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‘Contra el falsamente llamado conocimiento’La Atalaya 1990 | 15 de julio
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Por ejemplo, considere lo que dijo en la introducción de su extensa obra literaria “La falsa gnosis desenmascarada y refutada”. Escribió: “Ciertos hombres que rechazan la verdad han introducido entre nosotros cuentos falsos y genealogías vanas que suscitan controversias, como dijo el apóstol [1 Timoteo 1:3, 4], en vez de efectuar la obra divina de edificar en la fe. Por su astuta construcción retórica extravían la mente de los inexpertos y los llevan cautivos, corrompen los oráculos del Señor y explican mal lo que ya estaba bien dicho”.
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‘Contra el falsamente llamado conocimiento’La Atalaya 1990 | 15 de julio
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La obra principal de Ireneo, “La falsa gnosis desenmascarada y refutada”, se conoció comúnmente como “Tratado contra las herejías”. Se divide en cinco libros. Los primeros dos contienen una descripción crítica de las creencias de varias sectas heréticas, particularmente la herejía del valentinismo. En los restantes tres libros Ireneo se esfuerza por presentar “argumentos de las Escrituras”.
En la introducción del tercer libro de su “Tratado contra las herejías” Ireneo escribe: “Por lo tanto ten presente lo que he dicho en los dos libros anteriores; y al añadir este, tendrás de mí una respuesta completa contra todos los herejes y podrás resistirlos fiel y denodadamente en defensa de la única y verdadera fe dadora de vida que la Iglesia ha recibido de los apóstoles y que imparte a sus hijos. Pues el Señor de todos dio a sus apóstoles el poder del evangelio, y por ellos también hemos aprendido la verdad, es decir, las enseñanzas del Hijo de Dios... como el Señor les dijo: ‘Quien los oye a ustedes me oye a mí, y quien los desprecia a ustedes me desprecia a mí y a aquel que me envió’”.
Aunque Ireneo admitía que no era buen escritor, estaba resuelto a desenmascarar todo aspecto de las “enseñanzas malignas” del gnosticismo. Cita y comenta sobre muchos textos bíblicos y refuta con maestría a los “falsos maestros” de las “sectas destructivas”. (2 Pedro 2:1-3.) Parece que a Ireneo se le hizo difícil compilar su obra en forma satisfactoria. ¿Por qué? Porque había acumulado una enorme cantidad de información.
Está claro que la denuncia del gnosticismo por Ireneo salió a luz después de mucho esfuerzo y estudio. Sus extensos argumentos suplen un caudal de información sobre las fuentes y el fenómeno del gnosticismo. Los escritos de Ireneo también constituyeron un índice de incalculable valor sobre por lo menos algunos puntos de vista bíblicos de los que profesaban adherirse a la Palabra de Dios al final del siglo II E.C.
Ireneo afirma vez tras vez que cree en “un Dios, el Padre Todopoderoso, que hizo el cielo y la Tierra y los mares y todo lo que hay en ellos, y en un Cristo Jesús, el hijo de Dios, que fue hecho carne para nuestra salvación”. ¡Los gnósticos negaban estos hechos!
Ireneo se expresó como sigue contra el docetismo gnóstico (la enseñanza de que Cristo nunca vino en forma humana): “Cristo tenía que ser un hombre como nosotros para poder redimirnos de la corrupción y hacernos perfectos. Tal como el pecado y la muerte fueron introducidos en el mundo por un hombre, así podían ser eliminados legítimamente y para nuestra ventaja solo mediante un hombre; aunque, por supuesto, no por uno que fuera sencillamente descendiente de Adán y también necesitara redención, sino por un segundo Adán, engendrado de manera sobrenatural, un nuevo progenitor de nuestra raza”. (1 Corintios 15:45.) Por otro lado, los gnósticos eran dualistas, y creían que lo espiritual era bueno, pero que toda materia y carne era mala. Por consiguiente, rechazaban al hombre Jesucristo.
Por razonar que toda carne era mala, los gnósticos también rechazaban el matrimonio y la procreación, de los cuales decían que habían sido originados por Satanás. ¡Hasta atribuyeron sabiduría divina a la serpiente de Edén! Aquel punto de vista trajo como resultado estilos de vida que iban a los extremos: o al ascetismo o a los excesos carnales. Puesto que alegaban que la salvación se alcanzaba solo mediante el gnosticismo místico, o el conocimiento de uno mismo, no dejaban lugar para la verdad de la Palabra de Dios.
Por contraste, los argumentos de Ireneo incluían la creencia en el Milenio e indicaban cierta comprensión de las perspectivas de una vida futura pacífica en la Tierra. Él se esforzó por unir las facciones que iban aumentando en su tiempo mediante el uso de la poderosa Palabra de Dios. Y generalmente se le recuerda por su pensar claro, percepción aguda y juicio sano.
Aunque hay personas que dicen que Ireneo (quien murió alrededor del año 200 E.C.) promovió las doctrinas verdaderas de la fe cristiana, hay que recordar que él vivió en una época de cambios y durante la apostasía predicha. A veces sus argumentos son algo vagos, hasta contradictorios. Con todo, tenemos en alta estima el testimonio de hombres que hablaron denodadamente a favor de la inspirada Palabra escrita de Dios, más bien que a favor de las tradiciones de los hombres.
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