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Aumenta el conocimiento exacto de la verdadLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. [...] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. [...] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. [...] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. [...] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.g
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g En 1955 el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca de “supervivencia después de la muerte”? analizó de forma más detallada esta cuestión y señaló que el registro bíblico muestra que Satanás en realidad animó a Eva a creer que ella no moriría en la carne como resultado de pasar por alto la prohibición de Dios sobre comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. (Gén. 2:16, 17; 3:4.) Con el tiempo se demostró claramente que aquello era falso, pero hubo otros desenvolvimientos que tuvieron como raíz aquella primera mentira. La gente adoptó la idea de que una parte invisible del hombre seguía viviendo. Después del Diluvio de los días de Noé esta creencia se vio fortalecida por prácticas espiritistas demoníacas procedentes de Babilonia. (Isa. 47:1, 12; Deu. 18:10, 11.)
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