Las armas. No solo las usan los hombres
LA IMAGEN viril de un hombre fuerte con un rifle en las manos se ha utilizado en el mundo de la publicidad para vender muchas cosas: tabaco, automóviles, ropa, armas de fuego y todo aquello que pueda pasar por la imaginación del anunciante.
A los hombres se les ha representado, sobre todo en Estados Unidos, como si fueran inseparables de sus armas. En muchas plazas se han erigido estatuas de héroes victoriosos con un arma en las manos o al costado. Aunque no aparezca ningún epígrafe, los cuadros que representan el oeste americano se identifican en seguida por la imagen del hombre con un revólver de seis tiros en una pistolera colgada de un cinturón calado hasta la cadera. Se han hecho muchas películas en cuyo título aparece la palabra arma. Programas de televisión y obras de teatro taquilleras cobran vida con el sonido de tiroteos: los buenos y los malos se disparan en toda situación y lugar imaginable. Se ve a hombres enclenques que se hacen los valientes con una pistola o un rifle en la mano, y escenas de gran realismo en las que varias personas aparecen muertas a sus pies.
Sin embargo, cada vez son más las mujeres que llevan armas. En los últimos años se ha visto en televisión a mujeres que interpretan el papel de detectives y agentes secretos, y que disparan y vencen a elementos indeseables con una puntería y potencia de fuego muy superiores.
Muchas de ellas acuden a campos de tiro y vacían una y otra vez el cargador contra la silueta de tamaño natural de un hombre, y le dan justo entre las cejas.
Así que no nos deberíamos sorprender al oír que ya hay en el mercado pistolas con un diseño especial para mujeres, y que se venden bien. “Señoras, ustedes no utilizarían un desodorante de hombre —escribió una periodista—, entonces, ¿por qué utilizar un revólver de hombre? Ustedes quieren un revólver ligero, que no tenga bordes donde puedan engancharse las uñas, un revólver elegante y a la vez potente. Quizás les interese un LadySmith del calibre 38 [...] en color azul brillante, o en un reluciente plateado, con la longitud de cañón que prefieran.” Cierto experto expresó de la siguiente manera su opinión sobre cómo quieren las mujeres que sean las armas: “La mujer quiere un arma elegante y que sea un objeto bonito para poner en el bolso. No quiere que choque con su polvera y su espejo [...]. A muchas mujeres les gusta que los colores que llevan coordinen bien. No quieren que tenga un aspecto malo o violento [...]. Aunque la compra para protegerse, al mismo tiempo no quiere que sea fea”.
Algunas de las pistolas diseñadas especialmente para la dama distinguida son del calibre 38, con capacidad para cinco disparos y la posibilidad de escoger entre dos diferentes longitudes de cañón —5 y 8 centímetros— para que puedan caberles bien en el bolso. Algunas pistolas vienen con una suave empuñadura de palo de rosa mientras que otras la tienen en tonos pastel. Una mujer dijo: “Son muy bonitas, y yo diría que manejables”. Además, también hay nuevas creaciones de bolsos que llevan un compartimento especial para el arma de la dama. “La mujer que tiene una pistola pero no lleva un bolso especial se está buscando problemas —dijo cierta mujer—. Terminará con el cañón lleno de migas de galleta y pastillas de menta, de tabaco, si es fumadora, o de cualquier otra cosa que suela acumularse en el fondo del bolso de una mujer.” Hay quienes dicen que algún día el que una mujer lleve un arma será tan común como que lleve un paraguas.
Cada vez son más
Un sondeo reciente ha indicado que entre 1983 y 1986 la tenencia de armas entre las mujeres de Estados Unidos “ascendió aproximadamente un 53% hasta superar los doce millones”. El sondeo también indicó que durante esos tres años “alrededor de otros dos millones de mujeres estaban pensando en comprarse un arma de fuego”. Algunas revistas destinadas a la mujer insinúan con sutileza que esta necesita protección mostrando la imagen de una mujer que al regresar a casa encuentra un cristal roto en la puerta principal. ¿Vive sola? ¿Tiene un arma para su protección en caso de encontrarse con un intruso? Al pie del anuncio aparece un número de teléfono de llamada gratuita que resulta ser el de un fabricante de armas que ofrece una nueva y elegante línea de pistolas para mujeres.
“Lo que hacen estos anuncios es hurgar en la herida”, comentó una mujer. Como muchísimas mujeres viven solas, o con sus hijos pero sin marido, se sienten especialmente vulnerables ante la violencia, y muchas veces con buena razón. En la mayoría de las ciudades grandes, las violaciones van en aumento; a las mujeres les roban el bolso, con frecuencia a punta de navaja; se las ataca en las calles, en los aparcamientos y en los edificios de oficinas a plena luz del día, y los apartamentos y casas ocupados por mujeres que viven solas son objeto de escalo mientras la ocupante duerme. “Mejor es que aprendamos a cuidar de nosotras mismas, porque al movernos más en una sociedad donde la violencia va en aumento, vamos a tener que cuidar de nosotras mismas”, dijo una mujer.
Otra comentó lo siguiente durante una entrevista en un programa de televisión norteamericano: “Volvía caminando a casa desde el trabajo cuando alguien me agarró por detrás. Llevaba una navaja en la mano, me tiró al suelo y me arrebató el bolso. Allí mismo y en ese preciso instante me resolví a tomar acción”. La mujer solicitó un permiso de armas e hizo prácticas de tiro al blanco en un campo de tiro. ¿Cuál era ahora su punto de vista? “Perdí todo sentido de vulnerabilidad. Me dije: ‘Tengo un arma, la disparo y, es fabuloso, no tengo miedo’. Con este trozo de metal en mis manos, ahora sí podría protegerme a mí misma.”
Es obvio que así piensan más de doce millones de mujeres de Estados Unidos y, ¿quién sabe cuántas más poseen armas sin la debida licencia? La cifra mundial podría ser inmensa, pero ¿han investigado a fondo los hechos antes de tomar esa decisión? Si usted está pensando en comprarse un arma para defenderse, examine antes lo que dice la policía y lo que muestran las estadísticas.