¿Obrará usted en armonía con la verdad?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Luxemburgo
“NO, GRACIAS. Tenemos nuestra propia religión.” “Estamos conformes con ella.” “Estamos satisfechos con nuestra iglesia y preferimos permanecer tal como estamos.”
Las personas frecuentemente ofrecen objeciones como éstas cuando alguien llama a su puerta para considerar la Biblia con ellas. Esto podría dar la impresión de que las religiones del mundo realmente satisfacen las necesidades que sus miembros tienen de recibir conocimiento de Dios, y de guía en su vida.
Sin embargo, en años recientes, enormes cantidades de personas han expresado su descontento con el comportamiento de las iglesias de la cristiandad. Por ejemplo, la Iglesia Católica Romana, ha sido ásperamente criticada en años recientes; y esto aun en zonas donde el catolicismo ha dominado por siglos. Considere a Luxemburgo como ejemplo.
En el pasado la gente de este pequeño país de Europa occidental consideraba muy seriamente su adoración. Hablaba con mucha reverencia de su sacerdote como “Señor,” y se consideraba un gran honor el que se le confiara cualquier servicio para el pastor. Pero las cosas han cambiado hoy día.
En el transcurso de una consideración bíblica un hombre le dijo a un misionero testigo de Jehová: “Realmente, no estoy de acuerdo en absoluto con nuestra Iglesia Católica y lo que se practica en ella. Nuestra iglesia ha llegado a una situación que tiene muy poco que ver con la ideología del cristianismo verdadero. ¡Yo soy uno de los que ya no oyen misa!”
El número menguante de sacerdotes es causa especial de preocupación. En 1900 Luxemburgo tenía un sacerdote por cada 580 personas; pero a principios de los años 1970 el promedio había disminuido a un sacerdote por cada mil, y, en algunas zonas a uno por cada 2.000.
Una razón importante de esto es la indiferencia de la juventud de Luxemburgo hacia la vida clerical y hacia la religión en general. Hace algunos años este sentimiento salió a relucir cuando en la escuela secundaria se cambió la instrucción religiosa de materia obligatoria a voluntaria. Tan pronto como el asunto se hizo público, diecinueve de veintisiete estudiantes en Diekirch se levantaron de sus asientos y salieron del aula. Uno de ellos le dijo al profesor: “No nos verá más en su clase de instrucción religiosa.”
Un cuestionario revelador
Tal como era de esperarse, estos desenvolvimientos comenzaron a preocupar al obispo de Luxemburgo. En 1970 él envió una carta a todos los habitantes del país de dieciséis años de edad para arriba, invitando tanto a los católicos como a los no católicos a expresar crítica constructiva y a ofrecer sugerencias para mejorar. La carta señalaba que la gente pronto recibiría un cuestionario que ayudaría a la Iglesia a recopilar la opinión pública sobre una amplia variedad de temas. Esta información serviría como base para las discusiones en un sínodo venidero (una asamblea de los principales sacerdotes del país).
Para febrero de 1971 se habían enviado más de un cuarto de millón de cuestionarios. Tal cosa no había tenido precedente en la historia de Luxemburgo. ¿Qué reveló el cuestionario?
Entre otras cosas, se notó que solo 50.505 de los católicos que respondieron (el 63 por ciento) creían que Dios tenía un propósito para el mundo y la humanidad. Por otra parte, 18.549 pensaban que ‘Dios parece estar muy lejos y tiene poco que ver con mi vida personal,’ y 27.442 reconocieron no tener ningún propósito en la vida. Según el diario Tageblatt, el cuestionario reveló además que “casi uno de cada tres católicos piensa que la Iglesia de Luxemburgo favorece demasiado a los ricos y poderosos y se preocupa muy poco en cuanto al hombre común y los pobres.”
Los resultados también demostraron que, mientras que 53.891 creían que la educación de los hijos para la vida cristiana futura es la responsabilidad de los padres, 38.333 pensaban que su conocimiento de la religión era inadecuado. ¿Podría ser esta una razón por la que los jóvenes de Luxemburgo se interesan tan poco en la religión? ¿Pueden los padres que carecen de la información básica acerca del cristianismo edificar una fe firme en su prole?
¿Podría el sínodo de Luxemburgo salir con soluciones para estos y otros problemas que aquejan a la iglesia católica aquí?
El sínodo una desilusión
Hasta la fecha el sínodo ha sido una desilusión. Para comienzos de 1974 se habían asignado nueve comités y se habían impreso 700.000 páginas en las oficinas del Secretario General. ¿Con qué resultado? Raymond Streveler, que representó al comité sobre “Fe y Evangelismo,” resumió los resultados de ese comité con el refrán francés: “Qui trop embrasse, mal étreint” (“El que mucho abraza, poco aprieta”), indicando que el tema era tan extenso y abarcador que nunca podría aportar soluciones a problemas específicos.
Otros comités, también, experimentaron dificultades en sus etapas iniciales de trabajo. Por lo tanto, la esperanza para un resultado prometedor del sínodo de Luxemburgo, es escasa. El Secretario General, el profesor Paul Weber, calcula que, al paso actual, puede prolongarse por otros diez años.
Una trampa peligrosa de evitar
La situación religiosa en Luxemburgo es típica de la de todo el mundo. La gente en todas partes se está enfrentando cara a cara con la verdad de que las religiones de la cristiandad no han satisfecho las necesidades espirituales de su pueblo. Pero, ¿los impulsará a obrar esta verdad? Es en esto donde surge una trampa peligrosa. ¿Cuál es ésta?
¿Ha observado el lector, que cuando se trata de tradiciones y costumbres antiguas, muchas personas muestran una señalada renuencia a cambiar? Es típico el comentario de un monje de un bien conocido monasterio en Luxemburgo:
“Sé que mi iglesia contradice a la Biblia en muchos puntos, y que las condiciones en mi iglesia están muy mal, pero estoy resuelto a apegarme a mi iglesia. Un capitán no abandona un barco que se hunde.”
Un muchacho explorador dio una respuesta parecida, diciendo: “No sería un verdadero domingo para mí si yo faltara a la misa dominical.”
Actitudes como ésas son comunes por todo el mundo. La fuerza del hábito, y la lealtad a las tradiciones profundamente arraigadas mantienen a cientos de millones de personas sujetas a sistemas religiosos que saben que no están enseñando o practicando la verdad. ¿Permitirá usted que sentimientos de esa índole impidan que obre en armonía con lo que usted sabe que es la verdad? Seguramente eso sería una trampa peligrosa. ¿Por qué?
En primer lugar porque una actitud así no agrada a Dios. A la antigua nación de Israel que se aferró a la falsedad, el profeta Jeremías escribió: “Una situación pasmosa, aun una cosa horrible, se ha hecho que esté en el país: Los profetas mismos realmente profetizan en falsedad; . . . Y mi propio pueblo así lo ha amado.”—Jer. 5:30, 31.
Con respecto a esta “cosa horrible,” Dios preguntó: “¿No debo yo pedir cuentas a causa de estas mismísimas cosas? . . . o en una nación que es así ¿no debe vengarse mi alma?” (Jer. 5:29) La profecía bíblica indica que Dios pronto llevará a cabo un “pedir cuentas” de todos los sistemas de adoración que no se amoldan a su Palabra. (2 Tes. 1:6-9) ¿Cómo le irá a usted entonces? Eso depende de si usted obra ahora o no en armonía con lo que sabe que es la verdad.
¿Qué hará USTED?
¿Qué es lo que una persona tiene que hacer cuando se da cuenta de que la iglesia a la que pertenece no está en armonía con la verdad bíblica? En vez de aferrarse a ella con un sentido de lealtad equivocado, los amadores de la verdad hacen bien en imitar los ejemplos de personajes bíblicos como Rut la moabita y los apóstoles y otros discípulos de Jesús quienes, una vez que comprendieron que su modo de adorar no agradaba al Creador, lo abandonaron a favor de la adoración verdadera. (Rut 1:16, 17; Gál. 1:14, 21-24; 1 Ped. 1:18) ¿Obrará usted en armonía con la verdad como lo hicieron ellos?
El hacer eso requiere un estudio cuidadoso de la Biblia de su parte, porque Jesús dijo: “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:24) La adoración que es aceptable a Dios debe ser ‘con la verdad’ es decir, debe estar en armonía con la verdad que se declara en la Palabra de Dios. El examinar las Escrituras también revela cómo Dios pronto pondrá fin a la iniquidad en toda la Tierra, y cómo su gobernación del Reino pronto implantará un nuevo orden de justicia en el cual la paz y la abundancia en un paraíso restaurado por toda la Tierra será el destino común de la familia humana.—Dan. 2:44; Sal. 37:10, 11; Mat. 5:5.
Las noticias gozosas que contiene la Biblia están satisfaciendo el hambre espiritual de la gente por todo el mundo hoy día. Considere, por ejemplo, esta experiencia de un hombre en Luxemburgo:
“Mis padres eran católicos, de modo que, siguiendo la costumbre habitual, también fui bautizado católico. Sin embargo, a medida que crecía, dejó de satisfacerme la religión de mis padres. En la iglesia siempre había el mismo procedimiento, pero como yo solo era un muchacho de catorce años nunca se contestaron mis preguntas acerca de los problemas mundiales, así es que aunque estaba registrado como católico, como lo está la mayoría de la gente aquí, dejé de asistir a la iglesia.”
Desilusionado, este hombre por un tiempo llegó a envolverse con el comunismo. Pero en una visita a Alemania oriental una sola mirada a la Muralla de Berlín le hizo ver la falta de sentido de todo ese sistema. Él sigue diciendo:
“Aproximadamente en ese tiempo conocí a mi futura esposa y nos casamos. Algunos de sus parientes estaban estudiando con los testigos de Jehová, así es que me puse en comunicación con el mensaje de ellos. Finalmente mis muchas preguntas fueron contestadas satisfactoriamente. Ni la religión falsa ni el comunismo pudieron darme la preciosa posesión que tengo hoy día, a saber, el conocimiento de la verdad de que solo el reino de Dios solucionará todos los problemas humanos en el futuro cercano. Solo por medio de un conocimiento de la Palabra de Dios uno puede ser verdaderamente libre, y ninguna muralla del mundo puede hacer frente a o retener este poder del Reino. Aquí entre el pueblo de Dios he hallado la fuente del gozo verdadero, que brota de la muy importante ley del amor.”
¿Se ha enfrentado usted a la verdad de que las religiones de la cristiandad no han cumplido su responsabilidad tanto con Dios como con el hombre? Si es así, debe tomar una decisión importante. ¿Se aferrará a un sistema religioso que obviamente no está en armonía con la verdad bíblica? U ¿obrará según el mandamiento de las Escrituras concerniente a “Babilonia la Grande,” el imperio mundial de la religión falsa: “Sálganse de ella, pueblo mío”? (Rev. 18:4) Al tomar su decisión tenga presente lo que está escrito en Santiago 1:22: “Asegúrense de que obren en armonía con el mensaje, en vez de solamente escuchar; porque eso sería engañarse a ustedes mismos.”—The New English Bible.
[Ilustración de la página 8]
BABILONIA LA GRANDE