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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1987
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1987
w87 15/8 pág. 30

Ponderando las noticias

Los clérigos y el SIDA

“Aumentan los casos del SIDA entre el clero católico”, decía el título de un artículo del periódico International Herald Tribune. El informe decía: “Aunque es imposible documentar el alcance del problema, médicos, eclesiásticos y asistentes sociales de varias ciudades del país dijeron que va aumentando la cantidad de clérigos católicos afectados por el SIDA [...] El hecho cada vez más claro de que entre las víctimas [del SIDA] hay clérigos católicos le ha presentado un problema a la iglesia, porque indica que algunos sacerdotes y hermanos no solo han quebrantado sus votos de celibato, sino que también han participado en actos homosexuales que violan las leyes eclesiásticas”.

Sin embargo, no se puede culpar solamente a la violación de votos de celibato, porque hasta entre el clero de iglesias cuyos ministros se casan ha habido casos del SIDA. El mismo informe reveló que “el SIDA ha afectado a una amplia diversidad de estadounidenses, entre ellos rabinos, sacerdotes episcopales, ministros bautistas y otros clérigos”.

Por supuesto, no necesariamente todos los clérigos que tengan el SIDA son homosexuales. El SIDA también puede contraerse por relaciones sexuales normales y por transfusiones de sangre. No obstante, estos casos entre el clero ciertamente ilustran lo que puede suceder cuando no se acata la decisión clara del concilio que se celebró en Jerusalén en el primer siglo, a saber, de “abstenerse [...] de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegales. Haréis bien en guardaros de todo eso”. (Hechos 15:29, Nueva Biblia Española [católica].)

El canal equivocado

“Ámate; tú eres Dios.” ¿Le parece extraño ese mensaje? Lo es, pero entre las personas no satisfechas con la religión tradicional —y continuamente aumenta la cantidad de esas personas— ese mensaje va alcanzando popularidad. Según el periódico The Los Angeles Times, se dice que esas palabras, pronunciadas por una ama de casa californiana de 27 años de edad, Penny Torres, en realidad proceden de Mafu, “una muy evolucionada ‘entidad de la séptima dimensión’ que en su última encarnación fue un leproso en la ciudad de Pompeya en el primer siglo”, para quien la señora Torres sirve de “canal” o conducto. Esta señora se encuentra entre la creciente cantidad de estadounidenses que son “canales” para “espíritus de muertos” que enseñan que cada persona es su propio Dios.

Según el Times, los “canales” son “médiums que deliberadamente entran en un estado de semiconsciencia o inconsciencia para comunicarse con la invisible ‘región de los espíritus’” o “los extraterrestres”. Mientras están en esta condición, quizás se les pida que den consejo o que contesten preguntas sobre asuntos personales. Se calcula que tan solo en la ciudad de Los Ángeles unas mil personas afirman que son “canales”. ¿Por qué este súbito interés en estos “canales”? En el periódico The Miami Herald, Ronald F. Thiemann, decano de la Escuela de Teología de Harvard, dice que “en la vida intelectual estadounidense la teología se va haciendo cada vez más marginal”.

Siglos antes, Moisés le advirtió a Israel: “No debería hallarse en ti nadie [...] que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos”. ¿Qué razón se dio para esto? “Todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová.” (Deuteronomio 18:10-12.)

A tientas en la oscuridad

Miembros de la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida (ISSOL) se reunieron el año pasado en Berkeley, California, E.U.A., para su octava conferencia. Después de reconocer que era necesario “examinar desde un punto de vista de autocrítica lo logrado hasta la fecha”, uno de los fundadores de ISSOL, el profesor Klaus Dose, declaró en una revista científica alemana, Naturwissenschaftliche Rundschau, que años de investigación no han llevado a los evolucionistas a un mejor entendimiento del origen de la vida.

El profesor Dose escribe: “Probablemente no haya otra disciplina de las ciencias naturales que se distinga por la variedad de ideas, hipótesis y teorías contradictorias que distingue a todo el campo de la evolución de la vida. En 1986, más de 30 años después del comienzo prometedor de la era de los experimentos de simulación de la realidad, difícilmente podemos presentar más datos para explicar el mecanismo verdadero del origen de la vida de los que tuvo Ernst Haeckel hace 120 años. Desafortunadamente, hay que reconocer que, hablando en términos generales, los productos de los experimentos de simulación no se acercan más a la vida que las sustancias que componen el alquitrán de hulla”. Una expresión similar hizo Irving Kristol, profesor de la Universidad de Nueva York, quien escribió que “la transformación gradual de la población de una especie a otra es una hipótesis biológica, no una realidad biológica”.

Mientras los evolucionistas siguen buscando a tientas respuestas en la oscuridad, la explicación de la Biblia concuerda con todos los hechos conocidos. Como escribió con convicción David en la Biblia: “Porque contigo [Dios] está la fuente de la vida”. (Salmo 36:9.)

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