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Jehová es nuestra ayudaLa Atalaya 2004 | 15 de diciembre
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Jehová es nuestra ayuda
“Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra.” (SALMO 121:2.)
1, 2. a) ¿Por qué puede decirse que a todos nos hace falta ayuda en algún momento? b) ¿Qué clase de ayuda nos brinda Jehová?
¿QUIÉN no necesita a veces que se le tienda una mano? La realidad es que a todos nos hace falta en algún momento, sea para afrontar un problema grave, una pérdida dolorosa o una prueba difícil. Si estamos abrumados, solemos recurrir a un buen amigo, pues nos alivia desahogarnos. Ahora bien, el apoyo que brindamos los seres humanos es muy limitado, y ninguno de nosotros puede darlo siempre que sea preciso.
2 En cambio, existe Alguien que tiene poder y recursos ilimitados para ayudarnos, y que además nos garantiza que nunca nos abandonará. El salmista lo identificó al declarar con plena confianza: “Mi ayuda viene de Jehová” (Salmo 121:2). ¿Por qué estaba tan convencido del auxilio divino? Examinemos el Salmo 121 para hallar la respuesta. El siguiente análisis nos permitirá ver las razones por las que podemos tener la firme convicción de que nuestra ayuda viene de Jehová.
La ayuda infalible
3. ¿A qué montañas puede que alzara los ojos el salmista, y por qué?
3 El salmista nos infunde confianza dirigiendo la atención hacia las creaciones de Jehová: “Alzaré mis ojos a las montañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra” (Salmo 121:1, 2). El escritor no dirigió la vista a un cerro cualquiera. Cuando escribió estas palabras, el templo de Jehová estaba en Jerusalén, la ciudad de la serranía de Judá que era, en sentido figurado, la morada del Altísimo (Salmo 135:21). Por lo tanto, puede que haya mirado hacia el monte donde se ubicaba el templo, confiado en que Dios lo socorrería. ¿Por qué estaba tan convencido de recibir su apoyo? Porque Jehová es “el Hacedor del cielo y de la tierra”. Así pues, lo que el escritor dio a entender fue esto: “¡Nada va a impedir que el Creador omnipotente me auxilie!” (Isaías 40:26).
4. ¿Cómo indicó el salmista que Jehová siempre está pendiente de su pueblo, y por qué nos transmite seguridad esta imagen?
4 Acto seguido, el salmista indicó que Jehová siempre está pendiente de su pueblo: “No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecerse. ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel” (Salmo 121:3, 4). Efectivamente, es inimaginable que Dios permita que quien confía en él “tambalee” o sufra caídas irremediables (Proverbios 24:16). ¿Por qué? Porque es como un pastor vigilante que vela por sus ovejas. ¿No nos transmite seguridad esta imagen? Ni por un instante cerrará él los ojos a las necesidades de sus siervos. Día y noche los guarda.
5. ¿Por qué se dice que Jehová está a la “mano derecha”?
5 Convencido de que Jehová es el Protector leal de su pueblo, el salmista escribió: “Jehová te está guardando. Jehová es tu sombra a tu mano derecha. De día el sol mismo no te herirá, ni la luna de noche” (Salmo 121:5, 6). En el Oriente Medio, el caminante agradecía las sombras, pues lo amparaban del sol abrasador. Pues bien, Jehová es para sus siervos como una sombra que los resguarda del calor ardiente de la calamidad. Obsérvese que Él está a la “mano derecha”. En las batallas de la antigüedad, el soldado dejaba su diestra un tanto desprotegida, ya que sostenía el escudo con la mano izquierda. Por ello, había veces en las que un amigo fiel luchaba a su derecha para cubrirlo. Jehová, igual que el buen amigo, permanece al lado de sus siervos, siempre dispuesto a apoyarlos.
6, 7. a) ¿Cómo nos asegura el salmista que Jehová nunca dejará de ayudar a sus siervos? b) ¿Por qué podemos compartir su convicción?
6 ¿Dejará Jehová algún día de ayudar a su pueblo? ¡Resulta impensable! El salmista concluye así: “Jehová mismo te guardará contra toda calamidad. Él guardará tu alma. Jehová mismo guardará tu salida y tu entrada desde ahora y hasta tiempo indefinido” (Salmo 121:7, 8). El escritor ya no se centra en el presente, sino que se proyecta al futuro. Mientras que en el versículo 5 pone: “Jehová te está guardando”, en estos versículos escribe: “Jehová mismo te guardará”. De esta manera, asegura a los verdaderos siervos de Dios que Él seguirá auxiliándolos en el futuro. No importa dónde vayan ni qué calamidades afronten, nunca estarán fuera del alcance de su mano protectora (Proverbios 12:21).
7 En efecto, el escritor del Salmo 121 abrigaba confianza absoluta en el cuidado del Creador omnipotente, quien trata a sus siervos con la ternura de un buen pastor y la vigilancia de un guardián alerta. Nosotros contamos con sobradas razones para compartir tal convicción, pues Jehová no cambia (Malaquías 3:6). ¿Significa esto que siempre recibiremos protección física? No; pero mientras busquemos su apoyo, él nos amparará contra todo lo que pueda ocasionarnos daño espiritual. Cabe preguntarse, pues: “¿Cómo nos ayuda Jehová?”. Veamos cuatro maneras. En este artículo, comentaremos cómo auxilió a sus siervos en tiempos bíblicos, y en el próximo, cómo lo hace en la actualidad.
La ayuda de los ángeles
8. ¿Por qué no sorprende que los ángeles estén muy interesados en el bienestar de los siervos terrestres de Jehová?
8 Jehová dispone de millones y millones de ángeles (Daniel 7:9, 10). Estos hijos espirituales de Dios cumplen fielmente Su voluntad (Salmo 103:20). Saben muy bien cuánto ama y desea ayudar Jehová a su pueblo terrestre, por lo que no es de extrañar que ellos también estén muy interesados en el bienestar de este (Lucas 15:10). Y es lógico pensar que les agrada ser instrumentos del socorro divino. Ahora bien, ¿de qué maneras se valió Jehová de estas criaturas para asistir a Sus siervos del pasado?
9. Mencione ocasiones en que ángeles recibieron poder de Dios para proteger a humanos fieles.
9 Hubo ángeles que recibieron poder de Dios para proteger y liberar a humanos fieles. Por ejemplo, dos de ellos ayudaron a Lot y a sus hijas a escapar de la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19:1, 15-17). Y uno solo dio muerte a 185.000 soldados asirios que amenazaban Jerusalén (2 Reyes 19:35). Igualmente, cuando Daniel fue arrojado al foso, Jehová “envió a su ángel y cerró la boca de los leones” (Daniel 6:21, 22). Otra criatura espiritual liberó al apóstol Pedro de la prisión (Hechos 12:6-11). La Biblia menciona numerosos ejemplos de este tipo de protección, lo cual confirma la veracidad de Salmo 34:7: “El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los que le temen, y los libra”.
10. ¿Cómo utilizó Jehová a un ángel para animar al profeta Daniel?
10 Jehová también utilizó a los ángeles para animar y fortalecer a hombres fieles. Un ejemplo conmovedor se relata en el capítulo 10 del libro de Daniel. El profeta, que ya rondaría los 100 años, se sentía desalentado, al parecer porque Jerusalén y su templo aún seguían en ruinas. Además, una aterradora visión lo había dejado perplejo (Daniel 10:2, 3, 8). Amorosamente, Jehová le envió un ángel para animarlo. Durante la conversación, le recordó varias veces que era “muy deseable” a los ojos de Dios. ¿Cuál fue el resultado? El anciano profeta le dijo al ángel: “Me has fortalecido” (Daniel 10:11, 19).
11. ¿Qué ejemplo indica que Dios utilizó ángeles para dirigir la predicación de las buenas nuevas?
11 Jehová también se vale de criaturas celestiales para dirigir la predicación de las buenas nuevas. Así ocurrió en el caso de Felipe, a quien se le pidió que hablara de Cristo a un eunuco etíope, el cual luego se bautizó (Hechos 8:26, 27, 36, 38). Poco después, Dios dispuso que se predicaran las buenas nuevas a los gentiles que no estaban circuncidados. Uno de ellos, un varón temeroso de Dios llamado Cornelio, tuvo una visión en la que un ángel le indicaba que mandara llamar a Pedro. Por consiguiente, despachó mensajeros que, cuando encontraron al apóstol, le dijeron: “Cornelio [...] recibió instrucciones divinas, mediante un santo ángel, de que te enviara a decir que vinieras a su casa y de que oyera las cosas que tú dijeras”. Pedro actuó en consecuencia, y de este modo entraron los primeros gentiles en la congregación cristiana (Hechos 10:22, 44-48). ¿Cómo nos sentiríamos si nos enteráramos de que un ángel nos ha ayudado a encontrar a alguien con una buena disposición hacia la verdad?
La ayuda del espíritu santo
12, 13. a) ¿Por qué tenían los apóstoles sobradas razones para confiar en que el espíritu santo podría ayudarlos? b) ¿De qué manera facultó el espíritu santo a los primeros cristianos para efectuar la voluntad de Dios?
12 Poco antes de morir, Jesús aseguró a sus apóstoles que no se les dejaría solos. El Padre les proporcionaría un “ayudante, el espíritu santo” (Juan 14:26). Tenían sobradas razones para confiar en que aquella fuerza —la más potente que existe— podría ayudarlos, pues las Escrituras inspiradas abundan en ejemplos de cómo la utilizó Jehová para auxiliar a su pueblo.
13 En muchas ocasiones, el espíritu santo facultó a los seres humanos para efectuar la voluntad de Dios. Por ejemplo, fortaleció a los jueces para liberar a Israel (Jueces 3:9, 10; 6:34). También impulsó a los primeros cristianos a seguir predicando con valor, pese a las múltiples formas de oposición (Hechos 1:8; 4:31). En efecto, el éxito en el ministerio fue prueba contundente de la actuación del espíritu. Si no, ¿cómo se explica que hombres “iletrados y del vulgo” lograran difundir el mensaje del Reino por todo el mundo conocido en aquella época? (Hechos 4:13; Colosenses 1:23.)
14. ¿Cómo ha empleado Jehová su espíritu santo para iluminar a su pueblo?
14 Jehová también empleó el espíritu santo para iluminar a su pueblo. Así, por este medio capacitó a José para interpretar los sueños proféticos de Faraón (Génesis 41:16, 38, 39). Igualmente, se valió de su fuerza activa con el objeto de revelar sus propósitos a los humildes y ocultarlos a los orgullosos (Mateo 11:25). Por ello, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre lo que Jehová ha hecho a favor de “los que lo aman”: “Es a nosotros a quienes Dios [lo] ha revelado mediante su espíritu” (1 Corintios 2:7-10). En efecto, solo podemos comprender bien la voluntad divina con la ayuda del espíritu santo.
La ayuda de la Palabra de Dios
15, 16. ¿Qué tenía que hacer Josué si quería actuar sabiamente?
15 La Palabra inspirada de Jehová es “provechosa para enseñar” y permite que todo siervo de Dios “sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17). De hecho, contiene muchos ejemplos de los beneficios que obtuvo el pueblo de Dios de la antigüedad al dejarse guiar por los libros bíblicos de que disponía.
16 Las Escrituras dan orientación práctica a los siervos de Dios. Cuando Josué asumió la responsabilidad de dirigir a Israel, se le dijo: “Este libro de la ley [escrito por Moisés] no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente”. Notemos que Dios no le prometió que recibiría sabiduría de forma milagrosa. Solo obraría con sensatez si leía el “libro de la ley” y meditaba en él (Josué 1:8; Salmo 1:1-3).
17. ¿Cómo se beneficiaron tanto Daniel como el rey Josías de las secciones que tenían de las Escrituras?
17 La Palabra de Dios también reveló la voluntad y el propósito divinos. Por ejemplo, gracias a los escritos de Jeremías, Daniel descubrió el tiempo que permanecería desolada Jerusalén (Jeremías 25:11; Daniel 9:2). Pensemos también en lo que ocurrió durante el reinado de Josías. En aquella época, la nación de Judá se había apartado de Jehová, y era obvio que los monarcas no habían obedecido ni la orden de hacerse una copia personal de la Ley ni el resto de sus mandatos (Deuteronomio 17:18-20). Pero mientras se efectuaban reparaciones en el templo, se halló “el mismísimo libro de la ley”, posiblemente el original que Moisés había escrito de su puño y letra y que había quedado terminado unos ochocientos años atrás. Después de escuchar su lectura, Josías se dio cuenta de lo alejada de Jehová que estaba la nación y tomó firmes medidas para poner por obra todo lo que estaba escrito en el libro (2 Reyes 22:8; 23:1-7). ¿No es verdad que el pueblo de Dios de la antigüedad se benefició de las secciones que tenía de las Sagradas Escrituras?
La ayuda de otros cristianos
18. ¿Por qué podemos decir que Jehová es el origen del apoyo que sus siervos se prestan mutuamente?
18 Con frecuencia, la ayuda que Jehová nos brinda la recibimos mediante nuestros hermanos en la fe. En efecto, Jehová es el origen del apoyo que sus siervos verdaderos se prestan mutuamente. ¿Por qué decimos esto? Por dos razones. En primer lugar, entra en juego su espíritu santo, que produce en quienes lo piden cualidades como el amor y la bondad (Gálatas 5:22, 23). Por consiguiente, cuando un siervo de Dios se siente impulsado a auxiliar a otro, es indicación de que el espíritu santo está actuando. Por otra parte, fuimos hechos a imagen y semejanza de Jehová, lo cual significa que tenemos la capacidad de reflejar sus atributos, entre ellos la benignidad y la compasión (Génesis 1:26). Así que, siempre que sus siervos se ayudan, manifiestan las cualidades de la auténtica Fuente de socorro.
19. Según la Biblia, ¿cómo suministró Jehová ayuda mediante sus siervos?
19 En tiempos bíblicos, ¿cómo suministró ayuda Jehová mediante sus siervos? Frecuentemente envió consejeros, como Jeremías, quien corrigió a Baruc y así le salvó la vida (Jeremías 45:1-5). En ocasiones, movió a sus verdaderos adoradores a dar socorro material a otros creyentes. Es el caso de los cristianos de Macedonia y Acaya, que no escatimaron esfuerzos por auxiliar a sus hermanos necesitados de Jerusalén. Como indicó el apóstol Pablo, sus generosos donativos suscitaron una merecida “expresión de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11).
20, 21. ¿En qué circunstancias animaron a Pablo los hermanos de Roma?
20 Son especialmente conmovedores los relatos que narran los esfuerzos de los siervos de Jehová por fortalecer y animar a sus compañeros. Veamos el caso de Pablo. Durante su viaje a Roma como prisionero, recorrió la Vía Apia, calzada cuyo último tramo no era nada agradable, pues discurría por zonas pantanosas.a Los hermanos de la congregación romana oyeron que el apóstol venía en camino. ¿Qué harían? ¿Esperarían cómodamente en sus casas de la ciudad hasta que llegara y luego irían a recibirlo?
21 Lucas, escritor bíblico y compañero de viaje de Pablo, nos cuenta qué sucedió: “De allí [de Roma] los hermanos, al oír las noticias acerca de nosotros, vinieron a nuestro encuentro hasta la Plaza del Mercado de Apio y las Tres Tabernas”. ¿Nos lo imaginamos? Al enterarse de que Pablo estaba de camino, un grupo de hermanos salió a recibirlo. Unos cuantos lo esperaron en la Plaza del Mercado de Apio, conocida estación de postas a 74 kilómetros de la ciudad, mientras que los demás lo aguardaron en Tres Tabernas, lugar de descanso a 58 kilómetros de la metrópoli. ¿Cuál fue la reacción del apóstol? Lucas dice: “Cuando alcanzó a verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo” (Hechos 28:15). En efecto, se sintió estimulado y reconfortado tan solo de ver a aquellos hermanos que se habían tomado tales molestias. ¿A quién dio gracias él por este valioso apoyo? A quien lo hizo posible, Jehová Dios.
22. ¿Cuál será el texto del año 2005, y qué se estudiará en el próximo artículo?
22 Los relatos bíblicos hablan por sí solos: Dios es una Fuente inigualable de ayuda. Con toda razón, los testigos de Jehová tendremos como texto del año 2005 las palabras de Salmo 121:2: “Mi ayuda viene de Jehová”. Ahora bien, ¿cómo nos ayuda Jehová en la actualidad? Esta cuestión se estudiará en el próximo artículo.
[Nota]
a El poeta latino Horacio (65-8 a.E.C.), que realizó el mismo viaje, detalla las incomodidades de este tramo diciendo que la Plaza del Mercado de Apio estaba “rebosante de marineros y de posaderos granujas”. Además, se quejó de “los insoportables mosquitos y las ranas” y de la “malísima” agua.
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¿Aceptamos la ayuda de Jehová?La Atalaya 2004 | 15 de diciembre
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¿Aceptamos la ayuda de Jehová?
“Jehová es mi ayudante; no tendré miedo.” (HEBREOS 13:6.)
1, 2. ¿Por qué es importante que aceptemos el apoyo y la dirección de Jehová?
IMAGINÉMONOS caminando por un sendero de montaña. No estamos solos, pues vamos con el mejor guía disponible, quien se ofreció a acompañarnos. Aunque nos supera por mucho en experiencia y energía, marcha pacientemente a nuestro lado. Preocupado por nuestra seguridad, pues ya hemos dado algún tropiezo, alarga la mano para facilitarnos el paso por un tramo peligroso. ¿Rechazaríamos su ayuda? Claro que no; no queremos sufrir ningún accidente.
2 La senda que tenemos que recorrer los cristianos también es difícil. ¿Hemos de transitar solos por ese angosto sendero? (Mateo 7:14.) No. La Biblia dice que el Guía Supremo, Jehová Dios, nos permite andar con él (Génesis 5:24; 6:9). ¿Auxilia Jehová a sus siervos en el camino? Él responde: “Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’” (Isaías 41:13). Igual que el guía del ejemplo, brinda su apoyo y amistad a quienes desean caminar con él. De seguro, ninguno de nosotros querrá rechazar su ayuda.
3. ¿Qué cuestiones analizaremos a lo largo del artículo?
3 En el artículo anterior vimos cuatro maneras como Jehová brindó ayuda a su pueblo en la antigüedad. ¿La proporciona de igual modo hoy día? ¿Cómo podemos asegurarnos de que la aceptamos en todas sus formas? Analicemos estas cuestiones, pues así aumentará nuestra convicción de que Jehová es nuestra ayuda (Hebreos 13:6).
La ayuda de los ángeles
4. ¿Por qué pueden estar seguros los siervos de Dios de que cuentan con el apoyo angélico?
4 En la actualidad, ¿colaboran los ángeles con los verdaderos siervos de Jehová? Sí, aunque no se aparecen visiblemente para salvarlos de los peligros. De hecho, ni siquiera en tiempos bíblicos era común que lo hicieran. La mayoría de sus intervenciones fueron invisibles al ojo humano como lo son hoy. Sin embargo, los siervos de Dios cobraron mucho ánimo al comprender que contaban con el apoyo angélico (2 Reyes 6:14-17). Nosotros tenemos sobradas razones para sentirnos igual.
5. ¿Cómo indica la Biblia que los ángeles intervienen en la predicación actual?
5 Los ángeles de Jehová están particularmente interesados en una obra especial que nos concierne. ¿Cuál es? Hallamos la respuesta en Revelación (o Apocalipsis) 14:6: “Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo”. Estas “buenas nuevas eternas” guardan estrecha relación con las “buenas nuevas del reino” que, como predijo Jesús, “se predicar[ía]n en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” antes del fin de este sistema de cosas (Mateo 24:14). Como es lógico, los santos ángeles no se comunican directamente con la gente, pues Jesús encargó esta importante comisión a seres humanos (Mateo 28:19, 20). ¿No resulta animador saber que cuando cumplimos con nuestro cometido contamos con el respaldo de estos espíritus poderosos e inteligentes?
6, 7. a) ¿Qué indica que los ángeles intervienen en la predicación? b) ¿Cómo podemos asegurarnos el apoyo de los ángeles de Jehová?
6 Existen abundantes pruebas de la intervención angélica en nuestra obra. Por ejemplo, solemos oír que en su ministerio, nuestros hermanos cristianos se topan con personas que han estado pidiéndole a Dios ayuda para encontrar la verdad. Sucede con tanta frecuencia que no puede ser casualidad. Como consecuencia, cada vez más gente aprende a obedecer la exhortación del “ángel que volaba en medio del cielo”: “Teman a Dios y denle gloria” (Revelación 14:7).
7 ¿Deseamos tener el apoyo de los poderosos ángeles de Jehová? Entonces esforcémonos al máximo en el ministerio (1 Corintios 15:58). Si cumplimos de todo corazón esta comisión especial que Dios nos ha dado, podemos confiar en que recibiremos la ayuda de estas criaturas celestiales.
La ayuda del arcángel
8. ¿Qué elevada posición ocupa Jesús en el cielo, y por qué nos infunde tranquilidad este hecho?
8 Jehová también nos ofrece otro tipo de ayuda angélica. Revelación 10:1 describe la visión de un impresionante “ángel fuerte”, cuyo “rostro era como el sol”. Este ángel representa sin duda al glorificado Jesucristo investido de poder celestial (Revelación 1:13, 16). Pero ¿puede llamarse ángel a Jesús? En cierto sentido, sí, ya que es el arcángel, es decir, el ángel principal o jefe de los ángeles (1 Tesalonicenses 4:16). En efecto, es el más poderoso de los hijos espirituales de Jehová y está al mando de todos Sus ejércitos celestiales, de modo que constituye una magnífica ayuda. ¿De qué manera nos auxilia?
9, 10. a) ¿Cómo actúa Jesús de “ayudante” cuando pecamos? b) ¿De qué nos sirve el ejemplo de Jesús?
9 El anciano apóstol Juan escribió: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo” (1 Juan 2:1). ¿Por qué dijo Juan que Jesús es nuestro “ayudante” particularmente cuando alguno de nosotros “comete un pecado”? Pues bien, todos erramos a diario, y sabemos que el pecado acarrea la muerte (Eclesiastés 7:20; Romanos 6:23). Sin embargo, Jesús entregó su vida como sacrificio expiatorio y está al lado de nuestro Padre misericordioso para abogar por nosotros. El hecho es que todos necesitamos su intercesión. ¿Cómo la aceptamos? Arrepintiéndonos de nuestros pecados, suplicando el perdón en virtud del sacrificio de Cristo y luchando por no reincidir.
10 Además de morir por nosotros, Jesús nos dejó un modelo perfecto (1 Pedro 2:21). Su ejemplo es la guía que nos permite trazar nuestro derrotero de forma tal que evitemos caer en pecados graves y agrademos a Jehová. ¿Verdad que nos alegra contar con el apoyo de Cristo? Además, él prometió a sus discípulos que habría otro ayudante.
La ayuda del espíritu santo
11, 12. ¿Qué es el espíritu de Jehová, cuánto poder tiene, y por qué lo necesitamos?
11 Jesús prometió: “Yo pediré al Padre, y él les dará otro ayudante que esté con ustedes para siempre, el espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir” (Juan 14:16, 17). Este “espíritu de la verdad”, el espíritu santo, no es una persona, sino la fuerza activa de Jehová. Con esta fuerza infinitamente poderosa, Dios creó el universo, realizó milagros espectaculares y reveló sus propósitos en visiones. Dado que él ya no usa así su espíritu, ¿será que no lo necesitamos?
12 ¡Al contrario! En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, nos hace más falta que nunca (2 Timoteo 3:1). Nos fortalece para aguantar las pruebas y nos permite cultivar buenas cualidades que nos acercan más a Dios y a nuestros hermanos espirituales (Gálatas 5:22, 23). ¿Cómo podemos beneficiarnos de esta maravillosa dádiva de Jehová?
13, 14. a) ¿Por qué estamos seguros de que Jehová concede generosamente el espíritu santo a su pueblo? b) ¿Qué tipo de acciones demostrarían que no aceptamos en realidad la dádiva del espíritu santo?
13 En primer lugar, tenemos que solicitar esta dádiva. Jesús dijo: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Lucas 11:13). Jehová es el mejor Padre que existe. Si de corazón le suplicamos su espíritu, es imposible que nos lo niegue. Por ello, deberíamos preguntarnos: “¿Le ruego que me lo conceda?”. Haremos bien en pedírselo todos los días.
14 En segundo lugar, tenemos que aceptar esta dádiva, para lo cual hemos de trabajar en sintonía con ella. A modo de ejemplo, supongamos que un cristiano está luchando con la tendencia a ver pornografía y ha pedido a Dios espíritu santo para ser capaz de resistir este vicio inmundo. Además, ha recurrido a los ancianos cristianos, y ellos le han aconsejado que tome medidas contundentes, como la de no acercarse siquiera a este tipo de material corruptor (Mateo 5:29). Pero ¿y si pasara por alto sus consejos y volviera a exponerse a la tentación? ¿Estaría actuando en conformidad con la petición de que lo fortalezca el espíritu santo? ¿O, por el contrario, correría el riesgo de contristarlo y perderlo? (Efesios 4:30.) Todos debemos hacer cuanto podamos por seguir recibiendo esta maravillosa ayuda proveniente de Jehová.
La ayuda de la Palabra de Dios
15. ¿Cómo podemos demostrar que no subestimamos la Biblia?
15 Desde hace siglos, la Biblia ha ayudado a los siervos fieles de Jehová. En vez de subestimarla, debemos tener presente que es un recurso poderosísimo. No obstante, también exige esfuerzo aceptarla. Por ejemplo, tenemos que acostumbrarnos a leerla a diario.
16, 17. a) ¿Cómo describe Salmo 1:2, 3 los beneficios de leer la ley de Dios? b) ¿Por qué sugiere trabajo arduo la imagen de Salmo 1:3?
16 Salmo 1:2, 3 dice del hombre devoto: “Su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito”. ¿Reconocemos la enseñanza de este pasaje? Es fácil leerlo y deducir que describe un entorno agradable: un árbol de sombra a orillas de un río. ¡El lugar ideal para una siesta! Pero la imagen del salmo no sugiere descanso, sino, por el contrario, trabajo arduo. ¿Cómo llegamos a esta conclusión?
17 Observemos que no es un árbol de sombra que crezca por casualidad cerca del río, sino un frutal “plantado” a propósito en determinado lugar: “al lado de corrientes de agua”. ¿Cómo puede crecer cerca de más de una corriente? Pues bien, es probable que se hayan cavado zanjas en el terreno para regar los valiosos árboles del huerto. ¡Ahora captamos la idea! Si en sentido espiritual medramos como ese árbol, se debe a todo el trabajo realizado en nuestro beneficio. Somos integrantes de una organización que canaliza hasta nosotros las aguas puras de la verdad. No obstante, debemos hacer nuestra parte. Tenemos que absorber con las raíces, por decirlo así, estas preciadas aguas. ¿Cómo? Meditando e investigando a fin de llevar las verdades de la Palabra de Dios a la mente y el corazón, lo que a su vez nos hará producir buen fruto.
18. ¿Qué debemos hacer para hallar la respuesta bíblica a nuestras preguntas?
18 La Biblia no produce buenos resultados si se queda en la estantería. No es ni un amuleto ni un oráculo milagroso, como la consideran quienes cierran los ojos y la abren al azar en busca de respuestas. A la hora de tomar decisiones, debemos poner tanto empeño para extraer de ella el “conocimiento de Dios” como si estuviéramos cavando en busca de tesoros escondidos (Proverbios 2:1-5). Muchas veces hay que indagar meticulosa y diligentemente para hallar el consejo de las Escrituras que corresponda a nuestras necesidades particulares. Contamos con muchas publicaciones bíblicas para ayudarnos en la investigación. Si las utilizamos y desenterramos las joyas de sabiduría que contiene la Palabra de Dios, estaremos sacando provecho de la ayuda divina.
La ayuda de otros cristianos
19. a) ¿Por qué podemos ver los artículos de nuestras revistas como ayuda que se nos da mediante nuestros hermanos? b) ¿Cómo le ha ayudado a usted algún artículo de nuestras revistas?
19 Uno de los medios que Dios ha utilizado siempre para auxiliar a sus siervos terrestres han sido sus hermanos en la fe. ¿Ha cambiado Jehová en este particular? En absoluto. Seguramente, todos tenemos presentes ocasiones en que nos dio tal asistencia de forma precisa y oportuna. Por ejemplo, ¿recordamos algún artículo de La Atalaya o ¡Despertad! que nos consoló cuando lo necesitábamos o nos ayudó a resolver algún problema o afrontar una prueba de fe? Pues bien, esta ayuda divina nos llegó mediante “el esclavo fiel y discreto”, cuya misión es dar “alimento al tiempo apropiado” (Mateo 24:45-47).
20. ¿De qué maneras son los ancianos cristianos “dádivas en hombres”?
20 Pero la ayuda de nuestros hermanos suele ser más directa. Un anciano cristiano pudiera pronunciar un discurso que nos motive, infundirnos en una visita de pastoreo el ánimo con el que sobrellevaremos los malos momentos o darnos consejos amables sobre alguna debilidad y la forma de superarla. Una cristiana, agradecida por el interés de cierto anciano, escribe: “Mientras estábamos en el servicio del campo, me hizo preguntas y me dejó hablar. La noche antes le había pedido a Jehová que me enviara a alguien con quien conversar, y justo al día siguiente, este hermano me trató con gran compasión. Me hizo ver que Jehová llevaba años socorriéndome. Le agradezco mucho a Dios que me enviara a este anciano”. Los superintendentes cristianos demuestran así que son “dádivas en hombres”, regalos que Jehová nos hace mediante Cristo para facilitar que sigamos en el camino de la vida (Efesios 4:8).
21, 22. a) ¿Qué resultado se produce cuando los cristianos de la congregación siguen el consejo de Filipenses 2:4? b) ¿Por qué son importantes hasta las más pequeñas muestras de bondad?
21 Sea o no superintendente, el cristiano fiel no puede vigilar “con interés personal solo sus propios asuntos, sino también [...] los de los demás” (Filipenses 2:4). Cuando los miembros de la congregación siguen este consejo inspirado, se producen bellas muestras de bondad. Por ejemplo, a cierta familia le sobrevino una tragedia múltiple. Cuando el padre y su hija pequeña regresaban del supermercado, tuvieron un accidente automovilístico en el que ella perdió la vida y él quedó muy malherido. Al salir del hospital, se encontraba tan maltrecho que apenas se valía por sí mismo. Su esposa, muy abatida, no podía atenderlo. De modo que un matrimonio de la congregación acogió en su hogar a esta apenada pareja y la cuidó durante varias semanas.
22 De más está decir que los actos de bondad no siempre se demuestran en circunstancias tan penosas ni exigen tantos sacrificios. A veces nos beneficiamos de ellos en escala mucho menor. Pero de cualquier forma, ¿no es verdad que los agradecemos, por pequeños que sean? ¿Recordamos ocasiones en que las amables palabras o las buenas acciones de nuestros hermanos fueron justo lo que necesitábamos? Pues este es un medio del que Jehová suele valerse para cuidarnos (Proverbios 17:17; 18:24).
23. ¿Cómo ve Jehová los esfuerzos que hacemos por ayudarnos mutuamente?
23 ¿Nos gustaría que Jehová nos utilizara personalmente para ayudar a los demás? Todos tenemos al alcance este privilegio. De hecho, él valora los esfuerzos que hacemos. Su Palabra dice: “El que muestra favor al de condición humilde le presta a Jehová, y Él le pagará su trato” (Proverbios 19:17). Desvivirse por nuestros hermanos reporta mucho gozo (Hechos 20:35). Quienes se aíslan por deseo propio no disfrutarán ni del gozo de dar ni del ánimo de recibir (Proverbios 18:1). Por consiguiente, seamos fieles al asistir a las reuniones cristianas para que podamos animarnos mutuamente (Hebreos 10:24, 25).
24. ¿Por qué no debemos sentirnos en desventaja por no haber presenciado los milagros espectaculares de la antigüedad?
24 ¿Verdad que es un placer que Jehová nos ayude? Aunque hoy ya no ejecuta milagros espectaculares para realizar sus propósitos, no hay razón para sentirnos en desventaja. Lo que verdaderamente importa es que él nos brinda el apoyo necesario para ser fieles. Llegaremos a ver los actos más impresionantes y gloriosos de la historia si aguantamos juntos con fe. Tomemos la firme decisión de aceptar el amoroso auxilio divino. Si lo aprovechamos al máximo, podremos hacer nuestras las palabras del texto del año 2005: “Mi ayuda viene de Jehová” (Salmo 121:2).
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