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  • La visita del presidente a Australia e Indonesia

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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 15/11 págs. 696-700

La visita del presidente a Australia e Indonesia

DESPUÉS de la asamblea del Reino Triunfante en Auckland, Nueva Zelandia, la próxima parada de Don A. Adams y el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, había de ser Sydney, Australia. Pero para llegar allí tenían que ir en avión desde Christchurch, N.Z., por vía de Melbourne. Habían de salir a las cinco de la tarde del jueves 15 de marzo, pero después que su avión grande había corrido hasta el fin de la pista se quedó allí mientras la tripulación sometió los motores a prueba por aproximadamente media hora, luego el avión volvió a la base aérea. No se hizo la reparación hasta las 10:30; de manera que los viajeros tuvieron que volar toda la noche, llegando a Melbourne, Australia, a las 3:15 de la mañana. Aquí un hermano los había estado esperando toda la noche. Después de la revisión aduanera y de inmigración les fué un placer a los viajeros acompañarlo mientras los conducía por muchas millas en su automóvil a la casa de él, llegando allí como a las 4:30. Los viajeros se acostaron a las 5 a.m. para levantarse nuevamente a las 6 a.m. a fin de llegar al aeropuerto a tiempo para tomar el avión a Sydney, que salía a las ocho de la mañana.

Tan pronto como llegaron a Sydney los hermanos que los recibieron los llevaron apresuradamente a una radioemisora, donde el hermano Knorr fué entrevistado por un comentador popular, y esto fué transmitido dos horas más tarde durante el tiempo reservado para noticias al mediodía. El hermano Knorr todavía no se había presentado en el lugar de la asamblea, pero la entrevista de radio fué transmitida por los altoparlantes, de modo que todos los asambleístas se dieron cuenta de que los hermanos Adams y Knorr habían llegado.

La sucursal en Australia había hecho arreglos para la celebración de una gran asamblea nacional, y los hermanos vinieron de todas partes de Australia. Se fletaron trenes especiales para los hermanos de Perth, el punto más occidental del continente. El más grande tren especial para el cual se habían hecho arreglos trajo a los testigos de Jehová a través de toda la nación a Sydney. Se informó que el tren especial de Perth fué la venta más grande de boletos ferroviarios que se había hecho, y la compañía de ferrocarriles recibió un cheque por £14,000. Este tren era dos veces más largo que el Expreso Oeste-Este que siempre viaja, pues llevaba 436 delegados. Se fletaron otros trenes especiales para traer a los hermanos de Melbourne, Brisbane y otros puntos. Otros miles llegaron por automóvil, vapor, autobuses fletados y por avión. Hacía diez años que no se había celebrado una asamblea nacional que abarcara el país entero. Dió placer ver a los hermanos llegar de todas partes de la nación, algunos de ellos habiendo venido por automóvil desde Perth, un viaje que duró doce días. Tuvieron que atravesar la famosa Llanura Nullárbor con su superficie árida completamente desprovista de agua por mil millas. Esto manifiesta el deseo sincero que hay en el corazón de los testigos de Jehová de reunirse y disfrutar de compañerismo y adorar al Gobernante Soberano del universo. Todos estaban entusiasmados. En la asamblea se manifestó un verdadero espíritu de familia, y los hermanos de Sydney hicieron todo lo posible por hacer que los visitantes se sintieran bienvenidos y cómodos.

En el Sports Grounds (cancha deportiva), en el centro de la cancha misma, se había preparado una plataforma gigantesca de 150 pies de largo con un tablado de 30 por 15 pies y un dosel de 15 por 8 pies. Entre dos alas de arbustos se presentaban las palabras Reino Triunfante escritas en letras de inmenso tamaño. Esto resultaba en una vista muy impresionante cuando se iluminaba de noche. Toda la plataforma era hermosa, proveyendo descanso a los ojos. En un campo adyacente al sitio de la convención había varias tiendas de campaña grandes que albergaban la cafetería y otros departamentos de la organización de la asamblea.

La asamblea celebró sus sesiones del 14 al 18 de marzo y para la noche del viernes la asistencia había aumentado hasta 6,346, cuando el hermano Knorr habló después de una ausencia de cinco años. Todos apreciaron mucho su discurso cordial y maduro. Cada día de la convención estuvo lleno de consejos útiles, y los discursos ilustrativos del hermano Adams dejaron una impresión firme en la mente de todos. El programa del sábado fué muy impresionante, porque los hermanos que han estado trabajando en las islas del Pacífico contaron sus experiencias, verdaderamente sacudiendo las emociones de los oyentes. He aquí un vasto campo nuevo, casi sin tocar, y era la responsabilidad de la sucursal de la Sociedad Watch Tówer en Australia ver que hubiese trabajadores en este territorio. El siervo de circuito, que había concurrido a la asamblea de Fiji, también estuvo presente en esta asamblea y contó muchas experiencias que había tenido en las diferentes islas del Pacífico. El auditorio mostró su placer con repetidos aplausos.

Después de algunas horas de experiencias que presentaron algunos precursores sobre la obra en el Pacífico el hermano Knorr celebró una reunión especial con todos los que estuvieran interesados en ir a trabajar en estas islas, sea en trabajo seglar o como precursores especiales. La reunión se llevó a cabo en una de las tiendas de campaña más grandes y 300 hermanos, incluyendo solteros, solteras y matrimonios, algunos con hijos, concurrieron para recibir información en cuanto a cómo podrían llegar a una de estas islas y conseguir empleo. Todos los que deseaban ir a estas islas entregaron sus nombres y direcciones a fin de que la Sociedad tratara de encontrar empleo para ellos en trabajos seglares. El propósito es el de conseguir que personas que están en la verdad vayan a estas islas, aunque no puedan dedicar sino el tiempo de publicadores de congregación; de todas maneras los isleños recibirán explicaciones de la Biblia y en poco tiempo pueden establecerse pequeñas congregaciones. De manera que los publicadores de congregación pueden llevar una carga de responsabilidad que por lo general pertenece a los precursores, precursores especiales y misioneros.

Se les manifestó en esta reunión que los que querían emprender la obra de precursores especiales podrían hacerlo y la Sociedad vería la manera de llevarlos a las islas. Pero la manera acostumbrada de llegar a estas islas no es como misionero o precursor sino por medio de tener empleo. Se necesitan muchos artesanos, tales como plomeros, mecánicos, carpinteros, ingenieros y otros. Al final de la reunión era verdaderamente conmovedor ver a los hermanos entregar sus nombres y direcciones como una indicación de su deseo de emprender la actividad en este nuevo campo, y luego conversar con los hermanos presentes que ya vivían en las islas para enterarse en cuanto a los requisitos y cómo solicitar empleo. Sería un paso trascendente para cada uno llevar consigo a su esposa y familia y comenzar algo nuevo en su vida a fin de predicar el mensaje del Reino en lugares donde no se ha hablado de él.

El día antes el hermano Knorr se había reunido con los precursores interesados en ir a la Escuela Bíblica de Galaad de la Wátchtower, y 129 de ellos asistieron a esa sesión. Muchos llegaron a la reunión del sábado con la esperanza de poder emprender el servicio misionero más rápidamente. De los 129 presentes sesenta y cinco llenaron las solicitudes preliminares, expresando su deseo de venir a Galaad y algún día ser asignados por la Sociedad a trabajar como misioneros en el extranjero.

El sábado realmente fué un día de servicio, porque por la mañana todos los siervos de congregación y siervos de circuito, 315 de ellos, se reunieron y el hermano Knorr les dirigió la palabra por una hora sobre las actividades del campo y luego contestó preguntas por una hora. Para este cuarto día de la asamblea se podía sentir que los hermanos realmente se habían entusiasmado respecto a la gran obra que todavía queda por hacerse en la tierra y muchos de ellos veían su camino despejado y estaban dando los pasos, aun pasos aventurados, a fin de avanzar los intereses del Reino en lugares grandes y pequeños en el Pacífico. En algunas islas sólo hay entre dos y tres mil personas y en varias de las aldeas donde trabajan los misioneros y publicadores de congregación sólo hay de doscientos a trescientos habitantes. Ya en estas islas hay veinticinco publicadores de congregación australianos que se trasladaron allí desde la visita del hermano Knorr hace cinco años, pero se espera que dentro de los próximos cuantos años nos sea posible lograr que por lo menos cien más vayan a estos lugares pequeños, descritos como trozos del paraíso esparcidos a través del Pacífico azul.

LA REUNIÓN PÚBLICA Y OTRAS ACTIVIDADES

La asamblea estaba llegando a su conclusión demasiado pronto y el domingo era el gran día que todos habían estado esperando. En las sesiones matinales había 3,791 y, a pesar de un aguacero, muchos se sentaron al aire libre para escuchar los discursos. Al mediodía dejó de llover y la tarde se puso fresca. Hubo nubes oscuras en el cielo amenazando todo el tiempo, pero ya no había de llover más ese día. Poco antes de las tres entraron grandes cantidades de personas. Las tribunas quedaron atestadas y pronto se habían ocupado todos los asientos en el cercado delante de la plataforma y cientos de personas estaban de pie. Cuando se completó la cuenta había 8,149 asistentes. Se anunció que poco después de la conferencia pública el presidente volvería a hablar sobre las condiciones en Rusia y su efecto sobre los testigos de Jehová, y 6,573 personas se quedaron.

Australia es un país creciente. Miles de personas están emigrando allí de todas partes de Europa. No sorprendió hallar veintidós diferentes nacionalidades representadas en esta asamblea. Por primera vez en Australia se celebraron reuniones en varios idiomas y 95 personas asistieron a las reuniones en alemán, 69 a las de griego, 31 a las de holandés, 63 a las de italiano, y 42 a las de polaco. También había muchas personas de las islas del Pacífico, tanto nativos como australianos que trabajaban allí pero que habían venido a Sydney para la gran asamblea. Muchas de estas personas habían sentido los estragos de la guerra y las persecuciones de Hitler o de Stalin o de los otros países europeos, de manera que era sumamente interesante observar cómo los hermanos escuchaban con silencio expectante lo que el hermano Knorr les contaba acerca de las experiencias actuales de sus fieles compañeros bajo el régimen comunista. Este discurso final será recordado y citado por mucho tiempo y sin duda se grabó profundamente en el corazón de todos los presentes. Con el cántico 16 se puso fin a otra asamblea del “Reino Triunfante,” pero para muchos de los hermanos visitantes no se había acabado todavía. El lunes unos mil hermanos vinieron a la oficina de sucursal de Sydney e inspeccionaron la casa Betel y fábrica de la Sociedad en Strathfield, un suburbio de Sydney. Muchos otros visitaron algunos de los nuevos Salones del Reino que se habían edificado en Sydney últimamente a fin de ver cómo se había llevado a cabo la construcción. Habiendo visto los excelentes Salones del Reino que las congregaciones han construido en Sydney, estos visitantes probablemente querrán construir uno para ellos mismos cuando regresen a sus propios territorios.

El lunes por la mañana el hermano Knorr se reunió con todos los siervos de circuito y de distrito en uno de estos Salones del Reino, explicando la obra de los siervos de circuito, contestando sus preguntas y haciendo los preparativos para expansión más amplia en el país por medio de los esfuerzos de ellos.

El jueves, justamente después de la convención, algunos de los hermanos fueron a los teatros de Sydney para ver la película de noticias en que se presentaba el bautismo que se había verificado en Sydney solamente unos días antes. Una de las grandes compañías de películas noticieras había enviado a su fotógrafo al bautismo, donde éste tomó unas escenas excelentes, y se informó que el comentario que se hizo fué maravilloso, contando de los 220 hermanos que se habían bautizado. Se comenzó a pasar esta película el jueves, y dentro de solamente pocos días todos los teatros a través de la nación estarían presentándola. Indudablemente millones de personas a través de Australia se enterarán de esta maravillosa asamblea y de la sociedad del Nuevo Mundo por medio de esta publicidad y esto suministrará a los testigos de Jehová de un extremo al otro del país la oportunidad de explicar por qué los hermanos fueron bautizados en agua y qué es lo que significa el Reino de los cielos.

Los días posteriores a la asamblea se emplearon en examinar los registros de la oficina y considerar maneras de dar adelanto a la obra en Australia y las islas del Pacífico. El tiempo pasó demasiado rápido para terminar todo lo necesario a pesar de que se detuvo allí a los viajeros un día porque la línea aérea canceló un vuelo. Salieron en el vuelo del día siguiente destinado para Jakarta. Había un buen número de hermanos en el aeropuerto para despedirlos, todos esperando que no pasaran otros cinco años antes de que viniera alguien desde la oficina de los Estados Unidos a Australia. Pero todos se sintieron grandemente refrescados con motivo de la maravillosa asamblea del “Reino Triunfante” y a causa del crecimiento constante y saludable de la sociedad del Nuevo Mundo en Australia.

ASAMBLEA Y MEMORIAL EN INDONESIA

La próxima parada, con un día de atraso, era Jakarta, Indonesia. El vuelo era largo y tedioso, pero había algunos paisajes hermosos, como un descollante volcán de 12,000 pies con un cráter tan grande como para tragarse un pueblo. Los cientos de pequeñas islas abajo eran de verde esmeralda bordeadas de plata resplandeciente, lo que les daba la apariencia de joyas en el mar. La asamblea ya había comenzado y estaba en sesión cuando los visitantes aterrizaron en Jakarta. Al llegar al local de la asamblea el presidente observó un gran cambio desde su primera visita a Indonesia en marzo de 1951. En ese entonces había sólo veinte hermanos en la ciudad de Jakarta predicando. Ahora había una concurrencia de 223, algunos de los cuales habían venido de todas las islas principales bajo este recién formado gobierno de Indonesia. Fué placentero ver de nuevo amistades del pasado, y los visitantes tuvieron el gozo de conocer a muchas nuevas caras. Esto constó prueba de que la predicación del mensaje del Reino durante el período de cinco años había producido buenos frutos, porque había un nuevo máximo de 261 publicadores en Indonesia. Además de éstos, muchos de los holandeses y eurasios que habían aprendido la verdad habían emigrado a Europa en los cinco años pasados. Se había capacitado idóneamente a muchos hermanos y ahora había varias congregaciones fuertes y saludables en las tres islas grandes y grupos aislados en las otras islas alrededor de las principales. Solamente en la ciudad de Jakarta había dos unidades indonesias y una unidad de habla holandesa.

En la ciudad de Jakarta, atestada como estaba y de mucho movimiento, fué difícil hallar alojamiento para los hermanos visitantes, pero finalmente se pudo hacer. Para la celebración de las sesiones fué necesario contratar tres locales diferentes. Se arregló una cafetería en el patio de la casa de un hermano. Para gran número de los concurrentes ésta era la primera asamblea y también la primera vez que algunos hermanos habían salido de sus propias islas. Esto demuestra el poder que la verdad ejerce sobre los hermanos, dándoles el deseo de reunirse en asamblea en estos postreros días. Todos apreciaron mucho las provisiones que Jehová había hecho para ellos en su vida teocrática recién comenzada. Para venir a la asamblea algunos habían hecho un viaje de ocho días por buque a través de 1,400 millas de mar, y como muchos de ellos eran pobres no pudieron ocupar los camarotes cómodos, sino que acamparon en las cubiertas de los buques que los trajeron. Otros vinieron por tren desde la congregación creciente de Surabaya.

Todos los hermanos estaban felices y ansiosos de salir al servicio en el campo, y tuvieron experiencias maravillosas. Para todos fué un placer sentarse en el auditorio y escuchar a los hermanos de varias partes del país pronunciar sus discursos y participar en las demostraciones. Esta es una nueva organización, joven y llena de vigor, no con muchos hermanos maduros, pero de todas maneras haciendo esfuerzos y logrando resultados en cuanto a estar unidos. Fué una asamblea muy instructiva. Un misionero dijo que la reunión de servicio habría sido digna de encomio en una asamblea en cualquier parte del mundo. El espíritu de Jehová puede efectuar mucho en un corto período cuando el corazón de la persona se inclina hacia él. Los misioneros que están en esta nación son de corazón amistoso. Pueden mirar atrás a través de los pocos años de trabajo duro mientras ven a estos estudiantes a quienes han ayudado participar en el programa y cooperar tan excelentemente y con resultados tan buenos. Les hace sentirse recompensados por haber dejado sus hogares y países para viajar a través de miles de millas sobre tierra y mar a una tierra diferente, de una lengua y pueblo diferentes. Aquí han hallado nuevos hermanos.

Los de la congregación del pueblo de Dios en asamblea apreciaron las buenas palabras que les presentaron los hermanos Adams y Knorr y estuvieron verdaderamente agradecidos al oír la noticia de que la revista La Atalaya sería ensanchada de doce páginas a dieciséis y gozosos al oír las palabras de encomio respecto a la buena obra que los hermanos indonesios habían estado haciendo con la revista La Atalaya en su propio idioma. Actualmente están imprimiendo hasta 5,000 ejemplares de La Atalaya, que se traduce y se imprime allí mismo en Jakarta. En 1952 se traducía del inglés y se imprimía en mimeógrafo solamente el artículo de la revista para el estudio, pero a medida que la obra iba creciendo y aumentó la demanda para la revista se entregó la obra de la impresión a una imprenta local. La primera tirada en 1952 fué de 250 ejemplares. Ahora en 1956 la tirada correspondiente al 1 de abril había crecido hasta 5,000 ejemplares. El auditorio se regocijó al saber que la revista sería de dieciséis páginas, y luego se quedó aun más sorprendido cuando se le dijo que cuando la tirada regular de La Atalaya se mantuviera en forma estable en 5,000 ejemplares, a causa de sus buenos esfuerzos en repartirla, la Sociedad traduciría la ¡Despertad! al indonesio. Estas buenas nuevas se recibieron con el entusiasmo típico de la Sociedad del Nuevo Mundo. La distribución de las revistas en Indonesia por parte de los publicadores es excelente, y es fácil colocar las revistas en varios idiomas. No le es difícil a un publicador colocar veinticinco revistas en la obra de tienda en tienda o aun de casa en casa en una hora, y no es cosa rara distribuir cuarenta revistas durante el trabajo de una mañana. Un misionero consiguió nueve suscripciones nuevas en la obra de tienda en tienda en una mañana. La gente que vive en Indonesia aprecia mucho el que la revista se imprima en su propio idioma. Puesto que la Sociedad no tiene muchas publicaciones en indonesio, se cree que el dar énfasis a la distribución semanal de la revista La Atalaya debe aumentar rápidamente la tirada de la revista.

Todos se sintieron especialmente felices el domingo 25 de marzo por la mañana cuando el siervo de sucursal pronunció un discurso excelente sobre la dedicación y el bautismo en agua. Aunque él tiene menos de cinco años allí como misionero habla la lengua nativa con bastante afluencia. Dieciséis hermanos de varias partes del extenso territorio contestaron afirmativamente las preguntas que se les planteó sobre el bautismo.

Se celebró una reunión por la tarde con los precursores, misioneros y los que se interesaban en el precursorado. El hermano Knorr tuvo la oportunidad de contestar preguntas y animar a algunos a emprender el precursorado. Manifestó que hasta algunos que tenían buenas hojas de servicio como publicadores de congregación tal vez podrían comenzar desde el principio como precursores especiales sin tener que ser precursores primero, con tal que estuvieran dispuestos a dedicar todo su tiempo a la predicación de las buenas nuevas en algún sector isleño. Se cree que habrá buenos resultados. Unas treinta personas asistieron a esta reunión.

El discurso “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador” se pronunció el domingo a las cinco de la tarde en el Gedung Kenesio y se tradujo al indonesio. No se podía dar publicidad a esta reunión, porque actualmente no se permite la celebración de reuniones públicas, pero las organizaciones pueden tener sus propias reuniones y las personas que se interesan en su obra pueden asistir. Doscientos setenta y una personas vinieron a la asamblea y 241 se quedaron para escuchar la información final concerniente a las experiencias de los testigos de Jehová detrás de la cortina de hierro. Ciertamente, se indicó, “si ellos pueden predicar y mantener su integridad bajo tales condiciones, entonces nosotros que vivimos aquí bajo condiciones mucho más favorables debemos estar resueltos a predicar y extender nuestro ministerio en toda oportunidad mientras las condiciones sigan propicias.” La asamblea llegó a su fin con mucho entusiasmo, pero había otro día de bendiciones para los que estaban en Indonesia, porque se había acercado el tiempo para la celebración anual del memorial de la muerte de Jesucristo.

Con la noche del lunes 26 de marzo venía el 14 de nisán, y después de las seis de la tarde de este día los testigos de Jehová a través del mundo estarían celebrando la memoria del sacrificio maravilloso que Cristo Jesús había colocado u ofrecido en el altar de Jehová. Por medio de comer su carne y beber su sangre simbólicamente, ellos estaban participando del sacrificio de comunión tipificado en las Escrituras Hebreas. Es en esta parte del mundo donde el día comienza, de manera que probablemente los que estuvieron en Jakarta estuvieron entre los primeros que celebraron la fiesta en la mesa de Jehová, y miles los seguirían en Asia y luego Europa y finalmente en América del Norte y de Sur, todos celebrando la misma cena. Aquí en Jakarta se habían reunido 268 personas, juntas con cientos de miles en otros lugares, pero solamente uno de este grupo participó de los emblemas. Los demás no participaron, manifestando que son de las “otras ovejas” y que esperan recibir la vida perfecta terrenal en el nuevo mundo de justicia bajo el reino de los cielos, pero al mismo tiempo reconociendo la maravillosa provisión que Cristo Jesús hizo al dar su vida humana y aceptándolo como Rey con el gobierno sobre los hombros.

Todavía hay una gran obra que hacer en Indonesia. Este es un país nuevo que ha conseguido la independencia, libertad y gobierno propio. Tiene que llevarse a cabo una gran obra de reconstrucción. Junto con esta obra de reconstrucción en Indonesia, los testigos de Jehová tienen que dar un aviso muy importante, a saber, que el reino de Dios es la esperanza de toda la humanidad. Allá en el año 1947 había sólo 13 publicadores. Hoy día hay 261 y éstos tienen que servir a más de 80 millones de habitantes que hablan más de 200 dialectos. De modo que hay una gran obra delante de los pocos publicadores allá. Los misioneros les sirvieron de gran ayuda a los pocos publicadores que había en el país cuando ellos llegaron en 1951, pero hoy en día se han organizado allí tanto la obra de circuito como la de distrito. Los hermanos de circuito y distrito viajan grandes distancias a fin de servir las congregaciones y la Sociedad se complace en poder pagar estos gastos para traer la instrucción correcta y consuelo a los testigos de Jehová de todas las islas. Los resultados han sido muy buenos a través de un período de años; hasta se ha logrado ahora un nuevo máximo de 261 publicadores. Los testigos de Jehová por todo el mundo se regocijan porque están avanzando tan bien, logrando la madurez tan rápidamente.

Muchos hermanos indonesios estuvieron en el aeropuerto para despedir a los hermanos Knorr y Adams mientras se disponían a salir para Singapur. En dos horas volaron sobre muchas islas de Indonesia, y, cuando aterrizaron en el aeropuerto, aquí también había como treinta hermanos para darles una bienvenida calurosa a la ciudad agradable de Singapur.

Se acordarán y se volverán a Jehová todos los términos de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino.—Sal. 22:27, 28.

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