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  • La momia que surgió del frío
    ¡Despertad! 1995 | 8 de mayo
    • La momia que surgió del frío

      POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN ITALIA

      A primera vista, podría haber pasado por la escena de un crimen. Un cadáver reseco yacía boca abajo, medio atrapado en el hielo. ¿Habría sido una muerte accidental? ¿Una venganza? ¿O simplemente una víctima más del montañismo? En todo caso, ¿qué haría allí, en el silencio de los Alpes del Tirol, a 3.200 metros sobre el nivel del mar? ¿Quién sería? ¿Cómo habría muerto?

      AQUEL “hombre de los hielos” —denominación que recibió enseguida— u Homo tyrolensis —nombre científico—, fue hallado casualmente en septiembre de 1991 por una pareja de excursionistas alemanes en el monte Similaun (Alpes del Ötztal), cerca de la frontera austroitaliana. Aquel año, el verano excepcionalmente caluroso había derretido la mayor parte de la nieve, sacando a la luz restos que pudieran haber seguido ocultos por quién sabe cuánto tiempo. Una vez que los investigadores disiparon ciertas dudas iniciales tocante al hallazgo, se sacó el cadáver del hielo, pero con tal rudeza que se le causó cierto deterioro. Pronto se hizo patente que distaba de ser un cadáver ordinario. Tenía cerca varios objetos muy diferentes de los que portan los excursionistas actuales que alcanzan tales altitudes.

      Hubo quienes comprendieron la antigüedad del cuerpo. Al terminar las primeras pruebas con el cadáver, Konrad Spindler, de la Universidad de Innsbruck (Austria), realizó el sorprendente anuncio de que el cuerpo momificado descubierto en el monte Similaun databa de hace miles de años. Los análisis e investigaciones posteriores indujeron a los expertos a afirmar que el cadáver que estaban examinando era “con mucho el ser humano más antiguo que se ha hallado casi intacto”. (Time, 26 de octubre de 1992.) Algunos arqueólogos creen que el hombre de los hielos, apodado Ötzi (de Ötztal, el nombre alemán de un valle cercano), murió alrededor del 3000 a.E.C.

      Cuando se advirtió la importancia del hallazgo, los arqueólogos regresaron repetidas veces al monte Similaun en busca de otros objetos que ayudaran a comprender qué le había pasado a aquel hombre hacía siglos. ¿Qué han descubierto? ¿Por qué ha generado tanto interés una momia sepultada en el hielo? ¿Se ha logrado desenmarañar el misterio que la rodea?

      [Fotografía en la página 3]

      Ötzi, el hombre de los hielos

      [Reconocimiento]

      Foto: Archiv Österreichischer Alpenverein/Innsbruck, S.N.S. Pressebild GmbH

  • Claves del misterio del hombre de los hielos
    ¡Despertad! 1995 | 8 de mayo
    • Claves del misterio del hombre de los hielos

      EL SECULAR reposo de Ötzi tuvo un buen marco. Yació a 3.200 metros sobre el nivel del mar en un barranco angosto y relleno de nieve, dentro de una depresión del terreno que lo protegió de los movimientos del glaciar cercano. De haberse congelado en el hielo del glaciar, el cuerpo habría sido despedazado y arrastrado. Su posición resguardada explica a buen grado que se mantuviera intacto.

      A pocos metros de él había objetos que probablemente empleó en su vida cotidiana: un arco de madera de tejo sin cuerda, un carcaj de gamuza con catorce flechas (de las que solo dos estaban aprestadas), un puñal con hoja de pedernal, un hacha, un armazón —al parecer de una mochila rústica—, una bolsa de cuero, un recipiente de corteza de abedul y fragmentos de ropa, entre otros.

      Cuando se encontró al hombre de Similaun —también se le llama así—, aún conservaba parte de la ropa y unos zapatos de cuero con plantilla aislante de paja. Cerca de la cabeza había una estera de hierbas trenzadas. Parecía que una tarde, vencido por el cansancio y el frío, se había quedado dormido plácidamente en espera de “ver” la luz milenios más tarde. El hallazgo constituye “la instantánea de una época, de una sociedad y de una población biológica”, según explicó el arqueólogo Francesco Fedele, quien lo llamó “cápsula del tiempo”.

      ¿Cómo se conservó?

      No hay unanimidad tocante a cómo se mantuvo intacto Ötzi en tales condiciones. “Su conservación es poco menos que prodigiosa, aun con el supuesto cobijo de la depresión en que yacía”, señaló la revista Nature. Hoy se acepta como teoría más plausible que la preservación obedece a la concurrencia de “tres improbabilidades”: 1) la rápida momificación (deshidratación) natural por la acción del frío, del sol y del foehn —un viento cálido y seco—; 2) el súbito recubrimiento del cuerpo con nieve, que lo libró de los depredadores, y 3) la depresión que lo resguardó de los glaciares en movimiento. Pero esta explicación no logra convencer a todos, pues dicen que el foehn no alcanza tanta altitud en esta sección alpina.

      Hay, sin embargo, algunas características del hombre de los hielos que se conocen con certeza. Se ha establecido que tenía entre 25 y 40 años, medía aproximadamente un metro sesenta y pesaba unos 50 kilos. Era delgado pero musculoso, de cabello castaño y bien cuidado, que al parecer cortaba con frecuencia. Los últimos estudios del ADN realizados con tejidos corporales lo sitúan dentro de la familia genética de los habitantes actuales del norte y centro de Europa. Su dentadura gastada revela que comía pan basto, indicativo de su posible pertenencia a una comunidad agropecuaria, posibilidad que favorecen los granos de trigo hallados en la ropa. Es digno de mención que logró determinarse que murió a finales del verano o principios del otoño. ¿Cómo? En la bolsa había restos de ciertas ciruelas silvestres —parte, quizás, de sus últimos víveres— que maduran a finales del verano.

      “Un fusil en manos de un caballero medieval”

      Pero ¿qué aprendemos de Ötzi? El periódico italiano Archeo resumió varios interrogantes del descubrimiento: “¿Se trata de un guerrero, o de un cazador? ¿Era un individuo aislado, viajaba con todo su grupo, o iba de paso por aquellas montañas, acompañado de una minoría selecta de su grupo? [...] En fin, ¿estaba solo, rodeado por todo aquel hielo, o deberíamos esperar la presencia de otros?”. En busca de respuestas, los especialistas recurren principalmente al examen de las piezas del monte Similaun y a las hipótesis sobre su significado. Hay varias teorías sobre qué hacía Ötzi a más de 3.200 metros de altura, pero todas contienen contradicciones. Veamos algunos ejemplos.

      En vista de las flechas y del arco, que nunca se había encordado, cabría deducir que era cazador. ¿Se despeja así el enigma? Tal vez, pero esta arma, de un metro ochenta de largo, “era muy grande para un hombre de su tamaño”, señala el arqueólogo Christopher Bergman, y “decididamente sobredimensionada para cazar las presas típicas de los Alpes”. ¿Para qué lo llevaba si no podía usarlo? Además, al viajar por las montañas hay que descargarse de todo peso superfluo, “por lo que asombra que su arco y doce de las catorce flechas estuvieran inacabados mientras que las demás armas (el puñal y el hacha) estaban desgastadas por el uso”, señala la revista Nature.

      En cuanto al hacha, hallada a escasos metros del cadáver, al principio se creyó que era de bronce, pero las pruebas indicaron que era de cobre. Por esta y otras razones, muchos arqueólogos tienden a pensar que Ötzi data de los inicios de la “Edad de Cobre”, entre el tercer y cuarto milenio antes de nuestra era. “Las pruebas del carbono 14 [...] confirmaron que había vivido de 4.800 a 5.500 años atrás”, declaró la revista Audubon.a Otros objetos, sin embargo, persuaden a algunos expertos a atribuirle una fecha algo más antigua. Al parecer, no es posible enmarcar al hombre de Similaun en ninguna civilización antigua. Tocante al hacha de cobre, un arqueólogo dijo que Ötzi “poseía un arma demasiado tecnológica para la época en que vivía. Es como si hubiésemos hallado un fusil en manos de un caballero medieval. De hecho, en aquella época se conocía el cobre únicamente en las culturas orientales”.

      Ya indicamos que el hacha pudo ser un objeto precioso para los contemporáneos del hombre de los hielos. La vaina del puñal, entre otras piezas, también era muy refinada, claro “símbolo de prestigio”. Pero si Ötzi era un jerarca, quizás un jefe, ¿qué hacía solo a la hora de morir?

      La revista Popular Science recoge la opinión de Konrad Spindler, de la Universidad de Innsbruck, sobre otra característica de la momia: “Las señales que inicialmente se tomaron por tatuajes enigmáticos, se encuentran exactamente sobre coyunturas gastadas de la rodilla y el tobillo, y vértebras en proceso degenerativo. Probablemente, el curandero del hombre de los hielos intentaba eliminar el dolor cauterizándole la piel de la zona afectada y frotándole cenizas de hierbas en la quemadura”.

      En una reunión reciente de forenses celebrada en Chicago, se planteó la teoría de que Ötzi era un fugitivo lleno de golpes y heridas que murió tratando de ocultarse de sus perseguidores. Se ha constatado que tenía varias costillas rotas y la mandíbula fracturada. Sin embargo, no se puede concretar si los daños ocurrieron antes o después de su muerte. Pero si padeció un ataque violento, “¿por qué conservaba todos sus instrumentos, aun aquellos tan ‘preciosos’ [como el hacha de cobre]?”, pregunta Archeo.

      Los investigadores admiten que faltan datos para completar el cuadro, y muchas preguntas siguen sin respuesta. Pero es obvio que Ötzi vivió en una civilización muy estructurada y compleja.

      Ötzi y su mundo

      Las descripciones eruditas del entorno social del hombre de Similaun se basan en hallazgos realizados en localidades alpinas donde se cree que vivieron sus contemporáneos. Aun en aquel período, explican los arqueólogos, había zonas más desarrolladas que otras, y la mayoría de las innovaciones técnicas, como el empleo del cobre, se originaron en el Oriente Medio.

      Según una reconstrucción, Ötzi habría vivido en una aldea agropecuaria de la cuenca del Adigio, río por donde discurría una importante ruta comercial entre la península itálica y Europa central. Se han hallado varios poblados en esta región alpina, incluso a 2.000 metros de altura, que contenían entre tres o cuatro casas y un máximo de varias decenas. ¿Cómo eran las viviendas? Las excavaciones solo han mostrado los pisos, casi siempre de tierra apisonada. Había un solo cuarto, normalmente con un hogar en el centro y a veces un horno. Puede que tuvieran tejado de dos aguas, como las casas de aquella época edificadas sobre pilotes que se han encontrado cerca de varios lagos alpinos. Cada cabaña era probablemente unifamiliar.

      ¿Qué caracterizaba las relaciones entre las comunidades de ganaderos y labradores? Sin duda, el comercio. Por ejemplo, el hacha del monte Similaun, parecida a las que se fabricaban más al sur, junto al lago Garda, tal vez fue objeto de intercambio comercial. En el equipo de Ötzi también había algunos pedernales, de mucho valor comercial en la ruta del valle del Adigio. Una de las actividades que exigían desplazamientos más largos era la trashumancia, en la que, como los actuales pastores tiroleses, se llevaban las ovejas por los pasos alpinos en busca de verdes pastos. ¿Qué más conclusiones hay sobre el origen del hombre de los hielos?

      [Nota a pie de página]

      a La poca fiabilidad de la prueba del carbono 14 se analiza en ¡Despertad!, 22 de septiembre de 1986, páginas 21-26, y La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?, página 96, editados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      [Fotografías en la página 7]

      La X señala el punto donde se halló a Ötzi. Imágenes insertas: 1. hacha de cobre; 2. puñal de pedernal; 3. posible amuleto; 4. punta de cuerno con mango de madera

      [Reconocimientos]

      Fotos 1-4: Archiv Österreichischer Alpenverein/Innsbruck, S.N.S. Pressebild GmbH

      Foto: Prof. Dr. Gernot Patzelt/Innsbruck

      [Mapa en la página 5]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      El hombre de los hielos apareció justo dentro de la frontera italiana, en el glaciar Similaun

      ALEMANIA

      AUSTRIA

      SUIZA

      ESLOVENIA

      ITALIA

      Glaciar Similaun

      Innsbruck

      Bolzano

      Mar Adriático

  • El mundo del hombre de los hielos y su ideología
    ¡Despertad! 1995 | 8 de mayo
    • El mundo del hombre de los hielos y su ideología

      REGRESEMOS a Ötzi. ¿Era primitivo, imbécil y carente de gusto estético? ¿Qué denotan sus utensilios, armas y vestimenta?

      El armamento refleja pericia balística. Con objeto de girar en vuelo y ganar en precisión, aun en distancias de 30 metros, los extremos de las dos flechas acabadas llevaban las plumas habituales pegadas al astil en ángulo. La ropa de cuero (de varios tipos) nos da una idea de la moda de la época. Además de la funcionalidad, hoy la ropa persigue la belleza estética. ¿Era igual en tiempos de Ötzi? Al describir los hallazgos, la revista Time dice: “Las piezas de la túnica estaban primorosamente cosidas con fibras de tendones y plantas, según un patrón de mosaico”. Las piezas y costuras buscaban el “efecto de la labor de retazos”, explica el libro Der Mann im Eis (El hombre que se hallaba en el hielo). Sobre la túnica llevaba “una capa de hierba trenzada, ideal para protegerse del frío y utilizable durante las siestas como ‘colchón’ para aislar el cuerpo del terreno”. (Focus.)

      La revista Time también señala que en el equipo se había “cuidado de los detalles a un grado inesperado”. Así, el puñal tenía una “vaina de factura refinada, elaborada con plantas entrelazadas”. A todas luces, el hombre de los hielos vivió en una época “intensa y culturalmente rica”, como la define Giovanni Maria Pace en su obra Gli italiani dell’Età della pietra (Los italianos de la Edad de Piedra).

      Cabe mencionar, asimismo, los hongos que aparecieron cerca de Ötzi. Tal vez sirvieran para encender la lumbre, aunque los expertos ven más probable que los llevara como medicina, por sus propiedades antibióticas, en un “botiquín de primeros auxilios”.

      Contrario a la imagen prevalente, los contemporáneos del hombre de los hielos dominaban campos muy diversos, como lo revela el que poseyera gusto estético, capacidad intelectual, conocimiento terapéutico y pericia en los campos de la metalistería, la agricultura, la ganadería y las artes. El Dr. Lawrence Barfield, arqueólogo británico, comentó: “Hoy pocos tenemos las habilidades que dominaba la mayoría de la gente del cuarto milenio [antes de nuestra era]”. Sus gustos refinados afloran, por ejemplo, en las representaciones artísticas y en las piezas de metal y cerámica recuperadas de las tumbas.

      Ambiente religioso

      “Si nos atenemos a los descubrimientos de los expertos, jamás ha habido un solo pueblo, sin importar época ni lugar, que no haya sido religioso en algún sentido”, señala The New Encyclopædia Britannica. Tocante a la importancia de la religión en la antigüedad, el Dizionario delle religioni (Diccionario de las religiones) destaca que existe “desproporción entre la cantidad de objetos y fuerzas reservados para fines religiosos y los empleados para uso profano”.

      Todo da a entender que el sentimiento religioso era dominante en tiempos de Ötzi. Los enterramientos de muchos lugares dan fe de la variedad y riqueza de los ritos funerarios. Se han hallado decenas de figuritas de cerámica que representan a dioses de antiguos panteones.

      La historia antigua y la Biblia

      Las civilizaciones que surgen al estudiar la antigüedad son, por consiguiente, muy complejas. No encajan en la imagen de culturas primitivas que, asediadas por miles de dificultades, luchan por hacer progresos, apenas perceptibles, encaminados a crear una sociedad plenamente desarrollada. Según los historiadores, estas comunidades de diverso tamaño estaban totalmente formadas.

      Todo esto es significativo para el estudiante de la Biblia. El libro de Génesis indica que en los albores de la historia del hombre, particularmente cuando la humanidad ‘se esparció sobre toda la superficie de la tierra’, surgieron civilizaciones complejas y plenamente desarrolladas, cuyos miembros tenían dotes intelectuales y espirituales. (Génesis 11:8, 9.)

      La Biblia atestigua que, aun en las épocas más remotas, el género humano tenía destrezas técnicas y artísticas, como la forja “de toda clase de herramienta de cobre y de hierro”. (Génesis 4:20-22.) Según explican las Escrituras, el hombre siempre ha deseado dar culto a alguna divinidad. (Génesis 4:3, 4; 5:21-24; 6:8, 9; 8:20; Hebreos 11:27.) Si bien es cierto que esta religiosidad degeneró con el paso del tiempo, el hombre sigue siendo “irremediablemente religioso”, dice The New Encyclopædia Britannica.

      En busca de los orígenes

      Aunque la arqueología no despeja todas las incógnitas sobre Ötzi, nos permite conocer mejor su complejo mundo, muy distinto a la imagen típica de la llamada prehistoria y mucho más moderno de lo que suele creerse.

      En definitiva, aparte de los hechos deducidos a partir de la apariencia del hombre de los hielos y de sus pertenencias, “casi todos los demás aspectos sobre su persona son mitad misterio, mitad especulación”, indicó National Geographic. Entretanto, Ötzi yace en una cámara frigorífica de Innsbruck (Austria) donde más de ciento cuarenta autoridades en diversas disciplinas tratan de resolver algunos de los misterios que rodean al personaje que surgió del frío.

      [Fotografía en la página 8]

      Expertos forenses examinan en Innsbruck el cuerpo del hombre de los hielos

      [Reconocimiento]

      Foto: Archiv Österreichischer Alpenverein/Innsbruck, S.N.S. Pressebild GmbH

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