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Carta de la SucursalMinisterio del Reino 1977 | octubre
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Carta de la Sucursal
Estimados publicadores:
“¡Lo que ustedes están haciendo es realmente excelente! Nos va a ayudar a todos nosotros en la comunidad médica a entender mejor su posición.” Eso fue lo que entusiásticamente dijo un profesor de una escuela de medicina cuando el Testigo que se sentaba a su lado en el avión le explicó la venidera campaña con el folleto Sangre.
¿No está usted de acuerdo? ¡Qué testimonio sin igual daremos al presentar el nuevo folleto y tratado a todos los doctores, administradores de hospitales, jueces, abogados y enfermeras! En los Estados Unidos hay unos 370.000 doctores y administradores de hospitales, 320.000 jueces y casi un millón de enfermeras. ¡Qué obra!
Aquí en Brooklyn hemos estado muy animados con la campaña desde hace algún tiempo. Durante el cálido verano los hermanos en el taller de encuadernación a mano han estado cosiendo millones de folletos; de hecho, por varias semanas, cuando usted se iba a la cama de noche otro equipo trabajaba arduamente en las máquinas de coser para asegurarse de que hubiera suficientes folletos. Y los hermanos en el departamento de embarque se han esforzado para asegurarse de que cada congregación los reciba a tiempo.
Ahora el trabajo y la animación serán de ustedes. Durante octubre tendrán mucho que hacer; conseguir las listas de las personas profesionales a quienes se visitará, averiguar qué doctores tienen pacientes que son Testigos y hacer arreglos para no pasar por alto a ninguno de ellos. Casi todos nosotros podemos participar, pero un hermano coordinará los esfuerzos de su congregación. Así que consulte con él sobre cualquier pregunta que tenga.
Usted notará que su congregación recibirá 50% de los tratados en inglés, 50% en español, 75% de
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Cultive la habilidad para hablarMinisterio del Reino 1977 | octubre
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Cultive la habilidad para hablar
1 Para los cristianos primitivos, al llevar a cabo el mandato de Jesús de predicar, enseñar, hacer discípulos y bautizarlos, era claramente evidente que tenían que hablar a otros acerca de la Palabra de Dios tanto pública como privadamente. Aprendieron, por decirlo así, a ser francos por la verdad y ‘el camino de la verdad.’ El registro de Hechos 4:13 dice acerca de los judíos que escucharon a Pedro y Juan hablar: “Ahora bien, al contemplar la franqueza de Pedro y de Juan, y al percibir que eran hombres iletrados y del vulgo, se admiraban.”
2 Sí, con buena razón estos judíos se admiraron de que estos hombres comunes, ex-pescadores, pudieran hablar tan bien y denodadamente en su oratoria pública. Y el registro (Hechos 4:13) dice: “Y empezaron a reconocer acerca de ellos que solían estar con Jesús.” Pedro y Juan habían estudiado las Escrituras; eran estudiantes de la Biblia. Aprendieron de Jesús, su Maestro, y cultivaron la habilidad para hablar, pues apreciaban el hecho de que tenían que hacerlo para llevar a cabo los mandatos de Jesús. Así, con la ayuda adicional del espíritu santo de Dios, fueron usados para ir a la vanguardia en la oratoria pública y la actividad de predicar de la congregación cristiana primitiva.—Hechos capítulos 2 al 5.
¿LA PIDE USTED EN ORACIÓN?
3 Hoy día los cristianos también tienen que ser denodados y francos al esparcir el mensaje de la verdad. ¿Pide usted en oración habilidad para hablar, como lo hicieron los cristianos primitivos? En una oración de congregación a Jehová, la congregación primitiva de Jerusalén hizo esta petición: “Y ahora, Jehová, fíjate en sus amenazas, y concede a tus esclavos que sigan hablando tu palabra con todo denuedo.” (Hechos 4:29) ¡El registro muestra que Jehová contestó su oración casi inmediatamente!—Hechos 4:31.
4 El apóstol Pablo fue un ejemplo excelente de alguien que cultivó la habilidad para hablar. En su tercera gira misional, cuando estuvo en Éfeso, Pablo “habló con denuedo por tres meses, pronunciando discursos y usando persuasión respecto al reino de Dios.” (Hechos 19:8) Debemos notar que Pablo no se estaba apoyando en ninguna habilidad natural que tenía, porque más tarde él escribió a la congregación de Éfeso: “Se ocupan en orar . . . para que se me dé habilidad para hablar.” (Efe. 6:18-20) ¿Pide usted en oración habilidad para hablar para usted y sus compañeros cristianos, como lo hicieron Pablo y los otros cristianos primitivos?
¿TRABAJA USTED POR CONSEGUIRLA?
5 Todos nosotros, seamos jóvenes o viejos, hombre o mujer, tenemos que cultivar la habilidad para hablar. Esto requiere trabajo. ¿Trabaja usted por cultivar la habilidad para hablar? Pablo aconsejó a Timoteo: “Haz lo sumo posible para presentarte aprobado a Dios, trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.” (2 Tim. 2:15) Nosotros también debemos hacer lo sumo posible por cultivar la habilidad para hablar y así no tener nada de qué avergonzarnos. ¿Dejamos que nos detengan las objeciones, o podemos usarlas a veces como trampolín para tener una consideración adicional y explayarnos en nuestra esperanza bíblica?
6 ¿Cómo podemos obtener habilidad para hablar? Una manera de hacerlo es preparándonos bien para llevar a cabo todas las asignaciones de la Escuela Teocrática. Todos debemos esforzarnos por aplicar los puntos de consejo que se nos dan y mejorar nuestra habilidad para hablar con cada discurso que damos. Lo mismo sería cierto de hermanos que tienen asignaciones en la reunión de servicio o que pronuncian conferencias bíblicas o leen en el estudio de La Atalaya. Cuanto más hablemos, mejor lo haremos. Al ir de casa en casa debemos tratar de hablar bien y denodadamente. Si nos preparamos de antemano y sabemos bien el tema de conversación que pensamos usar, tendremos mayor éxito. El atender a nuestro estudio personal y prepararnos para las reuniones también nos ayudará a cultivar la habilidad de hablar denodadamente.
7 Es bueno recordar que hablar denodadamente no significa hablar rudamente. Es prudente que usemos buen tacto y discernimiento, cosas que están incluidas en cultivar la habilidad para hablar. (Col. 4:6) Ciertamente Jehová bendecirá nuestra obra y contestará nuestras oraciones para que podamos cultivar la habilidad para hablar la Palabra con denuedo.
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Abordando a su médicoMinisterio del Reino 1977 | octubre
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Abordando a su médico
1 Como se anunció en la asamblea de distrito, en noviembre tendremos una campaña especial con el nuevo folleto Sangre y el tratado nuevo. Sin embargo, ¿cuál sería la mejor manera en que usted pudiera participar en la campaña?
2 Primero está el asunto de ver a su médico. Tal vez todo lo que usted tenga que hacer es ir a la oficina de éste y solicitar hablar con él por un minuto o dos para entregarle cierto material para su archivo médico. O usted pudiera optar por llamar por teléfono de antemano y solicitar a su secretaria “una cita de dos minutos, no como visita médica, sino solamente para dejar con él cierta información y entregarle un documento que usted quisiera que él pusiera en el registro médico de su familia.” Asegúrele que usted será breve. Por supuesto, si usted de todos modos ya tiene una cita regular, o desea tenerla, esa sería una ocasión excelente de entregarle el folleto y el tratado.
3 Al hablar con él usted podría hacer pocos comentarios breves en sus propias palabras, como: “Como usted sabe, soy testigo de Jehová y por razones religiosas no acepto sangre. Con el fin de ayudarlo a tratarme a mí (y a mi familia), quiero entregarle este interesante folleto nuevo que cada médico, abogado y juez del país recibirá. Estoy seguro que hallará interesante la información médica y ética. Además, me gustaría que leyera y añadiera a mi registro médico este breve tratado. He firmado este documento, así que usted puede ver que representa mi posición.”
4 Recuerde que la razón principal de nuestra objeción a la sangre es religiosa, así es que no hay razón alguna para argüir con el doctor acerca de los aspectos médicos de la sangre. Sin falta exprese su aprecio por el cuidado y consideración continuos que su médico le ha prestado. Y asegúrele de que usted respeta sus habilidades y su dedicación a medida que lo ha tratado a usted (y a su familia) en armonía con sus convicciones religiosas.
5 Antes de visitar al médico, usted puede escribir (o mecanografiar)
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