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ContribuciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Jehová suministra el mejor ejemplo en este sentido, puesto que le ha dado a la humanidad “vida y aliento y todas las cosas” (Hch 17:25), ha ofrecido a su Hijo unigénito en beneficio de todos (Jn 3:16) y enriquece a los cristianos para que, a su vez, sean generosos con lo que tienen. (2Co 9:10-15.) De hecho, “toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes”. (Snt 1:17; véase REGALO, DÁDIVA.)
Véase también CONTRIBUCIÓN SANTA.
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ContribuciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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La cuantía de la contribución no es necesariamente una prueba de la generosidad del dador. En una ocasión Jesús estaba observando a las personas que depositaban dinero en las arcas de la tesorería del templo. Los ricos echaban muchas monedas, pero a Jesús le impresionó la generosidad de corazón de una viuda necesitada que echó tan solo dos pequeñas monedas de ínfimo valor, y dijo: “Esta viuda, aunque pobre, echó más que todos ellos. Porque todos estos echaron dádivas de lo que les sobra, mas esta echó, de su indigencia, todo el medio de vivir que tenía”. (Lu 21:1-4; Mr 12:41-44.) Pablo hizo la siguiente observación en cuanto a las contribuciones para la ayuda de compañeros creyentes pobres: “Si primero está allí la prontitud, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene”. (2Co 8:12.)
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