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¡Despertad! 1990
g90 22/5 pág. 30

De nuestros lectores

Pubertad Nuestra familia jamás ha necesitado tanto un artículo como el de “Los jóvenes preguntan... ¿Qué le ocurre a mi cuerpo?” (22 de enero de 1990). Mi hija está experimentando una serie de cambios en su cuerpo y yo no me sentía con la preparación suficiente para explicárselos. Este artículo me indujo a sentarme cómodamente con mi hija para leer la información juntas. Preparó el terreno para que ella expresase con franqueza lo que le preocupaba. Gracias por haberme facilitado tanto la tarea.

J. K., Estados Unidos

Asambleas de Polonia Mi familia y yo tuvimos el privilegio de asistir a estas asambleas [de los testigos de Jehová] (22 de diciembre de 1989). Fue emocionante poder asociarse libremente con hermanos de la Unión Soviética y Checoslovaquia, sobre todo si tenemos en cuenta el gran sacrificio personal que había supuesto aquel viaje para muchos de ellos. Ver a hermanos rusos y americanos abrazándose fue un testimonio mudo de dónde opera el espíritu de Dios hoy día.

I. L., República Federal de Alemania

Fraude en la ciencia Su artículo sobre el fraude científico (22 de enero de 1990) parece difamar a casi todos los científicos. Soy químico de profesión y, como tal, sé que existe fraude y lo desapruebo. Pero podría decirse que sus artículos son en parte lo mismo que ustedes condenan con tanta vehemencia. En su primer artículo, todo el texto lo han copiado de otros —¿es eso plagio?—, y además combinan una serie de citas “escogidas”. El segundo artículo no menciona la vasta mayoría de científicos que no recurren al fraude. ¿Acaso no es eso propaganda? Esta manera de presentar la información daña su credibilidad.

W. M., Estados Unidos

Agradecemos la franqueza de sus comentarios. No era nuestra intención desacreditar a todos los científicos como grupo. En el mismo principio dijimos que “es posible que el fraude descarado sea poco frecuente”, y estamos de acuerdo en que la vasta mayoría de los científicos son honrados. Sin embargo, el daño causado por unos pocos que no lo son puede llegar a ser de tal trascendencia que nos pareció apropiado condenar el fraude científico con los términos más fuertes. También creemos que presentar la teoría de la evolución como un hecho constituye el mayor fraude que puede haber, y en él ha participado la mayor parte de la comunidad científica. De todos modos, las noticias citadas en nuestros artículos no pueden calificarse de plagio, ya que se indicaba con toda claridad la fuente de donde se habían tomado. Las citas procedían de fuentes acreditadas y servían para ilustrar lo extendido que está el problema del fraude científico.—La dirección.

Glaucoma Después de leer el artículo sobre el glaucoma (8 de mayo de 1988), mi marido se hizo revisar la vista y descubrió que los síntomas que tenía no eran de glaucoma, sino de algo mucho más grave. Por haber leído el artículo, hemos podido hacer planes para el futuro y prepararnos para su inminente jubilación.

E. D., Estados Unidos

Algas Gracias por el artículo sobre las algas (22 de enero de 1990). Antes de leerlo, jamás hubiera imaginado todas las propiedades que tiene lo que ha sido calificado injustamente —según ahora reconozco— de una “molesta materia viscosa”. He compartido esta información con otros.

G. S., Francia

Suegras y nueras Muchas gracias por sus artículos sobre los problemas entre suegras y nueras (22 de febrero de 1990). Mi marido y yo vivimos con su madre durante un año. La sutil rivalidad cotidiana provocó grandes tensiones. Cuando empezamos a vivir solos, la situación mejoró. Llegué a apreciar cada vez más su consejo, pero su insistencia en ofrecerlo sigue siendo causa de irritación. ¡Qué comprensión y qué gran sensibilidad se manifiesta en estos artículos! Espero que muchos padres e hijos políticos se beneficien de estos excelentes consejos.

A. T. G., Países Bajos

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