Los testigos de Jehová alrededor del mundo: Nueva Zelanda

¿PUEDEN las islas alabar a Jehová? Ciertamente, como explica Isaías 42:10: “Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza desde la extremidad de la tierra, [...] islas y ustedes los que las habitan”. El archipiélago de Nueva Zelanda alaba sin duda a Jehová. Conocida mundialmente por sus lagos, fiordos, imponentes montañas, glaciares, playas, bosques pluviales cubiertos de helechos y exuberantes pastos, Nueva Zelanda habla elocuentemente de la majestad y grandeza del Creador de los cielos y la Tierra.

Desde los albores de nuestro siglo ha ido en constante aumento la cantidad de neozelandeses que han unido sus voces para loar a Jehová rindiéndole adoración pura y difundiendo las buenas nuevas del Reino de Dios. Hace poco un Testigo que había escuchado una animadora experiencia sobre dar testimonio a los parientes decidió intentarlo con los suyos. A varios familiares ofreció como regalo el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. ¿Qué resultado ha tenido hasta la fecha? Según su informe, una hermana y un hermano suyos están estudiando la Biblia, un sobrino se ha bautizado como testigo de Jehová y otros familiares reciben con mejor actitud la verdad de la Palabra de Dios. Todavía dispone de un buen campo para cultivar, pues además de sus padres, tiene seis hermanos y nueve hermanas.

También se alaba a Jehová cuando los Testigos unen sus fuerzas para construir Salones del Reino. Como muestra de este hecho, observemos el comentario que hizo el columnista Roy Perkins en el periódico Opotiki News el 17 de mayo de 1994: “Dado que no soy creyente, me impresionaron mucho las labores y los esfuerzos de todos los celosos trabajadores, quienes dedicaron tanto tiempo y esfuerzo a la construcción por amor a su Dios.

”Durante todas las horas de trabajo que se emplearon este fin de semana, no oí una sola palabra de disputas sindicales [...]. Las mujeres estaban encaramadas en los andamios trabajando con los varones, tapando las juntas, así como subiendo y cargando diversos objetos, y todo en un ambiente distendido y alegre.

”Y ni Fulano, ni Zutano ni Mengano perdían tiempo liando cigarrillos. Todos los trabajadores, sin importar su tarea, respiraban un aire tan puro como lo permitía el olor a pintura y el polvo de los ladrillos.”

El cuerpo de ancianos de la Congregación Opotiki escribió: “Toda esta obra de construcción ha causado revuelo en la ciudad. Parece que todo el mundo está hablando de ello. Se han iniciado varios estudios bíblicos. Un caso de gran interés, a nuestro juicio, es el de un matrimonio muy religioso que llevaba años pidiendo que no los visitáramos. Acudieron todos los días al solar de la construcción y luego a la reunión. El esposo nos dijo más tarde: ‘Ahora veo que son el pueblo de Dios. En mi interior he anhelado durante toda mi vida relacionarme con un pueblo como este’”.

Un año antes, un redactor del periódico Otago Daily Times dijo lo siguiente de un Salón del Reino de construcción rápida de Dunedin: “Fue una actuación extraordinaria, un estupendo ejemplo de motivación y autoayuda”. El citado periódico también comentó: “Los habitantes de la ciudad contemplaban con admiración cómo iba levantándose ante sus ojos un gran edificio, y muchos debieron de reflexionar en qué otras transformaciones y proyectos positivos podrían realizarse si se contara con un grupo semejante de voluntarios tan dispuestos a colaborar. El Salón del Reino es una razón para sentir orgullo, pues constituye un símbolo de los esfuerzos constructivos que logran resultados”.

Un caballero de los varios centenares que visitaron las obras comentó que los Testigos construyen “iglesias”, mientras que la confesión religiosa a la que él pertenece las venden, pues el número de feligreses ha disminuido. “Si hubieran esperado otros doce meses, podrían habernos comprado una —señaló—. Tenemos que vender una de ellas, pues no podemos correr con los gastos. Claro, ustedes no tienen que pagar salario a sus pastores. [...] Además, emplean edificios de mantenimiento económico, en vez de construcciones altas con campanarios, que son imposibles de mantener.”

Es patente que las islas pueden alabar a Dios. ¡Que las alabanzas a Jehová sigan resonando en este hermoso estado del Pacífico y por todo el mundo!

[Fotografías en la página 9]

Precursores de camino al servicio del campo alrededor del año 1930

Instalaciones de la sucursal de Manurewa

Predicando el mensaje del Reino en Devonport (Auckland)

[Recuadro en la página 9]

PERFIL DEL PAÍS: Año de servicio de 1994

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