BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Por qué se endeuda tanta gente?
    ¡Despertad! 1996 | 22 de diciembre
    • ¿Por qué se endeuda tanta gente?

      PARA celebrar su primer aniversario de bodas, Michael y Reena regresaron al lugar donde habían pasado la luna de miel. Pero al inicio de su segundo año de matrimonio se toparon cara a cara con una desagradable realidad: por mucho que economizaban, no podían pagar todas las facturas.

      Hablemos de otra pareja. Cuando Robert y Rhonda se casaron, solo tenían pendiente una pequeña deuda por un préstamo estudiantil de él, y los plazos del automóvil de ella. Robert dice: “Trabajábamos de tiempo completo y entre los dos ganábamos 2.950 dólares mensuales. Pero no salíamos adelante”. Rhonda indica: “No habíamos realizado ninguna compra grande ni habíamos hecho nada extravagante. No entendía en qué se nos iba el dinero”.

      Robert y Rhonda no eran unos holgazanes, ni tampoco Michael y Reena. ¿En qué estribaba el problema, entonces? En las deudas contraídas por comprar con tarjetas de crédito. Antes de cumplir su primer año de matrimonio, Michael y Reena ya debían 14.000 dólares por la utilización de tales tarjetas. En cuanto a Robert y Rhonda, a los dos años de casados habían acumulado una deuda de 6.000 dólares por la misma razón.

      Un hombre de mediana edad llamado Anthony se enfrentó también a la peor crisis económica de su vida. Pero sus dificultades no tenían nada que ver con las tarjetas de crédito. En 1993, la empresa en la que trabajaba redujo el personal, y Anthony perdió el puesto directivo que ocupaba, en el cual ganaba 48.000 dólares al año. Por consiguiente, se le hizo muy difícil mantener a su familia, compuesta de cuatro miembros. De igual modo, Janet, una madre neoyorquina sin cónyuge, apenas podía cubrir los gastos con sus ingresos anuales de 11.000 dólares.

      Aunque es cierto que la mayoría de los problemas monetarios pueden aliviarse con una buena administración, la realidad es que en nuestra época muchas personas se encuentran en una situación de desventaja porque “andan en la inutilidad de su mente”. (Efesios 4:17.) Grace W. Weinstein observa en su libro The Lifetime Book of Money Management: “Muchas reglas del juego financiero han cambiado por completo a causa de una economía impredecible, de las nuevas actitudes hacia el gasto y el ahorro, y de los estilos de vida cambiantes”. En el mundo desordenado en el que vivimos, va en aumento la cantidad de personas a las que cada vez les cuesta más administrar los recursos personales y familiares.

      Felizmente, Michael y Reena, Robert y Rhonda, y Anthony y Janet se las arreglaron por fin para administrar bien su dinero. Antes de analizar qué les ayudó, examinemos más de cerca la forma de pago fácil que ha aumentado los problemas económicos de muchos, a saber, las tarjetas de crédito.

  • Las tarjetas de crédito: ¿una comodidad, o una trampa?
    ¡Despertad! 1996 | 22 de diciembre
    • Las tarjetas de crédito: ¿una comodidad, o una trampa?

      “EN MI caso, abrir el estado de cuentas mensual de la tarjeta de crédito es una tragicomedia —observa un estadounidense que es maestro de Inglés—. Me quedo mirando el saldo sin dar crédito a mis ojos. Es como si hubiera emergido mi otro yo, una especie de Mr. Hyde de la economía, y se hubiera lanzado a gastar dinero como un loco en jugueterías, tiendas de electrodomésticos, supermercados y gasolineras.”

      Dolores también acumula cargos fácilmente. Dice: “Es muy sencillo pagar con tarjeta de crédito. Yo no gastaría tanto con dinero en efectivo. Pero cuando se compra con tarjeta es diferente. Nunca se ve el dinero que se gasta. Uno se limita a entregar la tarjeta y a recibirla de vuelta”.

      No sorprende que en junio de 1995 la deuda acumulada por el uso de tarjetas de crédito en Estados Unidos ascendiera a 195.200 millones de dólares, un promedio de más de 1.000 dólares por usuario. No obstante, las empresas de crédito siguen atrayendo a nuevos clientes con incentivos tales como una tasa de interés inicial baja y la eliminación de cuotas anuales. ¿Cuántas ofertas de tarjetas de crédito ha recibido en los últimos meses? El ciudadano estadounidense medio recibe veinticuatro al año. En 1994, el usuario típico de Estados Unidos gastó un 25% más que el año anterior en compras efectuadas con diez tarjetas de crédito.

      En Japón hay más tarjetas de crédito que teléfonos; el promedio es de dos tarjetas por cada ciudadano mayor de 20 años. En el resto de Asia, la cantidad de tarjetas emitidas asciende a 120 millones, aproximadamente 1 por cada 12 habitantes. James Cassin, de MasterCard International, dice: “Asia es, con mucho, la zona con el mayor crecimiento en la cantidad de transacciones efectuadas con tarjeta de crédito”. El presidente de Visa International, Edmund P. Jensen, predice: “Vamos a ser una sociedad ‘tarjetocéntrica’ durante un buen tiempo”.

      Todo indica que este tipo de tarjetas seguirán aumentando su influencia en la vida de la gente. Utilizadas adecuadamente, reportan muchas ventajas, pero el uso indebido ocasiona un sinnúmero de dolores. Tener un conocimiento básico de las tarjetas de crédito le ayudará a emplearlas para su beneficio.

      Tipos de tarjetas de crédito

      Las tarjetas más aceptadas en todo el mundo son las bancarias, como Visa y MasterCard. Estas son emitidas por entidades financieras, y para su uso debe satisfacerse una cuota anual, que generalmente oscila entre los 15 y 25 dólares. A veces no se exige dicha cuota, dependiendo del historial crediticio del cliente y de su uso de la tarjeta. La deuda puede saldarse totalmente cada mes, por lo común sin cargos en concepto de intereses, o pagarse en plazos mensuales que incluyen elevados intereses. La tarjeta tiene un límite de gasto o crédito que se determina basándose en el historial crediticio del solicitante. Cuando el usuario demuestra su solvencia, suele aumentarse dicho límite.

      Las tarjetas bancarias también permiten conseguir adelantos de dinero en efectivo mediante los cajeros automáticos o cheques emitidos por el banco. Sin embargo, esta forma de obtener efectivo es costosa, pues normalmente se carga entre 2 y 5 dólares por cada 100 dólares retirados. Y a partir de la fecha en que se realiza la operación, se van acumulando intereses.

      Además de los bancos, muchos grandes almacenes y cadenas comerciales nacionales expiden tarjetas de crédito que solo pueden utilizarse en sus propios establecimientos. Este tipo de tarjetas no suelen tener cuota anual, pero si no se liquida la cantidad adeudada, los intereses pueden ser mayores que los de las tarjetas bancarias.

      Las compañías petrolíferas también emiten tarjetas de crédito exentas de cuota anual. Por lo general, solo son válidas en sus propias estaciones de servicio y en determinados hoteles. Las cuentas de estas tarjetas, al igual que las de las tarjetas de los comercios, pueden saldarse en un solo pago sin intereses o a plazos con intereses.

      Existen asimismo tarjetas de viaje y de esparcimiento, tales como Diners Club y American Express, las cuales tienen una cuota anual pero no cobran intereses, pues al recibirse la factura mensual debe cancelarse la deuda en su totalidad. Las diferencias entre estas tarjetas y las bancarias, sin embargo, no están del todo definidas. American Express, por ejemplo, ofrece también la tarjeta Optima, que carga intereses y se parece a una tarjeta bancaria.

      En el mercado estadounidense se está introduciendo otro tipo de tarjeta: la tarjeta inteligente o electrónica, llamada así porque tiene integrado un chip de memoria. Puede utilizarse como dinero en efectivo, pues programando el chip se carga en la tarjeta una cantidad determinada de dinero. Los comercios que tienen concertado este servicio pueden deducir de ella el precio de la venta. El año pasado los franceses ya estaban usando 23 millones de tarjetas inteligentes, y los japoneses, 11 millones. Se ha predicho que para el año 2000 habrá más de mil millones de tarjetas inteligentes en todo el mundo.

      Es prudente fijarse en las condiciones del crédito antes de obtener una tarjeta. “Algunas condiciones crediticias que hay que tomar en consideración”, según un folleto publicado por el Sistema de la Reserva Federal del gobierno estadounidense, son “la tasa anual efectiva (TAE; también llamada tasa de porcentaje anual), la cuota anual y el período de gracia”. Otros factores que deben tenerse en cuenta son los cargos por retirar dinero en efectivo, por sobrepasar el límite de gasto y por los pagos atrasados.

      ¿A cuánto ascienden los gastos de financiación?

      Los gastos de financiación en los que se incurre cuando no se liquidan los saldos mensuales pueden ser mucho más elevados que lo que piensa la mayoría de la gente. Por ejemplo, piense en la TAE, que constituye un indicador del verdadero costo del crédito. La relación entre la tasa de interés anual y la TAE puede ilustrarse del siguiente modo. Supongamos que le presta 100 dólares a un amigo y él le entrega 108 al transcurrir un año. En tal caso, su amigo le está pagando un 8% de interés anual. Ahora imagínese que le devuelve el préstamo en doce mensualidades de 9 dólares. El total al cabo del año es igualmente 108 dólares, pero usted, el prestamista, ha podido disponer del dinero que se le ha ido reintegrando mes a mes. La TAE de ese préstamo resulta ser de un 14,5%.

      Según un estudio que efectuó el año pasado el Sistema de la Reserva Federal estadounidense, la TAE de las tarjetas de crédito bancarias empieza en un 9,94% y llega a alcanzar entre el 17 y el 19%, aunque puede ascender a un 19,8%. Si bien algunas entidades ofrecen tasas iniciales más bajas, normalmente de un 5,9%, pueden aumentarlas una vez concluido el período inicial. Las tasas suben asimismo si la entidad emisora de la tarjeta detecta un incremento del riesgo. Algunos emisores penalizan a los morosos con un aumento de los intereses. También se penaliza a quienes sobrepasan el límite de gasto.

      En los países asiáticos la TAE puede ser muy alta. Algunas tarjetas bancarias, por ejemplo, cargan un 45% en las Filipinas, 24% en Hong Kong, 30% en la India, 36% en Indonesia, 24% en Singapur y 20% en Taiwan.

      Así pues, las tarjetas son un medio fácil, pero muy caro, de conseguir crédito. Entrar en una tienda, tarjeta en mano, para hacer compras que solo pueden pagarse a plazos es como ir a un banco y tomar dinero prestado a un interés exorbitante. Sin embargo, eso es exactamente lo que hacen casi 3 de cada 4 titulares de tarjeta en Estados Unidos. Tienen deudas pendientes por las que pagan intereses altos. En ese país, el saldo medio mensual de los usuarios de Visa o MasterCard el año pasado fue de 1.825 dólares, y muchas personas adeudan dicha cantidad a varias empresas de crédito.

      Un lazo que puede atraparlo

      Ruth Susswein, directora ejecutiva de Bank Cardholders of America, dice que los usuarios de tarjetas de crédito no se dan cuenta de las dificultades económicas que pueden acarrearse. Señala que el usuario que efectúa el pago mínimo —36 dólares mensuales— por un saldo acreedor de 1.825 dólares, tardará veintidós años en cancelar su deuda.a Con la acumulación de los intereses, para entonces habrá pagado 10.000 dólares por los 1.825 que debía. ¡Y eso siempre y cuando no haya vuelto a cargar nada más en la tarjeta! Por lo tanto, si tiene tendencia a gastar en exceso, llevar tarjetas de crédito en su billetera pudiera ser un lazo.

      ¿Cómo cae la gente en el lazo? Robert, mencionado en el artículo anterior, dice: “Comprábamos cosas que no necesitábamos. Nos apuntamos a un gimnasio pero nunca íbamos. Compramos una casa móvil y gastamos miles de dólares para arreglarla sin tener en cuenta si valía la pena. Jamás nos pusimos a pensar en las consecuencias de las deudas”.

      Reena, también mencionada en el artículo anterior, explica lo que les ocurrió a ella y a su esposo, Michael: “Nos llenamos de deudas. Después de casarnos empezamos a comprar todo lo que necesitábamos con tarjetas. Para los pagos que no podíamos realizar por este medio, como las primas del seguro de enfermedad y ciertas compras, conseguíamos adelantos en efectivo también con las tarjetas. Antes del año debíamos 14.000 dólares. Cuando nos dimos cuenta de que la mayor parte de los pagos mensuales de las tarjetas correspondían a los intereses, se nos abrieron los ojos”.

      ¿Le conviene tener tarjeta de crédito?

      Después de ver la difícil situación económica en la que se hallan millones de personas a causa de las tarjetas de crédito, algunos tal vez respondan que no. Daphne, de 32 años, dice: “Mis padres nunca han tenido tarjeta, ni la quieren”. Con todo, 1 de cada 4 usuarios estadounidenses la emplea con prudencia. Obtienen las ventajas sin sufrir el dolor de pagar intereses astronómicos. Maria es una de tales personas. “Me resulta conveniente —dice—. No tengo que llevar encima un montón de dinero. Si veo algo que está rebajado y lo necesito, puedo comprarlo.”

      Maria prosigue: “Siempre compruebo si tengo fondos para costear la compra. Nunca he retirado efectivo con la tarjeta. Y nunca he pagado gastos de financiación”. Es ventajoso utilizar tarjeta para hacer reservaciones hoteleras garantizadas, y es imprescindible en Estados Unidos para alquilar un vehículo.

      Algunas personas, sin embargo, son más impulsivas a la hora de comprar, y quizá comprarían de manera más racional si utilizaran principalmente dinero en efectivo. Michael y Reena no querían estar endeudados de por vida, así que decidieron no usar tarjetas de crédito por cinco años, excepto en caso de emergencia.

      La decisión de emplear tarjetas de crédito es enteramente personal. Pero si opta por usarlas, sea prudente. Utilícelas solo cuando le sea conveniente. Y evite a toda costa que se le acumulen las deudas. Mantener bajo control los gastos efectuados con tarjeta es un paso importante para administrar bien el dinero. Veamos qué más puede hacer.

  • Cómo mantenerse libre de deudas
    ¡Despertad! 1996 | 22 de diciembre
    • Cómo mantenerse libre de deudas

      EN ESTOS tiempos cambiantes no es tarea fácil administrar bien el dinero de la familia. ¿Cómo puede lograrlo?

      La respuesta no está forzosamente en un aumento de los ingresos. Los economistas indican que la clave es tener una idea clara de cómo se gana el dinero y en qué se gasta, así como estar dispuesto a tomar decisiones bien fundadas. Para ello es necesario hacer un presupuesto.

      No se resista a elaborar un presupuesto

      Los presupuestos, sin embargo, “evocan todo tipo de imágenes monótonas y deprimentes”, señala la asesora financiera Grace Weinstein. De modo que muchas personas se niegan a hacerlos. Algunos asocian la necesidad del presupuesto con los ingresos bajos o la falta de educación. Pero hasta los profesionales con ingresos altos padecen problemas económicos. Una consejera financiera dice: “Uno de mis primeros clientes ganaba 187.000 dólares anuales [...]. Tan solo la deuda de su tarjeta de crédito era de casi 95.000 dólares”.

      Michael, a quien nos hemos referido anteriormente, se resistía a buscar asesoramiento financiero por otra razón. Él admite: “Temía parecer ingenuo y tonto”. Pero tal aprensión es infundada. La administración del dinero requiere aptitudes distintas de las que se necesitan para ganar dinero, y la mayoría de las personas no han recibido preparación para lo primero. Una asistenta social señala: “Nos graduamos de la escuela secundaria sabiendo más del triángulo isósceles que de cómo ahorrar”.

      Con todo, es relativamente fácil aprender a hacer un presupuesto. Consiste en confeccionar una lista de los ingresos y los gastos, y evitar que estos superen a aquellos. En realidad, puede resultar agradable preparar un presupuesto, y ceñirse a él puede reportar satisfacción.

      Primeros pasos

      Comencemos por la lista de ingresos. Para la mayoría de nosotros debería ser fácil, pues solo hemos de incluir unas cuantas cantidades: el salario, los intereses de la cuenta de ahorros, etc.

      Pero no cuente con los ingresos que no son fijos, como los pagos por horas extras, las bonificaciones o los regalos. Los asesores financieros advierten que contar con fuentes inseguras de ingresos puede llevarlo a endeudarse. Ahora bien, si tales entradas de dinero se materializan, podría utilizar el embolso para dar un gusto a su familia y dárselo a usted mismo, para ayudar a los necesitados o para contribuir a una buena causa.

      Elaborar la lista de gastos tal vez sea un poco más complicado. Robert y Rhonda, mencionados en los artículos previos, no entendían en qué se les iba el dinero que habían ganado con tanto esfuerzo. Robert explica cómo resolvieron el problema: “Durante todo un mes, los dos llevamos encima un papel en el que anotábamos todo centavo gastado, aunque fuera en una simple taza de café. Y al acabar el día asentábamos las cantidades en el libro de cuentas que había comprado”.

      Anotar meticulosamente todo desembolso le ayudará a determinar por qué cierta cantidad de dinero desaparece misteriosamente. Pero si ya sabe en qué emplea los fondos, no es necesario que detalle los gastos diarios, sino solo los mensuales.

      La lista de gastos mensuales

      Si lo desea, puede preparar una tabla parecida a la que se muestra arriba. En la columna “Cantidad desembolsada” anote lo que gasta en cada concepto. Limite la cantidad de apartados asignándoles nombres genéricos, como “comida”, “casa” y “ropa”. No obstante, no omita subapartados pertinentes. En el caso de Robert y Rhonda, una buena parte del dinero se les iba en comidas fuera de casa, así que les resultó práctico distinguir entre “restaurantes” y “comestibles”. Si le gusta tener invitados a comer, puede incluir otro subapartado bajo “comida”. La cuestión es que la tabla se ajuste a sus circunstancias y preferencias.

      Cuando prepare la tabla, no se olvide de los gastos trimestrales, semestrales, anuales y otros a intervalos periódicos, tales como las primas de seguro y los impuestos. Para incluirlos en la tabla mensual tendrá que dividir el importe por la cantidad correspondiente de meses.

      Un apartado importante de la lista de gastos es “ahorro”. Aunque muchos no piensan en el dinero ahorrado como un gasto, es prudente reservar parte de los ingresos mensuales para emergencias o propósitos especiales. Grace Weinstein destaca la importancia de incluir una cantidad ahorrada en la lista de gastos: “Si no consigue ahorrar al menos el 5% de sus ingresos una vez descontados los impuestos (y ese es un mínimo absoluto), tendrá que adoptar medidas más severas. Deje de comprar a crédito, reorganice su estilo de vida y cíñase a las necesidades básicas”. Sí, propóngase ahorrar todos los meses.

      En previsión de un posible período de desempleo, actualmente se recomienda tener ahorros fácilmente disponibles que equivalgan a por lo menos las ganancias de medio año. “Si obtiene un aumento de sueldo —dice un asesor financiero—, ahorre la mitad.” ¿Le parece que a usted le es imposible ahorrar?

      Piense en el caso de Laxmi Bai, quien, como muchos habitantes de las zonas rurales de la India, es muy pobre. Esta mujer comenzó a depositar en una vasija de barro un puñado de arroz de la porción diaria que cocía para su familia. Periódicamente vendía el arroz e ingresaba el dinero en el banco. Así contribuyó a la obtención de un préstamo bancario para que su hijo abriera un taller de reparación de bicicletas. India Today explica que ahorrar pequeñas cantidades ha supuesto grandes cambios en la vida de mucha gente. Para algunos ha significado la independencia económica.

      Ahora bien, para equilibrar un presupuesto no basta con hacer una lista de ingresos y gastos. Hay que mantener los gastos por debajo de los ingresos, lo cual pudiera exigir una reducción de los gastos.

      ¿Es indispensable?

      Observe la columna “¿Indispensable?” del formulario de la página 9. Es muy importante tenerla en cuenta, sobre todo si el total de la columna “Cantidad presupuestada” supera a los ingresos. Sin embargo, no siempre es fácil decidir si un artículo es indispensable y cuánto dinero hay que reservar para adquirirlo, especialmente en estos tiempos cambiantes en los que se nos bombardea de continuo con anuncios de nuevos productos supuestamente necesarios. Una buena sugerencia es catalogar cada gasto ya sea como indispensable, de necesidad cuestionable o un lujo deseable.

      Fíjese en cada gasto incluido en la lista y, después de una cuidadosa evaluación, escriba “I” en la columna “¿Indispensable?” en caso de que el artículo sea imprescindible, “?” si es de necesidad cuestionable y “L” si lo considera un lujo. Recuerde que el total de la columna “Cantidad presupuestada” no debe ser superior a los ingresos mensuales.

      El recorte presupuestario se iniciaría, obviamente, en los artículos marcados “?” y “L”. Tal vez no haya que eliminarlos por completo. La idea es que examine los artículos uno a uno para determinar si el placer que le van a proporcionar justifica el gasto, y en caso contrario, eliminarlos. Al examinar su lista, Robert y Rhonda se dieron cuenta de que gastaban 500 dólares mensuales en restaurantes. Habían caído en la costumbre de comer fuera de casa porque ninguno de los dos sabía cocinar. Pero Rhonda se esforzó por aprender, y dice: “Ahora me gusta cocinar, y comemos en casa más frecuentemente”. Robert añade: “Ahora solo vamos a los restaurantes en ocasiones especiales o cuando es necesario”.

      Un cambio de circunstancias puede impulsarlo a hacer una revaluación completa de qué es imprescindible. Como se menciona en el primer artículo, el salario de Anthony se redujo drásticamente. Bajó de 48.000 dólares anuales a menos de 20.000, y permaneció en ese nivel por dos años. Si a usted le sucediera algo parecido, tendría que elaborar un presupuesto de emergencia y eliminar todo gasto superfluo.

      Así lo hizo Anthony. Gracias a los recortes importantes que realizó en los gastos de alimentación, ropa, transporte y esparcimiento, logró conservar su casa a duras penas.a “Tuvimos que determinar cuáles eran las verdaderas necesidades de la familia —dice—, y nos hemos beneficiado de la experiencia. Hemos aprendido a estar satisfechos con menos.”

      Reducir la deuda

      Una deuda descontrolada puede frustrar sus esfuerzos por vivir con arreglo a sus medios. Aunque las deudas a largo plazo procedentes de la financiación de la compra de bienes que se revalorizan, como una casa, pueden ser ventajosas, las deudas contraídas por costear los gastos diarios con tarjeta de crédito quizá resulten calamitosas. De manera que “no pague ni un centavo por cargos en las tarjetas de crédito”, recomienda Newsweek.

      Los especialistas en finanzas aconsejan liquidar las deudas de las tarjetas incluso si para ello hay que recurrir a los ahorros. No tiene ningún sentido arrastrar deudas a un interés alto teniendo ahorros en el banco a un interés bajo. Cuando Michael y Reena lo comprendieron, vendieron sus bonos de ahorro para saldar las deudas de sus tarjetas, y se propusieron no caer de nuevo en la misma situación.

      Robert y Rhonda no disponían de tales recursos, de manera que elaboraron un presupuesto de emergencia. Robert dice: “Dibujé en un tablero blanco una gráfica de barras que mostraba cómo iba a descender mensualmente nuestra deuda de las tarjetas de crédito, y lo colgué en el dormitorio para verlo cada mañana. Nos daba incentivo todos los días”. ¡Cuánto se alegraron de verse libres de su deuda de 6.000 dólares al finalizar el año!

      En algunos países ni siquiera un crédito hipotecario es ya una buena inversión. A la larga, la compra de una casa puede resultar muy cara a causa de los intereses. ¿Qué puede hacer para reducir el costo de una hipoteca? “Efectúe un pago inicial mayor de lo que requiere el banco o compre una casa más barata —recomienda Newsweek—. Si ya es propietario de una casa, resista la tentación de comprar otra más grande o mejor.”

      El costo de la financiación de un automóvil se reduce sustancialmente al efectuar un pago inicial elevado. Para ello, tendrá que ahorrar de antemano incluyendo un subapartado en su presupuesto familiar. ¿Y qué le parece si busca un buen vehículo de segunda mano?b Su bajo costo inicial quizá signifique gastos de financiación menores. Tal vez pueda incluso pagarlo al contado, sin necesidad de endeudarse.

      ¿Lo logrará?

      El éxito de su presupuesto dependerá en gran medida de si se ajusta a la realidad. “No funcionará si la cantidad reservada para la casa es tan pequeña que no le alcanza para llegar a fin de mes”, dice una pareja a quien le ha dado muy buen resultado preparar un presupuesto.

      Otro factor muy importante para que funcione un presupuesto es la buena comunicación en la familia. Los afectados por las medidas adoptadas deben tener la oportunidad de expresar sus opiniones y sentimientos sin ser objeto de burlas. Si cada miembro de la familia implicado comprende las necesidades y deseos de los demás y capta en qué situación económica se hallan, habrá más probabilidades de que todos cooperen y de que el presupuesto familiar dé buenos resultados.

      En estos tiempos críticos en los que la escena del mundo sufre un cambio continuo, la presión sobre la economía familiar aumenta. (2 Timoteo 3:1; 1 Corintios 7:31.) Tenemos que afrontar con “sabiduría práctica” los problemas de la vida moderna. (Proverbios 2:7.) Un presupuesto puede ser precisamente lo que necesite para lograrlo.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir