El misterio tras lo oculto
HACE quinientos años las personas acusadas de practicar la brujería eran el blanco de la Inquisición. Una proclama papal en 1484 dio apoyo oficial a los inquisidores para perseguir a las brujas. Esto hizo que se publicara el libro Malleus Maleficarium (El martillo de las brujas) en el que se clasificó a la brujería como peor que la herejía. Como resultado de esto, se dio muerte a miles de personas.
En tiempos modernos se ha desarrollado una actitud muy diferente hacia los sucesos que la ciencia moderna es incapaz de explicar. Este cambio de actitud se remonta a 1848 cuando dos niñas, Margaret y Kate Fox oyeron golpeteos misteriosos en su pequeña cabaña en el estado de Nueva York (E.U.A.). Pensando que pudieran ser los intentos por comunicarse de alguien del mundo de los espíritus, ellas pidieron que se les diera un código que les permitiera establecer una comunicación inteligible. Esta se estableció y ellas recibieron mensajes.
Las noticias sobre estos sucesos se extendieron y el interés en lo paranormal floreció. Como resultado, el espiritualismo se organizó como una religión, atrayendo así a muchas personas que ansiaban comunicarse con personas amadas fallecidas.
Estudio científico de lo paranormal
Otro resultado de estas experiencias paranormales fue la fundación de sociedades con el fin de estudiar tales fenómenos a nivel científico. El estudio de lo paranormal se conoce como parasicología o investigaciones parasíquicas.
Por mucho tiempo la ciencia común menospreció esta investigación. Pero, entonces, en 1882, se fundó en Londres la Sociedad para Investigaciones Parasíquicas. Su propósito particular era el de “examinar sin prejuicio o predisposición, en un espíritu científico, las facultades de la humanidad que, bien en realidad o supuestamente, parecen ser inexplicables de acuerdo a toda hipótesis ampliamente reconocida”.
La reputación de las investigaciones parasíquicas ha mejorado últimamente a medida que científicos de renombre han ingresado en las investigaciones de lo paranormal. Es interesante notar que el 18 de mayo de 1985 la Universidad de Edimburgo anunció que había nombrado profesor de parasicología al Dr. Robert Morris, sicólogo norteamericano. El periódico Sunday Telegraph le llamó profesor de lo desconocido. Aunque la idea de dar semejante prominencia a la parasicología granjeó críticas, la revista New Scientist hizo la siguiente observación:
“No es que la parasicología sea una nueva asignatura en las universidades británicas. La Sociedad para Investigaciones Parasíquicas (SIP), que es la organización británica a la cabeza en este campo, celebró su centenario hace un par de años y siempre ha tenido fuertes conexiones con académicos. El primer presidente de la SIP fue Henry Sidgwick, profesor de filosofía moral de la Universidad de Cambridge. Desde ese entonces, 28 de los aproximadamente 50 presidentes han sido catedráticos y dos de ellos laureados con el premio Nóbel. Ocho de las 44 universidades de Gran Bretaña están realizando en la actualidad investigaciones parasicológicas”.
Claro está, las grandes instituciones científicas todavía no reconocen formalmente a la parasicología como estando en la misma categoría que las ciencias físicas. De hecho, hay muchas personas que alegan que las experiencias paranormales no existen.
¿Es solo un engaño?
Es cierto que algunas experiencias que se alega que son producto de poderes ocultos no son nada más que un engaño. Un ejemplo de esto es el caso de las cuatro hijas de un clérigo y la sirvienta de ellas. A una de las muchachas se le pedía que saliera de la habitación. Las otras se quedaban en compañía de los que iban a realizar el experimento. Se escogía un objeto, tal como un naipe. Entonces, se le pedía a la muchacha que volviera a la habitación y que por transmisión de pensamientos identificara el objeto que se había seleccionado. Generalmente acertaba. Cuando años después miembros de la Sociedad para Investigaciones Parasíquicas examinaron a las muchachas, dos de ellas admitieron haber hecho trampas usando indicaciones visuales y sonoras.
Más recientemente, el mago James Randi preparó una estratagema para mostrar que se podía engañar aun a los investigadores con experiencia. Se las compuso para que dos magos jóvenes consiguieran empleo con el Dr. Peter Phillips, director del departamento de física de la Universidad de Washington, quien estaba llevando a cabo unos experimentos en el campo de lo parasíquico. “Sigo creyendo que Mike Edwards [uno de los dos magos] dobló en mi mano una llave sin tocarla”, escribió Phillips. Pero, aparentemente, se le engañó, tal como él admitió más adelante. Los magos alegaron que realizaron las hazañas extraordinarias por la destreza de sus manos y no por poder paranormal.
Queda claro que ha habido casos de engaño. No obstante, en 1982, Arthur J. Ellison, en su discurso como presidente a la Sociedad para Investigaciones Parasíquicas, sostuvo que existen “excelentes evidencias que apoyan las experiencias que no se acomodan a los modelos científicos de la actualidad que son representativos de nuestras experiencias normales en este universo”. ¿Cuál es el misterio detrás de estas experiencias?
¿Es el poder de la mente?
Algunas personas creen que la mente tiene poderes escondidos que se pueden usar para realizar obras extraordinarias. Pero, ¿tiene la mente el poder para estremecer mesas, mover el indicador de la tabla Ouija, torcer objetos metálicos o emitir una fuerza que logre realizar otras cosas similares?
En un artículo intitulado “El secreto del misterio detrás de la tabla Ouija”, el mago Henry Gordon escribió: “Bueno, existe una fuerza invisible, pero no tiene nada de paranormal”.
Gordon dice que “en sicología a esto se le llama automatismo”. “El automatismo es una reacción muscular a un pensamiento inconsciente [...] Este proceso sicológico es la causa de muchos otros fenómenos supuestamente parasíquicos.”
Esto es lo que comúnmente se alega. Hay, por ejemplo, maestros en las artes marciales que ejercen lo que llaman el poder ki. La revista de artes marciales Black Belt (Cinturón negro) da la siguiente instrucción: “Aprenda a hacer fluir su ‘ki’ o su mente concentrándose en el Solo Punto [el bajo abdomen] y extienda el brazo”. “Pretenda que el agua o la fuerza emana del Solo Punto a través de su brazo y dedo.”
“Mientras uno continúe entrenando su ‘Ki’ —dice la revista Black Belt—, sus estudiantes nunca le sobrepasarán. El maestro Morihei Uyeshiba, fundador de Aikido [una de las artes marciales] cuenta con más de ochenta años, pero todavía no hay quien se le enfrente. Es capaz de arrojar al suelo de una vez a veinte hombres fuertes. A medida que envejece aumenta más y más su fortaleza. [...] El ‘Ki’ debe aceptarse como una añadidura a los cinco sentidos.”
Pero ¿es en realidad la mente humana la fuente de ese poder extraordinario? ¿Permite a las personas realizar hazañas que carecen de explicación científica?
Considere, pues, un caso en conexión con las actividades de duendes ocurrido en Enfield, Londres, Inglaterra, investigado por la Sociedad para Investigaciones Parasíquicas. Brian Inglis, autor de varios libros sobre lo paranormal, explica: “Los golpeteos misteriosos, el movimiento y la rotura de los muebles suceden con frecuencia por varias semanas a la vez, y esto permite a los investigadores convertir el local, hasta cierto punto, en un laboratorio con una variedad de complejas grabadoras”.
En el caso de Enfield, la persona implicada estaba muy dispuesta a ser investigada. Sin embargo, según los dos investigadores, el sujeto en cuestión no fue cooperativo en nada. “Parecía que derivaba placer malicioso de frustar los esfuerzos que hacían los observadores —escribió Inglis—. Las grabadoras, por ejemplo, fueron objeto de interferencia y daños, los cuales algunas veces los fabricantes de los aparatos nunca habían visto.”
Tales experiencias son fuerte indicación de que esto envuelve un poder que va más allá de la mente humana. Si semejante poder procede de la mente de una persona, ¿por qué desearía frustar los esfuerzos de los investigadores y dañar el equipo de grabación, especialmente dado que la persona estaba muy dispuesta a que se le investigara?
Se admite que la mente humana es una creación maravillosa acerca de la cual queda mucho por aprender. Sin embargo, esta no puede emanar poder para golpear, levantar y mover objetos, ni de por sí tiene la capacidad de enterarse de cosas sin la ayuda de los canales sensorios comunes.
Por lo tanto, de acuerdo con la investigación científica, el fenómeno de la PES en sus varias formas sí existe, aunque no está claro cómo funciona. Para los científicos, el misterio continúa.
¿Hay, por lo tanto, alguna solución al misterio?
[Ilustración en la página 6]
¿Puede la mente proyectar poder para mover el indicador de una tabla Ouija?