El Ganges, río sagrado de la India. ¿Por qué lo adoran millones de personas?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la India
El río Ganges, o Ganga —como lo llaman en la India—, ha sido reverenciado por los hindúes a lo largo de la historia como el río más sagrado del mundo. Durante siglos, sus orillas se han visto atestadas por millones de adoradores. ¿Por qué acude la gente a este río? ¿Qué busca? La breve consideración que se hace del Ganges en este artículo ayudará a responder estas preguntas.
EN LA ciudad santa de Hardwar, cerca de los premontes del Himalaya, un reluciente Mercedes-Benz de color blanco circula por las estrechas y tortuosas calles. Con mucho cuidado adelanta rickshas (pequeños vehículos de dos ruedas tirados por una bicicleta), tongas (vehículos ligeros de dos ruedas tirados por un caballo), escúteres y peatones. Finalmente, el automóvil se detiene en un lugar situado casi a las afueras de la ciudad desde donde se divisa el Ganges.
Aunque río abajo las aguas están sumamente contaminadas, en Hardwar, después de su descenso por entre las montañas, presentan un color verde azulado que regala la vista. No obstante, ese automóvil no se ha desplazado hasta allí tan solo para contemplar el paisaje.
Las puertas del automóvil se abren, y de él sale una familia india de apariencia moderna y culta. Mientras la madre se arregla su sari de color escarlata, los rayos del Sol se reflejan en sus brazaletes y gargantillas de oro, lo que produce brillantes destellos. El padre cierra el automóvil y reúne a los hijos: todos van vestidos de sport y llevan pantalones vaqueros a la moda. Su aspecto indica que es una familia próspera y, obviamente, libre de las ansiedades que plagan a los pobres. Sin embargo, al igual que los que proceden de antecedentes más modestos, han venido a adorar a la diosa Ganga, con la esperanza de beneficiarse de sus poderes.
Cerca de los sagrados ghat (escalones en terraza) de Hari Ki Pauri, se quitan los zapatos y descienden los peldaños hasta el río. Inmediatamente después, se pierden entre la multitud de saris de diferentes colores y otras prendas de vestir regionales. En este lugar, diariamente se da cita una nutrida representación del pueblo indio —ricos y pobres— que acude a las orillas del Ganges. Todos los que asisten se sienten atraídos por una necesidad espiritual básica, una que tiene sus correspondencias en todo el mundo.
Rituales sagrados y denodados actos de devoción
En la zona de las abluciones, hay sacerdotes esperando, deseosos de ayudar a los peregrinos a llevar a cabo los rituales de adoración (puja) de la diosa Ganga. Hacen ofrendas florales y salmodian oraciones. Entonces, con una pasta roja o amarilla, el sacerdote hace en la frente de los devotos una marca, llamada tilak. A continuación se llevan a cabo denodados actos de devoción.
Las frías e impetuosas aguas de un día de noviembre no disuaden a los peregrinos. Denodadamente, jóvenes y mayores se introducen en el río. Saboreando esta oportunidad, quizás única en su vida, dejan que las aguas del Ganges les entumezcan el cuerpo. Algunos padres incluso llevan a sus hijos en los brazos y los zambullen con cuidado en el agua. Tiritando, pero satisfechos, los peregrinos salen del agua para calentarse ante Surya, el dios-sol. Después visitarán algunos de los muchos templos de Hardwar o quizás se dirijirán a Rishikesh (a unos 26 kilómetros río arriba), donde a lo largo de las orillas del Ganges se encuentran docenas de aśram (lugares de retiro o de ejercicios ascéticos), a los que acuden los extranjeros para dedicarse a la meditación y al yoga.
Al anochecer, los peregrinos regresan a la zona de las abluciones para una ocasión de culto especial. Matrimonios y grupos de familiares bajan al agua con unos resistentes barquitos hechos de hojas verdes. En su interior colocan caléndulas de colores, fragantes pétalos de rosa y una pequeña vasija de barro con una mecha. Una pareja joven se descalza, ora, enciende la mecha y cuidadosamente deposita su barquito en las impetuosas aguas. Al igual que muchos recién casados, puede que hayan pedido a Ganga que les bendiga con un hijo sano. Después de formular sus ruegos, otras muchas personas echan al agua sus pequeñas embarcaciones. Pronto una flotilla de luces titilantes invaden las aguas e inmediatamente son arrastradas río abajo por la fuerte corriente.
De repente, el repique de campanas de los templos rompe la paz de la noche. El estrépito continúa durante unos minutos, mientras los sacerdotes mecen lámparas encendidas a la orilla del río y salmodian alabanzas a Ganga. Así concluye otro día de adoración y actos de devoción.
“Ser amamantado por la propia madre”
El Ganges es, indiscutiblemente, un río singular, pero no por sus características físicas. Hay casi treinta ríos en el mundo que son más largos, y dos de ellos —el Brahmaputra y el Indo— están en la misma India. Sin embargo, el Ganges es adorado desde su humilde nacimiento en las nevadas cumbres de las montañas, hasta su extensa desembocadura en el golfo de Bengala, un curso de 2.700 kilómetros. Una tercera parte de los 800 millones de habitantes del país viven en la cuenca del Ganges y dependen materialmente del río para su alimento, agua y riego. Mucho más que cualquier otro río, el Ganges es el símbolo de la India.
De modo que para los creyentes hindúes, el Ganges es Ganga Ma, la “Madre Ganges”. Lo ven como una madre leal que alimenta y limpia a sus hijos, tanto en sentido espiritual como físico, de ahí que el poeta indio Tulsidas dijera que el Ganges es el bhukti mukti dayini, es decir, el dador de salvación y disfrute material. El beber de su agua es “como ser amamantado por la propia madre”, dijo un devoto. Tales sentimientos reflejan la relación tan íntima que existe entre el río y sus adoradores. Este vínculo es tan fuerte, que en el pasado algunos peregrinos ofrecían su ‘vida en sacrificio’ por medio de ahogarse deliberadamente en sus aguas.
Hoy día, esta imagen idealista adopta un nuevo cariz. Puesto que el Ganges serpentea a través de prósperas ciudades, recibe una constante invasión de aguas residuales y desechos químicos. Un ingeniero civil, lamentando la situación, comentó: “Los pobres simplemente defecan en el río, los ricos vierten en él sus desechos industriales y los religiosos echan en sus aguas los cadáveres”. Se calcula que cada día van a parar al río por lo menos diez mil cadáveres. Sin embargo, en la ciudad de Varanasi (Benarés), diariamente hay exultantes devotos que hacen sus abluciones zambulléndose ritualmente en esas aguas, ahora de color marrón oscuro, ajenos a los restos flotantes de piras funerarias cercanas. Despreocupadamente practican el achaman, el acto de beber un sorbo de agua del Ganges como parte de su adoración al Sol.
“Seguiré practicando las sagradas abluciones hasta que muera —dijo un científico que reside junto al Ganges—. Pero cada vez que hago achaman, se produce un tremendo conflicto en mi interior.” Una revista india comentó lo siguiente sobre esta declaración: “Como científico, el profesor Mishra sabe que el agua que está tragando está contaminada. Pero Mahant Veerbhadra Mishra no puede menos que tomar un sorbo del agua sagrada del Ganges, y quizás no haya otro ejemplo mejor para ilustrar lo que los hindúes sienten hacia el Ganges”.
¿Por qué sienten tanta devoción por este río los adoradores hindúes? Esta devoción puede dejar perplejos a los que no conocen el mito de su legendario origen ni los poderes que se acreditan a sus aguas. En esto radican los secretos de la mística atracción que ejerce el Ganges en su gente.
¿Por qué, según dicen, descendió del cielo?
La trama de la leyenda del Ganges es tan elaborada como la de todas las demás leyendas sobre deidades hindúes. Aunque los detalles exactos varían según las versiones, el relato, en resumen, explica lo siguiente:
El rey Sagara tuvo 60.000 hijos, que fueron asesinados por el sabio Kapila. Sus almas fueron condenadas a vagar por la Tierra para siempre, a menos que la diosa Ganga descendiese del cielo para purificarlas y librarlas de la maldición. Debido a la penitencia de otro rey, llamado Bhagirathi, Ganga descendió a la Tierra y quedó atrapada en los cabellos del dios Siva: las nevadas cumbres del Himalaya. Desde allí, sus aguas fluyeron impetuosamente hacia el mar y purificaron las almas de los 60.000 hijos del rey Sagara, de modo que fueron restauradas al paraíso.
Por esa razón, millones de personas han visitado y adorado al Ganges durante siglos. Según sus adoradores, Ganga tiene el poder de liberar, purificar, limpiar y curar. Un antiguo escrito hindú, El Brahmandapurana, dice: “Los que con devoción se bañen una vez en las puras corrientes del Ganga, sus tribus serán protegidas por Ella de cientos de miles de peligros. Los males acumulados por generaciones son destruidos. Con tan solo bañarse en el Ganga, la persona queda inmediatamente purificada”. Además, se dice que si se bebe agua del Ganges, se alcanza la inmortalidad. Se cree que la persona que muere junto al Ganges, es incinerada en sus orillas y sus cenizas son arrojadas al río, recibe la dicha eterna. También se dice que el alma —que, según la opinión de muchos, es inmortal— es liberada del ciclo de renacimientos para que finalmente pueda descansar, combinándose con la propia esencia de dios.
Se acerca la curación de todas las naciones
El deseo de limpieza espiritual y de liberación del sufrimiento parece ser un ideal básico de todo ser humano. En otras partes del mundo, dicha salvación, o mukti, se busca de otras formas. Hay quienes confiesan sus pecados a un intercesor —como, por ejemplo, un sacerdote— para recibir perdón, y luego cumplen con la penitencia que se les imponga. Otros creen que mediante elevar oraciones, leer escritos sagrados, hacer sacrificios, dar dones y limosnas o abnegación, el hombre puede ser expiado de sus errores y recibir bendiciones después de la muerte. Pero en vista de que hay tantas ideas contradictorias, ¿existe algún camino seguro para hallar liberación del pecado y la muerte?
Es interesante que un libro de escritos sagrados muy antiguo, la Biblia, también relaciona la limpieza y la curación espiritual de la humanidad con un río. Juan, profeta y escritor, tuvo una visión de “un río de agua de vida” procedente del trono de Dios. En lugar de personas que se bañaban en él, lo que vio a lo largo de sus orillas fue muchos árboles frutales “para la curación de las naciones”. (Revelación 22:1, 2.)
Aquí la Biblia habla simbólicamente de la maravillosa provisión del Creador de libertar para siempre a la humanidad del pecado y la muerte y concederle vida eterna. Bajo esta provisión, multitudes de personas que se han bañado en las aguas del Ganges —junto con millones que jamás lo han visto— tendrán la oportunidad, en un futuro muy cercano, de limpiarse del pecado y librarse de la muerte.a
[Nota a pie de página]
a Pida el folleto Victory Over Death—Is It Possible for You? (Victoria sobre la muerte: ¿es posible para usted?) a los publicadores de esta revista. Está disponible en bengalí, francés, hindi, inglés y malayalam.
[Fotografías en la página 15]
En medio de numerosos templos y capillas, gente de toda clase acude a bañarse al Ganges
A orillas del río, un sacerdote ayuda a una mujer con los rituales de adoración (puja) de la diosa Ganga
[Fotografía en la página 16]
Panteón de dioses y diosas hindúes en uno de los muchos templos de Hardwar
[Fotografía en la página 17]
Una joven se prepara para echar a las aguas del Ganges su barco de hojas