Fieles a Dios a pesar de persecución brutal
ESTA es la cuarta vez en años recientes que cristianos inocentes han sido hechos el blanco de persecución brutal en el país africano de Malawi. Como se informó en el número del 8 de enero de ¡Despertad! miles de testigos de Jehová a quienes, en 1972, se les permitió entrar en el país circunvecino de Mozambique después que la persecución depravada estalló en Malawi, han sido forzosamente repatriados a Malawi. Allí de nuevo han tenido que hacerle frente a horrible tratamiento de la clase más baja.
Sin embargo, esto no les viene debido a algún desafuero de parte de estos cristianos. En toda parte del mundo se conoce que los testigos de Jehová son ciudadanos muy observantes de la ley. Como hizo notar Guy Wright en el Examiner de San Francisco: “Uno los puede considerar como ciudadanos modelos. Pagan los impuestos diligentemente, atienden a los enfermos, batallan contra el analfabetismo.” Y es reconocido que entre ellos no hay los delitos y crímenes, la corrupción e inmoralidad que son tan generales en la Tierra hoy día.
Pero en Malawi, como en todo otro lugar, los testigos de Jehová se adhieren firmemente a su posición bíblicamente basada de neutralidad en asuntos políticos. Jesús dijo respecto a sus seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:14) Por lo tanto, en Malawi han rehusado comprar tarjetas de afiliación al partido político emitidas por el partido gobernante, el Partido del Congreso de Malawi, las cuales tarjetas tienen el retrato del Presidente Vitalicio de Malawi, el Dr. H. Kamuzu Banda, un presbítero de la Iglesia Presbiteriana. El negarse a hacer esto les ha acarreado terrible persecución, instigada en las categorías encumbradas del gobierno.
Permaneciendo firmes
El espíritu de estos Testigos malawianos ha resultado ser una fuente de gran estímulo tanto entre ellos como para sus hermanos y hermanas espirituales en otros países. Le han demostrado al mundo que en este decenio de los setenta realmente hay cristianos que retienen su fe en Dios a pesar de qué persecución brutal les sobrevenga.
Y muestra que están resueltos a que sea así la expresión de muchos Testigos malawianos que, al ser entrevistados, declararon: “Nunca transigiremos en nuestra fe en Dios aunque afrontemos la amenaza de muerte por manos de estos atacantes brutales.”
En realidad, un Testigo anciano de Malawi dijo al ser entrevistado: “Sabemos que Jehová debe tener un propósito al permitir que nos sucedan estas cosas. Estamos resueltos a aceptar lo que él permita hasta que se cumpla su propósito.”
El observador comentó: “Todos los Testigos, junto con sus jovencitos, parecían estar espiritualmente muy fuertes.” El entrevistador también informó que los superintendentes cristianos “no manifestaban temor de cosa alguna, antes bien estaban determinados a llevar a cabo su obra de pastoreo, venga lo que venga.”
¡Qué testimonio es su fe para todo el mundo! Durante todas las edades venideras en el nuevo orden de Dios, cuando se relaten los actos de los verdaderos cristianos en este tiempo del fin, ¡cuánto mérito se le atribuirá a su presente fiel proceder!
Huida a Zambia
Recientemente, cuando forzosamente hicieron que las decenas de miles de testigos de Jehová malawianos que habían estado viviendo en Mozambique volvieran a Malawi, miles de ellos huyeron a la cercana Zambia. Allí los refugiados acamparon en Sinda Misale en el distrito de Chipata, donde recibieron provisiones de auxilio, incluso alimento y medicina, de las congregaciones de los testigos de Jehová en las cercanías que se valieron de la oportunidad de ayudar. Unos 4.800 Testigos refugiados estaban acampados en la provincia al extremo oriental de Zambia cerca de la frontera de Malawi y se quedaron allí hasta fines de octubre.
Los visitantes al campamento quedaban asombrados ante la escena de tantísima actividad. Uno de ellos dijo: “Por todos lados había actividad. Algunos hermanos estaban marcando parcelas de terreno donde los que estaban llegando podrían edificar sus chozas, mientras que otros que ya habían recibido su asignación de terreno estaban ocupados en edificarlas. La parte del campamento que se había completado estaba ordenada y limpia.”
Este observador también notó a muchos Testigos —hombres, mujeres y niños de más edad— esparcidos en el matorral, ocupados en cortar palos y hierba para estas chozas. Las mujeres estaban recogiendo tierra negra que se usa para los pisos de las chozas.
Cuando los testigos de Jehová estaban descargando las provisiones de auxilio, se le preguntó al oficial que tenía a su cargo el campamento de los refugiados qué impresión le causaba todo esto. Dijo: “Esta gente me asombra mucho. Trabajan con tanto tesón y requieren muy poca supervisión. Estoy seguro de que si le dieran a esta gente una porción de terreno y le dijeran que la cultivara, podrían hacer un trabajo tremendo.”
También había evidencia de trabajo duro y disciplina en la clínica que se había establecido en el campamento. Allí se veía a los Testigos del personal médico cooperando con tres asistentes médicos del gobierno zambiano en atender a los enfermos. Se notó que los Testigos en el campamento estaban bastante fuertes y activos, aunque la mayoría de ellos estaban delgados como resultado de haber pasado muchos días sin comer en el matorral antes de llegar a Sinda Misale.
No transigen a pesar de sufrir
Se presentaron muchos informes en el campamento de Sinda Misale en los cuales contaron del sufrimiento de Testigos adultos así como de sus hijos a manos de los oficiales del Partido del Congreso de Malawi, de jóvenes y de policías.
Por ejemplo, el 28 de septiembre de 1975, seis Testigos, hombres y mujeres, fueron llevados a la sucursal de Chimutu del Partido del Congreso de Malawi en la zona de Lilongwe. Se les mandó comprar tarjetas del partido, pero todos rehusaron hacerlo. Entonces ataron a estos Testigos con sogas y los golpearon cruelmente.
En la aldea de Mkochi, una Testigo anciana fue golpeada severamente por los jóvenes porque rehusó comprar una tarjeta del partido político. A fuerza de los golpes le hicieron saltar un diente, y la dejaron tendida inconsciente.
Otra Testigo de edad avanzada, de la aldea de Mambala, informó que el 26 de agosto cuando llegó a casa de Mozambique con su hija preñada, los oficiales del partido insistieron en que compraran las tarjetas políticas. Al enterarse de que las dos mujeres rehusaban comprarlas, las ahuyentaron de la aldea. La Testigo mayor, junto con su hija preñada, continuaron durmiendo fuera de la aldea, bajo un árbol.
Después de unos días, se le cumplió el tiempo a la hija de dar a luz su bebé. La madre les preguntó a los aldeanos si le daban permiso para llevar a su hija a una de las casas para que diera nacimiento a su niño allí. Todos los aldeanos rehusaron dejarla hacer eso. El jefe de la aldea la ridiculizó, diciendo: “Pide a tu Dios Jehová que te envíe una escalera para que puedas llevar a tu hija al cielo y dé a luz a su criatura allá.”
La joven dio a luz a su criatura debajo del árbol mientras los aldeanos se quedaron observando. Inmediatamente después que se completó el parto, el jefe de la aldea acompañado de su gente ahuyentaron a la madre de la parturienta, dejando a esta y al recién nacido debajo del árbol.
Muchos refugiados en el campamento de Sinda Misale relataron muchos casos de maltrato parecido. No obstante, todos los informes mostraron que los que sufrían la persecución permanecían inmutables. Como dijo un observador: “Hasta entonces no se había recibido un solo informe de que alguien hubiese transigido a pesar de tantos relatos de persecución depravada.”
Aguante bajo prueba prolongada
Un informe que se hizo fue de cuatro Testigos varones que recientemente habían sido librados de una cárcel en Malawi. Estos cuatro, junto con otro Testigo, habían sido detenidos en prisión por un año y cinco meses antes de ser sujetados a juicio en junio de 1974. Durante todo ese período, los sometieron a varias formas de tortura en un esfuerzo por hacerlos renunciar su fe en Dios. Los sujetaron a palizas severas y repetidas y a largas sesiones de interrogación conducidas por oficiales. Se les pidió que dieran los nombres de compañeros cristianos, como los de superintendentes responsables. Sin embargo, guardaron silencio, negándose a traicionar a sus hermanos.
Entonces los oficiales de la prisión recibieron instrucciones de no darles nada de comer a los cinco Testigos por nueve días. También los encerraron en un cuarto oscuro y no les permitieron ver el sol o la luz por diecinueve días. Entonces fueron trasladados a otra celda, una celda muy sucia. Uno de los hombres murió de este maltrato, pero no transigió. Los otros cuatro dijeron que le oraron fervorosamente a Jehová y fueron fortalecidos para aguantar esta prueba.
En una ocasión los oficiales vinieron a las celdas de la prisión trayéndoles comida a los Testigos. Pero insistieron en que oraran en voz alta antes de comer. Puesto que los testigos de Jehová le dan gracias a Dios al tiempo de comer, lo hicieron. Sin embargo, inmediatamente después de la oración todos fueron acusados de ‘dirigir una sociedad ilegal.’ Esto se debió a que el Testigo que oró usó las mismas expresiones que usan los testigos de Jehová en todo otro lugar, una de las cuales es el nombre de Dios, Jehová.
En junio fueron llevados al tribunal y sentenciados a trabajo forzado muy duro. Pero cuando los oficiales de la prisión vieron que estos Testigos cumplían fielmente su trabajo duro, los pusieron a cargo de otros presos. Los oficiales de la prisión les cobraron mucho respeto a estos Testigos.
Además, se les dio a estos cuatro Testigos la libertad de hablar acerca de la Biblia con los otros prisioneros. Y el departamento de la prisión le facilitó al grupo el uso de diecinueve Biblias en el idioma chinyanja. El oficial encargado les dijo a los Testigos: “Queremos que usen estas Biblias para instruir a estos criminales aquí en la prisión para que ellos también lleguen a ser personas buenas como ustedes.” ¡Pronto se empezaron ocho estudios bíblicos, uno de ellos con el carcelero!
Por fin, a principios de octubre de 1975, los cuatro Testigos fueron soltados de la prisión. Se dirigieron a Zambia, al campamento de Sinda Misale, donde relataron sus experiencias. Durante todas las pruebas que les sobrevinieron, sentían que el poder fortalecedor de Jehová los apoyaba.
Permaneciendo firmes a pesar de más persecución
A fines de octubre, el gobierno de Malawi hizo arreglos para que estos miles de Testigos en el campamento zambiano fueran repatriados a Malawi. Así, los Testigos de nuevo tuvieron que encararse con la sádica crueldad que practica el Partido del Congreso de Malawi.
No obstante, a pesar de todo esto, los testigos de Jehová de Malawi permanecen firmes... hombres, mujeres y hasta niños jóvenes. Se han resuelto a nunca transigir respecto a lo que conocen que es correcto, lo que conocen que es la voluntad de Dios. Rehúsan cometer traición contra Dios por medio de transigir en su fe a él.
Así es que hoy se está escribiendo otro emocionante capítulo de fe en el país dictatorial de Malawi. Este toma su lugar al lado del registro de las muchas personas fieles de la antigüedad que se mencionan en la Biblia, en el capítulo 11 de Hebreos. Ese registro declara que hombres como Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y otros “por fe derrotaron reinos en conflicto, efectuaron justicia.” También hace notar que “otros fueron atormentados porque rehusaron aceptar la liberación por algún rescate,” es decir, por medio de transigir o renunciar a su fe en Jehová Dios.
Este mismo capítulo de Hebreos también relata: “Otros recibieron su prueba por mofas y azotes, en verdad, más que eso, por cadenas y prisiones. Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron asesinados a espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento; y el mundo no era digno de ellos.”—Heb. 11:32-38.
El capítulo 12 vs. 1 de Hebreos, versículo 1, llama a estas personas fieles “tan grande nube de testigos.” La “grande nube de testigos” ahora ciertamente incluye a esos cristianos del país de Malawi que demuestran la misma clase de fe en Dios. Si bien puede ser que algunos mueran, y muchos otros sufran maltrato salvaje, los fieles cristianos de Malawi se han resuelto a no dejar que Satanás el Diablo y sus agentes aquí en la Tierra destruyan su fe. Y reciben consuelo de la garantía de que, aunque mueran por su integridad a Dios, pueden “alcanzar una resurrección mejor,” sí, una resurrección con la perspectiva de vida eterna.—Heb. 11:35.
Además, estos cristianos aprecian el hecho de que, así como Jehová permitió que le sobreviniera persecución a los que lo adoraban en el pasado, como en el caso de Job, así Él lo permite hoy, y lo permitirá hasta que llegue Su tiempo para ponerle fin al mundo de Satanás. Y aunque, como en el caso de Job, el período de prueba parezca prolongado, los testigos de Jehová de Malawi confían en que, como sucedió en el caso de Job, el resultado final será completamente satisfactorio, que compensará a grado superlativo por cualquier daño que reciban actualmente de la persecución brutal.—Job 1:9-12; 2:3-7; 42:12-17.
Ya dentro de poco se ejecutarán los juicios de Dios contra este sistema de cosas satánico. Dios librará la Tierra de la iniquidad y de la gente inicua y así despejará el camino para los ‘nuevos cielos y nueva tierra’ que él ha prometido. (2 Ped. 3:13) Los enemigos de Dios y los que persisten en oponerse a su pueblo “partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.”—Mat. 25:44-46.
Se ve pues, que aunque los testigos de Jehová de Malawi están sufriendo terrible persecución por su fe, y solo por su fe en Dios, tienen la garantía firme de Dios de que serán recompensados con la oportunidad de vida eterna en su nuevo orden. Por esta razón pueden regocijarse, puesto que confían en que “la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”—1 Ped. 1:6, 7; Sal. 37:10, 11, 28, 29.