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  • ¿La venida, o la presencia de Jesús?
    La Atalaya 1996 | 15 de agosto
    • Pero en Mateo 24:3, 27, 37, 39, el evangelista empleó una palabra diferente, un sustantivo que no se encuentra en ningún otro lugar de los evangelios: pa·rou·sí·a. Como Dios inspiró la escritura de la Biblia, ¿por qué hizo que Mateo escogiera esta palabra griega en estos versículos cuando escribió su evangelio en griego? ¿Qué significa, y por qué debería interesarnos?

      11. a) ¿Cuál es el sentido de pa·rou·sí·a? b) ¿Cómo apoyan algunos ejemplos de los escritos de Josefo nuestro modo de entender la palabra pa·rou·sí·a? (Véase la nota.)

      11 Pa·rou·sí·a significa “presencia”. El Diccionario Expositivo de palabras del Nuevo Testamento, de Vine, dice: “PAROUSIA [...], lit[eralmente], una presencia, para, con, y ousia, un ser (de eimi, ser), denota tanto una llegada como una consiguiente presencia con. Por ejemplo, en una carta sobre papiro una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad”. Otros léxicos explican que pa·rou·sí·a denota “la visita de un gobernante”. De modo que no es solo el momento de la llegada, sino la presencia que se extiende desde el momento de la llegada en adelante. Es interesante el hecho de que ese fue el sentido que dio al vocablo pa·rou·sí·aa el historiador judío Josefo, quien fue contemporáneo de los apóstoles.

      12. ¿Cómo confirma la misma Biblia el significado de pa·rou·sí·a?

      12 Aunque la literatura antigua respalda con claridad el significado “presencia”, los cristianos estamos particularmente interesados en el sentido que da la Palabra de Dios al término pa·rou·sí·a. La respuesta es la misma: presencia. Lo vemos en algunos ejemplos de las cartas de Pablo. A los filipenses les escribió: “Tal como siempre han obedecido, no durante mi presencia solamente, sino ahora con mucha más prontitud durante mi ausencia, sigan obrando su propia salvación”. También les habló de permanecer con ellos para que se alborozaran “por causa de [su] presencia [pa·rou·sí·a] de nuevo con [ellos]”. (Filipenses 1:25, 26; 2:12.) Otras versiones dicen “cuando yo vuelva a estar entre vosotros” (Biblia de Jerusalén), “cuando me encuentre de nuevo entre ustedes” (Nueva Biblia Española) y “por mi estancia con ustedes” (Nueva Versión Internacional, 1979). En 2 Corintios 10:10, 11, Pablo contrastó “su presencia en persona” con “estar ausente”. En estos ejemplos es evidente que no hablaba de su acercamiento o llegada; utilizó pa·rou·sí·a en el sentido de estar presente.b (Compárese con 1 Corintios 16:17.) Ahora bien, ¿qué puede decirse de las referencias a la pa·rou·sí·a de Jesús? ¿Aluden a su “venida”, o indican una presencia prolongada?

      13, 14. a) ¿Por qué debemos concluir que una pa·rou·sí·a tiene una duración? b) ¿Qué debe decirse en cuanto a la duración de la pa·rou·sí·a de Jesús?

      13 Los cristianos ungidos con espíritu del tiempo de Pablo estaban interesados en la pa·rou·sí·a de Jesús. Pero Pablo les advirtió que no se dejaran ‘sacudir de su razón’. Primero tendría que aparecer “el hombre del desafuero”, que ha resultado ser el clero de la cristiandad. Pablo escribió que “la presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos”. (2 Tesalonicenses 2:2, 3, 9.) Es evidente que la pa·rou·sí·a, es decir, presencia, del “hombre del desafuero” no era solo una llegada momentánea; se extendería por un tiempo, durante el cual se producirían los mencionados portentos mentirosos. ¿Por qué es esto importante?

      14 Considere el versículo inmediatamente anterior: “Será revelado el desaforado, a quien el Señor Jesús eliminará por el espíritu de su boca, y reducirá a nada por la manifestación de su presencia”. Tal como la presencia “del hombre del desafuero” se extendería por un espacio de tiempo, la presencia de Jesús se prolongaría por cierto tiempo, y culminaría con la destrucción del desaforado “hijo de la destrucción”. (2 Tesalonicenses 2:8.)

  • ¿La venida, o la presencia de Jesús?
    La Atalaya 1996 | 15 de agosto
    • a Ejemplos de Josefo: En el monte Sinaí cayeron truenos y rayos, “declarando que Dios estaba presente [pa·rou·sí·a]”. La manifestación milagrosa en el tabernáculo “revelaba la presencia [pa·rou·sí·a] de Dios”. Cuando Dios mostró al servidor de Eliseo los carros que lo rodeaban, “[manifestó] a su criado su poder y su presencia [pa·rou·sí·a]”. Cuando Petronio, oficial romano, intentaba apaciguar a los judíos, Josefo dijo que “Dios dio a conocer a Petronio su presencia [pa·rou·sí·a]” enviando una lluvia. Josefo no aplicó la voz pa·rou·sí·a a un mero acercamiento o llegada momentánea, sino a una presencia que continúa, incluso de naturaleza invisible. (Éxodo 20:18-21; 25:22; Levítico 16:2; 2 Reyes 6:15-17.) (Compárese con Antigüedades judías, libro 3, capítulo 5, sección 2 [80]; capítulo 8, sección 5 [202]; libro 9, capítulo 4, sección 3 [55]; libro 18, capítulo 8, sección 6 [284].)

      b En A Critical Lexicon and Concordance to the English and Greek New Testament, E. W. Bullinger explica que pa·rou·sí·a significa “el estar presente o llegar a estarlo, por lo tanto, presencia, llegada; una venida que incluye la idea de una morada permanente desde esta venida en adelante”.

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