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  • La verdad bíblica cambia las vidas
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¡Despertad! 1974
g74 8/11 págs. 8-11

Cuando un hindú se hace cristiano

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la India

A LO largo de la calle hay hileras de lastimosos pordioseros. Es una vista que Purshotham Patel no puede menos que contrastar con la magnificencia del edificio al que está por entrar. En el receptáculo que hay a la puerta sumerge su dedo y toca su frente. Dentro, la oscuridad sombría es atenuada por las luces titilantes que revelan en los nichos las imágenes de los santos que son adorados. El aire está cargado con el olor de incienso. La música de fondo es sagrada.

Patel se dirige hacia las imágenes delante de las cuales desea adorar. Algunas imágenes tienen la forma de mujeres, otras de hombres. Allí se postra junto a otros adoradores. Patel hace petición sincera por los asuntos que tiene en mente, los cuales, como de costumbre, incluyen problemas personales. Toca una imagen tres veces, llevando la mano a su frente y a su pecho. No hay duda de que su fe y devoción son sinceras.

¿Se pregunta el lector cuál es la fe religiosa de Patel? Uno pudiera decir que es obvio que él es católico. Pero si uno es un hindú podría decir que indudablemente es hindú. ¿Le sorprende oír que la descripción anterior se adapta a cualquiera de los dos lugares de adoración?

La adoración de los católicos y de los hindúes en la India es tan parecida que los hindúes generalmente dicen que son idénticas, solo que los dioses tienen nombres diferentes. De hecho, Patel comúnmente adoraba tanto en el templo hindú como en la iglesia católica, según es la costumbre entre muchos hindúes.

Similitudes en la adoración

La religión hindú en la India, con sus más de 400 millones de fieles, ha ejercido un fuerte influjo sobre los 10 millones que afirman ser cristianos en el país. Las iglesias afirman que han “indianizado” sus servicios, sin embargo los miembros de la iglesia frecuentemente dicen que los servicios han sido “hinduizados.”

Comentando acerca de la introducción de ritos hindúes en una iglesia católica, el diario del sur de la India Malayala Manorama dijo: “La misa se condujo al genuino modelo de la pooja (adoración) hindú. Los himnos y los cánticos en letra y música se parecían a los de las encantaciones hindúes. Los emblemas que se usaron fueron los mismos que se usan en los templos hindúes.” Semejantemente, el diario oficial católico en Kerala, Deepika, citó la siguiente declaración de un sacerdote prominente: “Todavía estamos siguiendo las costumbres de los brahmanes con cambios oportunos.”

Los hindúes aquí llevan a su dios por las calles en una procesión acompañada por música fuerte y bailes vigorosos, tal como los católicos llevan las imágenes de sus santos. En algunas iglesias los sacerdotes visten túnicas de color azafrán y tienen el cabello largo. Al tiempo del principal festival de los hindúes, llamado Diwali, se usan ampliamente las linternas y “estrellas.” Entonces, poco tiempo después, al tiempo de la Navidad, los que afirman ser cristianos usan estas mismas luces decorativas en sus celebraciones.

Las mujeres “cristianas” se marcan la frente con un círculo de polvo rojo, “Kum Kum,” el cual es una identificación hindú de casta. En el Santuario de Nuestra Señora de Vailankanni en el sur de la India, los católicos que han hecho votos se afeitan el cabello y la barba, igual que los hindúes que han hecho un voto en su templo. Aquí, también, se llevan a cabo ceremonias para perforar el lóbulo de la oreja y ritos especiales para las jóvenes que llegan a la mayoría de edad. Para el casamiento y otros acontecimientos importantes, se usa la costumbre hindú de consultar el horóscopo para determinar el tiempo propicio para el acontecimiento.

Son éstas y muchas otras similitudes en la adoración las que hacen que los hindúes le digan a los testigos de Jehová cuando ellos los visitan en su obra de predicación: “Nuestras religiones son todas iguales. Ustedes los cristianos llaman a su dios Jesús y nosotros llamamos al mismo dios por otros nombres.”

Esa era la opinión de Purshotham Patel. Aunque nació hindú, él explicó por qué se hizo católico: “Mi deseo era ir al cielo. Me di cuenta de que en la creencia hindú esto podría tomar un período de tiempo desconocido, pero en la fe católica el sacerdote me dijo que esto podría suceder al momento de mi muerte. De modo que el hacerme católico era sencillamente un atajo para mi objetivo de llegar al cielo.” Sin embargo su cambio de religión no resultó en un correspondiente cambio en su modo de vivir. De hecho, él dijo: “Como católico me sentí más libre para seguir el vivir mundano.”

La verdad bíblica cambia las vidas

Es diferente, sin embargo, cuando una persona llega a ser un verdadero cristiano. Se llevan a cabo cambios verdaderos en la vida de uno. Esto se ilustra con Latha, una devota mujer hindú de treinta años de edad que vivía cerca de Ernakulam, Kerala.

Su devoción a la diosa Kali era tan intensa que había veces en que ella estaba completamente posesionada. Se le informaba con nueve días de antemano cuándo la diosa se apoderaría de ella. Durante ese tiempo ella solo comía frutas. Hacia el final de este período comía un poco de nuez de areca, inmediatamente después de lo cual Kali se apoderaba de ella.

Puesto que Kali era una diosa sanguinaria, las hermanas de Latha le hacían cortadas en sus piernas hasta que la sangre fluía libremente. El período de la posesión era de una hora, y durante este tiempo le llevaban los enfermos para ser sanados, incluso los enfermos mentales. Ella también daba información correcta acerca de objetos robados. Por dieciocho años sus habilidades sobre humanas fueron el sostén principal para ella y su familia, aunque también era una bien conocida maestra de baile.

Sin embargo, una testigo de Jehová comenzó un estudio bíblico con una de las hermanas de Latha. Con el tiempo Latha se unió al estudio y progresó bien en adquirir conocimiento bíblico. Llegó a comprender que no era un dios hecho de arcilla lo que la poseía, sino que verdaderamente eran invisibles fuerzas espirituales inicuas.—Efe. 6:11, 12.

Ella arrojó las piedras que tenía alrededor del árbol neem en su jardín, las cuales se usaban en relación con la adoración de Kali. Inmediatamente el árbol neem se secó, y los vecinos supieron que Kali la había abandonado. De sobre toda la familia se levantó una presión opresiva.

Latha dejó de dar clases de baile para dedicar más tiempo a aprender de la Biblia la promesa del próximo nuevo orden de justicia de Dios. (2 Ped. 3:13) Ahora sus ingresos se derivan de la fabricación de cucharones y cucharas hechos de cocos. Está agradecida por haber hallado al Dios verdadero y por la felicidad que esto le ha traído.

Se corrigen problemas de familia

Entre los que han corregido situaciones familiares desafortunadas está V. T. Devasia del sur de la India, y su compañera hindú Savitri. Después de un período de estudiar la Biblia, llegaron al punto en que desearon dedicar su vida a Jehová Dios. Sin embargo, Devasia, anteriormente había estado casado con una mujer católica, María. Él había tenido con ella dos hijos antes de abandonarla para vivir con Savitri, con quien también había engendrado dos hijos.

Cuando los ancianos de la congregación local de testigos de Jehová explicaron el principio bíblico de que un esposo solo puede tener apropiadamente una esposa, Devasia decidió volver a unirse con su esposa María. Esto significaba que tendría que dejar a Savitri, aunque ella ahora había progresado con él en el entendimiento de la verdad de la Palabra de Dios. Tanto Devasia como Savitri oraron sinceramente a Jehová por guía.

Mientras tanto los ancianos se comunicaron con María para explicar la situación. Rebozó de gozo cuando supo que iba a recobrar a su amado esposo. Esto era algo que ella jamás soñó que pudiera suceder, puesto que ni el sacerdote católico ni la policía fueron de ninguna ayuda cuando su esposo la abandonó.

Cuando Devasia y Savitri tomaron su decisión de separarse, Savitri le escribió a María. Ella le explicó que debido a que quería ser testigo de Jehová estaba preparada para separarse voluntariamente de Devasia y que deseaba verlo de regreso con su esposa legal. Llegó el tiempo para la separación. Fue un momento de profunda emoción mientras María y Savitri se abrazaban con afectuoso amor.

Se hicieron arreglos para un estudio de la Biblia con María, quien asiste a las reuniones de los testigos de Jehová junto con su esposo y los hijos. Uno bien puede imaginarse los sentimientos de Savitri al ver al hombre que se consideraba su esposo sentado en el mismo salón con su esposa legal. La verdad bíblica ciertamente puede edificar personalidades nobles y volver a unir familias rotas con el vínculo del amor.

Difícil el cambio de religión

Las presiones de familia frecuentemente hacen difícil que un hindú cambie de religión. Esto fue cierto en el caso de Y. N. Bushan de Bangalore. Como hindú él comprendió que los que se consideraban inicuos irían a un “infierno” donde sufrirían tormentos. Estos tormentos incluían ser obligado a caminar sobre el fuego, ser puesto en un recipiente de agua hirviente, y que le corten a uno el cuerpo en dos partes desde la cabeza a los pies. Pero Bushan no podía comprender cómo se podían sufrir esos tormentos físicos cuando el cuerpo había sido cremado y vuelto al polvo.

Esas confusas enseñanzas hindúes hicieron que Bushan buscara la verdad por medio de un estudio de la Biblia. Las declaraciones sencillas y claras de la Biblia tenían sentido para él, lo cual hizo que cambiara su forma de adoración, aunque eso significó la pérdida del favor de sus parientes.—Ecl. 9:5, 10; Juan 5:28, 29.

Esta dificultad en romper con las tradiciones religiosas de la familia también fue experimentada por Veeramani Iyer. Él era de una familia brahmana (sacerdotal) y el padre de su esposa era un sacerdote brahmán. Dice él que su cambio al cristianismo verdadero causó aflicción a sus padres. “Pero,” dijo, “amé los principios bíblicos aun más que el agrado de los míos.”

Abandonando costumbres religiosas

A menudo es particularmente difícil abandonar las costumbres religiosas populares. Por ejemplo, las mujeres hindúes casadas usan alrededor de sus cuellos un collar de sartas llamado un “thali.” Este tiene un significado importante.

Puesto que la palabra “thali” significa “unir,” este collar, que se da al tiempo del casamiento, es un signo visible de que la portadora está casada. El quitarlo podría indicar que la mujer es de una clase mala, o que el matrimonio está roto. Sin embargo, el thali también tiene unas palabras grabadas para indicar cuál dios adora la portadora. Así es que el quitarse el thali indica que la portadora se ha deshecho de su dios. Algunas mujeres, miembros de iglesias, también usan el thali, pero en vez del símbolo de un dios hindú, se graba en él una cruz.

Debido a su significado religioso, la que llega a ser cristiana tiene que tomar una decisión en cuanto a si continuará usando o no el thali. Esta es una razón por la cual los testigos de Jehová procuran incluir al esposo cuando se conduce un estudio de la Biblia en un hogar hindú. Como resultado, él entiende que su esposa no tiene la intención de romper el matrimonio si se quita el thali al aprender su significado religioso. El que ella se quite el thali sencillamente indica que ella ahora adora a Jehová y que no aprueba la adoración de ídolos.

Otra costumbre religiosa que abandonan aquí las mujeres cristianas es el marcar sus frentes con un punto de polvo de color, por lo general rojo, llamado “Kum Kum.” Originalmente esto era para la identificación de casta, pero hoy en día muchas mujeres hindúes modernas lo usan con un propósito decorativo. Sin embargo, debido a su asociación con la religión hindú, las mujeres cristianas prefieren no usarlo.

Conservando costumbres locales

Al mismo tiempo, el llegar a ser testigo de Jehová no requiere que las personas abandonen las costumbres de su país que no están en conflicto con la Santa Biblia. La mayor parte de las mujeres cristianas en la India, en armonía con la costumbre local, no comen sus comidas con sus esposos. Solo después que su esposo haya comido, come la esposa. Además, cuando los hombres entran a la presencia de las mujeres, éstas cubren su cabeza con sus saris.

Hay muchas otras costumbres locales que frecuentemente se observan en los hogares cristianos. Por ejemplo, al entrar a una casa el dueño de casa y los visitantes por costumbre se quitan sus zapatos y los dejan a la puerta de entrada. Al comer, los miembros de la familia por lo general se sientan en el suelo, usando sus dedos para comer, pero solo los de la mano derecha. En algunas zonas de la India, como en Tamil Nadu, hay mucha objeción a comer carne de res. Cuando la gente de esta zona llega a ser cristiana, se observa que por lo general continúan mostrando desagrado por comer carne de res. El característico saludo hindú “Namastay,” que se hace por medio de sostener las dos manos en una posición de rezo, también se usa generalmente. Así, con éstas y muchas otras costumbres locales, los cristianos retienen su identidad india.

Un nuevo modo de vivir

Aunque, en apariencia general, quizás no se note si uno es un hindú o un cristiano verdadero, sí se notará en el modo en que conduce su vida. Esto lo descubrió Purshotham Patel cuando comenzó a estudiar la Biblia con regularidad con su amigo.

Patel pronto aprendió que sus hábitos mundanos de jugar y emborracharse, los cuales no habían sido una barrera para que fuera un hindú o católico, no tenían lugar en la adoración de Jehová Dios. Esto significó un nuevo modo de vivir para él, un nuevo conjunto de amigos, pero también progreso hacia una buena relación con el Dios verdadero, Jehová. Ahora su esperanza no se cifra en un Nirvana de la inexistencia, sino en vivir para siempre en esta Tierra cuando ésta pronto sea restaurada a condiciones paradisíacas en armonía con el amoroso propósito de Jehová Dios.—Sal. 37:29; Rev. 21:3, 4.

Los hindúes son susceptibles a las “conversiones.” Saben que en el pasado las iglesias usaron la fuerza para convertir a los hindúes a su fe. En tiempos recientes los sobornos de alimentos, tales como queso, leche en polvo y artículos similares, se han usado frecuentemente para influenciar a los pobres y a los hambrientos para asociarse con las iglesias, y es comprensible que los hindúes se opongan a esto. Sin embargo, la persona que llega a ser testigo de Jehová lo hace debido a su propio deseo de adorar al Dios verdadero y no debido a coerción o por razones egoístas.

Hoy día, en muchas partes de la India y en otras partes del mundo, los hindúes se están haciendo testigos cristianos del Dios verdadero, Jehová. Frecuentemente esto no es fácil, debido a la oposición de la familia y de la comunidad, pero el placer de conocer y servir al Magnífico Creador, que promete vida eterna a sus adoradores, es lo que los motiva.—Juan 17:3.

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