Su situación en la vida... ¿puede usted mejorarla?
CARMEN, la madre de dieciséis hijos a la que se hizo referencia en el artículo anterior, se sentía muy deprimida en cierto punto de su vida. Su esposo era alcohólico y puesto que ella vivía rodeada de pobreza, se sentía completamente desesperanzada. Entonces, cierto día, alguien la visitó en su hogar y su vida comenzó a cambiar extraordinariamente. Lo que sucedió provee un ejemplo no solo para los pobres, sino también para toda persona cuyo modo de vivir está amenazado en este mundo arruinado por la inflación. Aunque había enviudado con nueve hijos que todavía dependían de ella y no tenía ninguna clase de ingreso, Carmen se puso con optimismo a sacar el mejor partido posible de su vida. Exactamente, ¿qué hizo ella para mejorar su situación?
Cavó el terreno alrededor de la casa y sembró vegetales para cerciorarse de tener un pequeño suministro de alimento. Entonces comenzó a lavar ropa por dinero para tener algún ingreso. Limpió la casa para que estuviera presentable a los visitantes. ¿Cómo se las arregló para hacer eso con tantos hijos? Entrenó a los hijos para que le ayudaran. Cada uno tenía tareas que hacer, y todos contribuían a la limpieza de los alrededores. Aprendió que la vida de alguien pobre no tiene que ser degradada.
Pero, ¿dónde aprendió Carmen estas cosas? La persona que la visitó y siguió visitándola le ayudó a aplicar principios bíblicos en su vida, y en poco tiempo Carmen descubrió que esos principios realmente son prácticos.
¿Quisiera usted saber de algunos de los principios bíblicos que personas como Carmen han hallado prácticos para mejorar la situación en que se hallaban? A continuación se da una lista de algunos de ellos.
Trabajo: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová.” “Deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Colosenses 3:23; Hebreos 13:18) Un trabajador diligente y honrado es estimado en cualquier país. El hombre que tenga la reputación de ser esa clase de trabajador rara vez está sin empleo, especialmente si está dispuesto a aceptar cualquier clase de trabajo y no insiste en hacer solo algún trabajo en particular. De igual manera, si él realmente desea trabajar, saldrá a buscar empleo y no se quedará en el hogar esperando que el empleo lo busque a él.
Hijos: “Entrena al muchacho conforme al camino para él.” “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu.” (Proverbios 22:6; 2 Corintios 7:1) Dé a las niñas y a los niños tareas en el hogar. Enséñeles a guardar la ropa de ellos, a ser nítidos y limpios. Cerciórese de que se laven las manos y la cara, especialmente antes de las comidas. No deje que jueguen cerca de aguas sucias o alcantarillados. Mantenga simple y edificante el entretenimiento de los hijos. El jugar en el parque es más saludable que ir al teatro, y a menudo es gratis.
Hogar: El texto que se citó arriba tocante a la limpieza también puede aplicarse aquí. Una casa sencilla no tiene que ser una casa sucia. Los alrededores limpios dan un sentido de bienestar y seguridad. Esta limpieza enseña buenos hábitos a los hijos. Por eso, dedique tiempo (y entrene a los hijos) a encerar los pisos, a limpiar anaqueles, a lavar paredes y así sucesivamente.
Comidas: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor.” (Proverbios 15:17) Compre alimentos simples. Busque buenos precios. Coma frutas y vegetales que estén en su temporada, pues son más baratos y ayudan a mantener saludable a su familia. Este interés en proveer comidas simples pero nutritivas demuestra el amor que usted tiene a su familia. Y si usted tiene visita, no piense que tiene que proveerles alimento más costoso del que usted mismo come comúnmente. (Lucas 10:38-42) Sin embargo, una buena manera de servir mejor alimento —sea para la familia o los invitados— es sembrando plantas alimenticias en cualquier espacio de terreno que uno tenga disponible alrededor de la casa. Así puede dar a su familia vegetales frescos a un costo muy bajo.
Vicios: “El borracho y el glotón vendrán a parar en la pobreza.” (Proverbios 23:21) La borrachera es un vicio común en países pobres. También lo son el jugar por dinero, el fumar y el mascar areca. Sin embargo, el hombre debe comprender que el dinero que gasta en tales cosas es dinero que no puede usarse para alimentar a su familia.
Manías: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes.” (Filipenses 4:5) La publicidad a menudo persuade a las personas pobres a ser irrazonables. Gastan dinero en cosas que realmente no pueden costear ni necesitan. Por ejemplo, a algunas personas quizás les sepan bien las bebidas gaseosas. Pero éstas son caras y hasta pueden perjudicar la salud de uno. Hay bebidas que son más baratas y mejores. De manera similar, a muchas madres se les ha hecho creer que deben alimentar a sus bebés con fórmulas para bebés. Frecuentemente las madres apenas pueden costear tal gasto, mientras que el alimento que Jehová provee para los bebés —la leche de la madre— es gratis. Se ve, pues, que el ser equilibrado y razonable puede ser provechoso para uno y ahorrarle dinero.
Ideas como éstas son útiles para cualquier persona que esté esforzándose por hacer que su dinero rinda más en estos días difíciles. Pero para alguien pobre, éstas pueden representar la diferencia entre una vida tolerable y una existencia miserable.
Algo mejor
No obstante, encarémonos a los hechos. Algunas personas se sienten tan deprimidas y abrumadas por la lucha de la existencia de día en día que les sería difícil reunir entusiasmo para aplicar estas sugerencias. Estas personas no necesitan simplemente sugerencias, sino algo que cambie su punto de vista de la vida.
Este ciertamente fue el caso con Carmen. Pero la persona cuya visita produjo un cambio tan grande en Carmen pudo suministrar aquello. La visita no se hizo sencillamente con el propósito de animarla a limpiar su casa y cultivar algún terreno. La persona que hizo la visita tenía un mensaje mucho más importante que eso, y aquel mensaje dio a Carmen el corazón para hacer los cambios. El mensaje era uno de esperanza.