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  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • Un trabajador de ferrocarril de ascendencia serbia, Stevan Stanković, se ofreció para ayudar a sus hermanos, sin importar de dónde fueran. Pese a los peligros, Stevan asumió la tarea de llevar publicaciones en secreto de Croacia a Serbia, que se hallaba bajo ocupación militar. Un día, la policía descubrió las publicaciones que llevaba en su maleta y le exigieron que dijera de dónde las había sacado. Pero Stevan se mantuvo leal a sus hermanos y se negó a divulgar la información, de modo que lo llevaron a una prisión para interrogarlo. Luego lo transfirieron al campo de concentración de Jasenovac, que era conocido por su brutalidad. De allí, Stevan no salió con vida.

      Mihovil Balković era un hermano ingenioso y discreto que trabajaba de plomero en Croacia durante aquellos años turbulentos. Visitaba a los hermanos para animarlos y para entregar publicaciones. Su nieto cuenta lo siguiente: “En cierta ocasión se enteró de que en el próximo pueblo registrarían el tren en el que viajaba, así que se bajó una parada antes de lo planeado. Llevaba las publicaciones en su mochila, y en la parte de arriba había puesto dos botellas de rakija (brandy casero) y algunos comestibles. Aunque la mayor parte del pueblo estaba cercado con alambre de púas, encontró una abertura en un viñedo. Lógicamente, iba con precaución, pero cuando pasó junto a un búnker, un soldado le gritó: ‘¡Alto ahí! ¿Quién es usted?’. Él se acercó, y otro soldado preguntó: ‘¿Qué lleva ahí?’.

      —Un poquito de harina, frijoles y papas —respondió.

      —¿Y en las botellas? —le preguntó el soldado.

      —Huélelo y pruébalo —contestó.

      ”El soldado lo probó, y mi abuelo le dijo: ‘Esta botella es para ti, hijo, y la otra es para mí.’

      ”Complacidos con su respuesta y con el rakija, los soldados le dijeron: ‘Ya puede irse, abuelo.’

      ”Así —concluye el nieto de Mihovil—, las publicaciones llegaron intactas a su destino.”

      No hay duda de que Mihovil era muy valiente. Sus viajes lo llevaron a zonas controladas por bandos opuestos del conflicto. Unas veces se hallaba cara a cara con los soldados partisanos comunistas; otras, con la Ustachá fascista o con los soldados chetniks.a Sin amedrentarse, aprovechaba esas oportunidades para dar testimonio y explicar la esperanza que ofrece la Biblia. Se necesitaba mucho valor porque la vida de un Testigo estaba siempre en riesgo. Varias veces lo arrestaron, lo interrogaron y lo metieron en prisión.

      En la noche del 9 de noviembre de 1944, cerca del fin de la guerra, los partisanos invadieron la casa de Mihovil y se lo llevaron junto con varias publicaciones que confiscaron. Tristemente, él nunca regresó. Más tarde se supo que lo habían decapitado.

  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • FIELES HASTA EL FIN

      Lestan Fabijan, un albañil de Zagreb, les predicó a Ivan Sever, Franjo Dreven y Filip Huzek-Gumbazir. En seis meses, ya todos estaban bautizados, predicando y celebrando reuniones. En la tarde del 15 de enero de 1943, una patrulla militar llegó a la casa de Ivan Sever para arrestarlo a él, a Franjo Dreven y a Filip Ilić, otro hermano. Registraron la casa, se apoderaron de todas las publicaciones y se los llevaron a los tres.

      Cuando Lestan se enteró de los arrestos, fue con Filip Huzek-Gumbazir a dar ánimo a la madre y a la hermana de Franjo. Pero los partisanos oyeron de su visita y los arrestaron también a ellos dos. Los cinco hermanos explicaron a los partisanos con la Biblia que solo servían a Jehová y que eran soldados de Cristo. Como todos rehusaron tomar las armas y participar en la guerra, fueron sentenciados a muerte y encerrados.

      Un día, los partisanos despertaron a los cinco hermanos a media noche, les quitaron la ropa y los llevaron al bosque. En el camino les dieron la oportunidad de cambiar de opinión. Intentaron doblegar su determinación apelando al amor por la familia. Le hablaron a Filip Huzek-Gumbazir de su esposa encinta y de sus cuatro hijos, pero él contestó que tenía la plena seguridad de que Jehová los cuidaría. Como Franjo Dreven no tenía esposa ni hijos, le preguntaron que quién cuidaría de su madre y de su hermana.

      Ya adentrados en el bosque, los soldados hicieron que los hermanos se quedaran de pie en medio del frío invernal. Entonces comenzaron las ejecuciones. Primero fusilaron a Filip Huzek-Gumbazir. Esperaron un poco y les preguntaron a los demás si querían cambiar de opinión. Pero los hermanos estaban decididos a mantenerse fieles, así que le llegó el turno a Franjo... luego a Ivan... y entonces a Lestan. Finalmente, Filip Ilić, el último con vida, transigió y aceptó unirse a los soldados. Sin embargo, tres meses más tarde volvió a casa debido a una enfermedad mortal y contó lo que había sucedido. Irónicamente, la vida que había tratado de conservar dándole la espalda a Jehová le fue arrebatada por una enfermedad.

      En Eslovenia, muchos de nuestros hermanos fueron víctimas de la persecución. Por ejemplo, el 8 de junio de 1942, los soldados nazis ejecutaron en Maribor a Franc Drozg, un herrero de 38 años que no aceptó tomar las armas. Algunos testigos presenciales cuentan que, antes de fusilarlo, le colgaron al cuello un letrero que decía: “No soy de este mundo” (Juan 17:14). Su fe firme queda patente en la carta que escribió unos minutos antes de morir: “Mi querido amigo Rupert: Hoy me han sentenciado a muerte. No llores por mí. Un abrazo para ti y todos los de casa. Nos vemos en el Reino”.

  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • En Eslovenia, muchos de nuestros hermanos fueron víctimas de la persecución. Por ejemplo, el 8 de junio de 1942, los soldados nazis ejecutaron en Maribor a Franc Drozg, un herrero de 38 años que no aceptó tomar las armas. Algunos testigos presenciales cuentan que, antes de fusilarlo, le colgaron al cuello un letrero que decía: “No soy de este mundo” (Juan 17:14). Su fe firme queda patente en la carta que escribió unos minutos antes de morir: “Mi querido amigo Rupert: Hoy me han sentenciado a muerte. No llores por mí. Un abrazo para ti y todos los de casa. Nos vemos en el Reino”.

  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • [Ilustraciones de la página 168]

      Franc Drozg y su carta

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