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  • ¿Por qué hay tanto crimen?

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  • ¿Por qué hay tanto crimen?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
w89 15/8 págs. 3-4

¿Por qué hay tanto crimen?

“LA MAYOR parte de los delitos se cometen contra la propiedad”, sostiene un folleto del gobierno de Gran Bretaña. Sin embargo, en ese país se informa que los actos criminales contra la gente son “la forma del delito que con mayor rapidez aumenta”, aunque solo constituyen el 5% de todas las ofensas.

Esta situación refleja el aumento de la delincuencia por todo el mundo. En las columnas de la prensa mundial se presentan con regularidad noticias sobre secuestros aéreos, robos a mano armada, ultrajes sexuales y otros actos de violencia, los cuales suelen atraer más atención que los informes de delitos que no implican violencia. Está claro, pues, que tanto usted como sus posesiones pueden ser blanco de la delincuencia. Pero ¿por qué? ¿Qué impulsa a la gente al delito?

Muchos delincuentes son oportunistas. Debido a esto, las autoridades se esfuerzan por contrarrestar la oleada delictiva animando a la gente a estar más al tanto de lo que sucede en su vecindario. Aunque el objetivo de esas estrategias es la prevención del delito, ¿impiden que las personas se hagan delincuentes? No.

La personalidad criminal es objeto de mucho estudio. Es interesante el hecho de que la Palabra de Dios, la Biblia, nos permite penetrar en el pensamiento del delincuente cuando advierte a los jóvenes en cuanto a los que, para atraerlos, dicen: “Ven con nosotros; por capricho tenderemos una trampa para matar a algún inocente cuando pase. Nos tragaremos vivos a los hombres honrados como se traga la muerte a quienes caen en el sepulcro. Tendremos toda clase de riquezas, ¡llenaremos nuestras casas con todo lo robado! Ven y comparte tu suerte con nosotros, y comparte también nuestro fondo común”. (Proverbios 1:11-14, Versión Popular.) Sí, la avidez, la codicia y un punto de vista materialista fomentan el delito y llevan al crimen.

El abuso de las drogas y el hedonismo también dominan el pensamiento de muchos en este siglo XX. Se necesita dinero para pagar por los excesos, aunque esto exija causar daño o quitarle la vida a alguien para conseguir el dinero. En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, ciertamente es verdad que aumentan las personas de quienes se puede decir que ‘sus pies corren al mal, van presurosas a derramar sangre’. (2 Timoteo 3:1, 3, 4; Proverbios 1:16, Straubinger.)

Del delito se dice que es “culpa, ofensa, quebrantamiento de la ley, crimen”; y del crimen, que es “ofensa muy grave contra la moral o la ley” (Diccionario de términos jurídicos, de Ignacio Rivera García.) Vivimos en una era de desplome moral. El apóstol Pablo advirtió a los cristianos efesios acerca de personas que “andan en la inutilidad de su mente, mientras mentalmente se hallan en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, a causa de la insensibilidad de su corazón. [Estas han] llegado a estar más allá de todo sentido moral”. Nosotros también tenemos que prestar atención hoy a esa advertencia. (Efesios 4:17-19.)

¿No es cierto que la proliferación de videocintas con escenas sádicas, la exaltación de la guerra y la búsqueda egoísta de placeres ilícitos contribuyen a que algunos se hagan delincuentes y criminales, mientras gente inocente llega a ser el blanco del delito? Pero hay otro elemento en la red de la intriga delictiva. ¿Cuál es este?

Es Satanás el Diablo. Su cólera enciende las llamas de la violencia y el crimen sin sentido que caracterizan a este mundo. (1 Juan 5:19; Revelación 12:12.) Su intención es apartar del Dios verdadero, Jehová, a toda la gente. Aunque logre esto en el caso de muchos, la Biblia revela proféticamente que no podrá quebrantar la integridad de los verdaderos siervos de Dios. Finalmente, Satanás será eliminado. Con todo, aunque se elimine a Satanás, ¿significará eso el fin del delito? ¿Estará cerca el fin de los crímenes?

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