¿Qué puede hacerse cuando azota un terremoto?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Grecia
¿EN CUÁNTO tiempo puede un terremoto destruir una ciudad? En realidad, en un tiempo asombrosamente corto. En el caso de Calamata, una ciudad al extremo sur de Grecia, tomó menos de cinco segundos.
Esta ciudad costera fue destruida por un terremoto de magnitud de 6,8 según la escala de Richter. De los 21.000 edificios afectados por el terremoto, 6.930 quedaron en condición de ser reparados, 13.440 fueron declarados inhabitables y 630 fueron totalmente arruinados. La aldea cercana de Eleochori fue destruida casi por completo, pues 117 de sus 125 casas se derrumbaron o quedaron severamente damnificadas. El número de heridos ascendió a centenares, pero solo unas 20 personas murieron. ¿Por qué? ¿Qué salvó a tanta gente?
Los sobrevivientes relatan su historia
Una testigo ocular dijo al corresponsal de ¡Despertad!: “Fue como una explosión, como si hubiera habido una explosión de dinamita debajo de la casa. También oí un ruido extraño —añadió—. Sentí como si estuviera hundiéndome en un abismo. Llamé a mi esposo: ‘¡George, corre, lleva a los niños afuera!’. Entonces las luces se apagaron. Agarré a uno de mis hijos, y George al otro, y corrimos escaleras abajo hacia la calle. Había polvo por todas partes. Casi todas las casas de nuestro vecindario se habían desplomado. No obstante, porque la mayoría de las personas estaban en las calles, nadie había muerto”.
Ese último comentario es una clave en cuanto a cómo estar a salvo durante un terremoto... salga de los edificios y vaya a lugares abiertos. En Calamata el terremoto azotó el sábado, como a las 8.20 de la noche. A esa hora mucha de la gente ya estaba en las calles. De hecho, había multitudes en los muelles viendo la inauguración de un nuevo servicio de transporte a Creta. No hay duda de que aquella circunstancia fortuita salvó muchas vidas.
Otro testigo ocular, el Sr. Karalekas, explicó: “He sobrevivido a muchos terremotos, pero este fue muy diferente de los demás. Fue terrible. Fue como estar en un barco durante una tormenta, con un balanceo que no dejaba caminar. Tan pronto como sentí el temblor, me situé debajo del marco de una puerta y grité a mis hijos que hicieran lo mismo. En aquel momento, eso proveería alguna protección. Entonces, tan pronto como pude, corrí escaleras abajo con la familia hacia el patio. Afortunadamente, la casa no se derrumbó”.
Como medida de seguridad provisional, el marco fuerte de una puerta puede salvarle la vida a uno. Pero, como en este caso, lo mejor es salir rápidamente a una zona abierta.
La ayuda gubernamental... rápida y buena
Fue inmediata la reacción de los funcionarios al desastre, y la región recibió mucha ayuda. Se erigieron miles de tiendas de campaña en las zonas abiertas para suministrar refugio a las familias que habían quedado sin hogar. Se instalaron cañerías improvisadas para suministrar agua a los “pueblos” de tiendas. Según un informe periodístico, el ministro de defensa, Ioannis Haralambopoulos, estuvo en el lugar del desastre dirigiendo la obra de socorro. Gobiernos del extranjero también ofrecieron ayuda. Un magnate griego de compañías de navegación llevó al puerto de Calamata su crucero de lujo, el Marianna, y ofreció abrigo y provisiones a más de mil personas.
Los testigos de Jehová también se apresuraron a socorrer a sus hermanos y a otras personas interesadas en su mensaje en Calamata. Enviaron provisiones desde las congregaciones vecinas y por tren desde Atenas. Aunque algunos Testigos perdieron sus hogares y otras posesiones, mostraron que su aprecio de los valores espirituales no había disminuido. Puesto que hubiera sido demasiado peligroso congregarse en su lugar de reunión en el pueblo, a unos kilómetros del pueblo levantaron una tienda para que les sirviera de “Salón del Reino” donde pudieran celebrar sus reuniones los domingos. Además, para las reuniones de estudio bíblico de entre semana, levantaron cuatro tiendas más pequeñas en el pueblo. A pesar de los inconvenientes, hubo una concurrencia de más del 100% de la cantidad de publicadores de la congregación.
No hubo Testigos heridos ni muertos en este desastre. Sin embargo, reconocemos que “el tiempo y el suceso imprevisto” afectan a todos, sin distinción de personas. (Eclesiastés 9:11; Hechos 27:13-20, 41-44.) En otras ocasiones ha habido Testigos heridos y muertos en desastres y accidentes. Por lo tanto, siempre es aconsejable que uno esté preparado hasta el grado posible para hacer frente a los desastres naturales —tales como inundaciones y terremotos— que pudieran ser comunes en ciertos lugares. El saber cómo actuar en tales circunstancias es el proceder sabio. Tal como la Biblia aconseja: “El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño”. (Proverbios 27:12, Versión Popular.)
[Fotografías en la página 23]
Siete personas murieron aquí, pero un infante de diez días fue rescatado
Instalación de una tienda provisional para alojar a personas que perdieron sus hogares
La tienda que sirvió de “Salón del Reino”, a las afueras de Calamata