¿Merece su confianza el liderato humano?
DURANTE el año de 1974 hubo dramáticos cambios gubernamentales en varios países por toda la Tierra. El comentarista de noticias Howard K. Smith, de la American Broadcasting Company, hizo notar que un “rasgo distintivo singular” de 1974 “fue la epidemia . . . de líderes caídos.”
Entre los países en que se vio esto estuvieron la Argentina, Etiopía, Francia, la Gran Bretaña, Israel, Italia, el Japón, Portugal, Alemania Occidental y los Estados Unidos de Norteamérica. Una bien conocida revista noticiera declaró: “Por lo menos algunos de los cambios en liderato nacional reflejaron un inquieto buscar de figuras que pudieran guiar al mundo dentro de un futuro que parecía una cuestión más tenebrosa, más peligrosa, de lo que había parecido por algunos años.”—Time, 6 de enero de 1975.
En tiempos pasados, no ha sido raro ver a los líderes permanecer en el poder por años. Sin embargo, en un solo año —1974— muchos líderes cayeron de sus posiciones de poder. Por eso, bien se pudiera preguntar: ¿Merece mi confianza el liderato humano?
¿QUÉ HAY DE LA MOTIVACIÓN HUMANA?
No hay duda de que muchos hombres que han entrado en la vida política lo han hecho con intenciones nobles. Sin embargo, muchas veces ha habido líderes humanos que han tenido motivos ocultos. Por ejemplo, Adolfo Hitler estafó enormes cantidades de dinero de los obreros alemanes, según William L. Shirer, que escribió lo siguiente en The Rise and Fall of the Third Reich:
“Todo alemán, o por lo menos todo obrero alemán, dijo él, debería ser dueño de un automóvil, tal como en los Estados Unidos. . . . Hitler decretó que se construyera un automóvil para él venderlo por solo 990 marcos... 396 dólares al tipo de cambio oficial. . . .
“Puesto que la industria privada no podía producir un automóvil por 396 dólares, Hitler ordenó que el Estado lo construyera y encargó el proyecto al Frente del Trabajo. . . . El Frente del Trabajo presentó un capital de cincuenta millones de marcos. Pero ése no fue el principal financiamiento. El ingenioso plan del Dr. [Robert] Ley fue que los obreros mismos suministraran el capital por medio de lo que llegó a conocerse como un plan de compra a plazos de ‘pague primero y obtenga más tarde’... cinco marcos a la semana, o si un obrero pensaba que podía permitirse el lujo de ello, diez o quince marcos a la semana. Al haber pagado 750 marcos, el comprador recibía un número de pedido que le daba derecho a un automóvil tan pronto como pudiera producirse. ¡Pobres trabajadores, pues ni un solo automóvil se produjo jamás para ningún cliente durante el Tercer Reich! Los jornaleros alemanes pagaron decenas de millones de marcos, de los cuales jamás se les reintegró un solo pfennig.” Cuando comenzó la II Guerra Mundial, esta fábrica de automóviles recién construida “se puso a fabricar artículos más útiles al Ejército.”
Un líder humano también puede volverse contra sus asociados políticos y puede hacer que la gente en general sufra muchísimo. Por ejemplo, considere a José Stalin, dictador de la Unión Soviética de 1929 a 1953. Dice The World Book Encyclopedia: “Stalin rigió por el terror durante la mayor parte de sus años como dictador. No permitió que nadie se opusiera a sus decisiones. Stalin ejecutó o encarceló a la mayoría de los que lo habían ayudado a subir al poder porque temía que amenazaran su régimen. También fue responsable de la muerte de millones de campesinos soviéticos que se opusieron a su programa de agricultura colectiva (control gubernamental de las granjas).” Cuando Stalin transfirió al Estado el control de las granjas, el equipo agrícola y el ganado, los agricultores trataron de resistir destruyendo aproximadamente la mitad del ganado del país y una gran parte de la producción. “Como castigo,” dice esta obra de consulta, “Stalin envió al exilio aproximadamente un millón de familias. La destrucción del ganado y el grano causó extensa inanición. La economía avanzó, pero al costo de millones de vidas.”
Muy verídicamente las Santas Escrituras declaran: “Cuando los justos están en el poder, se llena de gozo el pueblo; cuando los impíos toman las riendas del gobierno, el pueblo tendrá que gemir.” (Pro. 29:2, Sagrada Biblia, Ed. Herder) Ciertamente, con el tiempo las acciones de un líder pueden demostrar que no merecía la confianza del pueblo.
UN SUCESO RESULTANTE QUE SOCAVA MÁS LA CONFIANZA
Aparentemente algunos líderes humanos se han creído invencibles. Para ilustrar: El rey Esar-hadón de la antigua Asiria declaró en una inscripción: “Soy poderoso, soy todopoderoso. Soy un héroe, soy gigantesco, soy colosal.” Sin embargo, ese monarca no pudo evitar una cosa, la muerte. “Hay un suceso resultante con respecto a los hijos de la humanidad y un suceso resultante con respecto a la bestia, y ellos tienen el mismo suceso resultante,” dicen las Escrituras. “Como muere el uno, así muere la otra . . . Todos procedentes del polvo han llegado a ser, y todos están volviendo al polvo.”—Ecl. 3:19, 20.
No se puede negar que todos los líderes humanos son criaturas moribundas. Ninguno puede salvarse, ni salvar a otra persona, del suceso resultante de la muerte. Por consiguiente, la Biblia da este sano consejo: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu [fuerza vital], él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.” (Sal. 146:3, 4) Ningún líder humano es inmortal. Su cuerpo muerto se desintegra finalmente y regresa al suelo, del cual fue tomado originalmente el hombre. (Gén. 2:7; 3:19) El suceso resultante de la muerte socava la confianza en el liderato humano, si ninguna otra cosa lo hace.
POR QUÉ EL LIDERATO HUMANO TIENE QUE FRACASAR
Hay razones fundamentales por las cuales el liderato humano tiene que fracasar. Entre otras cosas, el Creador de la humanidad dice: “No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.” (Jer. 10:23) Pero los líderes humanos han estado tratando de dirigir sus pasos mientras pasan por alto a Dios y su Palabra, la Biblia. Sin embargo, las condiciones mundiales dan testimonio de la veracidad de lo que dijo el Creador. Solo el hombre cuyo “deleite está en la ley de Jehová” tiene la certeza bíblica de que “todo lo que hace tendrá buen éxito.”—Sal. 1:1-3.
Jehová Dios, quien puede ver lo que está sucediendo, no solo en la Tierra, sino también en la región invisible, nos dice por qué los gobernantes humanos no pueden tener buen éxito. Su Palabra, la Biblia, asocia a fuerzas inicuas de la región de los espíritus con las potencias mundiales. Por ejemplo, dice que en una ocasión “el príncipe de la región real de Persia” se plantó en oposición a un ángel justo por veintiún días. (Dan. 10:12-14, 20, 21) Ningún insignificante líder humano, sino solo un inicuo “príncipe” de la región espiritual, un demonio, podría haber hecho tal cosa. ¿Bajo la autoridad de quién? La de Satanás el Diablo, “el gobernante de los demonios” y “el dios de este sistema de cosas.”—Mat. 9:34; 2 Cor. 4:4; Efe. 6:11, 12.
Es interesante el hecho de que el libro bíblico de Revelación menciona una “bestia salvaje” simbólica y dice que el “dragón,” que es Satanás el Diablo, “dio a la bestia su poder y su trono y grande autoridad.” (Rev. 12:7-9; 13:1, 2) En la profecía de Daniel se usa el simbolismo de varios animales, incluso bestias muy feroces, para representar a entidades políticas. (Dan. 7:1-28; 8:3-8, 20-22) Por lo tanto, la “bestia salvaje” simbólica a la cual el Dragón dio poder, trono y autoridad es la organización política terrestre, visible, del Diablo. Con razón los gobiernos humanos no le son satisfacientes a la gente.
DÓNDE CIFRAR SU CONFIANZA
¿Nos deja esto sin esperanza? No, pues la Santa Biblia, que dice: “No cifren su confianza en nobles,” muestra en qué cifrar nuestra confianza. Declara: “Feliz es el que tiene al Dios de Jacob por ayuda suya, cuya esperanza está en Jehová su Dios, el Hacedor del cielo y de la tierra, del mar, y de todo lo que en ellos hay.” (Sal. 146:3-6) Sí, es en Jehová que se debe cifrar la confianza.
Millones de personas han sufrido debido a los fracasos del liderato humano. Muchas han sido víctimas de engaño, injusticia, fraude. Huérfanos, viudas, los hambrientos, y muchos otros, necesitan verdadera esperanza. Bueno, Jehová es “el Dios que da esperanza.” La Biblia dice que él es “Aquel que observa apego a la verdad hasta tiempo indefinido, Aquel que ejecuta juicio para los defraudados, Aquel que da pan a los hambrientos. Jehová está soltando a los que están atados. Jehová está abriendo los ojos a los ciegos; Jehová está levantando a los encorvados; Jehová está amando a los justos. Jehová está guardando a los residentes forasteros; al huérfano de padre y a la viuda él da alivio, pero el camino de los inicuos él lo tuerce. Jehová será rey hasta tiempo indefinido.”—Sal. 146:6-10; Rom. 15:13.
¿Pudiera haber duda de que Jehová Dios puede efectuar esas cosas buenas? Considere esto: Mientras que los líderes humanos mueren, Jehová es eterno. El profeta hebreo Habacuc declaró: “Oh Dios mío, mi Santo, tú no mueres.” (Hab. 1:12) ¿Tiene Dios poder para hacer lo bueno? Bueno, ¿quién es responsable de la fuerza de gravitación terrestre? ¿Quién controla el mar, como lo demuestra la manera en que las costas lo mantienen dentro de límites establecidos? (Job 38:8-11; Jer. 5:22) ¿Quién creó el Sol, un horno gigantesco que tiene una temperatura interna de aproximadamente 19.450.000 grados centígrados? ¿Quién concentró tremenda energía en los diminutos átomos? Ciertamente ningún líder humano. La incomparable Fuente de tal poder dinámico es Jehová Dios. Además, como muestra la Biblia, él es “Aquel que habla en justicia, Aquel que abunda en poder para salvar.”—Isa. 63:1.
Solo se puede esperar fracaso por parte de líderes humanos. Pero el poder de Jehová Dios es irresistible y sus obras son justas. Sus propósitos no fallan, y son para el bien de la humanidad. Ya Jehová ha tomado acción decisiva para beneficio del hombre al establecer en el cielo el reino de su Hijo inmortal, glorificado, Jesucristo. Pronto ese reino reemplazará a los líderes y gobiernos humanos. (Dan. 2:44; 1 Cor. 2:6; Rev. 11:15-18) Entonces la humanidad conocerá verdadera libertad y felicidad.
La confianza en la gobernación divina no es confianza malfundada. Pronto les fluirán bendiciones abundantes desde el cielo a los que viven bajo el régimen benéfico del Rey Jesucristo. Obre ahora como apoyador de la gobernación divina y posiblemente sea contado entre los súbditos felices de aquel a quien Jehová Dios ha provisto “como caudillo y comandante a los grupos nacionales.”—Isa. 55:1-4.