Cómo protegerse
DESAGRADABLE como sea pensar en la violación, la experiencia misma puede ser absolutamente aterradora. Y puesto que estamos viviendo en los “últimos días” de este sistema de cosas, como hicimos notar en el artículo anterior, bien podemos esperar que la cantidad de tales experiencias siga aumentando.
Esto significa que es preciso que usted, como mujer, sepa protegerse. Para comenzar, es importante saber qué circunstancias llevan a menudo a la violación.
Cómo resistir en situaciones relacionadas con citas
A muchas jóvenes se les ha violado durante una cita. Lo típico es que la pareja participe en besarse, y quizás también en acariciarse. Entonces el hombre, excitado ya sexualmente, desea más. Pero la muchacha no quiere ir más allá. El hombre se hace insistente en este asunto, y la muchacha, intimidada y confusa, se rinde. Como lo explicó una joven de 17 años de edad:
“Yo era sosegada, recatada, humilde, sumisa... y virgen. . . . En nuestra última cita él me empujó hacia la parte trasera de su automóvil y me tomó en sus brazos. Simplemente me rendí.”
¿Por qué son a menudo víctimas tan fáciles de violación las muchachas? El primer error que ellas cometen es el de concertar citas con hombres que no se atienen a las normas morales de la Biblia. Y su segundo error consiste en dejarse maniobrar hasta que se hallan en una situación comprometedora. Quizás no quieran dar la impresión de estar preocupadas ni parecer tontas o ridículas al resistir firmemente los primeros requerimientos amorosos del hombre. Pero en un manual para la prevención del ultraje sexual, los autores advierten: “Usted tiene que ser ruda, oponerse firmemente y quizás hasta parecer ridícula. Indudablemente perderá un pretendiente, lo cual, en este caso, no sería pérdida.”
Estos autores pasan entonces a decir: “Una vez que usted comience a aceptar la situación, está atrapada. El punto estriba en no comenzar, en mantenerse libre de todo el asunto.” Sí, es preciso que las muchachas entiendan plenamente el efecto de comenzar el juego sexual preliminar, tal como el besarse. Frederic Straska, que ha pasado años investigando las violaciones, dijo lo siguiente acerca de una víctima que había participado en un intercambio de besos:
“El próximo error que [Gayle] cometió fue el de pensar que ‘el darse unos besos no es tan importante, ¿verdad?’ El darse besos es en sí mismo una actividad sexual muy potente. El labio superior es una de las zonas más sensitivas del cuerpo. El hombre o la mujer pudieran exponerse a la seducción sexual tanto por medio de besarse apasionadamente como por medio de acariciarse directamente las zonas sexuales del cuerpo. . . .
“Desde el punto de vista de Mike, Gayle estaba animándolo, provocándolo. Quizás aquello no fuera su intención. Probablemente no lo era. Pero eso fue lo que él percibió. Eso sería lo que la mayoría de los hombres percibirían en una situación similar. Al permitir ella cuanto permitió, al no dar a Mike ninguna señal convincente de que debía detenerse, Gayle incitó a Mike a tal grado que él no pudo volver atrás.”
Los padres pueden hacer mucho para proteger a sus hijas. Deben llegar a conocer bien a los jóvenes con quienes sus hijas se asocian o salen. ¿Respetan estos jóvenes los requisitos morales de Dios? ¿Los aplican en su vida? Si así es, no debería haber ningún problema. Pero si algún joven ha podido esconder sus verdaderas intenciones, la muchacha tiene que adoptar una actitud firme y decirle que no, que de ninguna manera va a hacer lo que él quiere.
Hay muchas cosas que una muchacha puede hacer para presentar resistencia. Cuando las intenciones impropias de su pretendiente se hicieron patentes, una muchacha hizo lo que otras han hecho con buenos resultados. Volvió la cabeza, se metió el dedo en la garganta, se volvió de nuevo hacia él y le vomitó encima. La pasión de él se apagó al instante; se mostró compasivo, preocupado por la salud de ella, y la llevó a casa.
Resistiendo a otros que usted conoce
Existe la posibilidad de que otras personas de entre sus conocidos sean potencialmente violadores, entre las cuales están sus propios parientes, vecinos, parientes de sus amigas, y así sucesivamente. Para protegerse, es vital que usted esté despierta respecto a tal posibilidad. No es que debamos sospechar de todo pariente y amigo que nos abrace o nos muestre de otra manera afecto y atención. Pero recuerde: todo violador es pariente o amigo de alguien.
Mientras visitaba a sus parientes, una joven de 15 años de edad fue violada por su primo cuando no había nadie más alrededor. Una joven de 17 años de edad fue violada cuando aceptó la invitación del hermano de su cuñada para ir a su apartamento. Esto sucede continuamente... y lo hacen personas a quienes las muchachas conocen y, muchas veces, en quienes confían. Lo lamentable es que muchas muchachas, puesto que se les sorprende, asusta y confunde, son víctimas fáciles, y a menudo hacen que hasta en la mente de sus propios padres surja la pregunta en cuanto a si acaso no han sido participantes voluntarias.
Como es propio, una muchacha que se halle en tal situación debe resistir valientemente. Algunas han logrado evitar la violación por medio de hacer toda suerte de cosas vulgares y repugnantes para hacerse poco atractivas y femeninas. Además, lo que la amenazada diga puede disuadir al que trate de violarla.
El padre de una niñita estaba llevando a casa a la joven de 14 años que había estado cuidándole la hija. En el camino, el hombre se desvió por otra carretera a un lugar apartado. Se puso a tocar y acariciar a la jovencita, y luego empezó a quitarle la ropa. En ese momento ella dejó de luchar y dijo: “¿Se da cuenta usted de algo, Sr. Jones? En nueve o diez años esto le pudiera estar sucediendo a su hijita.” Eso lo paró en seco. Pidió disculpas y hasta lloró.
Tome precauciones
“La prevención es la clave,” dijo un funcionario de la policía. “Mantengo mi posición de que el 95 por ciento de todas las violaciones pudieran haberse evitado.” Es preciso que uno piense en las posibles consecuencias de sus actos.
Por ejemplo, la práctica de pedir que se les lleve en vehículos que pasan coloca a las mujeres en posición vulnerable. Según los resultados de un cuestionario provisto por dos investigadores de ultrajes sexuales, en la mayoría de los casos en que las víctimas fueron violadas por hombres a quienes no conocían, las mujeres habían pedido que se les llevara en autos que iban de paso. Tampoco es prudente recoger a alguien que está en la carretera pidiendo que lo lleven hasta cierto lugar.
De manera similar, el admitir dentro del hogar a un hombre a quien usted no conoce bien, pudiera resultar en ultraje sexual. Quizás se trate del hombre a quien se haya contratado para que arregle el patio, y a quien usted quiera dar algo de beber. O pudiera ser el hombre que tocara a la puerta porque deseara hacer una llamada telefónica de “emergencia.” Obrando con prudencia, llévele la bebida al hombre afuera, y haga la llamada por el hombre que necesita ayuda. Especialmente si usted vive en una zona de gran criminalidad, ¡no permita la entrada a su hogar a desconocidos si está sola!
Además, cuide de la seguridad de su hogar con cerraduras apropiadas para puertas y ventanas. Puesto que el vivir sola la expone a mayor peligro, si usted vive sola pudiera pensar en conseguir una compañera de cuarto.
Si usted tiene hijas, es preciso que tome en consideración a sus hijas que al salir de la escuela estarán en casa antes que usted. Vigile que su hija no esté allí sola con un muchacho que no sea su hermano, ni en una situación en la cual ella sea la única muchacha en un grupo. Considere con sus hijas medidas preventivas contra la violación, y también, cómo resistir un ataque.
En despliegue de prudencia, cierre las cortinas cuando se vista o desvista. No ande por la casa con poca ropa, de modo que los que están afuera puedan verla. Una mujer hizo eso. Un vecino vio esto como una invitación. Una noche él vino al apartamento de ella. Ella le permitió entrar, y él la violó.
Si hay manera alguna de evitarlo, no viaje sola de noche. Aunque los violadores generalmente escogen a jóvenes que tienen de 16 a 24 años de edad, no crea que no la van a hacer objeto de ataque porque sea mucho mayor, ni por ser mucho más joven. Recuerde: a veces atacan hasta a niñitas y a mujeres de más de ochenta años de edad. Y puesto que la ropa provocativa es un factor en algunas violaciones, es prudente vestir con modestia.
Una mujer policía de la ciudad de Nueva York, Mary Keefe, describió el modo en que comúnmente operan los violadores, y al mismo tiempo reveló las precauciones que se deben tomar, cuando dijo del violador: “Usualmente escoge una hora tardía (8 de la noche a 4 de la mañana son las horas en que más casos ocurren), o un lugar solitario, desierto... un atajo, un solar vacío, una lavandería.”
Sin embargo, a pesar de las precauciones que usted haya tomado, suponga que un día se enfrenta a un violador. ¿Qué debe hacer usted?
Resista a los desconocidos
En una sola palabra: ¡resista! No se deje intimidar. Como dijo la mujer policía Mary Keefe: “Una vez que la mujer que no sospecha nada ha sido abordada, el que planea violarla la somete a prueba para asegurarse de que puede ser amedrentada de modo que el no tenga mucha dificultad en hacer que ella acceda a sus demandas.”
Por lo tanto, haga resaltar el hecho de que usted de ningún modo se someterá. Desde el mismo principio, hágale saber que no va a ser fácil para él intentar algo con usted. Esto es lo que dicen los expertos. El sicólogo James Selkin recomienda:
“Es importante que la mujer resista desde el mismo principio del ataque, cuando el atacante da a conocer sus intenciones. En ese momento él no ha cometido un delito grave, y se le hace más fácil buscar a una víctima que sea más cooperadora y no luchar para dominar a una que ya ha destrozado sus esperanzas de tener un viaje fácil de fantasía sexual.”
El profesor Gene G. Abel dice:
“Para evitar la violación, la mujer debe demostrar de manera firme e inequívoca, con lenguaje enérgico y firmemente positivo, que no va a permitir ningún coito, y que a menos que el violador se vaya inmediatamente, va a verse en dificultades. Es preciso que el violador la vea como una oponente agresiva y difícil, no como una persona pasiva que se encoge de miedo y no sabe cómo hacer frente a esta amenaza de violación.”
Una firme resistencia desde el principio realmente surte efecto. Una señora tuvo la siguiente experiencia en la ciudad de Nueva York:
“Había salido de compras y regresaba al hogar alrededor de las 9 de la noche y estaba entrando en el edificio donde vivía. Como de costumbre, revisé el ascensor antes de entrar. Estaba vacío. Pero cuando llegué al cuarto piso, alguien abrió por fuerza la puerta del ascensor. Un hombre había corrido por las escaleras para alcanzarme en el cuarto piso, y yo no lo había visto. Entró y comenzó a acercarse a mí, y me dijo que no me haría daño si yo tenía relaciones con él.
“Antes de que pudiera acercarse más, le dije calmadamente: ‘Usted debe estar loco al pedir que yo haga tal cosa. ¿No sabe que soy cristiana y que sería incorrecto el que yo hiciera eso? Yo no hago cosas como ésas. Y además, estoy en camino a mi hogar, donde me espera mi familia.’
“Entonces él contestó: ‘Está bien, está bien; no se enfurezca, y, por favor, no grite. Ya me voy.’ Salió del ascensor en el quinto piso y corrió por las escaleras para alejarse de mí.”
Pero quizás alguien pregunte: “¿Qué hay si el hombre tiene un cuchillo o un revólver? ¿No es peligroso resistir?” Le toca a la mujer decidir lo que va a hacer. Pero Susan Brownmiller, quien tiene autoridad para hablar sobre el tema de la violación, dijo lo siguiente en su libro Against Our Will (En contra de nuestra voluntad):
“A pesar del mito popular de la violencia masculina y de la supuesta seguridad que acompaña a la sumisión, nunca se ha podido probar que la resistencia por parte de una víctima de violación en un esfuerzo por escapar ‘haya provocado’ al asaltante a cometer un acto de asesinato.”
Por otro lado, la resistencia ha resultado vez tras vez en salvar a las mujeres de ser violadas, y hasta asesinadas. El violador y asesino Albert DeSalvo, conocido como el “estrangulador de Boston,” escogía a mujeres a quienes podía amedrentar. Una camarera que le opuso resistencia, mordiéndole el dedo hasta el hueso y soltando un agudo grito sostenido, no fue violada ni asesinada. El asaltador huyó de ella furioso y confundido.
Armas de las cuales valerse
¿Hasta qué punto puede defenderse la mujer? ¿Sería apropiado que le infligiera daño a su asaltante? Ciertamente que sí, tal como lo hizo la camarera antes mencionada. Y si el ataque continúa, puede valerse de todos los medios a su alcance para resistir que la fuercen. La mujer pudiera hablar con su esposo o padre o un amigo en quien confíe y pedirle consejo en cuanto a medidas defensivas. Algunas mujeres han podido incapacitar a su atacante con un golpe bien colocado. Aunque la mujer no tenga las fuerzas para pelear, tiene un arma poderosa que puede utilizar.
Tal arma es su voz. Se ha demostrado que el gritar es un método eficaz de alejar a los violadores. Es interesante el hecho de que en la antigüedad era obligatorio que la israelita que fuera atacada gritara.—Deu. 22:23-27.
El poder de un grito quedó demostrado cuando, según un guión para la radio, a cierta joven se le pidió que gritara. Ella nunca había hecho esto que se le pedía. Cuando finalmente gritó con todas sus fuerzas, el grupo, asustado, respondió: “¡Por favor, nunca vuelvas a hacer eso!” Realmente los había amedrentado. A modo de experimento, trate alguna vez de gritar con toda su energía. Recuerde que tiene disponible esta poderosa arma, y válgase de ella si se hace necesario.
El alivio está cerca
Ciertamente es triste que la mayoría de las mujeres hoy, y hasta algunos hombres, se enfrenten a la amenaza de un asalto sexual. La violencia en el mundo es como una plaga que va extendiéndose. El imaginarse que tal violencia no existe sólo aumenta las posibilidades de que usted se convierta en víctima de ella. Por lo tanto, prudentemente, enfréntese al problema. Tome precauciones. Y, si se ve atacada, presente toda resistencia posible.
Felizmente, se acerca el tiempo en que problemas de esa clase dejarán de existir en la Tierra. Pues pronto se cumplirá esta promesa de Dios: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”—Sal. 37:10, 11.