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¡Despertad! 1987
g87 22/12 págs. 24-27

Los terremotos. Cómo prepararse para sobrevivir

“No tenemos ninguna idea de lo que deberíamos hacer. Cundiría el pánico.” Eso dijo un meteorólogo de Paquistán con respecto a los efectos que podría tener un terremoto en su país. En realidad, poca gente sabe qué hacer en caso de un terremoto. Sin embargo, la sucesión de desastrosos terremotos en este siglo ha llevado a una mayor investigación sobre la protección contra ellos. “¡Despertad!” ha entrevistado a varios investigadores de diferentes naciones. Ya que su consejo ha sido notablemente similar, se espera que esta información pueda serles de utilidad a los lectores de muchos países.

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Japón

“HUBO un temblor —recuerda Michiko—, y luego una tremenda sacudida que pareció lanzar por los aires nuestra casa de madera. El ruido de las cosas que caían con gran estrépito y de los platos y vasos que se rompían me aterrorizó más que cualquier otra cosa. De repente, nuestra casa se convulsionó y empezó a tambalearse sobre sus fundamentos.

”Mi madre no fue presa del pánico. Calmadamente nos mandó que nos vistiéramos para salir a la calle y recogiéramos las cosas que consideráramos importantes. Nos dijo que nuestra casa iba a desplomarse tarde o temprano, de modo que teníamos que abandonarla e ir al hospital donde estaba trabajando mi padre.”

Michiko era solo una niña de doce años de edad cuando experimentó uno de los desastres más grandes del siglo: el terremoto de 1923, que redujo a cenizas dos terceras partes de Tokio y todo Yokohama. Miles de casas se derrumbaron. Y cuando el polvo se posó, se descubrieron más de 143.000 muertos. Sin embargo, es de interés lo que dijo más tarde un informe del gobierno: “Los que murieron como consecuencia del derrumbe de sus casas fueron solo una décima parte” del total de las víctimas. ¿De qué murieron, entonces, las otras 130.000 personas?

El terremoto azotó dos minutos antes del mediodía, una hora en la que muchas amas de casa habían encendido el fuego para preparar la comida. ¿Con qué resultado? ¡En cuestión de segundos se declararon incontables incendios! Michiko continúa: “Cuando salimos, gente histérica abarrotaba las estrechas calles. Todos intentaban desesperadamente escapar de los incendios. Poco a poco nos abrimos paso entre las muchedumbres. Mi madre nos dijo que intentáramos permanecer juntos, y también dónde encontrarnos en el caso de que nos separáramos. Recuerdo cuánto me sorprendió ver las cosas que la gente había sacado de sus casas: desde ollas de arroz hasta pesadas cómodas. ¡En medio de su confusión habían sacado cosas que no serían absolutamente de ninguna utilidad!”.

El aire, intensamente caldeado por los incendios, se elevó a gran altitud, causando debajo una corriente de aire frío que los agravó aún más. Se formaron tornados que lanzaron residuos incandescentes por todas partes. Decenas de miles de personas corrieron despavoridas a los parques para hallar seguridad. Al día siguiente se les encontró apilados en montones de hasta cuatro o cinco cuerpos; los que estaban arriba, totalmente quemados, y los que se encontraban debajo, asfixiados.

El suministro de agua y las comunicaciones se interrumpieron. En los días que siguieron abundaron los rumores de que algunos extraños estaban envenenando la poca agua potable que quedaba. Se formaron grupos de vigilantes que asesinaban a los extraños. La policía militar mataba arbitrariamente a los vigilantes. Un pánico injustificable acabó con el orden incluso dentro de la policía.

Sin embargo, Michiko estuvo protegida de todos estos peligros. A las tres horas del terremoto, la madre de Michiko había llevado a los niños junto a su padre, siguiendo los planes que, como familia, ya habían hecho con anterioridad. A su vez, él los llevó a un lugar seguro y los protegió de los tumultos que se formaron. “Cuán agradecida estoy a mis padres —dice Michiko— por haber permanecido calmados y haber sabido qué hacer.”

Desde entonces, las autoridades japonesas han llegado a la conclusión de que el fuego, el pánico y los rumores son, con mucho, los peligros más serios relacionados con los terremotos. Un informe del gobierno dijo que el 83% de las muertes ocurridas en el terremoto de 1923 se produjeron debido a los incendios de las casas. El fuego continúa siendo una amenaza en Japón debido al extenso uso de la madera en la construcción. El peligro de incendios se reduce considerablemente en los países en los que es más común utilizar otros materiales, como el hormigón. Sin embargo, el pánico y los rumores son peligros mortales en cualquier lugar donde se produzca un terremoto. La experiencia de la familia de Michiko ilustra que estos problemas pueden superarse si existe preparación anticipada.

Preparación anticipada

¿Cómo podría usted prepararse con antelación? Primero, siéntese con su familia y seleccione algunos lugares de su vecindad donde podrían refugiarse. Concrete dónde se encontrarían en el caso de que no estuvieran juntos, y establezca las rutas que podría tomar cada uno para llegar allí. Considere los lugares peligrosos que deberían evitarse, como las gasolineras, pues estas podrían explotar. Debido al peligro de incendio, enseñe a su familia cómo cerrar la llave de paso del gas y desconectar la electricidad. Asegúrese de que cada uno sabe cómo apagar un fuego. Si va a necesitar ayuda debido a que hay personas ancianas o enfermas, háblelo con sus vecinos.

¿Vive usted en una zona sísmica? Entonces puede ser práctico fijar en el suelo muebles pesados que pudieran volcar. (En un terremoto en California, un piano grande que estaba sobre ruedas empezó a rodar por la habitación, hiriendo a varias personas.) Los objetos pesados y peligrosos, como los envases de líquidos inflamables, deberían almacenarse en lugares bajos, o al menos en la parte trasera de los estantes. Además, sujete bien cualquier bombona de gas propano que tenga de reserva.

Cuando azota el terremoto

Ante todo, ¡no se aterrorice! El primer terremoto es normalmente el más severo, y raras veces dura más de un minuto.a De todos modos, si puede moverse, empiece a actuar. Suprima todas las causas de incendio. El escape de gas por tuberías rotas supone un peligro, como también los cables sueltos y los aparatos que se dejan encendidos. Por lo tanto, cierre la llave de paso del gas y desconecte la electricidad tan pronto como pueda. Abra una puerta o una ventana grande para que no quede atrancada y usted siempre tenga una vía de escape. Entonces póngase debajo de un escritorio o de una mesa. Los cajones de un escritorio le sirven de refuerzo. De modo que los escritorios normalmente pueden soportar varias toneladas de peso sin aplastarse. Los escritorios de madera suelen ser más fuertes que los de metal. El doctor Yuji Ishiyama, del Instituto de Investigación de Edificios de Japón, dijo a ¡Despertad!: “Estoy convencido de que decirle a la gente que se refugie debajo de un escritorio es el mejor consejo que uno puede dar”.

Si no hay ningún escritorio, agáchese o túmbese al lado de un sofá, cama o cualquier otro mueble fuerte que no pueda volcarse. No se ponga debajo, pues las patas se pueden partir fácilmente. Intente protegerse la cabeza. Al tener tantas paredes en un espacio reducido, el cuarto de baño muy bien puede ser la habitación más segura.

No obstante, paradójicamente, en el reciente terremoto de Ciudad de México, algunas casas de adobe se mantuvieron en pie, mientras que edificios de ocho a veinte pisos se derrumbaron. El profesor Motohiko Hakuno, del Instituto de Investigación de Terremotos de la Universidad de Tokio, dijo a ¡Despertad! que esto se debió a la “resonancia” peculiar de la onda sísmica. Los edificios reaccionan de distinta manera a las diferentes frecuencias de las ondas. “Además de no saber cuándo azotará un terremoto —añadió el profesor Hakuno—, no sabemos de qué clase será o cuáles serán los edificios más afectados. Eso dificulta establecer reglas de seguridad.”

“Quédese en la puerta de entrada”, dicen los expertos en los países donde los marcos de las puertas y los dinteles están construidos de modo que puedan soportar el peso de todo el edificio. Pero ese no es el caso en Japón.

¿Qué debe hacerse si comienza un incendio? Obviamente, debería intentar apagarlo tan pronto como sea posible, incluso llamando a sus vecinos para que le ayuden si es necesario. Recuerde que, por grande que sea el incendio, a ras de suelo siempre suele haber aire que puede respirarse.

Pero supóngase que el terremoto lo sorprende fuera de su casa.

Edificios grandes: No intente salir apresuradamente, ya que los ascensores y las escaleras pueden ser trampas mortales durante los terremotos. Si no puede ponerse debajo de un escritorio, póngase cerca de las columnas u otros soportes principales del edificio. Manténgase alejado de los objetos que pueden caerse, y evite el vidrio, pues se puede romper. A menudo los responsables de escuelas, grandes almacenes y teatros tienen procedimientos establecidos que deben seguirse en caso de emergencia. De modo que siga las instrucciones y no actúe de modo independiente.

Calles de la ciudad: Manténgase alejado de los postes de teléfonos, letreros colgantes y carteles. Vigile las tejas que pueden caer y los vidrios rotos. Si no hay parques u otros espacios abiertos cerca, busque refugio en un edificio bien construido.

Estaciones y pasillos de tren subterráneo: Estos lugares han resistido bien los terremotos de México, Japón y Grecia. El mayor peligro es el fuego. No obstante, a menudo cunde el pánico entre la gente porque piensa que está atrapada, y se precipitan desesperadamente hacia las escaleras y las salidas. Sin embargo, es mejor permanecer allí hasta que pase el primer terremoto y esperar instrucciones.

Automóviles: Las carreteras se deben dejar libres para los coches de bomberos, ambulancias y otros servicios de emergencia. Las carreteras japonesas son estrechas, por lo que se nos dice que tenemos que pararnos en el arcén, poner la radio y esperar instrucciones.

Playas: Diríjase a lugares altos tan pronto como sea posible. Puede haber tsunamis u olas sísmicas de hasta treinta metros de altura que se desplazan ¡a cientos de kilómetros por hora! Normalmente, el segundo y tercer tsunami son aún más fuertes que el primero.

Por supuesto, esperamos que nunca tenga que enfrentarse al horror de un terremoto. Pero con preparación adecuada, muchos han sido supervivientes de desastres de gran envergadura. Michiko, que ahora tiene setenta y seis años de edad, dice: “Cuando era pequeña, la gente decía que los grandes terremotos venían una vez cada sesenta años. Siempre he pensado que sus palabras no han aplicado al tiempo en que me ha tocado vivir. He conocido un sinnúmero de grandes terremotos”. Sí, vivimos en los tiempos en los que, según Jesús profetizó, habría “terremotos en un lugar tras otro”. (Mateo 24:7.) De modo que ¡esté preparado! Mantenga la calma y obedezca las advertencias e instrucciones que den las autoridades competentes. ¡Aumentarán las probabilidades de que sea un superviviente del terremoto!

[Nota a pie de página]

a Las siguientes instrucciones no aplican si su casa es muy vieja o no está reforzada. Los expertos dicen que si se encuentra en un edificio frágil de ese tipo cuando azota un terremoto, lo mejor es salir inmediatamente. “Ponga un cojín grande o una silla sobre su cabeza para protegerse de las tejas y otras cosas que puedan caer, y salga en seguida”, aconsejan las autoridades japonesas.

[Fotografías en la página 25]

Michiko, de doce años de edad, cuando se produjo el gran terremoto de 1923 en Japón. Obsérvese la devastación de Yokohama y los enormes buques varados

[Reconocimiento]

Fotos de terremotos, Yokohama City Fire Bureau

[Reconocimiento en la página 24]

Y. Ishiyama, Building Research Institute, Ministry of Construction, Government of Japan

[Recuadro en la página 26]

Equipo de supervivencia en un terremoto

Después de un desastre, normalmente uno tiene que esperar dos o tres días hasta que llegue ayuda. De modo que se recomienda que las familias que viven en zonas sísmicas siempre tengan a disposición alimentos y agua para tres días. (Se recomienda alimento enlatado o seco.) Si es necesario evacuar la casa, las autoridades recomiendan llevarse consigo un “equipo de supervivencia” que conste de lo siguiente:

1. Agua para tres días.

2. Un botiquín de primeros auxilios.

3. Una linterna.

4. Un transistor para recibir información e instrucciones exactas.

5. Ropa, zapatos fuertes, mantas, ropa interior, toallas y pañuelos de papel.

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