BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g85 8/10 págs. 22-23
  • Los credos... ¿ocupan algún lugar en la adoración verdadera?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Los credos... ¿ocupan algún lugar en la adoración verdadera?
  • ¡Despertad! 1985
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿Usaron credos Jesús y los apóstoles?
  • Cómo probar que “creo”
  • Desarrollo de la Trinidad en los credos
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
  • ¿Deberíamos creer en la Trinidad?
    ¡Despertad! 2013
  • Un concepto confuso de Dios
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
  • Parte 4—¿Cuándo y cómo se produjo la doctrina de la Trinidad?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1992
Ver más
¡Despertad! 1985
g85 8/10 págs. 22-23

El punto de vista bíblico

Los credos... ¿ocupan algún lugar en la adoración verdadera?

“CREO en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo [...]”

¿Reconoce usted estas palabras? Millones de católicos y protestantes recitan este rezo, o ciertas versiones del mismo que difieren ligeramente, como declaración o afirmación de sus creencias religiosas. Conocido comúnmente como el Credo de los Apóstoles, este, al igual que otros credos, como el credo atanasiano y el credo niceno, ha ocupado un lugar importante en la adoración pública de las iglesias de la cristiandad.

En vista de esto, surgen las siguientes preguntas: ¿Son los credos esenciales para la fe y unidad cristiana? ¿Los recitaron Jesucristo y los apóstoles? ¿Se hace mención de ellos en la Biblia?

Algunas obras de consulta de uso general, como la Encyclopædia of Religion and Ethics (Enciclopedia de religión y ética), de Hastings, y la Cyclopedia (Enciclopedia) de McClintock & Strong, nos dicen que los credos eclesiásticos, según los conocemos hoy día, tuvieron su origen en las confesiones bautismales que se usaban en las iglesias primitivas. Los candidatos tenían que recitar algún tipo de resumen formal de los credos para demostrar que por lo menos habían aceptado las creencias fundamentales. Existían muchas de estas confesiones, y las iglesias de diferentes zonas tenían sus propias versiones. No fue sino hasta el siglo IV que ciertos credos se hicieron más prominentes que otros.

En vista de estos antecedentes, se ve claramente que los credos se usaban como medio para definir las creencias de una iglesia, para distinguirla de las demás iglesias. Varios credos se desarrollaron a medida que se adoptaron cambios doctrinales. Por ejemplo, en el Concilio de Nicea, la afirmación de que el Hijo era ‘consubstancial’ al Padre se incorporó a un credo bautismal ya en existencia. También en el Concilio de Constantinopla se añadió otra afirmación de que el espíritu santo es ‘adorado y glorificado junto con el Padre y el Hijo’.

Es interesante notar que aunque los credos se desarrollaron a través de largos períodos de tiempo, según Avery Dulles, de la Universidad Católica de América, “probablemente no ha habido ningún período en la historia que haya visto un mayor florecimiento de nuevas fórmulas de credos como el nuestro”. Hoy día, entre las iglesias de la cristiandad, “hay más de 150 credos y confesiones que son reconocidos oficialmente”, dice la Encyclopædia Britannica.

¿Usaron credos Jesús y los apóstoles?

La noche antes de sufrir, Jesucristo pidió en oración a su Padre celestial lo siguiente respecto a sus discípulos: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad”. (Juan 17:17.) Pedía en oración que sus discípulos fueran santificados, o separados. Pero ¿hizo referencia a algún código o credo escrito? ¡No! Más bien, mostró que lo que Dios había dicho, según se registra en la Biblia, los separaba de otras personas.

Al considerar el asunto de la oración, Jesús dijo: “No digas las mismas cosas repetidas veces”. (Mateo 6:7.) Puesto que Jesús desaprobó el repetir oraciones escritas o aprendidas de memoria, ¿no sería razonable también pensar que él desaprobaría que se recitaran credos en la adoración pública? El hecho es que en ninguna parte de la Biblia hallamos referencia alguna que muestre que Jesús utilizó, o instruyó a alguien a utilizar, credos en la adoración. “Dios es un Espíritu —dijo él—, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:24.)

¿Qué hay, pues, del Credo de los Apóstoles? Debido a su nombre, muchas personas creen que realmente los apóstoles de Jesucristo lo redactaron. De hecho, hasta hay quienes afirman que cada uno de los apóstoles aportó una oración cuando se compuso este credo.

Sobre este punto, el profesor G. C. Stead escribió en la publicación The Expository Times: “Alguien que haya leído algo extensamente en la literatura cristiana de la era primitiva llegará de seguro a una conclusión diferente”. Afirma que si hubiera habido en existencia un credo que los apóstoles hubieran compuesto y aprobado formalmente, sería difícil explicar por qué había en existencia en las iglesias primitivas muchísimas ‘confesiones’ y ‘declaraciones de fe’ diferentes. El hecho es que “en ninguno de los escritos que quedan de antes de 340 E.C. se puede hallar declaración alguna de la creencia cristiana que contenga palabras que concuerden aproximadamente con el Credo de los Apóstoles”.

La Biblia, en el Hch capítulo 15 del libro de Hechos, sí habla acerca de un concilio de apóstoles y hombres de mayor edad que se celebró en Jerusalén. Pero esa reunión no fue con el propósito de formar ni enmendar ningún credo, sino para considerar si era necesario que los cristianos gentiles se circuncidaran, o no.

Cómo probar que “creo”

Invariablemente, las palabras de apertura de un credo son: “Creo”, o: “Creemos”. Esta expresión se traduce de la palabra latina “credo”, de la cual se deriva la palabra hispana “credo”. Pero ¿prueba la repetición de tales palabras que uno realmente cree?

En su famoso Sermón del Monte, Jesús declaró: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Además, él condenó a los religiosos de sus días por apoyarse en las tradiciones de los hombres. (Mateo 7:21; 15:8.)

¿Qué aprendemos de estas palabras de Jesús? Que a la vista de Dios es inútil que alguien meramente repita lo que afirma creer. En lugar de ello, el ‘hacer la voluntad del Padre de Jesús’ es lo que resultará en que uno tenga la aprobación de Dios.

Para conocer cuál es la voluntad de Dios, uno debe dirigirse a la Biblia y estudiarla diligentemente. Así, en vez de memorizar credos o repetirlos, debemos hacer lo que Jesús dijo en oración a su Padre: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)

[Ilustración en la página 23]

Creo... Creo...

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir