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Las bebidas alcohólicas... ¿cómo debe verlas el cristiano?La Atalaya 1987 | 1 de agosto
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Sí, la Biblia reconoce que las bebidas alcohólicas pueden tener efectos malsanos: alucinaciones, conducta vergonzosa, comportamiento sicopático, desórdenes de la salud, problemas familiares y hasta pobreza.
Note que el texto bíblico que acabamos de citar habla de los que “se quedan largo tiempo” con el vino, ¡los que tienen el hábito de emborracharse! Para esas personas el alcohol es como un veneno que suele causar malos efectos físicos y mentales. (Proverbios 23:32-35.) Los que beben mucho pueden perder el dominio de sí mismos e implicarse en comportamiento del cual normalmente se avergonzarían.
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Las bebidas alcohólicas... ¿cómo debe verlas el cristiano?La Atalaya 1987 | 1 de agosto
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En realidad, ni siquiera hay que emborracharse para meterse en problemas con el alcohol. Un folleto publicado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas (E.U.A.) nos recuerda esto: “Cuando se consume una bebida alcohólica, el alcohol absorbido por el sistema digestivo pasa a la corriente sanguínea y llega rápidamente al cerebro. Comienza a retrasar el funcionamiento de las partes del cerebro que controlan el pensamiento y la emoción. La persona se siente menos restringida, más libre”. Este sentimiento de ‘menos restricción’ puede exponer a uno a peligros morales.
Surge otro peligro con relación a conducir un vehículo. Se calcula que tan solo en los Estados Unidos mueren 25.000 personas al año en accidentes causados por conductores embriagados. Es obvio que muchas personas no tienen idea clara del tremendo efecto del alcohol en sus reflejos.
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