Visita al Pacífico
FEBRERO de 1956 fué un mes de mucha actividad para los testigos de Jehová en las islas de Hawaii. Estaban haciendo los preparativos para una asamblea y para la tercera visita del presidente de la Watch Tówer Bible and Tract Society, N. H. Knorr, y su compañero, Don A. Adams. Las fechas de la asamblea se habían fijado para los días del 2 al 4 de marzo, pero febrero fué el mes de los preparativos. Había de ser un evento de importancia para los testigos de Jehová, y la obra de dar publicidad a ello era una parte importante del trabajo preliminar. Cincuenta mil hojas sueltas se imprimieron y usaron como invitaciones personales en Honolulu, para convidar a las personas a la conferencia pública. A fin de atraer al público se colocaron novecientos avisos y carteles en lugares estratégicos. Los periódicos locales publicaron una serie especial de anuncios para promover el interés. Antes y durante la asamblea se publicaron varios artículos interesantes acerca de la obra de la Sociedad, y la prensa prestó buena cooperación.
Por primera vez en Hawaii los testigos hicieron uso de la televisión para demostrar que esta asamblea de los testigos de Jehová, con el título de Devoción Exclusiva, sería de índole internacional. Los testigos de la localidad, vestidos con la indumentaria nativa, presentaron un programa especial de televisión, hablando en seis idiomas, a saber, inglés, la lengua de Hawaii, japonés, coreano, chino e ilocano. Esto logró muy buenos resultados cuando se hizo el anuncio del tópico de la reunión pública: “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador.” Ciertamente había unidad aquí entre las muchas naciones representadas. También se hizo uso de la radio para alcanzar los oídos de un auditorio invisible aun más grande con anuncios y entrevistas. Se arregló un programa especial de preguntas y respuestas en el idioma japonés, el cual resultó en que muchos del público telefonearan.
La publicidad llegó a su punto culminante el domingo 4 de marzo, cuando esta conferencia extensamente anunciada, “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador,” se grabó en cinta magnetofónica y luego fué emitida por KPOA, una emisora local, inmediatamente después que se hubo presentado en persona por el conferenciante en el lugar de la asamblea, el American-Chinese Club Pavilion. De manera que la sucursal de la Watch Tówer, por medio de su departamento de relaciones con el público, efectuó una obra excelente en su esfuerzo por conseguir que los Isleños escucharan este mensaje importante.
Según el programa, el presidente y su secretario debían llegar por Pan American Airways a las 6:30 de la mañana el 1 de marzo, pero llegaron un poco más temprano. Aun a esta hora, poco antes del amanecer, había unos 75 testigos de Jehová de la localidad allí para darles una bienvenida de las que son típicas de Hawaii, de modo que muchos de ellos amontonaron frescas guirnaldas florales alrededor de sus cuellos. Y hubo las sonrisas y bienvenidas calurosas tan típicas de los publicadores de Hawaii. Después que los hermanos y los periodistas tomaron unas fotografías, los hermanos Knorr y Adams fueron llevados a la oficina de sucursal y la casa misional, donde habían de estudiar unos problemas locales y finalizar los preparativos para la asamblea.
Hermosamente se había aparejado el American Chinese Club Pavilion para la asamblea. El escenario era una masa de plantas y flores tropicales de muchos colores. Esta variedad de plantas de Hawaii impartía una apariencia exótica al pabellón. Había tablas gráficas grandes en las paredes a cada lado de la plataforma, y la que estaba al lado izquierdo del auditorio indicaba cuán extensa era la obra de los testigos de Jehová en las islas de Hawaii en 1945. Las islas mismas habían sido labradas de un material de color de cacao y colocadas en sus ubicaciones apropiadas en un mar de azul verde oscuro. Estrellas pintadas de un color más claro señalaban las cinco congregaciones organizadas en Hawaii, mientras la leyenda de verde amarillento anunciaba que en 1945 vivían 102 publicadores del Reino en las islas. Al otro lado de la plataforma una tabla gráfica semejante con fecha de 1955 señalaba las islas con diecisiete estrellas resplandecientes y con 948 publicadores. Este arreglo hacía que con una sola mirada se notara el crecimiento que se había logrado en diez años. Las dos tablas estaban circundadas de guirnaldas florales inmensas, lo que les daba un matiz característico de Hawaii.
Dado que los asambleístas eran de tantas diferentes nacionalidades, la operación de la cafetería presentó un problema y, debido a esto, las comidas eran muy variadas pero agradables. Y a los visitantes americanos los platos les fueron originales. Toda la asamblea tenía un ambiente típico del Lejano Oriente y los terrenos estaban circundados de palmas y vegetación tropical. Desde luego, la cosa de mayor importancia era el alimento espiritual que los representantes de las varias islas habían venido a oír. Esta asamblea de Devoción Exclusiva resultó ser la más grande reunión que los hermanos de Hawaii han celebrado hasta la fecha.
En el día de apertura el hermano Knorr habló sobre el tema: “Los cristianos tienen que ser felices.” Indicó que los testigos de Jehová son las personas más afortunadas, porque han aprendido el camino a la salvación. Se hallan en circunstancias ventajosas, con una relación estrecha con Dios, conocedores del camino a la vida y con causa justa para ser felices. Presentó muchos textos bíblicos para mostrar que el cristiano puede estar feliz aun bajo persecuciones y pruebas. La felicidad proviene de adquirir conocimiento, sabiduría y entendimiento. Uno tiene su felicidad asegurada a causa de su fe y creencia. Lo que dijo ciertamente se reflejó en los semblantes felices y en el gozo que expresaron los que estaban en la asamblea. La concurrencia máxima en las sesiones del viernes fué de 874.
Se arregló un bautismo para el sábado y treinta y ocho personas simbolizaron su dedicación a Jehová Dios por medio de la inmersión. Se les llevó a todos a una playa cercana donde fueron sumergidos bajo las olas del Pacífico azul.
El programa de la tarde del sábado se dedicó al precursorado. Una parte estuvo a cargo de un presidente que entrevistó a cuatro precursores, la suma de cuyos años en el servicio de tiempo cabal era más de cien. Sus palabras y experiencias sirvieron de estímulo a los demás, y demostraron que si uno hace planes cuidadosos y confía en el espíritu de Jehová le es posible gozar de una vida feliz y completa en este bendito servicio del precursorado con la sociedad del Nuevo Mundo de Jehová. Mucho se dijo ese día acerca del precursorado, y hay cabida para más precursores y precursores especiales en las Islas de Hawaii.
El sábado por la noche el hermano Adams pronunció un discurso conmovedor sobre “La clase correcta de guerrear.” Indicó que el servicio cristiano no debía ser obscurecido por el mundo moderno lleno de materialismo. Hizo una comparación entre esta situación actual y la del que mira a través de una ventana de vidrio cilindrado para contemplar el nuevo mundo y sus bendiciones en clara perspectiva. Si se mantiene la ventana limpia y uno tiene una visión despejada de la actividad del Nuevo Mundo, y las verdades del Reino están siempre a la vista, entonces uno continuará buscando el Reino primeramente. Pero tan pronto como uno deja que la ventana se ensucie o se chape con oro o plata, los intereses comerciales, entonces automáticamente se convierte en un espejo y lo único que uno puede ver es a sí mismo. Entonces el Nuevo Mundo desaparece de la vista. El discurso fué muy práctico y estimuló a los 903 ministros presentes.
El domingo trajo el evento más importante que todos los testigos de Jehová habían estado esperando. Estaban ansiosos de ver los resultados de toda su publicidad y preparativos preliminares con relación al discurso público. Todos se regocijaron al ver el pabellón repleto y atestado. Las tiendas de campaña que habían sido levantadas fuera del pabellón en espera de esta superabundancia de personas, también quedaron llenas. Se le prestó atención excelente al hermano Knorr a medida que desarrollaba su tema y demostraba que el gran Creador iba a traer a todo el género humano a un nuevo mundo, y que la familia humana, sin importar las nacionalidades, color de la piel o idiomas, llegaría a ser una sola bajo su Creador. Manifestó que ahora es el tiempo para que las personas se pongan de parte de Dios a fin de alcanzar la vida eterna. Cuando se contó el número de concurrentes se descubrió que 1,355 personas de toda clase social y de diversas nacionalidades habían venido a oír este discurso animador, el cual ya se ha publicado en La Atalaya del 1 de abril.
Todos los testigos de Jehová, juntos con muchas personas de buena voluntad que habían venido a la reunión pública, se quedaron para escuchar al presidente pronunciar su discurso final, que fué anunciado en la conferencia pública. Trataba de los testigos de Jehová en Rusia, y resultó inspirador aprender que el espíritu de Jehová se manifiesta sobre su pueblo a pesar de los casi insuperables obstáculos que se les impone a los testigos de Jehová en Rusia con el fin de hacerlos dejar de predicar las buenas nuevas del Reino. Les causó deleite a los hermanos de Hawaii saber del celo de los hermanos en Rusia y esto los hizo más resueltos que nunca a seguir adelante dando a conocer las buenas nuevas del Reino en todo rincón de las islas. Los hermanos también demostraron entusiasmo en cuanto a enviar su amor y saludos a sus hermanos de todas partes del mundo, especialmente a los que están en el Pacífico del Sur, adonde habían de viajar los dos visitantes.
Todavía hay mucho que hacer en las islas de Hawaii en lo que toca a predicar las buenas nuevas, porque todavía hay cientos de miles de personas que no se han puesto de parte del Reino. Pero es cosa cierta que dentro de pocos años quedará un número muy reducido de personas que no haya tenido todavía la oportunidad de oír acerca de las provisiones maravillosas que Jehová Dios ha hecho a fin de formar a todo el género humano en una sociedad bajo su Creador.
ADELANTE A LAS ISLAS DE FIJI
Por motivo de un huracán en el Pacífico del Sur la línea aérea Pan American anunció a todos los viajeros que los aviones con ese rumbo tendrían que quedarse en tierra por veinticuatro horas. De modo que no fué sino hasta el martes a las 10:30 p.m. que los hermanos Knorr y Adams dejaron un grupo de más de 200 testigos en el aeropuerto para seguir su viaje al Pacífico del Sur. Se hizo una corta escala en la isla de Canton para aprovisionarse de combustible. Esta no es más que una extensión angosta de terreno, una isla coralina bien apartada en el Pacífico. Los viajeros llegaron allí justamente antes del amanecer, y se sorprendieron al ver cuán pronto la noche se transforma en día en esta isla del Pacífico. El cambio dura sólo unos minutos.
Nuevamente en el aire, no pasó mucho tiempo antes que los viajeros llegaran a Fiji, pero a causa de ventarrones y aguaceros el avión no pudo aterrizar en el aeropuerto de Nandi en seguida. Mientras el campo siguió anublado el avión dió vueltas por aproximadamente una hora hasta recibir la noticia de que se había despejado lo suficiente como para permitir que el avión aterrizara en la pista. En tierra llovía bastante. Aun cuando el avión descendía sobre la isla se pudo observar que los caminos estaban cubiertos de agua y se habían formado grandes charcos. Seguramente esta área había sentido los efectos del huracán. Había varios hermanos presentes para recibir a los visitantes en el aeropuerto de Nandi. Anteriormente se habían hecho arreglos para que el hermano Adams se dirigiera a una asamblea en Suva mientras que el hermano Knorr había de seguir en otro avión hasta Nueva Zelandia, donde una asamblea ya había comenzado en Auckland. La hora que se pasó en conversación con los hermanos fué deleitable, pero entonces llegó el momento para que el hermano Adams y el grupo se pusieran en camino a Suva, a pesar de las dificultades que presentaría un terreno inundado.
Se alquiló un taxímetro y los hermanos emprendieron camino a través de carreteras lodosas y a través de charcos profundos hacia Suva, que queda a la distancia de 130 millas al otro lado de la isla. Antes de que pasara mucho tiempo llegaron a un río crecido que ningún camión ni auto podía atravesar a menos que pudiera sumergirse y salir al otro lado. Puesto que los hermanos no tenían un vehículo de esta clase, salieron del auto, se arremangaron los pantalones, se quitaron los zapatos y medias y se pusieron a vadear hasta un bote de remos equipado con un motor. El recién formado arroyo fluía rápidamente hacia el océano, pero el aficionado a la navegación los dejó al otro lado sin incidente. Nuevamente tuvieron que alquilar un automóvil, el cual los llevó por unas cuantas millas más y luego repitieron el mismo acto atravesando el segundo arroyo crecido para alcanzar el Land Rover, en el cual habían de seguir hasta Suva. Terminaron el viaje en éste, pero el viaje no fué cosa fácil y muchas veces el agua subió hasta los ejes. Una vez tuvieron que atravesar una parte inundada de la carretera viajando sobre los durmientes de la línea de ferrocarril, pero, después de muchas experiencias horripilantes e inolvidables, los hermanos llegaron a Suva una hora antes del discurso público.
La asamblea estaba en sesión y todos los hermanos se deleitaron al saber que el representante especial de la oficina central había llegado y ahora podían escuchar su discurso sobre “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador.” El hermano Adams se había resfriado en Honolulu a causa del cambio de clima, y ahora, con la dureza de este viaje y por haberse mojado al llegar a Suva, su voz no se hallaba en las mejores condiciones. Comenzó a pronunciar el discurso público, pero después de unos veinte minutos le falló la voz; de manera que dió el manuscrito al presidente, el siervo de circuito, el hermano Helberg, quien lo presentó en magnífica forma aunque no había visto el texto anteriormente. Los hermanos se regocijaron al oír el mensaje, y también los del público que habían venido a oír el discurso, siendo la concurrencia total en la casa de ayuntamiento de Suva 170 personas.
Para esta hora casi había dejado de llover y hacía mejor tiempo. El día siguiente la asamblea continuó y el hermano Adams pudo pronunciar dos discursos sobre la obra de los testigos de Jehová, proveyendo buen alimento espiritual a los hermanos. A los concurrentes les parecía que su gozo no tenía límite al participar ellos de ésta, la primera asamblea completa que los testigos de Jehová habían celebrado en Fiji.
En el Salón del Reino los hermanos habían preparado un escenario original adornado con plantas de bananos vivas que estaban produciendo fruto, flores, crotones de muchos colores y telas y esteras de Fiji. Los asambleístas habían venido de Samoa, 600 millas al este, de la isla de Rotuma, 400 millas al norte, y de las dos islas principales del grupo de las Fiji. Con esta mezcla de isleños de la Oceanía, la escena relucía con colores. Los habitantes de Fiji con sus sulus, las lava-lavas de Samoa y los saris indios, todos contribuían al adorno del salón. Alrededor de las paredes había letreros pintados en indostani y las lenguas de Fiji, Samoa y Rotuma. No había dificultades raciales, por cuanto todos se habían reunido con un solo propósito como parte de la sociedad del Nuevo Mundo de Dios. Estas buenas personas de los diferentes lugares del Pacífico del Sur dijeron: ‘Ahora sabemos lo que realmente es una asamblea, el reunirnos con hermanos de ultramar y de diferentes islas.’ Fué una asamblea pequeña pero muy animada.
Se contaron unas experiencias interesantes en la asamblea de Fiji concernientes a la obra en las islas y al progreso excelente que se está efectuando. Un precursor especial que trabaja en Samoa contó de un pequeño escolar que aceptó la verdad y se apegó a ella aunque su familia lo repudió y lo hizo salirse de la casa. Ahora vive con los hermanos y día por día se está poniendo más fuerte en madurez y en entendimiento. Aunque para aceptar el Reino perdió su hogar, ahora, como dijo Jesús concerniente a casos semejantes, tiene cien veces más hermanos y hermanas, además de la esperanza de la vida en el nuevo mundo.
El siervo de circuito relató que había recibido noticias de un grupo de personas interesadas en la verdad en una de las islas. Cuando trató de hacer arreglos para desembarcar en la isla a fin de ayudarlos a organizarse para la actividad teocrática, los funcionarios le informaron que no había alojamiento, de modo que tenían que negarle la entrada. Pero cuando las personas de buena voluntad se enteraron de esto, hicieron arreglos para apartar una parcela de terreno y construir un lugar donde pueda vivir a fin de que venga a ayudarlos a aprender más de la verdad y del justo nuevo mundo de Dios. El siervo espera poder visitar a estas “ovejas” esparcidas en su próximo viaje a través de las islas.
LA ACTIVIDAD EN NUEVA ZELANDIA
Mientras el hermano Adams y sus compañeros se dirigían a Suva, el hermano Knorr se retardó en el aeropuerto de Nandi (Fiji) debido a que uno de los motores del avión se había mojado tanto que tenían que secar algunas partes antes de seguir el viaje. Finalmente partió, y después de veinticuatro horas de viaje desde Honolulu, llegó a Nueva Zelandia cerca de la terminación de las sesiones de la asamblea de ese día. El viernes, sábado y domingo fueron días llenos de actividad en reuniones con los siervos de circuito y de distrito y precursores, una entrevista en la radio y discursos a los hermanos en la asamblea. Se había escogido el Carlaw Park Football Ground para esta asamblea del Reino Triunfante de los testigos de Jehová puesto que no había ningún otro lugar en Auckland, Nueva Zelandia, que les pareciera adecuado para la concurrencia que se esperaba el domingo. El celebrar las sesiones al aire libre fué muy agradable. No se esperaba lluvia, pero el huracán que se había acercado a Fiji se desvió hacia el sur y una porción de la lluvia que trajo cayó durante los últimos días de la asamblea; no suficiente, sin embargo, como para estorbar las sesiones, porque el programa continuó a pesar de las condiciones del tiempo.
La plataforma para los oradores había sido colocada en el césped y estaba aparejada con hermosos arbustos, flores y. helechos. Durante las sesiones de la noche se le hizo resplandecer con luces de colores esparcidas entre el despliegue floral, lo que aumentó su belleza. Pero una noche, mientras hablaba el hermano Knorr en medio de la lluvia, estos focos calientes comenzaron a explotar, haciendo aun más adversas las condiciones en medio de las cuales se hablaba. La asistencia el primer día de la asamblea en Auckland fué de 1,726 personas. Esto fué solamente 200 menos del número máximo que se había logrado en asambleas anteriores en Nueva Zelandia. El día siguiente la asistencia subió hasta 2,200, y para el sábado había llegado a 2,317. La mañana del domingo fué de gran interés porque 173 nuevos ministros dedicaron su vida al servicio de Jehová y lo simbolizaron por inmersión. Esto fué casi el doble del número bautizado en grupo en cualquier ocasión anterior en Nueva Zelandia.
Todos los discursos presentados que los oradores locales pronunciaron en las sesiones fueron los mismos discursos que se habían presentado en las asambleas del Reino Triunfante a través de América del Norte y Europa durante el verano anterior. Los hermanos los hallaron sumamente instructivos y animadores y como resultado se sintieron fortalecidos para continuar en el servicio de Jehová. Todas las conferencias de los hermanos Knorr y Adams fueron diferentes a las del verano de 1955. El hermano Adams llegó por avión procedente de Fiji el sábado por la noche. Su avión llegó un poco atrasado, pero algunos hermanos lo recibieron y lo llevaron precipitadamente al lugar de la asamblea, donde debía hablar a las 7 p.m. según el programa. Llegó como a las 7:07, pero los hermanos ya habían llamado por teléfono del aeropuerto a fin de que el programa continuara hasta su llegada.
Al considerar unos problemas con los diferentes hermanos de Nueva Zelandia, especialmente con los siervos de circuito, se puso de manifiesto que casi todos los pueblos grandes dentro del país tienen congregaciones y que hay muy poco territorio aislado. Tienen más de 2,500 publicadores para predicar a los 2,131,000 habitantes de Nueva Zelandia. Aunque esto le da a cada publicador como 840 personas a quienes hablar, no obstante hay que tener presente que hay aproximadamente 2,128,500 personas que no tienen la verdad. Por medio de emplear organización apropiada y abarcamiento de todo el territorio todas éstas pueden recibir la oportunidad de aprender acerca del nuevo mundo, y los hermanos de Nueva Zelandia están resueltos a trabajar en el territorio sistemáticamente dejando que las personas se decidan a escoger el reino de Dios o apegarse al viejo mundo de injusticia. Puede ser que a veces los testigos de Jehová se sientan satisfechos con tener un publicador por, quizás, cada cuatrocientas o quinientas personas de una nación. Si bien es verdad que esto es un buen promedio, demostrando una condición saludable en lo que toca a dar servicio ministerial a toda la población, no obstante uno nunca debiera pasar por alto el número tremendo de personas que todavía no aceptan a Jehová y el camino a la vida eterna. Esto aplica a Nueva Zelandia. Los hermanos confían muy firmemente en que dentro de poco tiempo tendrán 3,000 publicadores, probablemente este año; pero ellos también aprecian que la obra de dar el testimonio no se ha acabado, aunque no hay territorio aislado.
El presidente de la Sociedad hizo arreglos para enviar precursores especiales a algunas de las ciudades más grandes, fijando los límites de cierto sector de la ciudad para actividad concentrada. Se ha comprobado que mientras más trabajan los testigos de Jehová en un territorio, más rápidamente crece la congregación. Los testigos de Jehová nunca deberían sentirse satisfechos con su progreso, por cuanto ellos tienen que ser diligentes en su servicio durante todo el tiempo que Jehová desee que este evangelio del Reino se predique en todo el mundo con el propósito de dar un testimonio. Tienen que plantar y regar y Jehová dará el aumento.
El domingo amaneció anublado y lloviznando, pero esto no detuvo a los testigos de modo que no asistieran a las sesiones matinales. El hermano Adams pronunció el discurso concluyente del domingo por la mañana: “Ofreciendo un sacrificio de alabanzas a Dios,” lo que era verdaderamente una conclusión apta para el banquete de esa mañana.
Más o menos al mediodía el cielo se despejó y a las tres, la hora anunciada para la reunión pública, las personas estaban entrando en los terrenos como un río humano para oír la conferencia extensamente publicada—no por la prensa ni por la radio, sino por los testigos de Jehová. Todos se regocijaron al saber que 3,510 personas habían venido para oír este discurso importante por el presidente de la Sociedad. El hecho de que 1,200 personas del público de Auckland asistieron a este discurso demuestra que hay muchos que están interesados en el mensaje del reino de Jehová Dios. Muchas personas entregaron su nombre, manifestando su deseo de recibir más información, y sin duda la obra aumentará muy rápidamente en Auckland. Es la ciudad de actividad en Nueva Zelandia, y la Sociedad ha hecho planes para comprar propiedad en esa ciudad y trasladar su oficina de sucursal de Wellington a Auckland. Por supuesto, los hermanos de Auckland están muy entusiasmados a causa de esto y están ansiosos de ver la oficina de la Watch Tówer Bible and Tract Society establecida en medio de ellos. Los hermanos de Auckland darán buen apoyo a la construcción de este edificio. Durante su estada en Auckland el hermano Knorr dedicó considerable tiempo a visitar varias localidades, finalmente decidiendo qué terreno comprar y preparando unos dibujos preliminares de la clase de edificio que se podría construir. Aunque la capital del país es Wellington y la oficina de sucursal se halla allí, no obstante Auckland es la ciudad que con mayor rapidez está creciendo. Es el primer puerto para el comercio que llega al país y traerá las cosas a Nueva Zelandia por lo menos una semana más temprano que lo que llegan cuando van a Wellington para luego ser redistribuidas. La obra en Nueva Zelandia ciertamente ha avanzado con gran prosperidad, y el número de publicadores ha aumentado desde 536 hasta 2,519 en los diez años pasados, con aun mejor perspectiva para los próximos pocos años.
En el discurso concluyente a todos los hermanos el presidente de la Sociedad les dió información acerca de la obra en Rusia e indicó que no hay ninguna clase de propaganda falsa o tratamiento violento de los testigos de Jehová que pueda apagar su celo en la predicación del mensaje del Reino. Ciertamente los hermanos que trabajan detrás de la cortina de hierro así como en Rusia no están retardados en su actividad a causa de la persecución, sino que mantienen su felicidad en Jehová y en la obra que él ha puesto en manos de ellos. Si nuestros hermanos en Rusia y en otras partes del mundo pueden trabajar tan celosamente en naciones donde hay condiciones tan desfavorables, pues, ciertamente los testigos de Jehová en naciones que favorecen la libertad de palabra deben lograr mayores resultados. La perspectiva para el recogimiento futuro en Nueva Zelandia es muy alentadora.
Inmediatamente después de la terminación de la asamblea, se hizo un viaje en avión a Wellington para hacer una inspección de la oficina de sucursal, y se hicieron planes para la expansión futura. Entonces los hermanos partieron en avión para Christchurch, donde se habían hecho arreglos para una reunión pública para el miércoles por la noche. Pocos de los testigos de Jehová habían regresado a esta ciudad grande de la isla meridional, ya que muchos habían viajado por automóvil y vapor y algunos estaban de vacaciones. De manera que probablemente no había más de cien de los 130 publicadores de Christchurch presentes en la reunión de la noche del miércoles, pero aun así la asistencia total fué de 257. Los presentes estaban sumamente interesados en las ideas que se expresaron y se cree que esta reunión ayudará a la congregación local a seguir creciendo a causa del interés que la publicidad y la conferencia misma despertaron. Nueva Zelandia es un país hermoso. El vuelo de norte a sur le da a uno la oportunidad de apreciar la gran variedad de paisajes, montañas cónicas colmadas de nieve, el mar, colinas escabrosas y pastos verdes. Justamente al oeste de Christchurch hay una cordillera de montañas llamadas los Alpes Australes, y allá lejos al sur, según se dice, el paisaje que se halla está entre los más bellos del mundo, con fiordos, montañas y vegetación exuberante. Desde luego, Nueva Zelandia es uno de los primeros países del mundo para la crianza de ovejas y no es cosa rara ver estos animales pacíficos andando errantes por las colinas. Esto le hace a uno pensar en las palabras de Jesús: ‘Otras ovejas tengo que no son de este redil, y a éstas, también, tengo que recoger.’ La obra de recogimiento sigue adelante en Nueva Zelandia, todo para la honra y gloria del nombre de Jehová.
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