea 1 Corintios 14:33.) Los que se figuran que son de mente científica harían bien en pensar en eso cuando se inclinan a despedir como indigno de crédito el relato sencillo y directo de la creación que da la Biblia, incluso la creación de la primera pareja humana, su historia del origen del pecado y de la provisión de un rescate para la humanidad.
La reseña señala que Newton “rechazaba las sustancias sutiles de la Trinidad [la creencia no bíblica en tres Dioses coiguales en uno solo]. Su Dios todopoderoso estaba envuelto en palabras claras, las palabras de las Escrituras, y no en abstracciones filosóficas.” A principios de los años noventa del siglo diecisiete Newton produjo un manuscrito en el que se esforzó por demostrar que los pasajes trinitarios que había en la Biblia eran corrupciones de días posteriores del texto original. La investigación que se ha efectuado desde su día demuestra lo correcto que era su punto de vista, en particular en lo que toca a textos como 1 Juan 5:7, del cual hoy hasta en traducciones católicas se reconoce que contiene palabras espurias que se agregaron al original en un esfuerzo por suministrar apoyo a la doctrina de la Trinidad.
“La Iglesia está débil”
● La revista “Christianity Today” dijo: “La Iglesia está débil hoy porque los líderes espirituales no han entrenado a un cuerpo de creyentes para que hagan la misma clase de trabajo que ellos hacen.” Mencionó que Jesús “no enseña simplemente para dar a su pueblo un conocimiento bíblico superficial. Enseña con la mira de ‘multiplicar su ministerio.’ Entrena a los que a su vez entrenarán a otros.” Pero se reconoce que no existe tal entrenamiento entre los que van a las iglesias.
Además, en Bogotá, Colombia, la publicación “El Catolicismo” informó que líderes religiosos de España celebraron una conferencia en la cual consideraron la debilidad de las iglesias en contraste con los “éxitos” de los testigos de Jehová. Se convino en que las iglesias estaban demasiado ocupadas con asuntos seglares y no estaban comunicando verdades a otros. La conferencia hizo notar lo siguiente: “Quizá [las iglesias] descuiden con exceso lo que precisamente constituye la preocupación máxima de los Testigos: la visita domiciliaria, que entra dentro de la metodología apostólica de la Iglesia primitiva. Mientras las Iglesias, en no pocas ocasiones, se limitan a construir sus templos, tocar las campanas para atraer a la gente y a predicar en el interior de los lugares de culto, [los Testigos] siguen la táctica apostólica de ir de casa en casa y de aprovechar todas las ocasiones de testimoniar.”
No solo usan los testigos de Jehová el mismo método de visitar a la gente en sus hogares que usaron Jesús y sus apóstoles, sino que también imitan el método apostólico de entrenar a otros para que puedan impartir enseñanza bíblica. Jesús dijo a sus seguidores: “Hagan discípulos de gente de todas las naciones.” Un discípulo hace la misma clase de trabajo que su maestro.—Mat. 28:19, 20.