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  • ¿Instituyó Cristo la misa?
    La Atalaya 1954 | 1 de abril
    • sea sucesor, deberían haber sido excomulgados, porque ninguno de ellos hizo tal distinción; en realidad, ni siquiera reconocieron una distinción de clérigos y legos, sino que apreciaron que “uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.” (Mat. 23:8, NC) No sólo eso, sino que aun Cristo Jesús hubiera estado sujeto a la excomunión, puesto que él administró tanto la copa como el pan a los once apóstoles, después que Judas se fué.

      En vez de que Cristo instituyera la misa, o que ella encuentre su precedente en los sacrificios de la Ley, los hechos muestran que la misa es de origen pagano. Según el cardenal Newman, kirie eleison, “¡Señor, ten piedad de nosotros!,” las cuales palabras, puestas en música, comienzan el primer movimiento de la misa de la Iglesia católica romana, son de origen pagano y han sido “santificadas por su adopción en la Iglesia.”—An Essay on the Development of Christian Doctrine, página 373.

      La característica incruenta del sacrificio de la misa se remonta hasta la antigua Babilonia. (The Two Babylons, Híslop, páginas 156-158) Las hostias usadas en la misa tienen que ser redondas. Aquí de nuevo no hay nada en las Escrituras que apoye este requisito, pero sí encontramos un precedente en el antiguo Egipto. Dice Wílkinson, en su obra Egyptians, vol. 5, página 353: “La delgada tortita redonda aparece en todos los altares” y era un símbolo del sol. El requisito de que la persona tiene que haber ayunado desde medianoche hasta el tiempo de la misa tampoco encuentra apoyo en las Escrituras, porque los apóstoles acababan de comer la pascua cuando Jesús les ofreció el pan y el vino. (Mat. 26:26) Pero tal costumbre sí predominaba en tiempos antiguos entre los pueblos paganos.

      El tratar de injertar tales enseñanzas y prácticas paganas resulta en muchas inconsistencias, como ya hemos visto. Dos más de ellas pueden notarse. Cristo Jesús es el sumo sacerdote. (Heb. 8:1) No obstante en la misa está a la disposición de todo sacerdote católico. Según la enseñanza católica Cristo Jesús es un miembro de un Dios trino y uno, de la trinidad, ¡lo cual significaría que en la celebración de la misa la gente se está comiendo a su Dios!

  • Amenazas no pudieron intimidar a “oveja”
    La Atalaya 1954 | 1 de abril
    • Amenazas no pudieron intimidar a “oveja”

      AL ESFORZARSE por luchar contra la verdad, las fuerzas del error siempre recurren a amenazas de daño de alguna clase u otra. Pero cuando los hombres de buena voluntad obtienen conocimiento y entendimiento de los propósitos de Jehová, dichas amenazas se hacen en vano. Algo que sirve para ilustrar que así sucede es la siguiente experiencia relatada por un representante viajero de la Sociedad Watch Tówer en Quebec.

      “En San Luis de Gonzaga vivía un católico muy devoto que jamás faltaba a la misa y comunión los domingos aunque vivía a tres millas de la iglesia. Hace aproximadamente un año, o a fines de 1952, asistió a mi discurso público en Sta. Germain, a unas doce millas de San Luis. Previamente había obtenido una Biblia, y esa noche, aunque todavía bastante temeroso, se suscribió a La Atalaya y ¡Despertad! y obtuvo otras ayudas de estudio bíblico. Había comenzado a leer su Biblia y ahora estudiaba las publicaciones de la Sociedad que explican la Biblia. Incidentalmente, él había dicho al misionero testigo, de quien había obtenido la Biblia, que no volviera a visitarlo ya que él era católico. Sin embargo, un mes después que hubo asistido al discurso en Sta. Germain se le invitó a asistir a una asamblea de testigos de Jehová en Trois Rivieres. Hizo esto y como resultado regresó con tal gozo y convicción de que era la verdad que se puso firmemente de parte de la verdad y comenzó a predicar lo que había aprendido.

      “Inútil es decir que pronto se esparció por toda su aldea de unas 150 familias la noticia concerniente a que había cambiado su religión. Fué un gran golpe para muchos y especialmente para el sacerdote y aquellos de sus amigos que eran todavía católicos tan devotos como él lo había sido. Pero no todos se escandalizaron. Muchos tuvieron curiosidad y quisieron oír acerca de su nueva religión, algunos hasta viniendo desde veinte millas para oírlo. Obtuvo una cantidad de discusiones bíblicas grabadas en francés, las cuales él tocó para sus visitantes, a veces teniendo hasta diez personas escuchando. Ha colocado Biblias y ayudas bíblicas con la gente.

      “Este joven tiene un aserradero y una herrería en su hacienda y a veces alquila hombres para que trabajen para él. Como es soltero él mismo prepara la comida para sus hombres, y mientras lo hace durante la hora del almuerzo él hace que uno de los hombres lea la Biblia a los demás. El que estaba haciendo esto, el mejor lector del grupo, también era un cantante de la iglesia, y se interesó tanto que pidió que el joven soltero condujera un estudio bíblico en su casa, el cual estudio pronto tuvo aumento cuando un vecino de enfrente comenzó a asistir a él.

      “Cuando visité al grupo la semana pasada, para sorpresa mía este joven soltero ahora era el hermano R—, un testigo de Jehová. Con sonrisa y entusiasmo del Reino él dijo: ‘Tendría mucho gusto en que usted viniera y pronunciara un discurso público en San Luis, porque tengo muchos amigos a quienes les gustaría oírlo.’ Se hicieron arreglos inmediatamente para un discurso que se habría de presentar el jueves por la noche en el hogar del cantante con quien el hermano R— tenía el estudio bíblico. Empleamos todo el día visitando e invitando a todos los que él pensaba que vendrían, y once de ellos vinieron.

      “Durante mi discurso repetidamente expresaron aprecio de lo que oían. Mientras éstos estaban muy felices, había otros que no estaban tan felices, porque a las veintidós horas alguien tocó a la puerta. Era el alcalde de San Luis, quien quería que el señor de la casa saliera porque quería hablarle. El alcalde estaba acompañado de otros cinco señores, uno de los cuales era el Inspector de Colonización, que vino de Sta. Justina, a unas veinte millas de distancia, a solicitud del alcalde. Este inspector le dijo al señor de la casa que echara a los testigos de Jehová de la casa, advirtiéndole que si no lo hacía sería denunciado y podría perder su casa ya que él era un colono en propiedad del gobierno.

      “El señor de la casa contestó: ‘Ojalá que ustedes entraran y oyeran el discurso; es la mejor cosa que he oído en mi vida.’ Rehusaron y por eso él les dijo: ‘Lo siento; jamás he echado a persona alguna de mi casa y no pienso comenzar esta noche. Estas personas son invitados míos.’ Finalmente los hombres, no pudiendo intimidarlo, se fueron silenciosamente. Comprensiblemente, después de este incidente las personas que había en la casa estaban un poco nerviosas, pero continué hablándoles acerca de la persecución y acerca de la ayuda de Jehová si continuaban estudiando la Biblia con los testigos de Jehová, y pronto estuvieron tan entusiasmadas como durante mi primer discurso. Por supuesto, el hermano R- continuará estudiando con estas personas.

      “Todo este interés es el resultado del trabajo que como fundamento hizo un hermano misionero que durante los pasados ocho o nueve años ha estado yendo a las puertas paciente y bondadosamente, aun cuando se le decía que no volviera. Debido a su perseverancia en el trabajo de puerta en puerta muchas personas ahora están escuchando y conversando de la verdad.”

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