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    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 10

      Aumenta el conocimiento exacto de la verdad

      LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.

      A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.a

      También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.

      Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)?b (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)

      Dejan que resplandezca la luz

      Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. [...] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.

      ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.

      Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)

      Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya.

      La Biblia: realmente la Palabra de Dios

      La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.

      En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.

      Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.

      La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.

      Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como [...] verdadera”.

      Se llega a conocer al Dios verdadero

      Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.

      Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)

      El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. [...] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. [...] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. [...] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)

      Aumenta el aprecio por el nombre de Dios

      Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.

      El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.

      Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.

      Denuncia de la Trinidad

      Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica,c pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.

      La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. [...] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.

      Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.

      El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. [...] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.d

      De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma.e Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.

      ¿En qué condición están los muertos?

      Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.

      Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.

      En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.

      No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.f

      Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. [...] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. [...] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. [...] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. [...] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.g

      Se dirige la “manguera” al infierno

      En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:

      “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”

      El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal [...] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.

      Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)

      Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.

      En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. [...] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. [...] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.

      Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.

      Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.

      Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower.

      El sacrificio de rescate de Jesucristo

      En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.

      A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.

      Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.h

      En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.

      A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está [...] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.

      Dispuestos a progresar, no atados a credos

      El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)

      Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.

      Cómo regresa el Señor

      A mediados de los años setenta del siglo XIX el hermano Russell y los que con él examinaban diligentemente las Escrituras discernieron que el Señor volvería de manera invisible. (Juan 14:3, 19.)

      El hermano Russell dijo más tarde: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, excepto los segundoadventistas, sería consumido por fuego en 1873 ó 1874, y cuyos cómputos de fechas, junto con sus desengaños e ideas toscas en general sobre el objeto y la manera de Su venida, hicieron que a nosotros y a todos los que anhelaban y proclamaban Su Reino venidero se nos desacreditara de algún modo. Estos conceptos equivocados tan generales, tanto del propósito como de la manera de la vuelta del Señor, me llevaron a escribir el folleto ‘The Object and Manner of Our Lord’s Return’ (El objeto y manera de la vuelta del Señor)”. Este folleto se publicó en 1877. El hermano Russell hizo que se imprimieran y distribuyeran 50.000 ejemplares de él.

      En el folleto escribió: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. En apoyo de esto analizó textos como Hechos 1:11 (‘vendrá como le habéis visto irse’, es decir, sin ser observado por el mundo) y Juan 14:19 (“aun un poquito, y el mundo no me verá más”). El hermano Russell también se refirió a que The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó en aquel folleto: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar de camino, como usamos la palabra venida”.

      Al hablar del propósito de la presencia de Cristo, Russell dejó claro que no se trataba de un suceso único que sacudiría al mundo. “El segundo advenimiento, como el primero —escribió—, abarca un período, y no es un suceso momentáneo.” Dijo que en aquel tiempo el “rebaño pequeño” recibiría su recompensa con el Señor como coherederos en su Reino; otros, quizás miles de millones, tendrían la oportunidad de disfrutar de vida perfecta en una Tierra restaurada a la belleza edénica. (Luc. 12:32.)

      Tan solo unos años después, basándose en un estudio más a fondo de las Escrituras, Russell se dio cuenta de que Cristo no solo volvería de manera invisible, sino que también permanecería en invisibilidad, aun mientras manifestara su presencia mediante el juicio de los inicuos.

      En 1876, después de leer por primera vez un ejemplar de la revista Herald of the Morning, Russell se percató de que en aquel tiempo había otro grupo que creía que la vuelta de Cristo sería invisible y que asociaba aquella vuelta con bendiciones para todas las familias de la Tierra. El Sr. Barbour, editor de aquella publicación, persuadió a Russell a creer que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874.i Más tarde se llamó la atención a este hecho mediante el subtema “Herald of Christ’s Presence” (Heraldo de la Presencia de Cristo), que apareció en la portada de Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión).

      Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero. (Mar. 13:33-37.) Se interesaban mucho en la vuelta del Amo y reconocían que tenían la responsabilidad de anunciarla, aunque todavía no discernían claramente todos los detalles implicados. Sin embargo, lo que el espíritu de Dios sí les permitió comprender casi desde el principio fue realmente notable. Una de esas verdades tenía que ver con una fecha muy importante señalada por la profecía bíblica.

      El fin de los Tiempos de los Gentiles

      La cuestión de la cronología bíblica es algo que por mucho tiempo ha interesado a los que estudian la Biblia. Algunos comentaristas habían presentado diversas opiniones respecto a la profecía de Jesús sobre “los tiempos de los Gentiles” y lo que escribió el profeta Daniel sobre el sueño del rey Nabucodonosor acerca del tronco de un árbol que estuvo atado por “siete tiempos”. (Luc. 21:24, VA; Valera, 1904; Dan. 4:10-17.)

      Ya en 1823 John A. Brown, cuya obra se publicó en Londres (Inglaterra), había calculado que los “siete tiempos” del capítulo 4 de Daniel duraban 2.520 años. Pero no había discernido con claridad cuándo comenzaría ni cuándo terminaría el período profético. Sin embargo, sí había conectado estos “siete tiempos” con los Tiempos de los Gentiles de Lucas 21:24. En 1844, E. B. Elliott, clérigo inglés, señaló a 1914 como la posible fecha del fin de los “siete tiempos” de Daniel, pero también expuso otra idea que apuntaba al tiempo de la Revolución francesa. En 1849, Robert Seeley, de Londres, trató el asunto de manera similar. Al menos para 1870, una publicación de Joseph Seiss y sus asociados, impresa en Filadelfia (Pensilvania), presentaba cálculos que señalaban a 1914 como una fecha importante, aunque el razonamiento que contenía se basó en una cronología que C. T. Russell rechazó más tarde.

      Luego, en los números de agosto, septiembre y octubre de 1875 de Herald of the Morning N. H. Barbour ayudó a armonizar ciertos detalles que otros habían indicado. Empleando la cronología compilada por Christopher Bowen, clérigo inglés, y publicada por E. B. Elliott, Barbour identificó el comienzo de los Tiempos de los Gentiles con la remoción de Sedequías de la gobernación real, según se había profetizado en Ezequiel 21:25, 26, y señaló al año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles.

      A principios de 1876 C. T. Russell recibió un ejemplar de Herald of the Morning. Enseguida escribió a Barbour y después pasó algún tiempo con él en Filadelfia durante el verano, analizando, entre otras cosas, los períodos proféticos. Poco después, en un artículo titulado “Los Tiempos de los Gentiles: ¿cuándo terminan?”, Russell también razonó sobre el asunto a partir de las Escrituras y declaró que la prueba demostraba que ‘los siete tiempos terminarían en 1914 d.C.’. Este artículo se imprimió en el número de octubre de 1876 de Bible Examiner.j El libro Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo), escrito en 1877 por N. H. Barbour con la cooperación de C. T. Russell, llegaba a la misma conclusión. Más tarde, algunos de los primeros números de la revista Watch Tower, como los de diciembre de 1879 y julio de 1880, señalaron a 1914 E.C. como un año muy significativo desde el punto de vista de la profecía bíblica. En 1889 se dedicó todo el capítulo 4 del tomo II de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que después se llamó Estudios de las Escrituras) a un análisis de “Los Tiempos de los Gentiles”. Pero ¿qué significaría el fin de los Tiempos de los Gentiles?

      Los Estudiantes de la Biblia no estaban completamente seguros de lo que sucedería. Estaban convencidos de que el resultado no sería que la Tierra había de ser quemada ni la humanidad aniquilada. Más bien, sabían que marcaría un punto significativo respecto a la gobernación divina. Al principio pensaron que para aquella fecha el Reino de Dios habría alcanzado ya control pleno, universal. Cuando aquello no sucedió, la confianza que tenían en las profecías bíblicas que señalaban a aquella fecha no desfalleció. Llegaron a la conclusión de que, en vez de eso, la fecha marcaba sencillamente un comienzo respecto a la gobernación del Reino.

      Al principio también pensaron que antes de aquella fecha las dificultades mundiales culminarían en anarquía (lo cual creían que estaría asociado con la guerra del “gran día de Dios el Todopoderoso”). (Rev. 16:14.) Pero luego, diez años antes de 1914, la revista Watch Tower indicó que la agitación mundial que llevaría a la aniquilación de las instituciones humanas ocurriría inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles. Esperaban que el año 1914 marcara un punto crucial y significativo para Jerusalén, pues la profecía había indicado que ‘Jerusalén sería hollada’ hasta que se cumplieran los Tiempos de los Gentiles. Al ver que se acercaba el año 1914 y ellos todavía no habían muerto como humanos ni habían sido ‘arrebatados en las nubes’ para encontrarse con el Señor —en conformidad con sus anteriores expectativas—, esperaban fervorosamente que su cambio tuviera lugar al fin de los Tiempos de los Gentiles. (1 Tes. 4:17.)

      Mientras los años pasaban y ellos seguían examinando las Escrituras, su fe en las profecías permanecía firme, y no se retraían de decir lo que esperaban que ocurriera. Se esforzaron, con algún éxito, por evitar ser dogmáticos respecto a detalles que no se mencionaban directamente en las Escrituras.

      ¿Sonó demasiado temprano el “despertador”?

      El estallido de la I Guerra Mundial en 1914, a la que por mucho tiempo se llamó sencillamente la Gran Guerra, desencadenó tiempos turbulentos para el mundo, no obstante, la caída de todos los gobiernos humanos existentes no se produjo inmediatamente. Los Estudiantes de la Biblia creyeron ver en acontecimientos relacionados con Palestina ocurridos después de 1914, pruebas de cambios significativos para Israel. Pero transcurrieron meses, luego años, y no recibieron su recompensa celestial como habían esperado. ¿Cómo reaccionaron ante esto?

      The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 llamó especialmente la atención al 1 de octubre de 1914, y pasó a decir: “Este era el último punto en el tiempo al que la cronología bíblica nos señalaba con relación a las experiencias de la Iglesia. ¿Nos dijo el Señor que entonces se nos llevaría al cielo? No. ¿Qué dijo? Su Palabra y el cumplimiento de las profecías parecían señalar inequívocamente a que esta fecha marcaba el fin de los Tiempos de los Gentiles. Dedujimos de esto que el ‘cambio’ de la Iglesia acontecería en esa fecha o antes. Pero Dios no nos dijo que sería así. Nos permitió llegar a esa deducción; y creemos que eso fue una prueba necesaria para los amados santos de Dios de todas partes”. Pero ¿probaron aquellos sucesos que su gloriosa esperanza había sido en vano? No. Esto sencillamente significó que los acontecimientos no ocurrían tan pronto como esperaban.

      Años antes de 1914 Russell había escrito: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido. [...] Pero supongamos, por ejemplo, que pase octubre de 1914 y no haya una caída significativa del poder de los gentiles. ¿Qué probaría o refutaría eso? No rebatiría ningún aspecto del Plan Divino de las Edades. El precio de rescate que se pagó en el Calvario perduraría como garantía del cumplimiento final del gran Programa Divino para la restitución humana. La ‘llamada a lo alto’ de la Iglesia, para que sufriera con el Redentor y fuera glorificada con él como miembros de él, o como su Novia, todavía sería la misma. [...] Lo único afectado por la cronología sería el tiempo en que habrían de realizarse esas gloriosas esperanzas para la Iglesia y para el mundo. [...] Y si pasara esa fecha, eso sencillamente sería prueba de que nuestra cronología, nuestro ‘despertador’, habría sonado un poco antes de tiempo. ¿Consideraríamos una gran calamidad el que en la mañana de un día maravilloso, lleno de gozo y placer, la alarma nos despertara unos momentos antes? ¡Ciertamente que no!”.

      Pero aquel “despertador” no había sonado demasiado temprano. En realidad lo inesperado fueron las experiencias a las que el reloj los había despertado.

      Años después, cuando la luz se había hecho más brillante, reconocieron lo siguiente: “Muchos de los amados santos pensaban que no había más trabajo que hacer. [...] Se regocijaron por la prueba clara de que el mundo había terminado, que el reino celestial se había aproximado y que el día de su liberación estaba cerca. Pero habían pasado por alto otra cosa que había que hacer. Las buenas nuevas que habían recibido tenían que contarse a otros; pues Jesús había mandado: ‘Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’. (Mateo 24:14.)” (The Watch Tower, 1 de mayo de 1925.)

      Al comparar lo que ocurrió después de 1914 con lo que el Amo había predicho, poco a poco los Estudiantes de la Biblia se fueron dando cuenta de que vivían en los últimos días del viejo sistema y de que habían estado en ese período desde 1914. También llegaron a entender que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones. Se percataron de la importante responsabilidad que tenían de proclamar “estas buenas nuevas del reino” para testimonio a todas las naciones durante este tiempo crítico de la historia humana, y aceptaron aquella responsabilidad. (Mat. 24:3-14.)

      ¿Cuál era, precisamente, el mensaje que tenían que predicar acerca del Reino? ¿Difería del mensaje de los cristianos del siglo primero?

      El Reino de Dios, única esperanza de la humanidad

      Como resultado de su estudio cuidadoso de la Palabra de Dios, los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con el hermano Russell comprendieron que el Reino de Dios era el gobierno que Jehová había prometido establecer mediante su Hijo para bendecir a la humanidad. En los cielos, Jesucristo tendría como asociados en la gobernación al “rebaño pequeño” escogido por Dios de entre los humanos. Entendían que ese gobierno estaría representado por hombres fieles del pasado que serían príncipes en toda la Tierra. A estos se les llamaba los “beneméritos de la antigüedad”. (Luc. 12:32; Dan. 7:27; Rev. 20:6; Sal. 45:16.)

      Por mucho tiempo la cristiandad había sostenido la enseñanza del ‘derecho divino de los reyes’ como medio de mantener en sujeción a la gente. Pero por su estudio de las Escrituras aquellos Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que el futuro de los gobiernos humanos no estaba asegurado por garantía divina alguna. En armonía con lo que iban aprendiendo, la Watch Tower de diciembre de 1881 dijo: “El establecimiento de este reino supondrá, por supuesto, el derribo de todos los reinos de la Tierra, puesto que todos ellos —hasta el mejor— están fundados en la injusticia y la desigualdad de los derechos y en la opresión para muchos y el favor para unos cuantos, como leemos: ‘Romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos y él permanecerá para siempre’”. (Dan. 2:44.)

      Los Estudiantes de la Biblia todavía tenían mucho que aprender sobre cómo se destruiría a aquellos reinos opresivos. No comprendían aún con claridad cómo se extenderían los beneficios del Reino de Dios a toda la humanidad. Pero no confundían el Reino de Dios con un sentimiento impreciso en el corazón de la gente ni con la gobernación de una jerarquía religiosa que empleara como agente suyo al Estado seglar.

      Para 1914 los siervos fieles de Dios de la era precristiana no habían sido resucitados en la Tierra como representantes principescos del Rey Mesiánico, como se había esperado, ni se habían unido a Cristo en el Reino celestial en aquel año los que quedaban del “rebaño pequeño”. Sin embargo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1915 dijo con confianza que 1914 había sido el tiempo debido “para que nuestro Señor tomara Su gran poder y gobernara”, poniendo fin así a los milenios de dominación gentil ininterrumpida. En el número del 1 de julio de 1920 The Watch Tower reafirmó aquella postura y la asoció con las buenas nuevas que Jesús había predicho que se proclamarían por toda la Tierra antes del fin. (Mat. 24:14.) En 1922, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), se reafirmó aquel entendimiento en una resolución general, y el hermano Rutherford exhortó de este modo a los asambleístas: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”.

      No obstante, en aquel tiempo los Estudiantes de la Biblia pensaban que la instauración del Reino, su establecimiento pleno en los cielos, no acontecería sino hasta que los últimos miembros de la novia de Cristo fueran glorificados. Por lo tanto, en 1925 se alcanzó un hito cuando The Watch Tower del 1 de marzo publicó el artículo “Nacimiento de la nación”. Este contenía un estudio esclarecedor sobre el capítulo 12 de Revelación. El artículo presentaba prueba de que el Reino Mesiánico había nacido —se había establecido— en 1914, que Cristo entonces había comenzado a gobernar en su trono celestial y que después Satanás había sido arrojado de los cielos a la vecindad de la Tierra. Estas eran las buenas nuevas que se tenían que proclamar, las buenas nuevas de que el Reino de Dios había empezado a funcionar. ¡Cómo estimuló este esclarecedor entendimiento a aquellos proclamadores del Reino a predicar hasta las extremidades de la Tierra!

      Por todos los medios adecuados el pueblo de Jehová dio testimonio de que solo el Reino de Dios podía traer alivio duradero y resolver los problemas profundamente arraigados que afligían a la humanidad. En 1931 este mensaje se presentó en un discurso de J. F. Rutherford transmitido por radio a través de la mayor red internacional de emisoras hasta entonces. El texto del discurso también se publicó en muchos idiomas en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, del cual se distribuyeron millones de ejemplares en pocos meses. Además de su amplia distribución entre el público, se hicieron esfuerzos especiales por poner ejemplares de este folleto en manos de políticos, hombres prominentes del mundo de los negocios y del clero.

      Entre otras cosas el folleto decía: “En la actualidad los gobiernos injustos del mundo no pueden dar esperanza alguna a la gente. El juicio de Dios contra estos dicta que sean destruidos. Por lo tanto, la única esperanza del mundo es el reino o gobierno justo de Dios con Cristo Jesús como Gobernante invisible”. El pueblo de Jehová comprendía que ese Reino traería verdadera paz y seguridad a la humanidad. Bajo su gobernación la Tierra se convertiría en un verdadero paraíso, y ya no habría enfermedades ni muerte. (Rev. 21:4, 5.)

      Las creencias de los testigos de Jehová siguen teniendo como centro las buenas nuevas del Reino de Dios. Desde el número del 1 de marzo de 1939 en inglés, su revista principal, que ahora se publica en más de 110 idiomas, ha llevado el título The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom; en español ha aparecido, desde el número de octubre de 1939, con el título de La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová).

      Pero antes de que la gobernación del Reino transformara la Tierra en un paraíso, el sistema inicuo actual tendría que ser eliminado. ¿Cómo se lograría eso?

      La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso

      La guerra mundial que estalló en 1914 sacudió hasta sus cimientos al sistema de cosas existente. Por un tiempo pareció que todo sucedería tal como los Estudiantes de la Biblia habían esperado.

      En agosto de 1880 el hermano Russell había escrito: “Comprendemos que antes de que la familia humana sea restaurada, o siquiera empiece a ser bendecida, los reinos actuales de la Tierra, que atan y oprimen a la humanidad, serán derribados y el reino de Dios asumirá el control, y que la bendición y la restitución vendrán mediante ese nuevo reino”. ¿Cómo acontecería ese ‘derribo de los reinos’? Basándose en el desenvolvimiento de las condiciones mundiales, Russell creía que durante la guerra de Armagedón Dios se valdría de facciones en conflicto de la humanidad para derribar las instituciones existentes. Dijo: “Ha comenzado la demolición del imperio del hombre. Ya funciona la fuerza que los derribará. La gente está organizando sus fuerzas con nombres como comunistas, socialistas, nihilistas, etc.”.

      El libro The Day of Vengeance (El día de venganza), más tarde llamado The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón), publicado en 1897, dio más detalles sobre cómo los Estudiantes de la Biblia entendían entonces esta cuestión, al decir: “El Señor, por su imperante providencia, se encargará de este gran ejército de descontentos —patriotas, reformistas, socialistas, moralistas, anarquistas, ignorantes y desesperanzados— y se valdrá, según su sabiduría divina, de las esperanzas, temores, necedad y egoísmo de ellos para cumplir Sus propios magníficos propósitos de derribar las instituciones actuales, y de preparar al hombre para el Reino de la Justicia”. De modo que asociaban la guerra de Armagedón con la idea de una revolución social violenta.

      Pero ¿sería el Armagedón sencillamente un enfrentamiento entre facciones en conflicto de la humanidad, una revolución social utilizada por Dios para derribar las instituciones existentes? Tras haberse analizado con más detenimiento los textos bíblicos relacionados con este asunto, The Watch Tower del 15 de julio de 1925 llamó la atención a Zacarías 14:1-3 y dijo: “Esto nos lleva a la conclusión de que todas las naciones de la Tierra, bajo la dirección de Satanás, serán reunidas para pelear contra la clase Jerusalén, es decir, los que se ponen de parte del Señor [...] Revelación 16:14, 16”.

      El año siguiente, en el libro Liberación, se fijó la atención en el verdadero propósito de esta guerra, y se dijo: “Ahora, Jehová, conforme a su Palabra, demostrará su poder tan clara e inequívocamente, que los pueblos podrán convencerse de su impío proceder, y comprenderán que Jehová es Dios. Esta es la razón por la cual Dios envió el gran diluvio, derribó la Torre de Babel, destruyó al ejército de Senaquerib, Rey de [Asiria], y destruyó a los Egipcios, y esta es también la razón por la cual Dios va a mandar sobre el mundo una gran calamidad. Las calamidades anteriores no fueron más que sombras de lo que ahora amenaza. La reunión de las naciones será preparativo de la batalla del gran día de Dios Todopoderoso en ‘el grande y terrible día del Señor’ (Joel 2:31), en el cual Jehová hará para sí un nombre. En este grande y último conflicto, los pueblos de cada tribu, nación y lengua aprenderán que Jehová es el Dios Omnipotente, [Omnisapiente] y Justo”. Pero a los siervos de Jehová en la Tierra se les advirtió: “En esta gran batalla ningún cristiano asestará un golpe. La razón, para no hacerlo, es porque Jehová ha dicho: ‘Porque la batalla no es vuestra, sino de Dios’”. Estaba claro que la guerra de la que se hablaba ahí no era la que habían entablado las naciones en 1914. Todavía tenía que acontecer.

      Sin embargo, tenían que resolverse otras cuestiones con las Escrituras como base. Una de ellas implicaba la identidad de la Jerusalén que sería hollada hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles, como se había indicado en Lucas 21:24; y algo que estaba relacionado con eso era la identidad del Israel mencionado en tantas profecías de restauración.

      ¿Haría Dios que los judíos volvieran a Palestina?

      Los Estudiantes de la Biblia estaban muy atentos a las muchas profecías de restauración que los profetas de Dios habían dado al Israel antiguo. (Jer. 30:18; 31:8-10; Amós 9:14, 15; Rom. 11:25, 26.) Hasta 1932 entendieron que aquellas profecías se referían específicamente a los judíos naturales. Por lo tanto, creían que Dios favorecería de nuevo a Israel y poco a poco haría que los judíos volvieran a Palestina, abriéndoles los ojos a la verdad respecto a Jesús como Rescatador y Rey Mesiánico y utilizándolos como medio de extender bendiciones a todas las naciones. El creer esto llevó al hermano Russell a hablar ante grandes auditorios judíos en Nueva York y Europa sobre el tema “El sionismo en la profecía”, y en 1925 el hermano Rutherford escribió el libro Comfort for the Jews (Consuelo para los judíos).

      Pero gradualmente fue quedando claro que lo que acontecía en Palestina con relación a los judíos no cumplía las magníficas profecías de Jehová sobre la restauración. En el siglo primero Jerusalén fue desolada porque los judíos rechazaron al Hijo de Dios, el Mesías, quien había sido enviado en el nombre de Jehová. (Dan. 9:25-27; Mat. 23:38, 39.) Se hacía cada vez más patente que la actitud de los judíos como pueblo no había cambiado. No se veía arrepentimiento por el acto inicuo cometido por sus antepasados. El regreso de algunos a Palestina no se debió al amor a Dios ni a un deseo de que su nombre fuera magnificado por cumplir su Palabra. Esto se explicó con claridad en el segundo tomo de la obra Vindicación, publicada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en 1932.k En 1949 se confirmó que esta opinión era correcta cuando el Estado de Israel, que se había formado poco antes como nación y patria para los judíos, se hizo miembro de la Organización de las Naciones Unidas, mostrando así que confiaba en las naciones políticas del mundo más bien que en Jehová.

      Lo que había estado sucediendo en cumplimiento de aquellas profecías de restauración señalaba en otra dirección. Los siervos de Jehová comenzaron a darse cuenta de que era el Israel espiritual, “el Israel de Dios”, compuesto de cristianos ungidos por espíritu, quienes en cumplimiento del propósito de Dios gozaban de paz con Dios mediante Jesucristo. (Gál. 6:16.) Entonces se les abrieron los ojos y pudieron percibir en el modo como Dios trataba con estos cristianos un maravilloso cumplimiento espiritual de aquellas promesas de restauración. Con el tiempo también comprendieron que la Jerusalén que fue ensalzada al fin de los Tiempos de los Gentiles no fue sencillamente una ciudad terrestre, o siquiera un pueblo en la Tierra que estuviera representado por aquella ciudad, sino más bien la “Jerusalén celestial”, donde en 1914 Jehová puso a su Hijo, Jesucristo, con autoridad para gobernar. (Heb. 12:22.)

      Al comprender claramente estos asuntos, los testigos de Jehová pudieron cumplir mejor con la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” sin parcialidad hacia grupo alguno. (Mat. 24:14.)

      ¿A quién deben atribuirse todas estas explicaciones bíblicas que han aparecido en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower?

      Cómo reciben instrucción los siervos de Jehová

      Jesucristo predijo que, después de su regreso al cielo, enviaría espíritu santo a sus discípulos. Este les serviría de ayudante y los guiaría “a toda la verdad”. (Juan 14:26; 16:7, 13.) Jesús también dijo que él, como Señor o Amo de los cristianos verdaderos, tendría un “esclavo fiel y discreto”, un “mayordomo fiel”, que daría “alimento [espiritual] al tiempo apropiado” a los domésticos, los que trabajaban en la casa de la fe. (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42.) ¿Quién es este esclavo fiel y discreto?

      El mismo primer número de la revista Watch Tower hizo alusión a Mateo 24:45-47 cuando dijo que el propósito de los publicadores de aquella revista era estar alerta a los sucesos relacionados con la presencia de Cristo y dar “alimento [espiritual] al tiempo debido” a la casa de la fe. Pero el editor de la revista no decía que él fuera el esclavo fiel y discreto, o el “siervo fiel y prudente” (posible traducción al español de la lectura que presentaba la Versión Autorizada inglesa).

      Así, en el número de octubre-noviembre de 1881 C. T. Russell dijo: “Creemos que cada miembro de este cuerpo de Cristo participa, sea directa o indirectamente, en una obra bendita de alimentar al tiempo debido a la casa de la fe. ‘¿Quién, pues, es el siervo fiel y prudente a quien el Señor ha hecho gobernante sobre su casa’, a fin de darles de comer al tiempo debido? ¿No se trata del ‘rebaño pequeño’ de siervos consagrados que cumplen fielmente sus votos de consagración —el cuerpo de Cristo—, y no está todo el cuerpo, individual y colectivamente, dando de comer al tiempo debido a la casa de la fe, la gran compañía de creyentes? Bendito es ese siervo (el entero cuerpo de Cristo) a quien al venir (griego elthon) su Amo lo halle haciendo así. ‘De cierto os digo, que le pondrá sobre todos sus bienes’”.

      Sin embargo, más de una década después la esposa del hermano Russell expresó públicamente la idea de que Russell era el siervo fiel y prudente.l La opinión que ella manifestó respecto a la identidad del ‘siervo fiel’ fue aceptada durante unos treinta años por los Estudiantes de la Biblia en general. El hermano Russell no rechazó la opinión de ellos, pero personalmente evitó aplicar de aquel modo el pasaje, enfatizando su oposición a que hubiera una clase clerical comisionada para enseñar la Palabra de Dios diferente de una clase laica que no hubiera recibido tal comisión. El entendimiento que expresó el hermano Russell en 1881 de que el siervo fiel y prudente era en realidad un siervo colectivo, compuesto de todos los miembros del cuerpo de Cristo ungido por espíritu en la Tierra, fue reafirmado en The Watch Tower del 15 de febrero de 1927. (Compárese con Isaías 43:10.)

      ¿Cómo consideraba el hermano Russell el papel que él mismo desempeñaba? ¿Aseguró haber recibido alguna revelación especial de Dios? En la revista Watch Tower del 15 de julio de 1906 (página 229), Russell respondió humildemente: “No, queridos hermanos, no pretendo ser superior ni poseer poder, dignidad ni autoridad sobrenaturales; tampoco aspiro a ensalzarme ante la estimación de mis hermanos de la casa de la fe, excepto como instó el Amo al decir: ‘El que entre vosotros quisiere ser el primero, será vuestro siervo’. (Mat. 20:27.) [...] Las verdades que presento, como portavoz de Dios, no fueron reveladas mediante visiones o sueños ni por la voz de Dios; tampoco las recibí de una sola vez, sino gradualmente. [...] Este claro despliegue de verdades tampoco se debe a ingenio o agudeza de percepción humanos, sino al simple hecho de que el tiempo debido de Dios ha llegado; y si yo no hablara, y nadie más lo hiciera, las piedras mismas clamarían”.

      Se instaba a los lectores de la Watch Tower a dirigir su atención a Jehová como el Gran Instructor, tal como se insta ahora a todos los testigos de Jehová. (Isa. 30:20.) Este asunto recibió mucho énfasis en The Watchtower del 1 de noviembre de 1931 (en español marzo de 1932), en el artículo “Enseñados por Dios”, que dijo: “La Torre del Vigía reconoce que la verdad pertenece a Jehová, y no a criatura alguna. La Torre del Vigía no es el instrumento de hombre alguno ni de un grupo de hombres, ni se publica según los antojos de hombres. [...] Jehová Dios es el gran Instructor de sus hijos. Por supuesto, la publicación de estas verdades se hace por hombres imperfectos, y por esto no son absolutamente perfectas en forma; pero se promulgan de tal manera que reflejan la verdad de Dios que él enseña a sus hijos”.

      Cuando en el siglo primero surgían cuestiones sobre doctrina o procedimiento se llevaban ante un cuerpo gobernante central compuesto de hombres que eran de edad avanzada en sentido espiritual. Estos tomaban decisiones después de analizar lo que las Escrituras inspiradas decían y de estudiar las indicaciones de la actividad cristiana que armonizaba con esos textos bíblicos y que prosperaba como resultado de la acción del espíritu santo. Las decisiones tomadas se informaban por escrito a las congregaciones. (Hech. 15:1–16:5.) En la actualidad los testigos de Jehová siguen ese mismo procedimiento.

      Se suministra instrucción espiritual mediante artículos de revistas, libros, programas de asambleas y bosquejos de discursos para la congregación, todo lo cual se prepara bajo la dirección del Cuerpo Gobernante del esclavo fiel y discreto. El contenido de las publicaciones demuestra que lo que Jesús predijo es realidad hoy, a saber, que él en verdad tiene una clase del esclavo fiel y discreto que enseña lealmente ‘todas las cosas que él ha mandado’; que este esclavo se ‘mantiene alerta’, está pendiente de los sucesos que cumplen las profecías bíblicas y en particular de lo que tiene que ver con la presencia de Cristo; que ayuda a los que temen a Dios a entender lo que implica ‘observar’ lo que Jesús mandó y así probar que son realmente sus discípulos. (Mat. 24:42; 28:20; Juan 8:31, 32.)

      En lo relacionado con la preparación del alimento espiritual, con el transcurso de los años se han ido eliminando poco a poco prácticas que pudieran enfocar indebidamente la atención en ciertos humanos. Hasta la muerte de C. T. Russell, a él se le mencionaba como redactor jefe en casi todos los números de la revista Watch Tower. A menudo aparecían al fin de ciertos artículos los nombres o las iniciales de otras personas que colaboraban en la redacción. Después, a partir del número del 1 de diciembre de 1916, en vez de mostrar el nombre de un individuo como redactor jefe, The Watch Tower alistó los nombres de un comité de redacción. En el número del 15 de octubre de 1931 (en español 1 de enero de 1932), hasta esa lista se eliminó, siendo reemplazada por el texto de Isaías 54:13 traducido de la American Standard Version que decía: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos”. Desde 1942 la norma general ha sido que en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower no se incluyan los nombres de los escritores con el fin de no destacar a ningún hombre.a Bajo la supervisión del Cuerpo Gobernante, cristianos dedicados de América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia y las islas del mar han participado en preparar la información para el uso de las congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo. No obstante, toda la honra es para Jehová Dios.

      La luz se hace más brillante

      La experiencia de los testigos de Jehová, como se observa en su historia moderna, refleja lo que dice Proverbios 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. El brillo de la luz ha aumentado progresivamente, así como tras las primeras luces del alba sale el Sol y luego la luz plena de un nuevo día. Ver las cosas a la luz que tenían entonces les llevó a veces a conceptos incompletos y hasta equivocados. A pesar de su empeño, sencillamente no pudieron entender ciertas profecías hasta que estas empezaron a cumplirse. A medida que Jehová, mediante su espíritu, ha seguido arrojando más luz sobre su Palabra, sus siervos han estado dispuestos a mostrar la humildad que se ha requerido para hacer los ajustes necesarios.

      Dicha comprensión progresiva no se limitó solo al principio de su historia moderna. Continúa hasta el presente. Por ejemplo, en 1962 se ajustó su entendimiento sobre “las autoridades superiores” mencionadas en Romanos 13:1-7.

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia habían enseñado que “las potestades superiores” (Val, 1904) eran Jehová Dios y Jesucristo. ¿Por qué? En los números de octubre y noviembre de 1929 de La Torre del Vigía, se citaron diferentes leyes seglares, y se mostró que lo que la ley permitía en un país se prohibía en otro. También se indicó que hay leyes seglares que requieren que la gente haga lo que Dios prohíbe, o que tratan de impedir que los siervos de Dios cumplan con lo que él les ha mandado. Debido a su deseo sincero de respetar la autoridad suprema de Dios, a los Estudiantes de la Biblia les pareció que “las potestades superiores” tenían que ser Jehová Dios y Jesucristo. Todavía obedecieron las leyes del país, pero recalcaron la obediencia a Dios. Aquella era una lección de importancia, que los fortaleció durante los años de agitación mundial posteriores. Sin embargo, no entendían con claridad lo que decía Romanos 13:1-7.

      Años más tarde se volvió a analizar cuidadosamente ese pasaje bíblico, su contexto y su significado a la luz del resto de las Escrituras. Como resultado, en 1962 se reconoció que “las autoridades superiores” son los gobernantes seglares, pero con la ayuda de la Traducción del Nuevo Mundo llegaron a entender con claridad el principio de sujeción relativa.b Esto no requirió ningún cambio de importancia respecto a la actitud de los testigos de Jehová para con los gobiernos del mundo, pero sí corrigió su comprensión de una parte importante de las Escrituras. Mientras esto sucedía, se dio a cada Testigo la oportunidad de considerar cuidadosamente si en realidad vivía en armonía con sus responsabilidades para con Dios y las autoridades seglares. Este entendimiento claro de quiénes son “las autoridades superiores” ha sido una protección para los testigos de Jehová, especialmente en países donde brotes de nacionalismo y clamores por más libertad han desencadenado estallidos de violencia y la formación de nuevos gobiernos.

      El año siguiente, en 1963, se amplió la aplicación del término “Babilonia la Grande”.c (Rev. 17:5.) Un repaso de la historia seglar y religiosa llevó a la conclusión de que la influencia de la antigua Babilonia había penetrado no solo en la cristiandad, sino en todo lugar de la Tierra. Entonces se vio que Babilonia la Grande tenía que ser el imperio mundial de la religión falsa. Un entendimiento más claro de este asunto ha hecho posible que los testigos de Jehová ayuden a muchas otras personas, de diferentes antecedentes, a responder al mandato bíblico: “Sálganse de ella, pueblo mío”. (Rev. 18:4.)

      Verdaderamente el desenvolvimiento de los sucesos que se predijeron en todo el libro de Revelación ha provisto abundante iluminación espiritual. En 1917 se publicó un estudio de este libro en la obra The Finished Mystery (El misterio terminado). Pero “el día del Señor”, mencionado en Revelación 1:10, apenas empezaba para aquel tiempo; gran parte de lo predicho no había acontecido aún y no se entendía con claridad. No obstante, en los años que siguieron, ciertos desenvolvimientos arrojaron más luz sobre el significado de aquella parte de la Biblia, y estos sucesos afectaron profundamente el esclarecedor estudio sobre Revelación que se publicó en 1930 en los dos tomos de la obra Luz. En los años sesenta se publicó información actualizada en los libros “¡Babilonia la Grande ha caído!” ¡El reino de Dios domina! y “Entonces queda terminado el misterio de Dios”. Dos décadas más tarde se hizo otro estudio profundo de esta parte de la Biblia. Se analizó cuidadosamente el lenguaje figurado de Revelación a la luz de expresiones similares que se encontraban en otras partes de la Biblia. (1 Cor. 2:10-13.) Se examinaron de nuevo sucesos del siglo XX que cumplen profecías. Los resultados se publicaron en 1988, en el emocionante libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!

      En los primeros años de la historia moderna de los testigos de Jehová se fueron colocando cimientos. Se proveyó mucho alimento espiritual valioso. En los últimos años se ha suministrado para el estudio una mayor diversidad de información bíblica que satisface las necesidades tanto de cristianos maduros como de estudiantes nuevos de distintos antecedentes. El estudio continuo de las Escrituras, junto con el cumplimiento de la profecía divina, ha permitido en muchos casos expresar con más claridad las enseñanzas bíblicas. Debido a que su estudio de la Palabra de Dios es progresivo, los testigos de Jehová tienen alimento espiritual en abundancia, tal como las Escrituras predijeron que sucedería en el caso de los siervos de Dios. (Isa. 65:13, 14.) Los ajustes de punto de vista nunca se hacen con el propósito de que el mundo los acepte con más facilidad por haber adoptado sus valores morales en decadencia. Por el contrario, la historia de los testigos de Jehová muestra que ellos efectúan cambios con el propósito de adherirse más estrechamente a la Biblia, de parecerse más a los cristianos fieles del siglo primero y de esa manera agradar más a Dios.

      Por lo tanto, lo que ellos han experimentado armoniza con la oración del apóstol Pablo, quien escribió lo siguiente a sus compañeros cristianos: “Nosotros [...] no hemos cesado de orar por ustedes y de pedir que se les llene del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios”. (Col 1:9, 10.)

      Ese incremento de conocimiento exacto de Dios también ha tenido que ver con su nombre: testigos de Jehová.

      [Notas a pie de página]

      a Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) 15 de julio de 1906, páginas 229-231.

      b Véase Perspicacia para comprender las Escrituras, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., volumen 2, página 282.

      c 1) En el siglo XVI había intensos movimientos antitrinitarios en Europa. Por ejemplo, el húngaro Ferenc Dávid (1510-1579) sabía y enseñaba que el dogma de la Trinidad no era bíblico. Debido a sus creencias murió en prisión. 2) La Iglesia Reformada Menor, que por unos cien años prosperó en Polonia en los siglos XVI y XVII, también rechazaba la Trinidad, y sus adherentes distribuyeron literatura por toda Europa, hasta que los jesuitas lograron que se les desterrara de Polonia. 3) En Inglaterra, sir Isaac Newton (1642-1727) rechazó la doctrina de la Trinidad y para ello escribió con detalle las razones tanto históricas como bíblicas; sin embargo, no hizo publicar sus escritos mientras vivía, obviamente por temor a las consecuencias. En Estados Unidos, Henry Grew, entre otros, denunció la Trinidad como una doctrina antibíblica. En 1824 trató ampliamente este asunto en su libro An Examination of the Divine Testimony Concerning the Character of the Son of God (Examen del testimonio divino sobre la naturaleza del Hijo de Dios).

      d Véase también Studies in the Scriptures, tomo V de la serie, páginas 41-82.

      e La Sociedad Watchtower Bible and Tract ha publicado en diversas ocasiones estudios detallados que presentan prueba histórica y bíblica relacionada con este asunto. Véanse “El Verbo”—¿quién es? Según Juan (1962), ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta’ (1965), Razonamiento a partir de las Escrituras (1985) y ¿Debería creer usted en la Trinidad? (1989).

      f Lo que las Escrituras dicen del alma es conocido por eruditos judíos y de la cristiandad, pero rara vez se enseña en sus lugares de adoración. Véanse la New Catholic Encyclopedia (1967), tomo III, páginas 449 y 450; The Eerdmans Bible Dictionary (1987), páginas 964 y 965; The Interpreter’s Dictionary of the Bible, publicado por G. Buttrick (1962), tomo I, página 802; The Jewish Encyclopedia (1910), tomo VI, página 564.

      g En 1955 el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca de “supervivencia después de la muerte”? analizó de forma más detallada esta cuestión y señaló que el registro bíblico muestra que Satanás en realidad animó a Eva a creer que ella no moriría en la carne como resultado de pasar por alto la prohibición de Dios sobre comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. (Gén. 2:16, 17; 3:4.) Con el tiempo se demostró claramente que aquello era falso, pero hubo otros desenvolvimientos que tuvieron como raíz aquella primera mentira. La gente adoptó la idea de que una parte invisible del hombre seguía viviendo. Después del Diluvio de los días de Noé esta creencia se vio fortalecida por prácticas espiritistas demoníacas procedentes de Babilonia. (Isa. 47:1, 12; Deu. 18:10, 11.)

      h Barbour decía que creía en el rescate, en que Cristo había muerto en favor de nosotros. Lo que rechazaba era la idea de la “sustitución”, que Cristo había muerto en lugar de nosotros, y que con su muerte había pagado la pena del pecado de la prole de Adán.

      i En esto influyó la creencia de que el séptimo milenio de la historia humana había comenzado en 1873, y de que un período de desaprobación divina (de igual duración que un período anterior considerado de favor) sobre el Israel natural terminaría en 1878. La cronología era defectuosa debido a que se basaba en la lectura incorrecta de Hechos 13:20 que presentaba la Versión Autorizada inglesa, a la creencia de que había un error de transcripción en 1 Reyes 6:1, y a no tomar en cuenta los sincronismos bíblicos relacionados con las fechas de los reinados de los reyes de Judá y de Israel. En 1943 se publicó en inglés un entendimiento más claro de la cronología bíblica en el libro “La verdad os hará libres”, que fue refinado aún más al año siguiente en el libro “El reino se ha acercado”, así como en publicaciones posteriores.

      j Una revista publicada por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York).

      k En 1978, cuando se le pidió al Cuerpo Gobernante una declaración para la prensa sobre la posición de los testigos de Jehová con relación al sionismo, este declaró: “Los testigos de Jehová mantienen la posición bíblica de neutralidad con relación a todo gobierno y movimiento político. Están convencidos de que ningún movimiento de origen humano logrará lo que únicamente el reino celestial de Dios puede efectuar”.

      l Es triste, pero poco después de hacer aquella declaración se separó de él, impulsada por un deseo de prominencia personal.

      a Sin embargo, en países donde la ley lo requiere, puede nombrarse a un representante local que se hace responsable de lo que se publica.

      b La Atalaya del 1 y 15 de mayo y 1 de junio de 1963.

      c La Atalaya del 15 de mayo y 1 de junio de 1964.

      [Comentario en la página 120]

      C. T. Russell reconoció francamente que otras personas le ayudaron en los primeros años de su estudio de la Biblia

      [Comentario en la página 122]

      Han examinado personalmente la prueba de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios

      [Comentario en la página 123]

      Los Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con su sabiduría, amor y poder

      [Comentario en la página 127]

      Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar de tormento después de la muerte

      [Comentario en la página 129]

      La mayoría de la gente sensata no creía en la doctrina del infierno de fuego

      [Comentario en la página 132]

      La postura firme de Russell con relación al rescate tuvo efectos trascendentales

      [Comentario en la página 134]

      Pudieron notar que la profecía bíblica señalaba claramente al año 1914

      [Comentario en la página 136]

      No todo ocurrió tan pronto como esperaban

      [Comentario en la página 139]

      Las buenas nuevas que tenían que proclamarse: ¡El Reino de Dios ha empezado a funcionar!

      [Comentario en la página 140]

      ¿Sería el Armagedón sencillamente una revolución social?

      [Comentario en la página 141]

      Por fin, en 1932, se identificó al verdadero “Israel de Dios”

      [Comentario en la página 143]

      “El esclavo fiel y discreto”, ¿una persona, o una clase?

      [Comentario en la página 146]

      Se han ido eliminando poco a poco prácticas que pudieran enfocar indebidamente la atención en ciertos humanos

      [Comentario en la página 148]

      Los cambios que se efectúan tienen el propósito de adherirse más estrechamente a la Palabra de Dios

      [Recuadro en la página 124]

      Se da a conocer el nombre de Dios

      ◆ Desde 1931 el nombre testigos de Jehová ha designado a los que adoran y sirven a Jehová como el único Dios verdadero.

      ◆ Desde el 15 de octubre de 1931 el nombre personal de Dios, Jehová, ha aparecido en la portada de cada número de la revista “La Atalaya” en inglés.

      ◆ En 1950, cuando se suprimía el nombre personal de Dios en la mayoría de las traducciones modernas de la Biblia, los testigos de Jehová empezaron a publicar la “Traducción del Nuevo Mundo”, que devolvió el nombre divino a su lugar correspondiente.

      ◆ Además de publicar la Biblia misma, la Sociedad Watch Tower Bible and Tract ha publicado mucha más literatura dando un enfoque especial al nombre divino; por ejemplo, los libros (en inglés) “Jehová” (1934), “Santificado sea tu nombre” (1961) y “‘Las naciones sabrán que yo soy Jehová’... ¿cómo?” (1971), así como el folleto “El nombre divino que durará para siempre” (1984).

      [Recuadro en la página 126]

      ‘¿Vamos a contradecir a Cristo mismo?’

      Después de exponer lo antibíblico e irrazonable de la doctrina de la Trinidad, C. T. Russell expresó justa indignación cuando dijo: “¿Vamos, entonces, a contradecir a los Apóstoles, a los Profetas y a Jesús Mismo, y a pasar por alto la razón y el sentido común por aferrarnos a un dogma que hemos recibido de un pasado de tinieblas y superstición, y mediante una Iglesia apóstata? ¡No! ‘A la ley, más bien, y al testimonio. Y si no dijeren según esta palabra, no será para ellos la luz de la mañana’”.—“The Watch Tower” del 15 de agosto de 1915.

      [Recuadro en la página 133]

      Verdad progresiva

      En 1882 C. T. Russell escribió: “La Biblia es nuestra única norma y sus enseñanzas nuestro único credo, y si reconocemos que las verdades bíblicas se revelan de manera progresiva estamos preparados para ampliar o modificar nuestro credo (fe, creencia) mientras aumenta la luz que recibimos de la Biblia”.—“Watch Tower”, abril de 1882, página 7.

      [Recuadro en las páginas 144 y 145]

      Creencias de los testigos de Jehová

      ◆ La Biblia es la Palabra inspirada de Dios. (2 Tim. 3:16, 17.)

      Su contenido no es simple historia u opinión de humanos, sino la palabra de Dios, registrada para nuestro beneficio. (2 Ped. 1:21; Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11.)

      ◆ Jehová es el único Dios verdadero. (Sal. 83:18; Deu. 4:39.)

      Jehová es el Creador de todas las cosas, y como tal es el único que merece adoración. (Rev. 4:11; Luc. 4:8.)

      Jehová es el Soberano Universal, aquel a quien todos debemos obediencia plena. (Hech. 4:24; Dan. 4:17; Hech. 5:29.)

      ◆ Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios, el único creado directamente por Dios. (1 Juan 4:9; Col. 1:13-16.)

      Jesús fue la primera creación de Dios, lo que quiere decir que antes de su concepción y nacimiento como humano había vivido en el cielo. (Rev. 3:14; Juan 8:23, 58.)

      Jesús adora a su Padre como el único Dios verdadero; nunca pretendió ser igual a Dios. (Juan 17:3; 20:17; 14:28.)

      Jesús dio su vida humana perfecta como rescate por la humanidad. Su sacrificio hace posible que todos los que realmente ejercen fe en ese sacrificio obtengan vida eterna. (Mar. 10:45; Juan 3:16, 36.)

      Jesús fue levantado de entre los muertos como persona espiritual inmortal. (1 Ped. 3:18; Rom. 6:9.)

      Jesús ha vuelto (como Rey ha dirigido su atención hacia la Tierra) y en la actualidad está presente como espíritu glorioso. (Mat. 24:3, 23-27; 25:31-33; Juan 14:19.)

      ◆ Satanás es el ‘gobernante invisible de este mundo’. (Juan 12:31; 1 Juan 5:19.)

      Originalmente era un hijo perfecto de Dios, pero permitió que se desarrollara en su corazón la presunción, deseó la adoración que pertenecía únicamente a Jehová y logró que Adán y Eva le obedecieran a él más bien que a Dios. Así se convirtió en Satanás, que significa “Adversario”. (Juan 8:44; Gén. 3:1-5; compárese con Deuteronomio 32:4, 5; Santiago 1:14, 15; Lucas 4:5-7.)

      Satanás “está extraviando a toda la tierra habitada”; tanto él como sus demonios son responsables del aumento de la angustia en la Tierra durante este tiempo del fin. (Rev. 12:7-9, 12.)

      Al tiempo designado por Dios, Satanás y sus demonios serán destruidos para siempre. (Rev. 20:10; 21:8.)

      ◆ El Reino de Dios bajo Cristo reemplazará a todos los gobiernos humanos y será el único gobierno sobre la humanidad. (Dan. 7:13, 14.)

      El inicuo sistema de cosas actual será destruido totalmente. (Dan. 2:44; Rev. 16:14, 16; Isa. 34:2.)

      El Reino de Dios gobernará con justicia y traerá verdadera paz a sus súbditos. (Isa. 9:6, 7; 11:1-5; 32:17; Sal. 85:10-12.)

      Los inicuos serán cortados de la existencia para siempre, y los adoradores de Jehová disfrutarán de seguridad duradera. (Pro. 2:21, 22; Sal. 37:9-11; Mat. 25:41-46; 2 Tes. 1:6-9; Miq. 4:3-5.)

      ◆ Desde 1914d vivimos en “el tiempo del fin” de este mundo inicuo. (Mat. 24:3-14; 2 Tim. 3:1-5; Dan. 12:4.)

      En este tiempo se está dando un testimonio a todas las naciones; después vendrá el fin, no del globo terráqueo, sino del inicuo sistema y de la gente impía. (Mat. 24:3, 14; 2 Ped. 3:7; Ecl. 1:4.)

      ◆ Hay un solo camino a la vida; Dios no aprueba todas las religiones ni todas las prácticas religiosas. (Mat. 7:13, 14; Juan 4:23, 24; Efe. 4:4, 5.)

      La adoración verdadera no da énfasis a ritos ni a despliegues externos, sino al amor genuino a Dios, que se demuestra mediante la obediencia a sus mandamientos y el amor al prójimo. (Mat. 15:8, 9; 1 Juan 5:3; 3:10-18; 4:21; Juan 13:34, 35.)

      Personas de toda nación, raza y grupo lingüístico pueden servir a Jehová y tener su aprobación. (Hech. 10:34, 35; Rev. 7:9-17.)

      La oración se debe dirigir únicamente a Jehová mediante Jesús; no deben emplearse imágenes ni como objetos de devoción ni como ayudas en la adoración. (Mat. 6:9; Juan 14:6, 13, 14; 1 Juan 5:21; 2 Cor. 5:7; 6:16; Isa. 42:8.)

      Hay que evitar las prácticas espiritistas. (Gál. 5:19-21; Deu. 18:10-12; Rev. 21:8.)

      Entre los cristianos verdaderos no existe distinción entre clero y legos. (Mat. 20:25-27; 23:8-12.)

      El cristianismo verdadero no dicta que se guarde un sábado semanal ni que haya que cumplir otros requisitos de la Ley mosaica para lograr la salvación; tales observancias significarían rechazar a Cristo, quien cumplió la Ley. (Gál. 5:4; Rom. 10:4; Col. 2:13-17.)

      Los que practican la adoración verdadera no participan en actos de unión de fes. (2 Cor. 6:14-17; Rev. 18:4.)

      Todos los verdaderos discípulos de Jesús se bautizan por inmersión completa. (Mat. 28:19, 20; Mar. 1:9, 10; Hech. 8:36-38.)

      Los que siguen el ejemplo de Jesús y obedecen sus mandamientos testifican a otros acerca del Reino de Dios. (Luc. 4:43; 8:1; Mat. 10:7; 24:14.)

      ◆ Morimos por haber heredado el pecado de Adán. (Rom. 5:12; 6:23.)

      Al morir, perece el alma misma. (Eze. 18:4.)

      Los muertos no tienen consciencia de nada. (Sal. 146:4; Ecl. 9:5, 10.)

      El infierno (Seol, Hades) es el sepulcro común de la humanidad, la morada de los muertos. (Job 14:13; Rev. 20:13, 14, “RV, 1977”, nota.)

      El ‘lago de fuego’ donde se echa a los inicuos incorregibles significa, como la misma Biblia lo dice, la “muerte segunda”, muerte eterna. (Rev. 21:8.)

      La resurrección es la esperanza para los muertos y para los que han perdido a un ser amado en la muerte. (1 Cor. 15:20-22; Juan 5:28, 29; compárese con Juan 11:25, 26, 38-44; Marcos 5:35-42.)

      La muerte debida al pecado adánico será eliminada. (1 Cor. 15:26; Isa. 25:8; Rev. 21:4.)

      ◆ Un “rebaño pequeño” —solo 144.000 personas— va al cielo. (Luc. 12:32; Rev. 14:1, 3.)

      Estos son los que ‘nacen de nuevo’ como hijos espirituales de Dios. (Juan 3:3; 1 Ped. 1:3, 4.)

      Dios escoge a estos de todo pueblo y nación para que gobiernen como reyes con Cristo en el Reino. (Rev. 5:9, 10; 20:6.)

      ◆ Otras personas que tienen la aprobación de Dios vivirán para siempre en la Tierra. (Sal. 37:29; Mat. 5:5; 2 Ped. 3:13.)

      La Tierra nunca será destruida ni despoblada. (Sal. 104:5; Isa. 45:18.)

      En armonía con el propósito original de Dios, toda la Tierra será un paraíso. (Gén. 1:27, 28; 2:8, 9; Luc. 23:42, 43.)

      Habrá hogares adecuados y abundancia de alimento para el disfrute de todos. (Isa. 65:21-23; Sal. 72:16.)

      Las enfermedades, las incapacidades de todo tipo y hasta la misma muerte serán cosas del pasado. (Rev. 21:3, 4; Isa. 35:5, 6.)

      ◆ Hay que dar el debido respeto a las autoridades seglares. (Rom. 13:1-7; Tito 3:1, 2.)

      Los cristianos verdaderos no participan en rebelión contra la autoridad gubernamental. (Pro. 24:21, 22; Rom. 13:1.)

      Obedecen todas las leyes que no están en conflicto con la ley de Dios, pero obedecen a Dios en primer lugar. (Hech. 5:29.)

      Imitan a Jesús al permanecer neutrales respecto a los asuntos políticos del mundo. (Mat. 22:15-21; Juan 6:15.)

      ◆ Los cristianos tienen que conformarse a las normas bíblicas relacionadas con la sangre y la moralidad sexual. (Hech. 15:28, 29.)

      El recibir sangre, sea por la boca o por las venas, viola la ley de Dios. (Gén. 9:3-6; Hech. 15:19, 20.)

      Los cristianos deben ser limpios en sentido moral; no hay lugar en la vida del cristiano para la fornicación, el adulterio ni la homosexualidad, tampoco para la borrachera ni el uso indebido de drogas. (1 Cor. 6:9-11; 2 Cor. 7:1.)

      ◆ La honradez personal y la fidelidad al atender responsabilidades maritales y de familia son importantes para los cristianos. (1 Tim. 5:8; Col. 3:18-21; Heb. 13:4.)

      La falta de honradez en lo que se dice o en los negocios, así como el actuar con hipocresía, no son compatibles con la conducta del cristiano. (Pro. 6:16-19; Efe. 4:25; Mat. 6:5; Sal. 26:4.)

      ◆ La adoración que Jehová acepta requiere que lo amemos sobre todas las cosas. (Luc. 10:27; Deu. 5:9.)

      Hacer la voluntad de Jehová, lo que redunda en honra para su nombre, es lo más importante en la vida del cristiano verdadero. (Juan 4:34; Col. 3:23; 1 Ped. 2:12.)

      Aunque hacen el bien a toda persona según lo permitan las circunstancias, los cristianos reconocen que tienen una obligación especial para con sus compañeros en el servicio a Dios; por lo tanto, en caso de enfermedad o de algún desastre, sus esfuerzos se dirigen especialmente a ayudar a estos. (Gál. 6:10; 1 Juan 3:16-18.)

      El amor a Dios requiere que los cristianos verdaderos no solo obedezcan su mandamiento de amar al prójimo, sino que repudien los estilos de vida inmorales y materialistas del mundo. Los cristianos verdaderos no son parte del mundo y por eso evitan las actividades que los identificarían como partícipes de ese espíritu. (Rom. 13:8, 9; 1 Juan 2:15-17; Juan 15:19; Sant. 4:4.)

      [Nota a pie de página]

      d Para más detalles, véase el libro “Venga tu reino”.

      [Fotografía en la página 121]

      C. T. Russell empezó a publicar “Zion’s Watch Tower” en 1879, cuando tenía 27 años

      [Fotografías en la página 125]

      Sir Isaac Newton y Henry Grew estuvieron entre los que antes habían rechazado la Trinidad por no ser una enseñanza bíblica

      [Fotografías en la página 128]

      En un debate público, Russell sostuvo que los muertos están realmente muertos; no están vivos con los ángeles ni están con los demonios en un lugar de desesperanza

      Carnegie Hall, Allegheny (Pensilvania), lugar del debate

      [Fotografía en la página 130]

      Russell viajó por ciudades grandes y pequeñas para decir la verdad sobre el infierno

      [Fotografía en la página 131]

      Cuando Frederick Franz, un estudiante universitario, aprendió la verdad acerca de la condición de los muertos, sin vacilar cambió de metas en la vida

      [Fotografía en la página 135]

      Los Estudiantes de la Biblia publicaron ampliamente que el año 1914 era el fin de los Tiempos de los Gentiles, como se ve en este tratado de la I.B.S.A. distribuido durante 1914

      [Fotografías en la página 137]

      En 1931, valiéndose de la red de radioemisoras más extensa hasta entonces, J. F. Rutherford mostró que solo el Reino de Dios puede traer alivio duradero a la humanidad

      El discurso “El Reino, la esperanza del mundo” se transmitió simultáneamente por 163 emisoras, y más tarde se repitió por otras 340

      [Fotografía en la página 142]

      En 1925 se envió a A. H. Macmillan en barco a Palestina debido al interés especial en el papel de los judíos respecto a la profecía bíblica

  • Cómo se nos llegó a conocer por el nombre de testigos de Jehová
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 11

      Cómo se nos llegó a conocer por el nombre de testigos de Jehová

      DURANTE las primeras décadas de su historia moderna, con frecuencia se les llamaba simplemente Estudiantes de la Biblia. Cuando otras personas preguntaban cuál era el nombre de la organización a la que pertenecían, nuestros hermanos solían contestar: “Somos cristianos”. El hermano Russell, en la revista Watch Tower, respondió así a esa pregunta: “No nos distinguimos de otros cristianos mediante algún nombre distintivo o particular. Estamos satisfechos con el nombre de cristianos, por el cual se conocía a los santos de la antigüedad” (número de septiembre de 1888).

      Entonces, ¿cómo es que se nos ha llegado a conocer hoy por el nombre de testigos de Jehová?

      El nombre “cristiano”

      Los verdaderos seguidores de Jesucristo, tanto en el siglo primero como en la actualidad, se han referido a sí mismos y a otros compañeros de creencia con términos como “los hermanos”, “los amigos” y “la congregación de Dios”. (Hech. 11:29; 3 Juan 14; 1 Cor. 1:2.) También han llamado a Cristo “el Amo”, y a sí mismos se han llamado “esclavos de Cristo Jesús” y “esclavos de Dios”. (Col. 3:24; Fili. 1:1; 1 Ped. 2:16.) En la congregación se han empleado con frecuencia esas denominaciones, y se han comprendido fácilmente.

      En el siglo primero se llamó “el Camino” al modo de vivir centrado en la fe en Jesucristo (y, por extensión, a la congregación misma). (Hech. 9:2; 19:9.) Varias traducciones de Hechos 18:25 indican que también se le llamaba “el camino de Jehová”.a Por otra parte, personas de fuera de la congregación llamaban a esta burlonamente “la secta de los nazarenos”. (Hech. 24:5.)

      Para el año 44 E.C. o poco después, a los seguidores fieles de Jesucristo se les comenzó a llamar cristianos. Algunos afirman que gente que no era de la congregación les dio ese nombre en son de mofa. Sin embargo, varios lexicógrafos y comentaristas bíblicos indican que un verbo que se usó en Hechos 11:26 supone dirección o revelación divina. Debido a eso, en la Traducción del Nuevo Mundo ese pasaje dice: “Fue primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”. (Se hallan lecturas similares en la Literal Translation of the Holy Bible [Traducción literal de la Santa Biblia] de Robert Young, edición revisada de 1898; The Simple English Bible [La Biblia en inglés sencillo] de 1981 y el New Testament [Nuevo Testamento] de Hugo McCord, de 1988.) Alrededor de 58 E.C., hasta los funcionarios romanos conocían bien el nombre “cristiano”. (Hech. 26:28.)

      Mientras los apóstoles de Cristo aún vivían, el nombre “cristiano” era distintivo y específico. (1 Ped. 4:16.) Todo el que afirmaba ser cristiano, pero que por sus creencias o su conducta contradecía sus afirmaciones, era expulsado de la comunidad cristiana. No obstante, como había predicho Jesús, después de la muerte de los apóstoles Satanás sembró semilla que produjo cristianos de imitación. Estos adoradores falsos también decían que eran cristianos. (Mat. 13:24, 25, 37-39.) Cuando la cristiandad apóstata recurrió a las conversiones forzadas, algunos dijeron que eran cristianos solo para evitar que se les persiguiera. Con el tiempo, a cualquier europeo que no alegara ser judío, musulmán o ateo se le consideraba cristiano, sin importar sus creencias o su conducta.

      Apodos burlones

      Desde el siglo XVI en adelante, esta situación planteó un problema a los que promovían la Reforma. Puesto que el nombre “cristiano” se empleaba de manera tan indiscriminada, ¿cómo podrían distinguirse ellos mismos de otros que decían ser cristianos?

      A menudo se conformaron con usar cualquier apodo burlón que les pusieron sus enemigos. Así, en Alemania los opositores teológicos de Martín Lutero fueron quienes primero aplicaron a los seguidores de este el nombre del reformador, al llamarles luteranos. En Inglaterra, a los que se asociaban con Juan Wesley se les llamó metodistas debido a lo precisos y extremadamente metódicos que eran respecto a la observancia de sus deberes religiosos. Al principio los bautistas o baptistas se opusieron al apodo de anabaptista (que significa “uno que bautiza de nuevo”), pero, al final cedieron y acabaron por adoptar el nombre de bautistas.

      ¿Qué hay de los Estudiantes de la Biblia? El clero los llamó russelistas y rutherfordistas. No obstante, aceptar estos nombres habría fomentado un espíritu sectario. No habría concordado con la censura que el apóstol Pablo dio a los cristianos primitivos cuando escribió: “Cuando uno dice: ‘Yo pertenezco a Pablo’, pero otro dice: ‘Yo a Apolos’, ¿no son ustedes simplemente hombres [es decir, de punto de vista carnal y no espiritual]?”. (1 Cor. 3:4.) Algunas personas los llamaban “auroristas milenarios”; pero el Reinado Milenario de Cristo era tan solo una de sus enseñanzas. Otros los llamaban “los de La Torre del Vigía”; pero esto también era impropio, pues La Torre del Vigía era sencillamente una de las publicaciones que empleaban para difundir las verdades bíblicas.

      Se necesitaba un nombre distintivo

      Con el tiempo se hizo cada vez más evidente que, además de la designación de cristianos, la congregación de los siervos de Jehová realmente necesitaba un nombre que los distinguiera. Para la mayoría de las personas el significado del nombre “cristiano” se había distorsionado debido a que algunos individuos que decían ser cristianos solían conocer muy poco o nada de Jesucristo, su enseñanza y lo que deberían estar haciendo si es que en realidad eran sus seguidores. Además, a medida que nuestros hermanos entendieron mejor la Palabra de Dios, comprendieron la importancia de separarse y distinguirse de los sistemas religiosos que engañosamente afirmaban ser cristianos.

      Es cierto que nuestros hermanos con frecuencia se llamaban a sí mismos Estudiantes de la Biblia, y que a partir de 1910 se dieron a conocer como Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia en lo relacionado con sus reuniones. En 1914, para evitar que hubiera confusión con una corporación legal que acababan de formar, llamada International Bible Students Association (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia), adoptaron para sus grupos en las diversas localidades el nombre de Estudiantes de la Biblia Asociados. Sin embargo, su adoración implicaba mucho más que estudiar la Biblia. Además, había otras personas que también la estudiaban: algunas con devoción, otras con el fin de criticar y muchas sencillamente porque la consideraban una buena obra literaria. Entonces, después de la muerte del hermano Russell, algunos que solían apoyar las actividades de la Sociedad Watch Tower y la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia rehusaron cooperar y hasta se opusieron a la obra de estas sociedades. Aquellos grupos que se apartaron emplearon diversos nombres, y algunos hasta se aferraron a la designación de Estudiantes de la Biblia Asociados. Esto causó más confusión.

      Pero entonces, en 1931, adoptamos el nombre realmente distintivo de testigos de Jehová. El autor Chandler W. Sterling califica esto como “un acto genial” de J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower. En opinión de este escritor, aquella fue una maniobra inteligente que no solo proveyó un nombre oficial para la agrupación, sino que también les hizo posible aplicar específicamente a los testigos de Jehová todas las referencias bíblicas a “testigo” y “testificar”. Por el contrario, A. H. Macmillan, quien colaboró en asuntos administrativos con tres presidentes de la Sociedad, dijo respecto al anuncio del hermano Rutherford: ‘Para mí no hay duda —ni la hubo entonces ni la hay ahora— de que el Señor lo guió en aquello, y de que ese es el nombre que Jehová quiere que llevemos, y nos hace muy dichosos y felices el tenerlo’. ¿Cuál de estas opiniones tiene el apoyo de los hechos? ¿Fue el nombre “un acto genial” del hermano Rutherford, o fue el resultado de la providencia divina?

      Lo que llevó a la adopción del nombre

      Fue en el siglo VIII a.E.C. cuando Jehová hizo que Isaías escribiera: “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. [...] Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”. (Isa. 43:10, 12.) Como se muestra en las Escrituras Griegas Cristianas, muchas profecías registradas por Isaías se cumplen con relación a la congregación cristiana. (Compárese Isaías 8:18 con Hebreos 2:10-13; Isaías 66:22 con Revelación 21:1, 2.) Con todo, Isaías 43:10, 12 nunca se examinó a fondo en The Watch Tower durante sus primeros cuarenta años de publicación.

      Sin embargo, después de eso el estudio de las Escrituras llevó a los siervos de Jehová a tomar en cuenta nuevos desenvolvimientos de gran importancia. El Reino de Dios, con Jesús como Rey Mesiánico, había nacido en el cielo en 1914. En 1925, el año en que esto se explicó con claridad en The Watch Tower, el mandato profético del capítulo 43 de Isaías de ser testigos de Jehová recibió atención en once diferentes números de la revista.

      En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 el artículo principal planteó la desafiadora pregunta: “¿Quién honrará a Jehová?”. Durante los cinco años siguientes The Watch Tower analizó porciones de Isaías 43:10-12 en 46 diferentes números, y en cada ocasión aplicó la profecía a los cristianos verdaderos.b En 1929 se indicó que la cuestión de especial importancia que tiene ante sí toda la creación inteligente implica honrar el nombre de Jehová. Y vez tras vez se analizó Isaías 43:10-12 en conexión con la responsabilidad que tienen los siervos de Jehová respecto a esta cuestión.

      De modo que los hechos muestran que, en su estudio de la Biblia, vez tras vez se les recalcaba la obligación que tenían de ser testigos de Jehová. Lo que se trataba no era el nombre de una agrupación, sino la obra que tenían que hacer.

      Pero ¿con qué nombre se conocería a estos testigos? ¿Qué nombre sería apropiado en vista de la obra que efectuaban? ¿A qué conclusión llevaba la propia Palabra de Dios? Este asunto se trató en la asamblea de Columbus (Ohio, E.U.A.), del 24 al 30 de julio de 1931.

      Un nombre nuevo

      En la portada del programa de aquella asamblea aparecían las iniciales JW en letras grandes. ¿Qué significaban? No fue sino hasta el domingo 26 de julio cuando se explicó su significado. Aquel día el hermano Rutherford presentó el discurso público “El Reino, la esperanza del mundo”. En este discurso, al identificar a los proclamadores del Reino de Dios, el orador hizo referencia especial al nombre de testigos de Jehová.

      Aquel mismo día el hermano Rutherford presentó otro discurso más tarde, y en él analizó por qué se necesitaba un nombre distintivo.c ¿A qué nombre señalaban las Escrituras mismas? El orador citó Hechos 15:14, que indica el propósito de Dios de sacar de entre las naciones “un pueblo para su nombre”. En su presentación recalcó que, como se indica en Revelación 3:14, Jesucristo es “el testigo fiel y verdadero”. Se refirió a Juan 18:37, donde Jesús declaró: “Para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. Dirigió la atención a 1 Pedro 2:9, 10, donde dice que los siervos de Dios tienen que ‘declarar en público las excelencias de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa’. Razonó sobre varios textos de Isaías, algunos de los cuales no se entendían claramente entonces, pero luego llegó a la parte culminante de su presentación con el texto de Isaías 43:8-12, que incluye la comisión divina: “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”. ¿A qué conclusión, pues, los estaba llevando la misma Palabra de Dios? ¿Qué nombre armonizaría con el modo como Jehová de hecho los estaba utilizando?

      La respuesta obvia estuvo incorporada en la resolución que se adoptó con mucho entusiasmo en aquella ocasión.d La resolución decía en parte:

      “Para que nuestro verdadero puesto se conozca, y creyendo que esto está en armonía con la voluntad de Dios, según se expresa en su Palabra, RESUÉLVASE, como sigue, a saber:

      ”QUE amamos mucho al Hermano Charles T. Russell, a causa de su obra, y que con gusto reconocemos que el Señor le usó y bendijo su obra en gran manera, pero no podemos consentir que nos llamen por el nombre ‘Russellistas’ y ser consistentes con la Palabra de Dios; que la Watch Tower Bible and Tract Society y la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia y la Peoples Pulpit Association son únicamente nombres de corporaciones que como compañía de gente cristiana poseemos, gobernamos y usamos para ejecutar nuestra obra en obediencia a los mandamientos de Dios, pero ninguno de estos nombres propiamente [se] adhiere o aplica a nosotros como cuerpo de cristianos que siguen en las huellas de nuestro Señor y Maestro, Cristo Jesús; que somos estudiantes de la Biblia, pero, como cuerpo de cristianos formando una asociación, rehusamos asumir o ser llamados por el nombre ‘Estudiantes de la Biblia’ o nombres semejantes como medio de identificación de nuestra propia posición ante el Señor; rehusamos llevar o ser llamados por el nombre de cualquier hombre;

      ”QUE, habiendo sido comprados con la sangre preciosa de Jesucristo nuestro Señor y Redentor, justificados y engendrados por Jehová Dios y llamados a su reino, sin vacilación declaramos nuestra completa lealtad y devoción a Jehová Dios y su reino; que somos siervos de Jehová Dios comisionados [para] hacer una obra en su nombre, y, en obediencia a su mandamiento, entregar el testimonio de Jesucristo, y dar a conocer a la gente que Jehová es el verdadero y Omnipotente Dios; por lo tanto gozosamente aceptamos el nombre que la boca de Jehová Dios ha pronunciado, y deseamos ser conocidos como y llamados por el nombre, de testigos de Jehová.—Isa. 43:10-12.”e

      Cuando toda la resolución se presentó, hubo un estruendoso y prolongado aplauso que indicó que el auditorio concordaba plenamente con lo que se acababa de decir.

      Se acepta la responsabilidad

      ¡Qué honor tiene el que es portador del nombre del único Dios verdadero, el Soberano del universo! No obstante, este nombre conlleva responsabilidad. Una responsabilidad que otros grupos religiosos no desean asumir. Como el hermano Rutherford dijo en su discurso: “Bienaventurados los que pueden tomar un nombre que nadie bajo el sol desea con la excepción de los que están completamente y sin reserva dedicados a Jehová”. Sin embargo, ¡qué apropiado es que los siervos de Jehová lleven el nombre personal de Dios y lo den a conocer, y que este nombre se asocie de modo notable con la proclamación de Su propósito!

      Cualquier grupo de personas, o cualquier persona, que hable en el nombre de Jehová se compromete a transmitir Su palabra verazmente. (Jer. 23:26-28.) Tienen que dar a conocer no solo lo que Jehová ha suministrado para la bendición de los que aman la justicia, sino también sus juicios contra los que practican lo injusto. Tal como Jehová mandó a sus profetas del pasado, así hoy sus testigos no deben quitar ninguna porción de la palabra de Dios manteniéndola oculta. (Jer. 1:17; 26:2; Eze. 3:1-11.) Tienen que proclamar tanto “el año de la buena voluntad de parte de Jehová” como “el día de la venganza de parte de nuestro Dios”. (Isa. 61:1, 2.) Los que adoptaron la resolución ya citada reconocieron esta responsabilidad, y en la misma resolución declararon:

      “Como testigos de Jehová nuestro único propósito es ser completamente obedientes a sus mandamientos; dar a conocer que él es el [único] verdadero y Omnipotente Dios; que su Palabra es verdad y que su nombre es digno de toda honra y gloria; que Cristo es el Rey de Dios, a quien ha colocado en su trono de autoridad; que su reino ha llegado, y en obediencia a los mandamientos del Señor tenemos que declarar esta buena nueva como testimonio a las naciones e informar a los gobernantes y [a] la gente concerniente a la organización cruel y opresiva de Satanás, y especialmente con referencia a la ‘Cristiandad’, la cual es la parte más inicua de esa organización visible, y concerniente a los propósitos de Dios de destruir pronto a la organización de Satanás, y que este gran hecho será seguido rápidamente por Cristo [al traer] a los pueblos obedientes de la tierra paz y prosperidad, libertad y salud, gozo y vida eterna. Que el reino de Dios es la esperanza del mundo, y que no hay otra; y que este mensaje tiene que [ser llevado] por los que están identificados como testigos de Jehová.

      ”Humildemente invitamos a todas las personas que [están] completamente [dedicadas] a Jehová y su reino [a] participar en proclamar estas buenas nuevas a otros, para que la bandera justa del Señor se alce, para que los pueblos del mundo sepan donde encontrar la verdad y la esperanza [de] alivio; y, sobre todo, que el gran nombre santo de Jehová Dios se vindique y exalte.”

      No fue solo en Columbus (Ohio, E.U.A.), sino hasta en lugares tan lejanos como Australia, donde los auditorios estallaron en aplausos al escuchar el anuncio del nuevo nombre. En Japón, después de intentarlo por varias horas, una parte pequeña del programa se pudo escuchar a mitad de la noche por transmisión de onda corta. Inmediatamente se tradujo. Así, el grupito reunido allí escuchó la resolución y el aplauso atronador. Matsue Ishii estaba allí, y como escribió posteriormente, los presentes ‘dieron un grito de gozo en armonía con sus hermanos de América’. Después de la asamblea de Columbus, las asambleas y las congregaciones de los testigos de Jehová de todos los países donde efectuaban su ministerio expresaron su completo acuerdo con aquella resolución. Como ejemplo, desde Noruega llegó el siguiente informe: “En la asamblea anual [...] en Oslo, todos nos pusimos de pie y con gran entusiasmo gritamos ‘Ja’ (sí), al adoptar el nuevo nombre ‘testigos de Jehová’”.

      Más que una etiqueta

      ¿Se enteraría el mundo en general de que nuestros hermanos habían adoptado aquel nuevo nombre? ¡Sí, se enteraría! El discurso en el cual se anunció por primera vez el nombre se transmitió por la mayor red de radioemisoras empleada hasta entonces. Además, la resolución en la que se adoptó el nuevo nombre se incluyó en el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Después de la asamblea, los testigos de Jehová distribuyeron millones de ejemplares del folleto en muchos idiomas en América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia y las islas del mar. Además de ofrecer ejemplares de casa en casa, hicieron un esfuerzo especial por dejar un ejemplar en manos de todo funcionario gubernamental, hombre de negocios prominente y miembro del clero. En 1992, todavía algunos recuerdan bien la participación que tuvieron en aquella significativa campaña.

      No toda persona aceptaba cortésmente el folleto. Eva Abbott recuerda que cuando ella salió de la casa de un clérigo en Estados Unidos, el folleto pasó volando y cayó al suelo enfrente de ella. No quiso dejarlo allí, de modo que lo recogió; pero de pronto un perro grande se le acercó, le gruñó, le arrancó de la mano el folleto, y se lo llevó a su amo, el ministro. Ella dijo: “Aunque yo no pude entregarle el folleto, ¡el perro lo hizo por mí!”.

      Martin Poetzinger, quien después fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, recuerda: “La gente se asombraba en cada puerta cuando usábamos la presentación: ‘Lo visito hoy como testigo de Jehová’. Sacudían la cabeza o preguntaban: ‘Pero todavía son estudiantes de la Biblia, ¿no? ¿O están ahora en una nueva secta?’”. La situación fue cambiando poco a poco. Varias décadas después de empezarse a usar aquel nombre distintivo, el hermano Poetzinger escribió: “¡Qué cambio! Antes de que diga una palabra, la gente comenta: ‘Usted tiene que ser testigo de Jehová’”. Sí, ahora conocen el nombre.

      Este nombre no es sencillamente una etiqueta. Sean de edad avanzada o jóvenes, hombres o mujeres, todos los testigos de Jehová participan en la obra de dar testimonio de Jehová y su magnífico propósito. Como resultado de ello, C. S. Braden, profesor de historia religiosa, escribió: “Los testigos de Jehová literalmente han cubierto la Tierra con su testificación” (These Also Believe [Estos también creen]).

      Aunque la testificación de nuestros hermanos antes de que adoptaran el nombre de testigos de Jehová abarcaba toda la Tierra, en retrospectiva parece que Jehová los estaba preparando para una obra aún mayor: la recolección de una gran muchedumbre que sería conservada con vida a través del Armagedón y tendría la oportunidad de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca.

      [Notas a pie de página]

      a Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras; A Literal Translation of the New Testament . . . From the Text of the Vatican Manuscript (Una traducción literal del Nuevo Testamento a partir del texto del manuscrito Vaticano), por Herman Heinfetter; y seis traducciones al hebreo. Véase también la nota sobre Hechos 19:23 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

      b Entre los artículos principales de la revista Watch Tower que se publicaron durante aquel período estuvieron: “Jehová y sus obras”, “Honrad su nombre”, “Un pueblo para su nombre”, “Se ensalza su nombre”, “Testigo fiel y verdadero”, “¡Alaben a Jehová!”, “Deléitate en Jehová”, “Jehová el Supremo”, “Vindicación de su nombre”, “Su nombre” y “Cantad a Jehová”.

      c Véase el artículo “Un nombre nuevo”, en La Torre del Vigía de febrero de 1932.

      d La Torre del Vigía de enero de 1932, páginas 6, 7.

      e Aunque la prueba indica de forma convincente que Jehová dirigió la selección del nombre testigos de Jehová, La Atalaya (1  de julio de 1944, página 202; 15 de mayo de 1958, páginas 318, 319) y el libro “Nuevos cielos y una nueva tierra” (páginas 231-238) señalaron después que este nombre no es el “nombre nuevo” a que se hace referencia en Isaías 62:2; 65:15 y Revelación 2:17, aunque el nombre armoniza con la nueva relación a que se alude en los dos textos de Isaías.

      [Comentario en la página 149]

      “A los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”

      [Comentario en la página 150]

      La gente llegó a tener una idea distorsionada del significado del nombre “cristiano”

      [Comentario en la página 151]

      Eran más que sencillamente Estudiantes de la Biblia

      [Comentario en la página 157]

      “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”

      [Recuadro en la página 151]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      El nombre testigos de Jehová en las Américas

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Armenio Եհովայի Վկաներ

      Chino 耶和華見證人

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Francés Témoins de Jéhovah

      Griego Μάρτυρες του Ιεχωβά

      Groenlandés Jehovap Nalunaajaasui

      Italiano Testimoni di Geova

      Japonés エホバの証人

      Coreano 여호와의 증인

      Papiamento Testigonan di Jehova

      Polaco Świadkowie Jehowy

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Samoano Molimau a Ieova

      Español Testigos de Jehová

      Sranangtongo Jehovah Kotoigi

      Tagalo Mga Saksi ni Jehova

      Vietnamita Nhân-chứng Giê-hô-va

      [Recuadro en la página 152]

      Otros lo notaron

      No fue solo “The Watch Tower” (La Torre del Vigía) la que mostró con la Biblia como base que Jehová tendría testigos en la Tierra. Algo que ilustra esto es que H. A. Ironside, en el libro “Lectures on Daniel the Prophet” (“Discursos sobre Daniel el profeta”, publicado originalmente en 1911), se refirió a aquellos en quienes se cumplirían las preciosas promesas del capítulo 43 de Isaías y declaró: “Estos serán testigos de Jehová, que testificarán del poder y la gloria del único Dios verdadero, cuando se haya entregado a la cristiandad apóstata al gran engaño de creer la mentira del Anticristo”.

      [Recuadro en la página 153]

      El nombre testigos de Jehová en el Oriente y las islas del Pacífico

      Bengalí যিহোবার সাক্ষিরা

      Becol, cebuano,

      hiligaynon,

      samareno-leyte,

      tagalo Mga Saksi ni Jehova

      Bislama Ol Wetnes blong Jeova

      Chino 耶和華見證人

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Fijiano Vakadinadina i Jiova

      Gujarati યહોવાહના સાક્ષીઓ

      Hindi यहोवा के साक्षी

      Hiri motu Iehova ena Witness Taudia

      Iloko Dagiti Saksi ni Jehova

      Indonesio Saksi-Saksi Yehuwa

      Japonés エホバの証人

      Kannada ಯೆಹೋವನ ಸಾಕ್ಷಿಗಳು

      Coreano 여호와의 증인

      Malayálam യഹോവയുടെ സാക്ഷികൾ

      Marathi यहोवाचे साक्षीदार

      Marshalés Dri Kennan ro an Jeova

      Birmano ယေဟောဝါသက်သေများ

      Nepalés यहोवाका साक्षीहरू

      Pidgin de Nueva

      Guinea Ol Witnes Bilong Jehova

      Niueano Tau Fakamoli a Iehova

      Palauan reSioning er a Jehovah

      Pangasinán Saray Tasi nen Jehova

      Ponapés Sounkadehde kan en Siohwa

      Rarotongués Au Kite o Iehova

      Ruso Свидетели Иеговы

      Samoano,

      tuvaluense Molimau a Ieova

      Cingalés යෙහෝවාගේ සාක්ෂිකරුවෝ

      Pidgin de las

      Islas Salomón all’gether Jehovah’s Witness

      Tahitiano Ite no Iehova

      Tamil யெகோவாவின் சாட்சிகள்

      Telugu యెహోవాసాక్షులు

      Siamés พยานพระยะโฮวา

      Tongano Fakamo‘oni ‘a Sihova

      Trukes Ekkewe Chon Pwarata Jiowa

      Urdu

      Vietnamita Nhân-chứng Giê-hô-va

      Yapés Pi Mich Rok Jehovah

      [Recuadro en la página 154]

      El nombre testigos de Jehová en África

      Afrikaans Jehovah se Getuies

      Amárico የይሖዋ ምሥክሮች

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Chichewa Mboni za Yehova

      Cibemba Inte sha kwa Yehova

      Efik Mme Ntiense Jehovah

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Ewé Yehowa Ðasefowo

      Francés Témoins de Jéhovah

      Ga Yehowa Odasefoi

      Gun Kunnudetọ Jehovah tọn lẹ

      Hausa Shaidun Jehovah

      Igbo Ndịàmà Jehova

      Kiluba Ba Tumoni twa Yehova

      Kiniaruanda Abahamya ba Yehova

      Kirundi Ivyabona vya Yehova

      Kisi Seiyaa Jɛhowaa

      Kwanyama Eendombwedi daJehova

      Lingala Batemwe ya Jéhovah

      Luganda Abajulirwa ba Yakuwa

      Malgache Vavolombelon’i Jehovah

      Moore A Zeova Kaset rãmba

      Ndonga Oonzapo dhaJehova

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Sango A-Témoin ti Jéhovah

      Sepedi Dihlatse tša Jehofa

      Sesotho Lipaki tsa Jehova

      Shona Zvapupu zvaJehovha

      Silozi Lipaki za Jehova

      Swahíli Mashahidi wa Yehova

      Tigrina ናይ የሆዋ መሰኻኽር

      Tshiluba Bantemu ba Yehowa

      Tsonga Timbhoni ta Yehova

      Tsuana Basupi ba ga Jehofa

      Twi Yehowa Adansefo

      Vendal Ṱhanzi dza Yehova

      Xhosa amaNgqina kaYehova

      Yoruba Ẹlẹ́rìí Jehofa

      Zulú oFakazi BakaJehova

      [Recuadro en la página 154]

      El nombre testigos de Jehová en Europa y el Oriente Medio

      Albanés Dëshmitarët e Jehovait

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Armenio Եհովայի Վկաներ

      Búlgaro Свидетелите на Йехова

      Croata Jehovini svjedoci

      Checo svĕdkové Jehovovi

      Danés Jehovas Vidner

      Holandés Jehovah’s Getuigen

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Estonio Jehoova tunnistajad

      Finlandés Jehovan todistajat

      Francés Témoins de Jéhovah

      Alemán Jehovas Zeugen

      Griego Μάρτυρες του Ιεχωβά

      Hebreo עדי־יהוה

      Húngaro Jehova Tanúi

      Islandés Vottar Jehóva

      Italiano Testimoni di Geova

      Macedonio, serbio Јеховини сведоци

      Maltés Xhieda ta’ Jehovah

      Noruego Jehovas vitner

      Polaco Świadkowie Jehowy

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Rumano Martorii lui Iehova

      Ruso Свидетели Иеговы

      Eslovaco Jehovovi svedkovia

      Esloveno Jehovove priče

      Español testigos de Jehová

      Sueco Jehovas vittnen

      Turco Yehova’nın Şahitleri

      Ucraniano Свідки Єгови

  • La gran muchedumbre, ¿vivirá en el cielo, o en la Tierra?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 12

      La gran muchedumbre, ¿vivirá en el cielo, o en la Tierra?

      A DIFERENCIA de los miembros de las religiones de la cristiandad, la mayoría de los testigos de Jehová no espera vivir eternamente en el cielo, sino en la Tierra. ¿A qué se debe esto?

      No siempre fue así. Los cristianos del siglo primero esperaban que al debido tiempo gobernarían con Jesucristo como reyes celestiales. (Mat. 11:12; Luc. 22:28-30.) Sin embargo, Jesús les había dicho que los que heredarían el Reino serían solamente un “rebaño pequeño”. (Luc. 12:32.) ¿Quiénes lo formarían? ¿De cuántos se compondría? Más tarde llegaron a saber los detalles.

      En el Pentecostés de 33 E.C. los primeros discípulos judíos de Jesús fueron ungidos con espíritu santo para ser coherederos con Cristo. En el año 36 E.C. la acción del espíritu de Dios hizo patente que gentiles incircuncisos participarían también de aquella herencia. (Hech. 15:7-9; Efe. 3:5, 6.) Transcurrieron otros sesenta años antes de que se le revelara al apóstol Juan que solo 144.000 personas serían tomadas de la Tierra para participar con Cristo en el Reino celestial. (Rev. 7:4-8; 14:1-3.)

      Charles Taze Russell y sus colaboradores compartían esa esperanza, al igual que la mayoría de los testigos de Jehová hasta mediados de los años treinta. También sabían, por su estudio de las Escrituras, que la unción con espíritu santo no solo significaba que había personas que servirían como reyes y sacerdotes con Cristo en el cielo, sino que también tenían una labor especial que efectuar mientras estuvieran en la carne. (1 Ped. 1:3, 4; 2:9; Rev. 20:6.) ¿Qué obra era esa? Conocían muy bien Isaías 61:1, y a menudo citaban este texto, que dice: “El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, por razón de que Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos”.

      ¿Con qué propósito predican?

      Aunque eran pocos, se esforzaban por llevar a cuantos podían la verdad sobre Dios y su propósito. Imprimían y distribuían mucha literatura bíblica, en la que anunciaban buenas nuevas sobre la salvación que venía de Dios mediante Cristo. Pero su objetivo no era convertir a todos a quienes predicaban. Entonces, ¿con qué propósito lo hacían? La revista Watch Tower de julio de 1889 explicó: “Somos sus representantes [los de Jehová] en la Tierra; hay que vindicar y honrar su nombre en presencia de sus enemigos y ante muchos de sus hijos extraviados; su glorioso plan tiene que darse a conocer en todas partes en oposición a todos los proyectos de sabiduría mundana que el hombre ha ideado y sigue ideando”.

      Se prestó atención especial a los que afirmaban ser el pueblo del Señor, muchos de los cuales eran miembros de las iglesias de la cristiandad. ¿Con qué propósito se les predicaba? Como a menudo explicó el hermano Russell, lo que deseaban los primeros Estudiantes de la Biblia no era atraer a los miembros de las iglesias a otra organización, sino ayudar a aquellas personas a acercarse más al Señor como miembros de la única Iglesia verdadera. Sin embargo, los Estudiantes de la Biblia sabían que en obediencia a Revelación 18:4 aquellas personas tendrían que salirse de “Babilonia”, la cual, según ellos entendían, se manifestaba en la Iglesia nominal, es decir, las iglesias de la cristiandad con todas sus enseñanzas antibíblicas y sus divisiones sectarias. En el mismo primer número de la Watch Tower (julio de 1879), el hermano Russell declaró: “Entendemos que el propósito de la testificación actual es ‘sacar un pueblo para Su nombre’ —la Iglesia—, el cual al tiempo de la vuelta de Cristo se une a Él y recibe Su nombre. Rev. III, 12”.

      Se daban cuenta de que en aquel tiempo a los cristianos verdaderos se les extendía un solo “llamamiento”. Era una invitación para ser miembros de la novia de Cristo, que finalmente se compondría de solo 144.000 escogidos. (Efe. 4:4; Rev. 14:1-5.) Procuraban incitar a todos los que afirmaban tener fe en el sacrificio de rescate de Cristo, fueran o no miembros de las iglesias, a apreciar “las preciosas y grandiosísimas promesas” de Dios. (2 Ped. 1:4; Efe. 1:18.) Se esforzaban por infundir en ellos celo para que se conformaran a los requisitos que tenían que satisfacer los miembros del rebaño pequeño de herederos del Reino. Con diligencia, el hermano Russell y sus colaboradores trataron de hacer disponible el ‘alimento espiritual al tiempo apropiado’ mediante las columnas de la revista Watch Tower y otras publicaciones basadas en la Biblia, con el fin de fortalecer espiritualmente a aquellos a quienes consideraban parte de ‘la casa de la fe’ (pues profesaban fe en el rescate). (Gál. 6:10; Mat. 24:45, 46.)

      No obstante, veían que no todos los que afirmaban haberse ‘consagrado’ —o ‘haberse dado de lleno al Señor’, lo que entendían que esto significaba— seguían después en un derrotero de sacrificio voluntario, haciendo del servicio al Señor la ocupación principal de su vida. Sin embargo, según ellos explicaban, los cristianos consagrados habían concordado en abandonar de buena gana su naturaleza humana con la esperanza puesta en la herencia celestial; no podían retraerse; si no alcanzaban la vida en la esfera espiritual, les esperaba la muerte segunda. (Heb. 6:4-6; 10:26-29.) Pero muchos de los cristianos que aparentemente se habían consagrado tomaban el camino fácil, no mostraban verdadero celo por la causa del Señor ni eran abnegados. Sin embargo, al parecer no habían repudiado el rescate y llevaban vidas limpias hasta un grado razonable. ¿Qué les ocurriría a tales personas?

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia creyeron que estas personas componían el grupo descrito en Revelación 7:9, 14, que menciona “una gran muchedumbre” que sale de la gran tribulación y está de pie “delante del trono” de Dios y delante del Cordero, Jesucristo. Concluyeron que, aunque estos evitaban llevar una vida abnegada, su fe afrontaría pruebas que terminarían en muerte durante un tiempo de tribulación después que se glorificara a los últimos miembros de la novia de Cristo. Creían que si estos de quienes se decía que componían la gran muchedumbre eran fieles entonces, se les resucitaría a la vida celestial, no para gobernar como reyes, sino para ocupar un lugar delante del trono. Razonaban que se les darían aquellas posiciones secundarias porque su amor al Señor no había sido lo bastante intenso y no habían dado muestras de suficiente celo. Pensaban que aquellas personas habían sido engendradas por el espíritu de Dios, pero habían sido negligentes en cuanto a obedecer a Dios, posiblemente por seguir adhiriéndose a las iglesias de la cristiandad.

      También creían que tal vez —solo tal vez— a los “beneméritos de la antigüedad” que serían príncipes en la Tierra durante la era del milenio se les concedería de algún modo la vida celestial al fin de aquel tiempo. (Sal. 45:16.) Razonaban, además, que quizás les esperaba algo similar a los que se “consagraran” después que los 144.000 herederos del Reino hubieran sido escogidos, pero antes de que comenzara el tiempo de la restitución en la Tierra. Hasta cierto grado esto era un remanente de la enseñanza de la cristiandad de que todos los que fueran lo suficientemente buenos irían al cielo. Pero había una creencia bíblica que los Estudiantes de la Biblia atesoraban y que los distinguía de toda la cristiandad. ¿Cuál era?

      Vida para siempre en perfección en la Tierra

      Se dieron cuenta de que aunque una cantidad limitada de seres humanos recibiría vida celestial, habría muchos más que serían favorecidos con vida eterna en la Tierra, en condiciones como las que habían existido en el Paraíso de Edén. Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. También dijo: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra”. (Mat. 5:5; 6:10.)

      En armonía con esto, una tablaa publicada como suplemento de la revista Watch Tower de julio-agosto de 1881 indicaba que muchos seres humanos obtendrían el favor de Dios durante el Reinado de Mil Años de Cristo y compondrían “el mundo de la humanidad elevado a la perfección humana y la vida”. Aquella tabla se empleó por muchos años como base para discursos ante grupos grandes y pequeños.

      ¿En qué condiciones viviría la gente en la Tierra durante aquella era milenaria? The Watch Tower del 1 de julio de 1912 explicó: “Antes de que el pecado entrara en el mundo, la provisión Divina para nuestros padres fue el Jardín de Edén. Mientras pensamos en esto, dejemos que la mente viaje al futuro bajo la guía de la Palabra de Dios; y en una visión mental contemplemos el Paraíso restaurado, no sencillamente un jardín, sino la Tierra entera embellecida, productiva, libre del pecado y habitada por gente feliz. Entonces recordamos la promesa inspirada que nos resulta tan familiar: ‘Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será mas; ni habrá mas pesar, ni clamor, ni dolor’, porque las cosas anteriores relacionadas con el pecado y la muerte habrán pasado, ¡y se habrán hecho nuevas todas las cosas!—Rev. 21:4, 5”.

      ¿Quiénes vivirían para siempre en la Tierra?

      El hermano Russell no creyó en ningún momento que Dios estuviera ofreciendo a la humanidad una elección: vida celestial para los que la desearan y vida en una Tierra paradisíaca para los que la prefirieran. La revista Watch Tower del 15 de septiembre de 1905 señaló esto: “Nuestros sentimientos o aspiraciones no son los que determinan si tenemos el llamamiento. Si así fuera, eso querría decir que nuestro llamamiento procede de nosotros mismos. En cuanto a nuestro sacerdocio, el Apóstol declara: ‘Nadie toma para sí mismo esta honra, sino el que es llamado [por] Dios’, (Heb. 5:4); y donde se comprueba que Dios llama no es en nuestros sentimientos, sino en la propia Palabra de revelación de Dios”.

      Los Estudiantes de la Biblia creían que la oportunidad de vivir en una Tierra paradisíaca restaurada se le daría a la gente después que todo el rebaño pequeño hubiera recibido su recompensa y se hubiera entrado plenamente en la era del milenio. Entendían que ese sería el tiempo de “la restitución de todas las cosas” al que se hacía referencia en Hechos 3:21 (VA). Incluso los muertos serían levantados entonces para que todos pudieran participar de esa provisión amorosa. Los hermanos imaginaban que a toda la humanidad (aparte de los que hubieran recibido la llamada celestial) se le daría entonces la oportunidad de escoger la vida. Entendían que aquel sería el tiempo en que Cristo, en su trono celestial, separaría a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. (Mat. 25:31-46.) Los obedientes, fuera que hubieran nacido como judíos o como gentiles, resultarían ser las “otras ovejas” del Señor. (Juan 10:16.)b

      Al terminar los Tiempos de los Gentiles, pensaron que el tiempo de la restitución estaba muy cerca; por eso, desde 1918 hasta 1925 proclamaron: “Millones que ahora viven no morirán jamás”. Sí, entendían que la gente que vivía entonces —la humanidad en general— tenía la oportunidad de sobrevivir hasta el mismo tiempo de la restitución, y que entonces se la educaría en los requisitos de Jehová para obtener la vida. Si eran obedientes, alcanzarían poco a poco la perfección humana. Si resultaban ser rebeldes, con el tiempo serían destruidos para siempre.

      En aquellos primeros años los hermanos no se imaginaban que el mensaje del Reino se proclamaría tan extensamente ni por tantos años como se ha venido efectuando. Sin embargo, continuaron examinando las Escrituras y esforzándose por actuar según lo que estas indicaban que era la obra que Dios quería que hicieran.

      Las “ovejas” a la derecha de Cristo

      Un paso realmente importante para llegar a entender el propósito de Jehová giraba en torno a la parábola de Jesús registrada en Mateo 25:31-46 sobre las ovejas y las cabras. En esa parábola Jesús dijo: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda”. Como pasa a mostrar la parábola, las “ovejas” son las personas que ayudan a los “hermanos” de Cristo y hasta procuran socorrerlos cuando se les persigue o se les encarcela.

      Durante mucho tiempo se había creído que esta parábola se cumpliría durante la era milenaria, en el tiempo de la restitución, y que el juicio final mencionado en la parábola era el que tendría lugar al fin del Milenio. Pero en 1923 J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, en un esclarecedor discurso que pronunció en Los Ángeles (California), planteó razones para ver este asunto desde otro ángulo. El texto del discurso se publicó más tarde aquel mismo año en el número del 15 de octubre de The Watch Tower.

      Al analizar el tiempo en el que se cumpliría aquella parábola profética, el artículo mostró que Jesús la había hecho parte de su respuesta cuando se le solicitó una ‘señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas’. (Mat. 24:3.) El artículo explicó por qué los “hermanos” a quienes se hace referencia en la parábola no podían ser los judíos de la era del Evangelio ni humanos que mostraran fe durante el período milenario de prueba y juicio, sino que tienen que ser los que heredan con Cristo el Reino celestial, por lo que la parábola tiene que cumplirse mientras algunos coherederos de Cristo aún están en la carne. (Compárese con Hebreos 2:10, 11.)

      Las experiencias que tuvieron aquellos hermanos ungidos de Cristo cuando trataron de testificar al clero y a la gente común que se asociaba con las iglesias de la cristiandad también indicaban que la parábola profética de Jesús ya se estaba cumpliendo. ¿Cómo? La reacción de gran parte del clero y de miembros prominentes de sus iglesias era hostil; no era como un vaso de agua refrescante ni en sentido literal ni figurado; más bien, algunos instigaban a las chusmas a arrancar la ropa a los hermanos y golpearlos, o pedían a funcionarios gubernamentales que los encarcelaran. (Mat. 25:41-43.) En cambio, muchos miembros humildes de las iglesias recibían con gusto el mensaje del Reino, ofrecían refrigerio a los que les llevaban ese mensaje y hacían cuanto podían por ayudarles hasta cuando los ungidos se hallaban en prisión por predicar las buenas nuevas. (Mat. 25:34-36.)

      Hasta donde podían ver los Estudiantes de la Biblia, aquellos a quienes Jesús llamó ovejas estaban todavía en las iglesias de la cristiandad. Llegaron a la conclusión de que estas eran personas que no afirmaban haberse consagrado al Señor, pero que respetaban mucho a Jesucristo y a su pueblo. Sin embargo, ¿podrían permanecer en las iglesias?

      Se adopta una posición firme a favor de la adoración pura

      Un estudio del libro bíblico del profeta Ezequiel suministró más luz a este respecto. En 1931 se publicó el primero de tres tomos de un comentario titulado Vindication (en español Vindicación, publicado en 1935). Este explicaba el significado de lo que Ezequiel escribió respecto a la furia de Jehová contra las antiguas Judá y Jerusalén apóstatas. Aunque los habitantes de Judá aseguraban que servían al Dios vivo y verdadero, adoptaron los ritos religiosos de las naciones circundantes, ofrecieron incienso a dioses inanimados y se hicieron inmorales al depositar su confianza en alianzas políticas, en vez de mostrar fe en Jehová. (Eze. 8:5-18; 16:26, 28, 29; 20:32.) En todo esto se comportaron exactamente como la cristiandad; en consecuencia, Jehová ejecutará su sentencia sobre la cristiandad tal como lo hizo en el caso de la Judá y la Jerusalén infieles. Sin embargo, el capítulo 9 de Ezequiel muestra que antes de la ejecución de la sentencia divina se marcaría a algunas personas con el fin de conservarlas vivas. ¿Quiénes son estas?

      La profecía dice que los que recibieran la marca estarían ‘suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se estarían haciendo’ en medio de la cristiandad, o la Jerusalén antitípica. (Eze. 9:4.) Está claro, pues, que no podían estar participando deliberadamente en aquellas cosas detestables. Por lo tanto, el primer tomo de Vindicación identificó a los que llevan la marca como personas que rehúsan ser parte de las organizaciones eclesiásticas de la cristiandad y que, de algún modo, se ponen firmemente de parte del Señor.

      A esta información le siguió en 1932 un análisis del relato bíblico acerca de Jehú y Jonadab y sus implicaciones proféticas. Jehová comisionó a Jehú para que fuera rey del reino de diez tribus de Israel y ejecutara la sentencia de Jehová sobre la casa inicua de Acab y Jezabel. Cuando Jehú se encaminaba a Samaria para erradicar la adoración de Baal, Jehonadab (Jonadab), el hijo de Recab, salió a su encuentro. Jehú le preguntó: “¿Es tu corazón recto para conmigo?”, a lo que Jehonadab contestó: “Lo es”. Jehú le dijo: “Dame tu mano”, y cuando Jehonadab aceptó su invitación, lo subió a su carro. Luego Jehú le instó: “Ven conmigo, sí, y ve como no tolero rivalidad respecto a Jehová”. (2 Rey. 10:15-28.) Jehonadab, aunque no era israelita, concordaba con lo que Jehú estaba haciendo; sabía que Jehová, el Dios verdadero, debía recibir devoción exclusiva. (Éxo. 20:4, 5.) Siglos más tarde los descendientes de Jehonadab seguían demostrando un espíritu que tenía la aprobación de Jehová, por lo que Él prometió: “No será cortado de Jonadab hijo de Recab un hombre que siempre esté de pie delante de mí”. (Jer. 35:19.) Por lo tanto, surgió la pregunta: ¿Hay en la Tierra hoy personas que no sean israelitas espirituales con una herencia celestial, pero que sean como Jehonadab?

      La Torre del Vigía de noviembre de 1932 explicó: “Jonadab representó o prefiguró la clase de gente que está en la tierra ahora [...] [que] no está en armonía con la organización de Satanás, se declara de parte de la justicia, y será preservada por el Señor durante el tiempo del Armagedón, protegiéndola durante la tribulación, y dándole vida eterna en la tierra. Estos constituyen la clase de ‘ovejas’ la cual favorece al pueblo ungido de Dios, porque sabe que los ungidos del Señor están haciendo la obra del Señor”. A los que manifestaban ese espíritu se les invitó a llevar el mensaje del Reino a otros tal como lo hacían los ungidos. (Rev. 22:17.)

      Había algunos (aunque relativamente pocos entonces) que se asociaban con los testigos de Jehová y que se daban cuenta de que el espíritu de Dios no había engendrado en ellos la esperanza de vida celestial. Se les llegó a conocer como los Jonadab, porque, al igual que el Jonadab (Jehonadab) de la antigüedad, consideraban un honor identificarse con los siervos ungidos de Jehová, y para ellos era un gozo participar de los privilegios que les hacía disponibles la Palabra de Dios. Antes del Armagedón, ¿llegarían a ser muchas las personas que probablemente nunca morirían? ¿Sería posible que, tal como se había dicho, llegaran a contarse por millones?

      ¿Quiénes componen la “gran muchedumbre”?

      Cuando se anunció que se estaba organizando una asamblea para los testigos de Jehová en Washington (D.C.) del 30 de mayo al 3 de junio de 1935, La Torre del Vigía dijo: “Anteriormente no muchos de los Jonadab [tuvieron] el privilegio de asistir a una convención, y la convención de Washington será un verdadero consuelo y beneficio para ellos”. Y así fue.

      En aquella asamblea se dio atención especial al texto de Revelación 7:9, 10, que dice: “Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, y dicen: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’”. ¿Quiénes componen esta gran muchedumbre?

      Por años, hasta 1935, no se había entendido que fueran las mismas ovejas que mencionó Jesús en la parábola de las ovejas y las cabras. Como ya se ha indicado, se pensaba que estas componían una clase celestial secundaria, secundaria porque no habían obedecido a Dios debidamente.

      Sin embargo, este punto de vista hizo que surgieran preguntas que persistieron. A principios de 1935 se analizaron algunas de estas en la central de la Sociedad Watch Tower, durante la comida del mediodía. Algunos de los que expresaron su opinión sugirieron que la gran muchedumbre era una clase terrestre. Grant Suiter, quien más tarde fue miembro del Cuerpo Gobernante, recordó: “En un estudio celebrado en Betel, conducido por el hermano T. J. Sullivan, yo pregunté: ‘Puesto que la [gran muchedumbre] alcanza la vida eterna, ¿mantienen integridad los que componen ese grupo?’. Hubo muchos comentarios pero ninguna respuesta definitiva”. Pues bien, el viernes 31 de mayo de 1935, en la asamblea de Washington (D.C.), se dio una respuesta satisfactoria. El hermano Suiter estaba sentado en el palco, mirando hacia abajo a la muchedumbre, ¡y qué emocionado se sintió a medida que se pronunciaba el discurso!

      Poco después de aquella asamblea, La Torre del Vigía de septiembre de 1935 publicó lo que se dijo en aquel discurso. Destacó que un factor importante para comprender correctamente este tema es reconocer que el propósito principal de Jehová no es la salvación de la humanidad, sino que se limpie de oprobio su propio nombre (o, como diríamos ahora, que se vindique su soberanía). De modo que Jehová aprueba a los que son íntegros; él no recompensa a los que concuerdan en hacer su voluntad pero luego causan oprobio a su nombre al transigir con la organización del Diablo. Se requiere fidelidad de todos los que hayan de recibir la aprobación de Dios.

      En armonía con esto, La Torre del Vigía dijo: “Apocalipsis Rev 7:15 en realidad es la clave para la identificación de la grande muchedumbre. [...] Esta descripción en el Apocalipsis de la grande muchedumbre es que ‘están delante del trono de Dios, y le sirven públicamente’ [...]. Ven y entienden y obedecen las palabras de Jesús, el Cordero de Dios, diciéndoles: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y a él solamente servirás’; palabras que [se] aplican a toda criatura que Jehová aprueba”. (Mat. 4:10.) Por eso, lo que la Biblia dice sobre la gran compañía, o gran muchedumbre, no pudiera interpretarse correctamente como una “red de seguridad” para salvar a personas que dijeran que amaban a Dios pero que fueran indiferentes en cuanto a hacer su voluntad.

      Entonces, ¿es la gran muchedumbre una clase celestial? La Torre del Vigía mostró que los términos que se empleaban en el texto no llevaban a tal conclusión. En cuanto a que estuvieran “delante del trono”, mostró que Mateo 25:31, 32 dice que todas las naciones serán reunidas delante del trono de Cristo, y sin embargo esas naciones están en la Tierra. No obstante, la gran muchedumbre está “de pie” delante del trono porque tiene la aprobación del que está sentado en él. (Compárese con Jeremías 35:19.)

      Pero ¿dónde podría hallarse un grupo como ese, personas “de todas las naciones”, que no eran parte del Israel espiritual (descrito antes en Revelación 7:4-8), que ejercían fe en el rescate (que en sentido figurado habían lavado sus ropas largas en la sangre del Cordero), personas que aclamaban a Cristo como Rey (con ramas de palmera en las manos, como la muchedumbre que recibió a Jesús como Rey cuando entró en Jerusalén), que realmente se presentaban ante el trono de Jehová para servirle? ¿Habría semejante grupo de personas en la Tierra?

      Al cumplir su propia palabra profética, Jehová mismo proveyó la respuesta. Webster Roe, quien estuvo en la asamblea de Washington, recordó que el hermano Rutherford, en un momento culminante de su discurso, preguntó: “¿Quisieran, por favor, ponerse de pie todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra?”. Según el hermano Roe, “más de la mitad del auditorio se puso de pie”. En conformidad con aquel hecho, La Torre del Vigía de septiembre de 1935 declaró: “Ahora vemos una compañía que exactamente corresponde a la descripción dada en el Apocalipsis Rev cap. siete concerniente a la grande muchedumbre. Durante los últimos [...] años, y durante el tiempo [en que] ‘este evangelio del reino se predica como testimonio’, han venido grandes números [de personas] (y todavía siguen viniendo) que confiesan al Señor Jesús como su Salvador y a Jehová como su Dios, a [quien] adoran en espíritu y en verdad y gozosamente [...] sirven. También se les llama ‘los Jonadab’. Estos se bautizan en símbolo, así testificando que se [...] han declarado de parte de Jehová y sirven a él y [a] su Rey”.

      En aquel tiempo se vio que la gran muchedumbre de Revelación 7:9, 10 se contaba entre las “otras ovejas” a las que se refirió Jesús (Juan 10:16); son los que van en ayuda de los “hermanos” de Cristo (Mat. 25:33-40); son las personas a quienes se marca para sobrevivir debido a que les horrorizan las cosas repugnantes que se hacen en la cristiandad y las evitan (Eze. 9:4); son como Jehonadab, quien se identificó públicamente con el siervo ungido de Jehová cuando este llevó a cabo la comisión que Dios le había dado (2 Rey. 10:15, 16). Los testigos de Jehová comprenden que estos son siervos leales de Dios que pasarán con vida a través del Armagedón con la perspectiva de vivir para siempre en una Tierra restaurada a la condición de Paraíso.

      Una obra urgente que tiene que hacerse

      El que entendieran estos pasajes bíblicos tuvo efectos de largo alcance en la obra de los siervos de Jehová. Se percataron de que no eran ellos quienes seleccionarían y reunirían a los miembros de la gran muchedumbre; no les correspondía decir a las personas si su esperanza era celestial o terrenal. El Señor dirigiría los asuntos conforme a su voluntad. Pero como testigos de Jehová tenían una responsabilidad de peso. Tenían que ser proclamadores de la Palabra de Dios y compartir las verdades que Él les permitía entender, para que la gente pudiera conocer las provisiones de Jehová y tuviera la oportunidad de responder a ellas con aprecio.

      Además, reconocían que su labor era muy urgente. En una serie de artículos titulados “Congregando a la muchedumbre”, publicados en español en 1937, La Torre del Vigía explicaba: “Las Escrituras apoyan fuertemente la conclusión de que en el Armagedón Jehová destruirá a los pueblos de la tierra, salvando sólo a los que obedecen sus mandamientos de estar de parte de su organización. Anteriormente millones y millones de personas [fueron] a la tumba sin haber oído hablar de Dios y Cristo, y éstos al debido tiempo tienen que ser despertados de la muerte y [se les tiene que dar] un conocimiento de la verdad, para que escojan. Sin embargo la situación es diferente concerniente a la gente que ahora está en la tierra. [...] Los de la grande muchedumbre tienen que recibir este mensaje del evangelio antes del día de la batalla del gran día del Dios Todopoderoso, que es el Armagedón. Si no se da ahora el mensaje de la verdad a la grande muchedumbre, será demasiado tarde cuando haya comenzado la obra degolladora”. (Véanse 2 Reyes 10:25; Ezequiel 9:5-10; Sofonías 2:1-3; Mateo 24:21; 25:46.)

      Como resultado de este entendimiento de las Escrituras, a los testigos de Jehová se les infundió celo renovado para testificar. Leo Kallio, quien más tarde fue superintendente viajante en Finlandia, dijo: “No recuerdo haber experimentado antes tanto gozo ni celo; tampoco recuerdo haber pedaleado tan rápido en mi bicicleta como en aquellos días, cuando me apresuraba a llevar a las personas que se interesaban en el mensaje las noticias de que, por la bondad inmerecida de Jehová, ahora se les ofrecía vida eterna en la Tierra”.

      En los siguientes cinco años, a medida que aumentaba la cantidad de testigos de Jehová, la cifra de los que participaban de los emblemas en la Conmemoración anual de la muerte de Cristo fue disminuyendo. Con todo, la afluencia de la gran muchedumbre no fue tan rápida como había esperado el hermano Rutherford. En cierta ocasión hasta le mencionó a Fred Franz, quien con el tiempo llegó a ser el cuarto presidente de la Sociedad: “Parece que, después de todo, la ‘gran multitud’ no va a ser tan grande”. Pero desde entonces la cantidad de testigos de Jehová se ha multiplicado hasta alcanzar millones, mientras que en general la cantidad de los que esperan la herencia celestial ha seguido menguando.

      Un solo rebaño bajo un solo Pastor

      No existe rivalidad entre la clase ungida y la gran muchedumbre. Los que tienen la esperanza celestial no menosprecian a los que con anhelo esperan recibir vida eterna en un paraíso terrestre. Cada uno acepta con gratitud los privilegios que Dios le ha otorgado, sin concluir que de alguna manera su posición le hace ser mejor persona o de algún modo inferior a otros. (Mat. 11:11; 1 Cor. 4:7.) Como predijo Jesús, los dos grupos se han convertido realmente en “un solo rebaño”, y sirven bajo él, su “un solo pastor”. (Juan 10:16.)

      Lo que sienten los hermanos ungidos de Cristo por sus compañeros de la gran muchedumbre se expresa bien en el libro Seguridad mundial bajo el “Príncipe de Paz”: “Desde la II Guerra Mundial el cumplimiento de la profecía de Jesús para ‘la conclusión del sistema de cosas’ se debe mayormente al papel que desempeña la ‘gran muchedumbre’ de ‘otras ovejas’. La iluminación que han impartido las lámparas encendidas del resto ha llevado luz a los ojos de sus corazones, y esto ha ayudado a los de este grupo a reflejar la luz a otras personas que todavía están en la oscuridad de este mundo. [...] Han llegado a ser compañeros inseparables del resto de la clase de la novia. [...] ¡Muchísimas gracias se den, por tanto, a la ‘gran muchedumbre’ internacional y de muchos idiomas por el gran papel que ha desempeñado en el cumplimiento de la profecía del Novio registrada en Mateo 24:14!”.

      Sin embargo, a medida que los testigos de Jehová, incluso la gran muchedumbre, han proclamado unidamente las gloriosas noticias del Reino de Dios, el público los ha llegado a conocer por algo más que solo por su celosa testificación.

      [Notas a pie de página]

      a Aquella tabla o “Mapa de las edades” se reprodujo en el libro El Plan Divino de las Edades.

      b Zion’s Watch Tower, 15 de marzo de 1905, páginas 88-91.

      [Comentario en la página 159]

      La mayoría de los testigos de Jehová espera vivir para siempre en la Tierra

      [Comentario en la página 161]

      Una creencia que los distingue de toda la cristiandad

      [Comentario en la página 164]

      Tiempo del cumplimiento de la parábola de las ovejas y las cabras

      [Comentario en la página 165]

      Se les llegó a conocer como los Jonadab

      [Comentario en la página 166]

      El 31 de mayo de 1935 se identificó claramente a la “gran muchedumbre”

      [Comentario en la página 170]

      ¿Quién determina si la esperanza es celestial o terrenal?

      [Recuadro en la página 160]

      Tiempo para entender

      Hace más de doscientos cincuenta años, sir Isaac Newton escribió algo interesante en cuanto a entender las profecías, como la de la “gran muchedumbre” de Revelación 7:9, 10. En sus “Observaciones sobre las profecías de Daniel, y el Apocalipsis de San Juan”, publicadas en 1733, dijo: “Estas profecías de Daniel y Juan no se entenderían hasta el tiempo del fin: pero entonces algunos profetizarían por sí mismos durante mucho tiempo en un estado de aflicción y duelo, y eso oscuramente, para convertir solo a unos pocos. [...] Luego, dice Daniel, muchos correrán de aquí para allá, y se aumentará el conocimiento. Pues el Evangelio tiene que predicarse en toda nación antes de la gran tribulación y el fin del mundo. La muchedumbre que lleva ramas de palmera en las manos, que sale de esta gran tribulación, no puede ser innumerable y sacada de todas las naciones, a menos que sea así por la predicación del Evangelio antes de que esta venga”.

      [Recuadro/Fotografía en la página 168]

      La Tierra, el hogar eterno del hombre

      ¿Cuál era el propósito original de Dios para la humanidad?

      “Los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra’.” (Gén. 1:28.)

      ¿Ha cambiado el propósito de Dios respecto a la Tierra?

      “Mi palabra [...] no volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado.” (Isa. 55:11.)

      “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro’.” (Isa. 45:18.)

      “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra’.” (Mat. 6:9, 10.)

      “Los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Sal. 37:9, 29.)

      ¿Qué condiciones habrá en la Tierra bajo el Reino de Dios?

      “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13.)

      “No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” (Miq. 4:3, 4.)

      “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.” (Isa. 65:21, 22.)

      “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” (Isa. 33:24.)

      “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:3, 4; véase también Juan 3:16.)

      “¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre, porque solo tú eres leal? Porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus justos decretos han sido manifestados.” (Rev. 15:4.)

      [Recuadro/Fotografía en la página 169]

      Los que van al cielo

      ¿Cuántos humanos irán al cielo?

      “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32.)

      “Vi, y, ¡miren!, el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión [celestial], y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.” (Rev. 14:1, 3.)

      ¿Son judíos todos los 144.000?

      “No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos respecto a una promesa.” (Gál. 3:28, 29.)

      “No es judío el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Más bien, es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito.” (Rom. 2:28, 29.)

      ¿Por qué lleva Dios a algunos al cielo?

      “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6.)

      [Gráfico en la página 171]

      Informe de la Conmemoración

      Veinticinco años después, la asistencia a la Conmemoración era 100 veces mayor que la cantidad de los que participaban de los emblemas

      [Gráfico ]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Participantes

      Asistencia

      1.500.000

      1.250.000

      1.000.000

      750.000

      500.000

      250.000

      1935 1940 1945 1950 1955 1960

      [Fotografía en la página 167]

      En la asamblea de Washington (D.C.), se bautizaron 840 personas

  • Se nos conoce por nuestra conducta
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 13

      Se nos conoce por nuestra conducta

      VIVIMOS en una era en la que grandes sectores de la humanidad han descartado las normas morales que habían sido respetadas por mucho tiempo. La mayoría de las religiones de la cristiandad han hecho lo mismo, ya sea en nombre de la tolerancia o arguyendo que los tiempos han cambiado y que ya no tienen vigencia los tabúes de generaciones pasadas. En cuanto al resultado de esto, Samuel Miller, un deán del Colegio Teológico de la Universidad de Harvard, dijo: ‘Lo que pasa es que la Iglesia ya no lleva la delantera. Ha aceptado y absorbido la cultura de nuestro tiempo’. El efecto de esto en la vida de los que buscaban guía en esas iglesias ha sido devastador.

      En cambio, con referencia a los testigos de Jehová L’Eglise de Montréal (La Iglesia de Montreal), boletín semanal de la archidiócesis de Montreal (Canadá), dijo: “Tienen extraordinarios valores morales”. Muchos maestros, patronos y funcionarios gubernamentales concuerdan en esto. ¿Qué da cuenta de esta reputación?

      Ser testigo de Jehová implica mucho más que sencillamente adoptar cierto conjunto de creencias doctrinales y testificar a otros acerca de ellas. El cristianismo primitivo era conocido como el “Camino”, y los testigos de Jehová reconocen que hoy la religión verdadera debe ser un modo de vivir. (Hech. 9:2.) Sin embargo, como sucedió con respecto a otras cuestiones, a los Testigos modernos les tomó algún tiempo llegar a tener una comprensión equilibrada de lo que esto implica.

      “Carácter o pacto, ¿cuál?”

      Aunque comenzaron con consejo bíblico bien fundado sobre la necesidad de imitar a Cristo, el énfasis que pusieron algunos de los primeros Estudiantes de la Biblia en lo que llamaban “desarrollo del carácter” tendió a minimizar ciertos aspectos del cristianismo verdadero. Parece que algunos opinaban que el ser de disposición gentil —presentar siempre la apariencia de ser amables y buenos, hablar con dulzura, evitar todo despliegue de ira, leer las Escrituras diariamente— les garantizaría la entrada al cielo. Pero perdían de vista el hecho de que Cristo había comisionado a sus discípulos para efectuar una obra.

      Este problema se trató con seriedad en el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?” de la revista The Watch Tower del 1 de mayo de 1926.a El artículo mostraba que el intento de los Estudiantes de la Biblia por alcanzar un “carácter perfecto” mientras estaban en la carne hacía que algunos se desanimaran y se dieran por vencidos, pero a la misma vez llevaba a otros a una actitud santurrona que resultaba en que perdieran de vista el mérito del sacrificio de Cristo. Después de recalcar la importancia de tener fe en la sangre derramada de Cristo, el artículo destacó que era fundamental ‘hacer cosas’ en el servicio divino como prueba de que se seguía un camino que agradaba a Dios. (2 Ped. 1:5-10.) En aquel tiempo, cuando gran parte de la cristiandad aún pretendía apegarse a las normas morales de la Biblia, lo que intensificó el contraste entre los testigos de Jehová y la cristiandad fue el énfasis que estos dieron a la importancia de actuar. El contraste se notó aún más a medida que todo el que decía ser cristiano tuvo que enfrentarse con cuestiones de moralidad que iban haciéndose comunes.

      ‘Absténganse de la fornicación’

      La norma cristiana relacionada con la moralidad sexual se expuso con claridad hace mucho tiempo en la Biblia. “Esto es la voluntad de Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación [...]. Porque Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia, sino con relación a santificación. Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios.” (1 Tes. 4:3-8.) “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4.) “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, [...] ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, [...] heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10.)

      Ya para noviembre de 1879 la Watch Tower había señalado esta norma a los cristianos verdaderos. Sin embargo, no se trató con frecuencia ni extensamente como si fuera un problema grave entre los primeros Estudiantes de la Biblia. No obstante, a medida que la actitud del mundo se hacía más permisiva, hubo que dar más atención a este requisito, especialmente para el tiempo de la II Guerra Mundial. Esto se hizo necesario debido a que algunos testigos de Jehová estaban empezando a creer que, con tal de ocuparse en dar testimonio, cualquier tipo de laxitud en cuestiones relacionadas con la moralidad sexual era solo asunto personal. Es cierto que en agosto de 1935 La Torre del Vigía había dicho con claridad que el participar en el ministerio del campo no autorizaba la conducta inmoral. Pero no todos tomaron a pecho lo que se dijo. De modo que en el número de septiembre de 1941 La Atalaya analizó de nuevo el asunto con bastante detenimiento en el artículo “El día de Noé”. Este señaló que el libertinaje sexual de los días de Noé fue una de las razones que llevaron a Dios a destruir al mundo de entonces, y mostró que lo que Dios hizo en aquella ocasión fijó un patrón para lo que haría en nuestro tiempo. Con franqueza advirtió que un siervo íntegro de Dios no podía dedicar parte de su día a hacer la voluntad del Señor y luego, el resto del tiempo, entregarse a “las obras de la carne”. (Gál. 5:17-21.) A este siguió, en La Atalaya de octubre de 1942, otro artículo que condenaba la conducta que no armonizara con las normas morales que la Biblia da a personas solteras y casadas. Nadie debería pensar que su participación en la predicación pública del mensaje del Reino como testigo de Jehová le daba permiso para llevar un estilo de vida relajado. (1 Cor. 9:27.) Con el tiempo se tomarían medidas aún más estrictas para proteger la limpieza moral de la organización.

      Algunos de los que entonces expresaban el deseo de ser testigos de Jehová se habían criado en lugares donde se permitía el matrimonio de prueba, se toleraban las relaciones sexuales entre personas comprometidas, o se veía como algo normal una relación consensual entre gente que no estaba casada legalmente. Algunos matrimonios procuraban abstenerse de las relaciones íntimas. Otras personas, aunque no se habían divorciado, habían dado un paso imprudente al separarse de sus cónyuges. Con el fin de proveer la dirección necesaria, durante los años cincuenta La Atalaya trató todas estas situaciones, analizó las responsabilidades maritales, enfatizó la prohibición bíblica de la fornicación y, para evitar malentendidos, explicó en qué consistía.b (Hech. 15:19, 20; 1 Cor. 6:18.)

      Este asunto recibió atención especial en lugares donde los que empezaban a asociarse con la organización de Jehová no tomaban en serio las normas morales de la Biblia. Así, cuando N. H. Knorr, tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó Costa Rica en 1945, dijo en un discurso sobre la moralidad cristiana: “Voy a darles un consejo a todos los que están aquí esta noche y viven con una mujer sin haber legalizado su matrimonio. Vayan a la Iglesia Católica e inscríbanse en ella, porque allí pueden seguir con esa práctica. Pero esta es la organización de Dios, y aquí eso no se permite”.

      A partir de los años sesenta, cuando los homosexuales comenzaron a manifestar abiertamente sus prácticas, muchas iglesias decidieron aceptarlos en su seno después de debatir el asunto. En la actualidad, ciertas iglesias ordenan incluso clérigos que son homosexuales. Las publicaciones de los testigos de Jehová también trataron estas cuestiones con el fin de ayudar a la gente sincera que tenía preguntas al respecto. Pero los Testigos nunca tuvieron dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad. ¿Por qué no? Porque para ellos los requisitos bíblicos no son simples opiniones de hombres de otra época. (1 Tes. 2:13.) Con gusto dan lecciones bíblicas a homosexuales para que aprendan los requisitos de Jehová; y esas personas pueden asistir a las reuniones de los Testigos para escuchar; sin embargo, nadie que siga practicando la homosexualidad puede ser testigo de Jehová. (1 Cor. 6:9-11; Judas 7.)

      En los últimos años se ha hecho común en el mundo el que jóvenes no casados se entreguen a la satisfacción de sus deseos sexuales. El mundo ejerció presión sobre los jóvenes de familias de los testigos de Jehová para inducirles a seguir ese proceder, y algunos de ellos comenzaron a adoptarlo. ¿Qué hizo la organización al respecto? En La Atalaya y ¡Despertad! se publicaron artículos para ayudar a los padres y a sus hijos a tener el punto de vista bíblico. En las asambleas se presentaron dramas de la vida real con el fin de ayudar a todos a darse cuenta de lo que sucede cuando se rechazan las normas morales de la Biblia y de los beneficios que resultan al obedecer los mandamientos de Dios. Uno de los primeros dramas, presentado en 1969, fue “Espinas y trampas hay en el camino del independiente”. Se prepararon libros especiales que ayudaban a la juventud a apreciar la sabiduría del consejo bíblico. Entre estos estuvieron Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera (publicado en 1976) y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas (publicado en 1989). Los ancianos locales dieron consejo espiritual a individuos y familias. También se protegió a las congregaciones de los testigos de Jehová expulsando de ellas a los pecadores que no se arrepentían.

      El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los testigos de Jehová adopten una actitud permisiva. Antes bien, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha recalcado aún más lo imprescindible de evitar no solo los actos sexuales ilícitos, sino también las influencias y situaciones que socavan los valores morales. Durante las tres últimas décadas ha provisto instrucción para fortalecer contra “faltas secretas” como la masturbación, y ha advertido del peligro de la pornografía, las telenovelas y la música que degrada. Así, aunque en el mundo la moralidad ha ido en decadencia, entre los testigos de Jehová ha subido.

      Normas piadosas que rigen la vida familiar

      El que los testigos de Jehová se hayan adherido con firmeza a las normas bíblicas sobre la moralidad sexual les ha traído muchos beneficios en su vida familiar. Pero ser testigo de Jehová no garantiza la ausencia de problemas domésticos. No obstante, están convencidos de que la Palabra de Dios da el mejor consejo para resolver tales problemas. Disponen de muchas ayudas provistas por la organización para aplicar dicho consejo; y cuando lo aplican, el resultado es realmente provechoso.

      En 1904 el sexto tomo de Estudios de las Escrituras suministró un análisis extenso de las responsabilidades de los casados y las obligaciones de los padres. Desde entonces se han publicado cientos de artículos y se han presentado numerosos discursos en las congregaciones de los testigos de Jehová con el fin de ayudar a cada miembro de la familia a apreciar el papel que Dios le ha dado. Esta educación sobre cómo disfrutar de una vida hogareña saludable no es solo para los recién casados, sino que es un programa continuo dirigido a toda la congregación. (Efe. 5:22–6:4; Col. 3:18-21.)

      ¿Se permitiría la poligamia?

      Aunque las costumbres matrimoniales y la vida familiar difieren de un país a otro, los testigos de Jehová reconocen que las normas bíblicas son aplicables en todas partes. Cuando los Testigos comenzaron su obra en África en este siglo XX, enseñaron, como lo hacen en todo otro lugar, que el matrimonio cristiano solo permite tener un cónyuge. (Mat. 19:4, 5; 1 Cor. 7:2; 1 Tim. 3:2.) Sin embargo, centenares de personas reconocieron lo que la Biblia dice sobre la idolatría y con gusto aceptaron lo que los testigos de Jehová enseñaban sobre el Reino de Dios, pero se bautizaron sin haber abandonado la poligamia. Para corregir aquella situación, La Atalaya del 1 de junio de 1947 recalcó que, sin importar cuáles fueran las costumbres locales, el cristianismo no permite la poligamia. En una carta a las congregaciones se notificó a toda persona que afirmara ser testigo de Jehová, pero que a la vez fuera polígama, que tenía seis meses para solucionar su situación marital y conformarla a las normas bíblicas. Esto fue apoyado, además, por un discurso que presentó el hermano Knorr durante su visita a África aquel mismo año.

      En Nigeria muchas personas no Testigos predijeron que la organización de los testigos de Jehová se quedaría sin miembros si se abolía la poligamia entre ellos. Y es cierto que no toda persona polígama que se había bautizado como Testigo había hecho los cambios necesarios para 1947. Por ejemplo, Asuquo Akpabio, un superintendente viajante, cuenta que un Testigo en cuya casa se alojaba en Ifiayong lo despertó a medianoche y le exigió que cambiara lo que se había anunciado sobre el requisito de la monogamia. Él se negó a hacerlo, y su anfitrión le echó de la casa a pesar de que era de noche y llovía.

      No obstante, el amor a Jehová ha dado a otros la fortaleza necesaria para obedecer sus mandamientos. He aquí unos ejemplos. En Zaire, un hombre que había sido católico y polígamo despidió a dos de sus esposas para ser testigo de Jehová, un proceder que realmente sometió a prueba su fe, ya que tuvo que despedir a su esposa más amada, quien no era la ‘esposa de su juventud’. (Pro. 5:18.) En Dahomey (ahora Benín), un hombre que había sido metodista y que aún tenía cinco esposas tuvo que superar muchos obstáculos legales con el fin de conseguir los divorcios necesarios para poder bautizarse. No obstante, siguió atendiendo las necesidades materiales de sus ex esposas e hijos, tal como han hecho otros que también despidieron a sus esposas secundarias. Warigbani Whittington, una nigeriana, era la segunda de las dos esposas de su marido. Cuando decidió que agradar a Jehová, el Dios verdadero, era lo más importante para ella, se enfrentó con la ira de su esposo y luego con la de su propia familia. Su esposo le permitió marcharse junto con sus dos hijos, pero no le dio ayuda material, ni siquiera para el transporte. Sin embargo, ella dijo: ‘Ninguno de los beneficios materiales que he dejado puede compararse con agradar a Jehová’.

      ¿Qué hay del divorcio?

      En los países occidentales la poligamia no es una práctica común, pero son corrientes otras actitudes que están en desacuerdo con las Escrituras. Una de estas es la opinión de que es mejor divorciarse que tener un matrimonio desdichado. En los últimos años algunos testigos de Jehová empezaron a imitar ese espíritu, y solicitaron el divorcio por motivos como la “incompatibilidad”. ¿Qué han hecho los Testigos ante esta situación? Para enseñar cómo ve Jehová el divorcio, se lleva a cabo con regularidad una intensa campaña educativa, y así se beneficia a Testigos que llevan mucho tiempo y a los centenares de miles que entran en la organización cada año.

      ¿A qué pautas bíblicas ha dirigido la atención La Atalaya? Entre otras, a la siguiente: en el relato bíblico sobre el primer matrimonio humano se enfatizó que el esposo y la esposa llegan a ser uno; dice: ‘El hombre tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne’. (Gén. 2:24.) Más tarde, en Israel, la Ley prohibió el adulterio, y estipuló la muerte como castigo para los adúlteros. (Deu. 22:22-24.) Jesús explicó que ‘debido a la dureza del corazón’ de los israelitas se les permitió el divorcio por otras razones además del adulterio. (Mat. 19:7, 8.) ¿Cómo veía Jehová la práctica de librarse alguien de su cónyuge con el fin de casarse con otra persona? Malaquías 2:16 dice: “Él ha odiado un divorciarse”. No obstante, permitió que los divorciados permanecieran en la congregación de Israel. Allí, si aceptaban la disciplina que Jehová daba a su pueblo, pudiera ser que con el tiempo su corazón de piedra fuera reemplazado por un corazón más blando, uno que pudiera expresar verdadero amor a Sus caminos. (Compárese con Ezequiel 11:19, 20.)

      Con frecuencia La Atalaya ha señalado que cuando Jesús habló del divorcio que se permitía en el antiguo Israel mostró que sus seguidores tendrían que atenerse a una norma más elevada. Dijo que si alguien se divorciaba de su esposa por una causa que no fuera fornicación (por·néi·a, “relaciones sexuales ilícitas”) y se casaba con otra, cometería adulterio; e incluso si no se casaba de nuevo, expondría a su esposa al adulterio. (Mat. 5:32; 19:9.) Así, La Atalaya ha señalado que para los cristianos el divorcio es un asunto mucho más serio de lo que fue en Israel. Aunque las Escrituras no indican que todos los que se divorcien deban ser expulsados de la congregación, los testigos de Jehová expulsan de sus congregaciones a los que cometen adulterio y no se arrepienten. (1 Cor. 6:9, 10.)

      En los últimos años la posición del mundo con relación al matrimonio y la vida familiar ha experimentado cambios revolucionarios. A pesar de esto, los testigos de Jehová han seguido adhiriéndose a las normas que ha dado Dios, el Autor del matrimonio, tal como se expresan en la Biblia. Valiéndose de esas pautas, han hecho lo posible por ayudar a las personas sinceras a superar las circunstancias difíciles que muchas de ellas afrontan.

      Como resultado, se han producido cambios sorprendentes en la vida de muchas personas a las que los testigos de Jehová dan instrucción bíblica. Muchos miles de hombres que anteriormente golpeaban a sus esposas, no cumplían con sus responsabilidades, que atendían las necesidades materiales pero no las emocionales ni las espirituales, se han convertido en esposos y padres amorosos que se ocupan bien de su hogar. Algunas mujeres muy independientes, que desatendían a sus hijos y no cuidaban de sí mismas ni de su hogar, ahora son esposas que respetan la jefatura y se comportan de modo que se ganan el amor profundo de sus esposos e hijos. Un buen número de jóvenes que mostraban gran falta de respeto a sus padres, se rebelaban contra la sociedad en general y arruinaban con sus hechos su propia vida, para angustia de sus padres, han llegado a tener un propósito piadoso en la vida, y esto les ha ayudado a transformar su personalidad.

      Por supuesto, un factor importante para el éxito dentro del círculo de la familia es que sus miembros sean honrados unos con otros. La honradez también es importante en otras relaciones.

      ¿Hasta qué grado debemos mostrar honradez?

      Los testigos de Jehová reconocen que tienen que ser honrados en todo lo que hacen. Como base para su punto de vista, señalan a textos como los siguientes: Jehová mismo es “el Dios de la verdad”. (Sal. 31:5.) Por otra parte, como dijo Jesús, el Diablo es “el padre de la mentira”. (Juan 8:44.) Se comprende, pues, que entre las cosas que Jehová odia esté “una lengua falsa”. (Pro. 6:16, 17.) Su Palabra nos dice: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno”. (Efe. 4:25.) Y los cristianos no solo deben hablar la verdad, sino que, como el apóstol Pablo, tienen que ‘comportarse honradamente en todas las cosas’. (Heb. 13:18.) No hay aspecto alguno de la vida en que los testigos de Jehová puedan aplicar con validez otro conjunto de valores.

      Cuando Jesús visitó el hogar del recaudador de impuestos Zaqueo, este hombre reconoció que sus tratos comerciales habían sido impropios, y dio pasos para compensar por sus actos de extorsión. (Luc. 19:8.) En los últimos años, personas que han comenzado a asociarse con los testigos de Jehová han dado pasos similares para limpiar su conciencia ante Dios. Por ejemplo, en España un ladrón empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Al poco tiempo sintió remordimiento de conciencia y devolvió lo robado a su patrón y a sus vecinos, y después llevó otros artículos robados a la policía. Tuvo que pagar una multa y cumplir una condena breve, pero ahora tiene la conciencia limpia. En Inglaterra, un ladrón de diamantes, después de estudiar la Biblia por solo dos meses con un testigo de Jehová, se entregó a la policía, que quedó atónita; lo habían estado buscando por seis meses. Durante los dos años y medio que estuvo en la prisión estudió con diligencia la Biblia y aprendió a compartir las verdades bíblicas con otros. Puesto en libertad, se presentó para bautizarse como testigo de Jehová. (Efe. 4:28.)

      Los testigos de Jehová son muy conocidos por su honradez. Sus patronos han aprendido que los Testigos no solo no les roban, sino que tampoco mienten ni falsifican los registros, aunque sus jefes se lo exijan, sin importar que les amenacen con la pérdida de su empleo. Para ellos una buena relación con Dios es mucho más importante que la aprobación de cualquier humano. Se dan cuenta de que, sin importar dónde se encuentren o lo que estén haciendo, “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Heb. 4:13; Pro. 15:3.)

      En Italia, el periódico La Stampa dijo acerca de los testigos de Jehová: “Practican lo que predican [...]. Sus ideales morales de amar al prójimo, negarse a tomar el poder, practicar la no violencia y caracterizarse por la honradez personal (cosas que para la mayoría de los cristianos son ‘reglas del domingo’ que solo sirven para predicarse desde el púlpito) son parte de su vida ‘cotidiana’”. Y en Estados Unidos, Louis Cassels, redactor de temas religiosos para United Press International, en Washington (D.C.), escribió: “Los Testigos se adhieren a sus creencias con gran fidelidad, aun cuando el hacerlo les [resulte] muy costoso”.

      Por qué el juego por dinero no ha sido un problema para ellos

      En el pasado se veía como persona honrada a la que era trabajadora. La sociedad en general no miraba con buenos ojos el que se apostara una suma de dinero en algún juego o suceso. Pero a medida que un espíritu de egoísmo y ambición invadió el siglo XX, el juego por dinero —legal e ilegal— se generalizó. No solo lo promueve el hampa, sino también las iglesias y los gobiernos como medio de recaudar fondos. ¿Qué han hecho los testigos de Jehová ante este cambio de actitud de la sociedad? Han aplicado los principios bíblicos.

      Como se ha indicado en sus publicaciones, en la Biblia no hay un mandato específico que diga: No puedes jugar por dinero. Sin embargo, el fruto del juego es invariablemente malo, y así lo han denunciado por medio siglo La Atalaya y ¡Despertad! Además, estas revistas han mostrado que cualquier forma de juego por dinero implica actitudes que la Biblia condena. Por ejemplo, el amor al dinero: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales” (1 Tim. 6:10); el egoísmo: “Tampoco debes, egoístamente, desear [...] cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Deu. 5:21; compárese con 1 Corintios 10:24); la avidez: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea [...] persona dominada por la avidez” (1 Cor. 5:11). Además, la Biblia amonesta contra recurrir a la “Buena Suerte” como si fuera una fuerza sobrenatural capaz de conceder favores. (Isa. 65:11.) Los testigos de Jehová toman a pecho estas advertencias bíblicas y evitan a toda costa el juego por dinero. Además, desde 1976 han hecho todo lo posible para que no se cuente entre sus miembros nadie que claramente forme parte del personal de establecimientos relacionados con el juego.

      El juego por dinero nunca ha sido un verdadero problema para los testigos de Jehová. Saben que, en vez de fomentar en ellos el espíritu de obtener ganancia a costa de otros, la Biblia les insta a trabajar con las manos, a atender fielmente lo que se confía a su cuidado, a ser generosos y a compartir lo que tienen con los que se encuentran en necesidad. (Efe. 4:28; Luc. 16:10; Rom. 12:13; 1 Tim. 6:18.) ¿Perciben esto fácilmente otras personas que tratan con ellos? Sí, en particular cuando hay negocios implicados. No es raro que dueños de empresas seglares procuren tener como empleados a testigos de Jehová, porque saben que son concienzudos y dignos de confianza. Se dan cuenta de que la religión de los Testigos es lo que los hace ser la clase de personas que son.

      ¿Qué hay del tabaco y del consumo de drogas?

      La Biblia no menciona el tabaco ni las drogas de las que se abusa hoy. Pero provee pautas que han ayudado a los testigos de Jehová a determinar qué proceder agrada a Dios. Por ejemplo, ya para el año 1895, cuando la Watch Tower comentó sobre el uso del tabaco, dirigió la atención a 2 Corintios 7:1, que dice: “Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.

      Por muchos años, bastó aparentemente con aquel consejo. Pero se necesitó una nueva amonestación cuando la publicidad de las compañías tabacaleras presentó de un modo atractivo el uso del tabaco y también se fue extendiendo el uso indebido de drogas “ilegales”. Se llamó la atención a otros principios bíblicos: respeto a Jehová, el Dador de la vida (Hech. 17:24, 25); amor al prójimo (Sant. 2:8), y el hecho de que, si alguien no ama a su prójimo, no puede en realidad amar a Dios (1 Juan 4:20); se mencionó, además, la obediencia a los gobernantes seglares (Tito 3:1). Se señaló que la palabra griega far·ma·kí·a, que significa básicamente “droguería”, fue empleada por los escritores bíblicos para referirse a la “práctica de espiritismo” debido al uso de drogas en esas prácticas. (Gál. 5:20.)

      En 1946 la revista Consolación denunció el frecuente engaño de los testimonios pagados que se utilizaban en los anuncios de cigarrillos. A medida que los datos científicos se hicieron disponibles, ¡Despertad!, la sucesora de Consolación, también publicó pruebas de que el uso del tabaco causa cáncer, enfermedades cardíacas, daños al feto en la mujer encinta y perjuicio a los que, aunque no fuman, se ven obligados a respirar aire lleno de humo, así como pruebas de que la nicotina causa adicción. Se ha indicado el efecto embriagante de la marihuana y se ha probado que su uso puede causar daño al cerebro. También se han analizado en repetidas ocasiones, para beneficio de los lectores de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, los peligros de otras drogas adictivas.

      Mucho antes de que las agencias gubernamentales se pusieran de acuerdo en cuanto a lo que se debía advertir al público sobre el perjuicio del uso del tabaco, La Torre del Vigía de agosto de 1935 aclaró que nadie que usara tabaco podía pertenecer al personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract o ser representante nombrado de ella. Cuando todos los siervos de las congregaciones de los testigos de Jehová fueron nombrados por la Sociedad (procedimiento instituido en 1938), La Atalaya de octubre de 1942 (en inglés, 1 de julio), explicó que la prohibición del uso del tabaco era aplicable también a todos estos siervos nombrados. En algunos lugares pasaron años antes de que se cumpliera a cabalidad con este requisito. Sin embargo, la mayoría de los testigos de Jehová respondió de manera favorable al consejo bíblico y al buen ejemplo de los que llevaban la delantera entre ellos.

      Otro paso en la aplicación consecuente del consejo bíblico fue que, a partir de 1973 ya no se permitiría que se bautizara nadie que siguiera fumando. En los meses siguientes se ayudó a los que participaban activamente en la producción o promoción de ventas de tabaco a darse cuenta de que no podían seguir haciendo esto y a la vez ser aceptados como testigos de Jehová. El consejo de la Palabra de Dios se debe aplicar siempre en todo aspecto de la vida. Tal aplicación de los principios bíblicos al uso del tabaco, la marihuana y las drogas potentes ha protegido a los Testigos. Valiéndose de las Escrituras también han podido ayudar a millares de personas cuyas vidas estaban siendo arruinadas por el consumo de drogas.

      ¿Son diferentes las bebidas alcohólicas?

      Las publicaciones de la Sociedad Watch Tower no han adoptado el punto de vista de que el consumo de bebidas alcohólicas sea lo mismo que el consumo de drogas. ¿Por qué no? Estas publicaciones explican que el Creador sabe cómo estamos hechos, y su Palabra permite el consumo moderado de bebidas alcohólicas. (Sal. 104:15; 1 Tim. 5:23.) Pero la Biblia también dice que no se debe ‘beber en exceso’, y condena enérgicamente la borrachera. (Pro. 23:20, 21, 29, 30; 1 Cor. 6:9, 10; Efe. 5:18.)

      Puesto que el consumo inmoderado de bebidas embriagantes arruinaba la vida de muchas personas, el mismo Charles Taze Russell favorecía la abstinencia total. Sin embargo, reconocía que Jesús había bebido vino. En el siglo XIX y a comienzos del XX hubo mucha presión pública para que se prohibiera por ley el consumo de bebidas alcohólicas en Estados Unidos. La Watch Tower expresó abiertamente sus simpatías por los que trataban de combatir los daños causados por el consumo de licor, pero no se unió a la campaña de estos para hacer que se aprobaran leyes que lo prohibieran. No obstante, la revista indicó con claridad el perjuicio de beber en exceso, y a menudo dijo que sería mejor evitar por completo el vino y el licor. A los que les parecía que podían beber con moderación se les instaba a considerar Romanos 14:21, que dice: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece”.

      Sin embargo, en 1930, cuando el director de la Liga Anti Bares estadounidense llegó hasta el punto de asegurar públicamente que su organización tenía “origen divino”, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, se valió de la oportunidad para transmitir por radio discursos que mostraban que aquellas afirmaciones equivalían a difamar a Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios no prohíbe todo uso del vino; porque la prohibición no estaba poniendo fin a la borrachera, que Dios sí condena; y porque las leyes de la prohibición habían causado más bien una reacción contraria, con el resultado de producción y distribución ilegal de bebidas y corrupción en el gobierno.

      Los testigos de Jehová ven el uso de bebidas alcohólicas o la abstención de ellas como un asunto de decisión personal. Pero se adhieren al requisito bíblico de que los superintendentes deben ser ‘moderados en los hábitos’. Esta expresión se traduce del griego ne·fá·li·on, que literalmente significa ‘sobrio, templado; que se abstiene de vino, por completo o, por lo menos, lo usa con moderación’. Los siervos ministeriales también tienen que ser hombres “no dados a mucho vino”. (1 Tim. 3:2, 3, 8.) Como se ve, los que beben en exceso no llenan los requisitos para tener privilegios especiales de servicio. El buen ejemplo que dan los que llevan la delantera entre los testigos de Jehová les da franqueza de expresión a la hora de ayudar a personas que tal vez tiendan a apoyarse en la bebida para enfrentarse con las presiones, o que quizás hasta tengan que abstenerse por completo para permanecer sobrias. ¿Qué resultado ha tenido esto?

      He aquí un ejemplo, tomado de un artículo de un periódico del sur de la región central de África: “Según informes generales, los lugares donde hay más concentración de testigos de Jehová entre los africanos tienen ahora menos disturbios que las zonas comunes. Ciertamente han estado activos contra los agitadores, la hechicería, la borrachera y la violencia de toda clase” (The Northern News [Zambia]).

      Otra diferencia notable entre la conducta de los testigos de Jehová y la del mundo tiene que ver con:

      El respeto a la vida

      Este respeto se basa en reconocer que la vida es un don de Dios. (Sal. 36:9; Hech. 17:24, 25.) Incluye reconocer que hasta la vida de la criatura no nacida es preciosa a Sus ojos. (Éxo. 21:22-25; Sal. 139:1, 16.) Toma en consideración que “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios”. (Rom. 14:12.)

      De acuerdo con estos principios bíblicos, los testigos de Jehová han evitado siempre el aborto. A fin de dar consejo sano a sus lectores, la revista ¡Despertad! les ha ayudado a reconocer que la castidad es un requisito divino; ha analizado con todo detalle las maravillas del proceso de la procreación así como los factores psicológicos y fisiológicos relacionados con el parto. Después de la II Guerra Mundial, y a medida que el aborto se hizo más común, La Atalaya mostró claramente que esta práctica va en contra de la Palabra de Dios. Hablando con franqueza, el número del 15 de agosto de 1970 (15 de diciembre de 1969, en inglés) dijo: “El aborto efectuado simplemente para librarse de un hijo [no deseado] es igual a quitar voluntariamente una vida humana”.

      Por qué rechazamos las transfusiones de sangre

      El respeto de los testigos de Jehová a la vida ha afectado también su actitud respecto a las transfusiones de sangre. Cuando estas se convirtieron en un problema al que tenían que hacer frente, La Atalaya del 15 de noviembre (en inglés, 1 de julio) de 1945 explicó con detalles el punto de vista cristiano referente a la santidad de la sangre.c Mostró que tanto la sangre de animales como la de humanos estaban bajo la prohibición divina que se impuso a Noé y sus descendientes. (Gén. 9:3-6.) Señaló que en el siglo primero ese requisito recibió énfasis de nuevo mediante el mandato que se dio a los cristianos de ‘abstenerse de sangre’. (Hech. 15:28, 29.) Aquel mismo artículo mostró con claridad, a partir de las Escrituras, que el único uso de la sangre aprobado por Dios se relacionaba con los sacrificios, y puesto que los sacrificios de animales que se ofrecían bajo la Ley mosaica prefiguraron el sacrificio de Cristo, el que los cristianos hicieran caso omiso del requisito de ‘abstenerse de sangre’ sería una manifestación de flagrante falta de respeto al sacrificio de rescate de Jesucristo. (Lev. 17:11, 12; Heb. 9:11-14, 22.) En consecuencia con este entendimiento, a partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito divino, aceptara transfusiones de sangre y manifestara una actitud impenitente.

      Al principio, en las publicaciones de la Watch Tower no se analizaron los efectos secundarios de las transfusiones de sangre. Luego, cuando aquella información se hizo disponible, también se publicó; no como la razón por la que los testigos de Jehová rechazaban las transfusiones, sino con el propósito de fortalecer su entendimiento de la prohibición que Dios mismo había impuesto al uso de la sangre. (Isa. 48:17.) Con ese fin, en 1961 se publicó el folleto La sangre, la medicina y la ley de Dios, que presentaba información muy bien documentada. En 1977 se imprimió otro folleto titulado Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre. Este enfatizaba de nuevo que la postura que adoptan los testigos de Jehová se debe a motivos religiosos, se basa en lo que la Biblia dice, y no depende de factores como el riesgo médico. En 1990 se presentó información actualizada sobre el mismo asunto en el folleto ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? Valiéndose de estas publicaciones, los testigos de Jehová han procurado conseguir la cooperación de los médicos y ayudarles a entender la posición que han adoptado. Sin embargo, durante muchos años la profesión médica ha tenido una gran confianza en las transfusiones de sangre.

      Aunque los testigos de Jehová dijeron a los médicos que no ponían objeción al uso de otros tratamientos por motivos religiosos, no era fácil rechazar las transfusiones de sangre. A menudo se ejerció mucha presión sobre los Testigos y sus familias para que permitieran lo que entonces se tenía como una práctica médica común. En Puerto Rico, en noviembre de 1976, Ana Paz de Rosario, de 45 años de edad, concordó en operarse y tomar los medicamentos necesarios, pero solicitó que no se empleara sangre debido a sus creencias religiosas. No obstante, llevando consigo una orden judicial, cinco policías y tres enfermeras entraron después de la medianoche en su habitación del hospital, la ataron a la cama y, contra sus deseos y los de su esposo e hijos, le administraron por la fuerza una transfusión de sangre. Entró en estado de choque y murió. Este no fue un caso aislado, y no solo ha sido en Puerto Rico donde han ocurrido atropellos como este.

      En 1975, en Dinamarca, la policía persiguió a unos padres Testigos porque no permitieron que le administraran a su pequeño hijo una transfusión de sangre, sino que buscaron otro tipo de tratamiento. En 1982, en Italia, un matrimonio que por amor a su hija había intentado conseguir en cuatro diferentes países ayuda médica para tratar la enfermedad incurable que esta padecía, fueron sentenciados a catorce años de cárcel acusados de asesinato, después de morir la niña mientras se le administraba una transfusión ordenada por un tribunal.

      Con frecuencia la publicidad dada por la prensa a los intentos de forzar transfusiones de sangre en hijos de testigos de Jehová ha provocado gran hostilidad en el público. En algunos casos, los jueces han ordenado transfusiones en niños sin tener siquiera una audiencia previa en la que estén presentes los padres para expresarse al respecto. Sin embargo, en Canadá, en más de cuarenta casos en los que se administraron transfusiones, los médicos devolvieron a los padres sus hijos muertos.

      No todos los médicos ni jueces concuerdan con estos métodos arbitrarios. Algunos comenzaron a manifestar una actitud más cooperadora. Ciertos médicos administraron con gran pericia tratamiento sin sangre. Al hacerlo, han adquirido mucha experiencia en toda clase de cirugía sin el uso de sangre. Poco a poco ha quedado demostrado que se puede efectuar con éxito todo tipo de cirugía, tanto en personas adultas como en niños, sin necesidad de transfusiones de sangre.d

      Para evitar confrontaciones innecesarias en situaciones de emergencia, a principios de los años sesenta los testigos de Jehová empezaron a hacer visitas especiales a sus médicos para comentarles su posición y suministrarles publicaciones adecuadas. Luego pidieron que en su archivo médico se guardara una declaración escrita que indicara que no se les debían hacer transfusiones de sangre. En los años setenta adoptaron la práctica de llevar consigo una tarjeta para informar al personal médico que no se les debería administrar sangre bajo ninguna circunstancia. Después de consultar con médicos y abogados, se hicieron ajustes en la tarjeta para convertirla en un documento legal.

      Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová se establecieron Comités de Enlace con los Hospitales con el propósito de apoyar a los testigos de Jehová en su determinación de no recibir transfusiones de sangre, aclarar cualquier malentendido por parte de los médicos y de los hospitales y establecer un espíritu más cooperativo entre las instituciones médicas y los pacientes que son Testigos. Comenzando con unos cuantos comités en 1979, la cantidad de ellos ha ido aumentando a más de ochocientos en más de setenta países. Se han escogido ancianos especialmente para recibir instrucción y proveer servicios de ese tipo en América del Norte, el lejano Oriente y los principales países de Oceanía, Europa y América Latina. Además de explicar la posición de los testigos de Jehová, estos ancianos informan al personal de los hospitales acerca de otros tratamientos que se pueden emplear en lugar de usar transfusiones de sangre. En situaciones de emergencia ayudan a establecer consultas entre el primer médico que trata al paciente y cirujanos que han atendido casos similares de Testigos sin haber usado sangre. En caso de necesidad, estos comités visitan no solo al personal de los hospitales, sino también a los jueces implicados en casos en que los hospitales han solicitado una orden judicial para una transfusión.

      Cuando no han conseguido por ningún medio que se respeten sus creencias religiosas en cuanto a la santidad de la sangre, los testigos de Jehová han llevado a veces a médicos y hospitales al tribunal. Por lo general solo han procurado obtener una prohibición o un interdicto. Sin embargo, en los últimos años incluso han entablado demandas por daños y perjuicios contra médicos y hospitales que han obrado arbitrariamente. En 1990, el Tribunal de Apelaciones de Ontario (Canadá) apoyó una de esas demandas debido a que el médico no hizo caso de la tarjeta que la paciente llevaba en su cartera con la indicación clara de que ella, como Testigo, no aceptaba transfusiones bajo ninguna circunstancia. En Estados Unidos, desde 1985, por lo menos diez de esas demandas se han entablado en diferentes partes del país, y con frecuencia los demandados han decidido solucionarlas fuera del tribunal con el pago de una suma estipulada, antes que enfrentarse con la posibilidad de que un jurado dictaminara pagos mayores como indemnización. Los testigos de Jehová están completamente resueltos a obedecer la prohibición divina sobre el uso de la sangre. Preferirían no tomar acción judicial contra los médicos, pero lo harán cuando sea necesario para evitar que se les obligue a aceptar un tratamiento que les resulta moralmente repugnante.

      El público está comprendiendo con más claridad los peligros inherentes a las transfusiones de sangre. Esto se debe, en parte, al temor al sida. Sin embargo, lo que motiva a los Testigos es un deseo sincero de agradar a Dios. En 1987 el diario médico francés Le Quotidien du Médecin dijo: “Quizás los testigos de Jehová tengan razón al rehusar productos sanguíneos, pues es cierto que una cantidad importante de agentes patógenos pueden transmitirse mediante las transfusiones de sangre”.

      La posición adoptada por los testigos de Jehová no se basa en que tengan un conocimiento médico superior. Sencillamente confían en que el camino de Jehová es el correcto y en que ‘él no retendrá nada que sea bueno’ de sus siervos fieles. (Sal. 19:7, 11; 84:11.) Aunque un Testigo muera debido a la pérdida de sangre —y en ocasiones esto ha ocurrido—, tienen plena confianza en que Dios no olvida a sus siervos fieles y les devolverá la vida mediante la resurrección. (Hech. 24:15.)

      Cuando alguien opta por pasar por alto las normas bíblicas

      Millones de personas han estudiado la Biblia con los testigos de Jehová, pero no todas han llegado a ser Testigos. Cuando algunos aprenden las elevadas normas que tienen que seguir, deciden que esa no es la clase de vida que desean. Todo el que se bautiza recibe primero instrucción detallada de las enseñanzas básicas de la Biblia y luego —especialmente desde 1967— los ancianos de la congregación repasan con la persona esas enseñanzas. Se hace todo lo posible por asegurarse de que los que se bauticen entiendan con claridad no solo asuntos doctrinales, sino también lo que la conducta cristiana implica. No obstante, ¿qué hay si después algunos dejan que el amor al mundo los lleve a cometer un mal grave?

      Ya en 1904, en el libro The New Creation (La nueva creación), se señaló la necesidad de tomar medidas apropiadas para evitar que la congregación se desmoralizara. Se analizó lo que entendían entonces los Estudiantes de la Biblia respecto al procedimiento que se había de seguir al tratar con los que cometían males, según se indicaba en Mateo 18:15-17. En armonía con esto hubo, en muy contadas ocasiones, ‘tribunales de la iglesia’ en los que ante toda la congregación se presentaba la prueba de los males cometidos en casos graves. Años más tarde, La Atalaya del 1 de octubre (en inglés, 15 de mayo) de 1944 volvió a examinar este asunto a la luz de toda la Biblia y mostró que cuestiones de esa índole que afectan a la congregación deben ser atendidas por hermanos responsables encargados de la superintendencia de la congregación. (1 Cor. 5:1-13; compárese con Deuteronomio 21:18-21.) A esto siguieron, en La Atalaya del 15 de julio (en inglés, 1 de marzo) de 1952, artículos que enfatizaban no solo el procedimiento adecuado, sino lo necesario que era tomar medidas para mantener limpia la organización. Desde entonces se ha tratado varias veces este asunto. Pero los objetivos han sido siempre los mismos: 1) mantener limpia la organización y 2) hacer que el malhechor vea que tiene que arrepentirse sinceramente, con su recuperación en mira.

      En el siglo primero hubo algunos que abandonaron la fe para llevar una vida disoluta. Las doctrinas apóstatas apartaron a otros. (1 Juan 2:19.) En este siglo XX sigue ocurriendo lo mismo entre los testigos de Jehová. Es triste el que en los últimos años haya sido necesario expulsar anualmente a decenas de miles de malhechores impenitentes. Entre estos han estado ancianos prominentes. A todos se les aplican los mismos requisitos bíblicos. (Sant. 3:17.) Los testigos de Jehová están al tanto de que es vital mantener limpia la organización en sentido moral para seguir teniendo la aprobación de Jehová.

      Vestidos de la nueva personalidad

      Jesús instó a la gente a ser limpia, no solo por fuera, sino también por dentro. (Luc. 11:38-41.) Mostró que las cosas que decimos y hacemos son un reflejo de lo que tenemos en el corazón. (Mat. 15:18, 19.) Como explicó el apóstol Pablo, si realmente hemos sido enseñados por Cristo, se nos ‘hace nuevos en la fuerza que impulsa nuestra mente’ y nos ‘vestimos de la nueva personalidad, creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad’. (Efe. 4:17-24.) Aquellos a quienes Cristo enseña procuran adquirir “la misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús” con el fin de pensar y actuar como lo hizo él. (Rom. 15:5.) La conducta individual de los testigos de Jehová refleja hasta qué grado lo han logrado.

      No afirman que su conducta sea perfecta. Pero procuran sinceramente imitar a Cristo mientras se conforman a las elevadas normas de conducta de la Biblia. No niegan que haya otros que se esfuerzan individualmente por seguir normas morales elevadas en la vida. Pero en el caso de los testigos de Jehová, se les conoce fácilmente por su conducta, que se conforma a las normas bíblicas, no solo a nivel individual, sino como organización internacional. Los mueve el consejo inspirado de 1 Pedro 2:12: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones, para que, [...] como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios”.

      [Notas a pie de página]

      a Se trató de nuevo este asunto de manera abreviada en The Watchtower del 15 de octubre de 1941, en el artículo “Carácter o integridad, ¿cuál?”.

      b La Atalaya del 1 de septiembre de 1951 definió fornicación como “tener relaciones sexuales voluntariamente una persona soltera con una persona del sexo opuesto”. El número del 1 de mayo de 1952 añadió que, bíblicamente, el término pudiera aplicarse también a la inmoralidad sexual de una persona casada.

      c Ya se habían impreso estudios sobre la santidad de la sangre en The Watch Tower del 15 de diciembre de 1927 y en La Atalaya del 15 de abril de 1945 (en inglés, 1 de diciembre de 1944), los cuales mencionaban específicamente las transfusiones de sangre.

      d Contemporary Surgery, marzo de 1990, págs. 45-49; The American Surgeon, junio de 1987, págs. 350-356; Miami Medicine, enero de 1981, pág. 25; New York State Journal of Medicine, 15 de octubre de 1972, págs. 2524-2527; The Journal of the American Medical Association, 27 de noviembre de 1981, págs. 2471, 2472; Cardiovascular News, febrero de 1984, pág. 5; Circulation, septiembre de 1984.

      [Comentario en la página 172]

      “Tienen extraordinarios valores morales”

      [Comentario en la página 174]

      ¿Hubo alguna vez dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad?

      [Comentario en la página 175]

      El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los Testigos sean más permisivos

      [Comentario en la página 176]

      Algunos trataron de ser Testigos sin haber abandonado la poligamia

      [Comentario en la página 177]

      Un intenso programa para enseñar cómo ve Jehová el divorcio

      [Comentario en la página 178]

      Cambios sorprendentes en la vida de las personas

      [Comentario en la página 181]

      ¡Tabaco, no!

      [Comentario en la página 182]

      Bebidas alcohólicas: si se toman, con moderación

      [Comentario en la página 183]

      Firmemente resueltos a no aceptar sangre

      [Comentario en la página 187]

      La expulsión protege la limpieza moral de la organización

      [Recuadro en la página 173]

      ‘Desarrollo del carácter’: el resultado no siempre fue bueno

      Informe de Dinamarca: ‘Muchos, especialmente hermanos de edad avanzada, en su afán por ponerse la personalidad cristiana se esforzaron por evitar cuanto tuviera la más mínima apariencia mundana, para hacerse más merecedores del Reino celestial. A menudo se consideraba inapropiado sonreír en las reuniones, y muchos hermanos de edad avanzada solo vestían de negro, con zapatos negros y corbata negra. Con frecuencia estaban contentos con llevar vidas apacibles en el Señor. Pensaban que bastaba con tener reuniones y dejar que los repartidores efectuaran la predicación’.

      [Recuadro en la página 179]

      Lo que otros perciben en los Testigos

      ◆ “Münchner Merkur”, un periódico alemán, informó lo siguiente sobre los testigos de Jehová: “Son las personas más honradas y más puntuales en el pago de los impuestos en la República Federal. Su obediencia a las leyes se puede ver en la manera como conducen sus vehículos así como en las estadísticas [sobre] la delincuencia. [...] Obedecen a las personas [que tienen] autoridad (los padres, los maestros, el gobierno). [...] Su apoyo es la Biblia, el fundamento de todas sus acciones”.

      ◆ El alcalde de Lens (Francia), dijo a los Testigos después de haber usado el estadio local para una de sus asambleas: “Lo que me agrada de ustedes es que cumplen con lo que prometen y con sus acuerdos; además, son limpios, disciplinados y organizados. Me agrada su sociedad. Detesto el desorden, y no me gusta la gente que va por ahí ensuciando y rompiéndolo todo”.

      ◆ El libro “Voices From the Holocaust” contiene una reseña biográfica de una polaca sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Ravensbrück que escribió: “Vi a personas que se hicieron [muy buenas] y a otras que se envilecieron totalmente. El grupo más agradable era el de los testigos de Jehová. Felicito a estas personas. [...] Hicieron cosas maravillosas para otros. Ayudaban a los enfermos, compartían su pan con otros y ofrecían consuelo espiritual a los que estaban a su alrededor. Los alemanes los odiaban y los respetaban a la vez. Les asignaban el peor trabajo, pero ellos lo aceptaban con la cabeza erguida”.

  • “No son parte del mundo”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 14

      “No son parte del mundo”

      LA RELIGIÓN de hoy es por lo general parte importante del mundo, y por eso participa en sus celebraciones y refleja su espíritu nacionalista. A menudo su clero reconoce este hecho, y a muchos clérigos les agrada esta situación. En marcado contraste, Jesús dijo de sus seguidores verdaderos: “No son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 17:16.)

      En cuanto a esto, ¿qué muestran los hechos respecto a los testigos de Jehová? ¿Han dado prueba convincente de que no son parte del mundo?

      Actitud para con el prójimo

      Los primeros Estudiantes de la Biblia reconocían que los cristianos verdaderos no serían parte del mundo. The Watch Tower (La Atalaya) explicó que, debido a que los seguidores ungidos de Cristo habían sido santificados y engendrados por espíritu santo para participar en el Reino celestial, por este acto Dios los había separado del mundo. Además, señaló que estaban obligados a evitar el espíritu del mundo: sus metas, ambiciones y esperanzas, así como sus caminos egoístas. (1 Juan 2:15-17.)

      ¿Tuvo esto algún efecto en la actitud de los Estudiantes de la Biblia para con los que no creían como ellos? Ciertamente no se hicieron ermitaños. Sin embargo, los que con sinceridad ponían en práctica lo que aprendían en las Escrituras procuraban no relacionarse con mundanos para no llevar el mismo estilo de vida de ellos. The Watch Tower dio a los siervos de Dios el consejo bíblico de ‘obrar lo que es bueno para con todos’. También aconsejó que cuando se les persiguiera no cultivaran el deseo de vengarse; más bien, como había dicho Jesús, deberían ‘amar a sus enemigos’. (Gál. 6:10; Mat. 5:44-48.) En especial les instó a tratar de compartir con otros las preciosas verdades relativas a la provisión divina de la salvación.

      Se comprende que esta manera de actuar haría que el mundo los considerara diferentes. Pero no ser parte del mundo implicaba más, mucho más.

      Separados y diferentes de Babilonia la Grande

      Para no ser parte del mundo, era necesario que no fueran parte de los sistemas religiosos que estaban tan envueltos en los asuntos del mundo, que habían absorbido doctrinas y costumbres de la antigua Babilonia, la cual por siglos fue la enemiga de la adoración verdadera. (Jer. 50:29.) Cuando estalló la I Guerra Mundial, los Estudiantes de la Biblia llevaban décadas denunciando las raíces paganas de ciertas doctrinas de la cristiandad, como la Trinidad, la inmortalidad del alma humana y el infierno de fuego. También habían denunciado las actividades eclesiásticas, encaminadas a manipular a los gobiernos para los fines egoístas de las iglesias. Las doctrinas y prácticas de la cristiandad habían llevado a los Estudiantes de la Biblia a identificarla con “Babilonia la Grande”. (Rev. 18:2.) Señalaron que mezclaba la verdad con la mentira y un cristianismo indiferente con la mundanalidad descarada, y que el término bíblico “Babilonia” (que significa “Confusión”) describía bien tal condición. Instaban a los que amaban a Dios a salirse de “Babilonia”. (Rev. 18:4.) Con ese propósito, a fines de diciembre de 1917 y principios de 1918, distribuyeron 10.000.000 de ejemplares de The Bible Students Monthly (Mensuario de los Estudiantes de la Biblia) en los que se analizaba el tema de “La caída de Babilonia” y se denunciaba enérgicamente a la cristiandad. Esto, a su vez, se atrajo el amargo rencor del clero, que se valió de la histeria provocada por la guerra para tratar de acabar con la obra de los testigos de Jehová.

      Era inevitable que salir de Babilonia la Grande implicara desligarse de las organizaciones que promovían las doctrinas falsas de esta. Eso fue precisamente lo que hicieron los Estudiantes de la Biblia, aunque por muchos años vieron como a hermanos cristianos a los que, aunque permanecían en las iglesias, afirmaban haberse consagrado plenamente y tener fe en el rescate. Sin embargo, los Estudiantes de la Biblia no solo escribían cartas de renuncia como miembros de las iglesias de la cristiandad, sino que, cuando era posible, algunos las leían en voz alta en las reuniones de las iglesias que permitían que sus miembros se expresaran. Si eso no era posible, quizás enviaban una copia de su renuncia —una carta cortés que contenía un testimonio adecuado— a todo miembro de la congregación de la que renunciaban.

      ¿Se aseguraban también de no llevar consigo ninguna de las costumbres y prácticas impías de aquellas organizaciones? ¿Qué situación existía durante el período que precedió a la I Guerra Mundial?

      ¿Deberían mezclarse la religión y la política?

      En el campo político, los gobernantes de muchas de las principales naciones, debido a sus conexiones con alguna iglesia católica o protestante, habían afirmado durante mucho tiempo que gobernaban ‘por derecho divino’, como representantes del Reino de Dios y por Su favor especial. La Iglesia bendecía al gobierno; a su vez, el gobierno apoyaba a la Iglesia. ¿Hicieron también cosas como estas los Estudiantes de la Biblia?

      En vez de imitar a las iglesias de la cristiandad, se esforzaron por aprender de las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo y sus apóstoles. ¿Qué les mostró su estudio de la Biblia? Las primeras publicaciones de la Sociedad Watch Tower revelan que estaban al tanto de que Jesús, cuando fue interrogado por el gobernador romano Poncio Pilato, declaró: “Mi reino no es parte de este mundo”. En respuesta a la pregunta del gobernador sobre el papel que desempeñaba, Jesús le contestó: “Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. (Juan 18:36, 37.) Los Estudiantes de la Biblia sabían que Jesús se había apegado con firmeza a aquella misión. Cuando el Diablo le ofreció todos los reinos del mundo y su gloria, los rechazó. Cuando la gente quiso hacerlo rey, se apartó. (Mat. 4:8-10; Juan 6:15.) Los Estudiantes de la Biblia no daban poca importancia al hecho de que Jesús había llamado al Diablo “el gobernante del mundo” y había dicho que el Diablo ‘no tenía dominio sobre él’. (Juan 14:30.) Entendían que Jesús no había procurado inmiscuirse en los asuntos políticos de Roma, como tampoco lo hicieron sus discípulos, sino que se había mantenido plenamente ocupado en declarar “las buenas nuevas del reino de Dios”. (Luc. 4:43.)

      ¿Los incitaba a mostrar falta de respeto a la autoridad gubernamental el que creyeran lo que decía la Palabra de Dios? De ninguna manera. Más bien, aquello les ayudaba a comprender por qué son tan abrumadores los problemas que afrontan los gobernantes, por qué hay tanto desafuero y por qué fracasan frecuentemente los programas gubernamentales que tienen como fin mejorar las condiciones de vida de la gente. Sus creencias les ayudaron a ser pacientes ante las penalidades, pues confiaban en que al tiempo debido Dios traería la solución permanente mediante su Reino. En aquel entonces entendían que “las potestades superiores” mencionadas en Romanos 13:1-7 (VA) eran los gobernantes seglares. En armonía con esto, instaban a respetar a los funcionarios gubernamentales. Al analizar Romanos 13:7, en el libro The New Creation (La nueva creación, publicado en 1904), C. T. Russell dijo que los cristianos verdaderos “serían, naturalmente, los que con más sinceridad darían reconocimiento a los grandes de este mundo, y obedecerían las leyes y los requisitos legales con presteza, excepto cuando estos estuvieran en conflicto con los requerimientos y mandatos divinos. Pocos gobernantes terrestres actuales, si acaso alguno, verán mal que se reconozca a un Creador supremo y se muestre lealtad suprema a sus mandamientos. Por lo tanto, en la actualidad, debe contarse [a los cristianos verdaderos] entre la gente más observadora de las leyes; no son agitadores ni contenciosos ni criticones”.

      Como cristianos, los Estudiantes de la Biblia sabían que debían entregarse a la obra de predicar el Reino de Dios. Y, como se explicó en el primer tomo de Estudios de las Escrituras, “si se hace esto fielmente, no quedará ni tiempo ni deseos para entrometerse en la política de los gobiernos presentes”.

      En buena medida eran a este respecto como los cristianos primitivos de los que habla Augustus Neander en el libro The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries (Historia de la religión y la Iglesia cristianas durante los primeros tres siglos): “Los cristianos se mantenían apartados y distintos del estado, [...] y parecía que el cristianismo solo podía influir en la vida civil de la manera que —debe confesarse— es la más pura, tratando, en realidad, de infundir más y más sentimiento santo en los ciudadanos del estado”.

      Cuando el mundo entró en guerra

      Por toda la Tierra los sucesos de la I Guerra Mundial sometieron a dura prueba las afirmaciones de los que decían ser cristianos. Aquella fue la guerra más espantosa que se había peleado hasta entonces; casi toda la población del mundo estuvo envuelta de algún modo en ella.

      A pesar de que el Vaticano simpatizaba con las Potencias Centrales, el papa Benedicto XV trató de aparentar ser neutral. Sin embargo, en cada nación el clero —católico y protestante— no adoptó tal posición de neutralidad. Respecto a la situación en Estados Unidos, el Dr. Ray Abrams, en su libro Preachers Present Arms (Los predicadores presentan armas), escribió: “Las iglesias adoptaron una unidad de propósito desconocida hasta entonces en los anales religiosos. [...] Sin perder tiempo, los líderes se organizaron cabalmente para la guerra. En las veinticuatro horas que siguieron a la declaración de guerra, el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en América trazó planes para cooperar a plenitud. [...] La Iglesia Católica, organizada para un servicio similar bajo el Concilio Nacional Católico de Guerra, dirigido por catorce arzobispos y el cardenal Gibbons como presidente, demostró una devoción similar por la causa. [...] Muchas iglesias hicieron mucho más de lo que se les había pedido. Se convirtieron en puestos de reclutamiento para soldados”. ¿Qué hicieron los Estudiantes de la Biblia?

      Aunque intentaron hacer lo que les parecía que agradaba a Dios, su postura no fue siempre de neutralidad absoluta. Lo que influyó en su comportamiento fue creer, como otros que afirmaban ser cristianos, que “las potestades superiores” eran “ordenadas por Dios”, según decía la Versión Autorizada, en inglés. (Rom. 13:1.) Así, en conformidad con una proclama del presidente de Estados Unidos, The Watch Tower instó a los Estudiantes de la Biblia a observar el 30 de mayo de 1918 como un día de oración y súplica por el desenlace de la guerra mundial.a

      Durante los años de la guerra variaban las circunstancias individuales a las que se encararon los Estudiantes de la Biblia. Su manera de afrontarlas también varió. Algunos, creyéndose obligados a obedecer a “las potestades”, como llamaban a los gobernantes seglares, fueron con rifles y bayonetas a las trincheras del frente. Pero recordando el texto que dice ‘no matarás’, disparaban sus armas al aire o trataban de desarmar a sus oponentes. (Éxo. 20:13.) Algunos, como Remigio Cuminetti, en Italia, se negaron a ponerse el uniforme. En aquel tiempo el gobierno italiano no eximía a nadie de tomar las armas por motivo de conciencia. Cuminetti fue juzgado cinco veces y encerrado en prisiones e instituciones mentales, pero permaneció firme en su fe y en su resolución. En Inglaterra algunos que solicitaron exención fueron asignados a trabajos de importancia nacional o a un cuerpo de no combatientes. Otros, como Pryce Hughes, adoptaron una postura de estricta neutralidad, sin importarles las consecuencias personales.

      Por lo menos para aquel entonces el proceder general de los Estudiantes de la Biblia no fue del todo igual al de los primeros cristianos, de los que habla E. W. Barnes en su libro The Rise of Christianity (El desarrollo del cristianismo): “Un repaso cuidadoso de toda la información disponible demuestra que, hasta el tiempo de Marco Aurelio [emperador de Roma de 161 a 180 E.C.], ningún cristiano se hizo soldado; y ningún soldado, después de hacerse cristiano, permaneció en el servicio militar”.

      Pero después, al fin de la I Guerra Mundial, surgió otra cuestión que requirió que las confesiones religiosas demostraran en qué centraban su lealtad.

      ¿Expresión política del Reino de Dios?

      El 28 de junio de 1919 se firmó en Versalles (Francia) un tratado de paz que incluía el Pacto de la Sociedad de Naciones. Incluso antes de que se firmara dicho tratado, el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en América llamó a aquella Sociedad “la expresión política del Reino de Dios en la Tierra”. Y el Senado de Estados Unidos recibió una avalancha de correspondencia de grupos religiosos que instaban a que se ratificara el Pacto de la Sociedad de Naciones.

      Los testigos de Jehová no se unieron a los apoyadores de la Sociedad de Naciones. Incluso antes de confirmarse (en octubre) el tratado de paz, J. F. Rutherford, en un discurso que dio en Cedar Point (Ohio, E.U.A.) el 7 de septiembre de 1919, mostró que la única esperanza para la humanidad angustiada no era la Sociedad de Naciones, sino el Reino establecido por Dios mismo. Aunque reconocían que una alianza humana para mejorar las condiciones podría lograr mucho bien, aquellos Estudiantes de la Biblia no iban a dar la espalda al Reino de Dios para aceptar un recurso político establecido por políticos y bendecido por el clero. Más bien, emprendieron la obra de dar un testimonio mundial sobre el Reino que Dios había puesto en las manos de Jesucristo. (Rev. 11:15; 12:10.) En The Watch Tower del 1 de julio de 1920 se explicó que esta era la obra que Jesús había predicho en Mateo 24:14.

      Una vez más, después de la II Guerra Mundial, los cristianos se encararon con una cuestión similar. En esta ocasión, la situación estuvo relacionada con la Organización de las Naciones Unidas, la sucesora de la Sociedad de Naciones. En 1942, durante la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová ya habían llegado a saber mediante la Biblia, por lo que dice Revelación 17:8, que la organización mundial para la paz se levantaría de nuevo, y que, además, no lograría traer paz duradera. Esto lo explicó en una asamblea N. H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, en el discurso titulado: “Paz... ¿será duradera?”. Los testigos de Jehová proclamaron con resolución aquel punto de vista sobre la situación que estaba teniendo lugar en el mundo. Por otra parte, en 1945, representantes católicos, protestantes y judíos participaron en las deliberaciones de San Francisco, durante las cuales se redactó la Carta Constitucional de las Naciones Unidas. Para los que observaban estos sucesos quedó claro quiénes deseaban ser ‘amigos del mundo’ y quiénes se esforzaban por ‘no ser parte del mundo’, como Jesús había dicho de sus discípulos. (Sant. 4:4; Juan 17:14.)

      Un ejemplo de neutralidad cristiana

      Aunque los testigos de Jehová entendieron pronto algunas cuestiones sobre la relación del cristiano con el mundo, otros asuntos requirieron más tiempo. Sin embargo, a medida que la II Guerra Mundial cobraba auge en Europa, se publicó en La Atalaya de marzo de 1940 (en inglés, 1 de noviembre de 1939) un artículo importante que hizo más profundo su entendimiento de la neutralidad cristiana. El artículo decía que los seguidores de Jesucristo están obligados ante Dios a dedicarse de lleno a Él y a su Reino, la Teocracia. Deben orar por el Reino de Dios y no por el mundo. (Mat. 6:10, 33.) A la luz de lo que Jesucristo reveló sobre la identidad del gobernante invisible del mundo (Juan 12:31; 14:30), el artículo planteó la pregunta: ¿Cómo puede alguien que está dedicado a servir al Reino de Dios apoyar un lado u otro de un conflicto entre facciones del mundo? En cuanto a sus seguidores, ¿no había dicho Jesús: “No son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”? (Juan 17:16.) El mundo en general no comprendería aquella posición de neutralidad cristiana. Pero ¿vivirían realmente los testigos de Jehová a la altura de aquella postura?

      Su neutralidad fue sometida a una prueba severa durante la II Guerra Mundial, sobre todo en Alemania. El historiador Brian Dunn dijo: ‘Los testigos de Jehová eran incompatibles con el nazismo. Lo que más molestaba a los nazis era su neutralidad política. Eso significaba que ningún creyente podía portar armas, ocupar un puesto oficial, participar en las fiestas públicas ni hacer algún ademán de lealtad’. (The Churches’ Response to the Holocaust [Respuesta de las iglesias al Holocausto], 1986.) En el libro A History of Christianity, Paul Johnson añadió: “Muchos fueron sentenciados a muerte por negarse a rendir servicio militar [...] o terminaron en Dachau o en asilos para dementes”. ¿A cuántos Testigos de Alemania se encarceló? Posteriormente los testigos de Jehová de Alemania informaron que se había arrestado a 6.262 y se había enviado a campos de concentración a 2.074. Los escritores seglares por lo general dan cifras mayores.

      En Gran Bretaña, donde tanto hombres como mujeres tenían que cumplir con el servicio militar, la ley concedía exención a algunos; pero muchos tribunales rehusaban conceder exención a los testigos de Jehová, y los jueces les impusieron condenas de prisión que, sumadas, pasaron de seiscientos años. En Estados Unidos, centenares de testigos de Jehová fueron eximidos del servicio militar por ser ministros cristianos. A otros 4.000 se les negó la exención que concedía el Acta del Servicio Militar Obligatorio, y se les arrestó y encarceló con condenas de hasta cinco años. En todos los países de la Tierra los testigos de Jehová mantuvieron la misma postura de neutralidad cristiana.

      No obstante, la autenticidad de su neutralidad siguió sometida a prueba cuando terminó la guerra. Aunque la crisis de 1939-1945 había terminado, surgieron otros conflictos; y hasta en períodos de calma relativa muchos países prefirieron mantener vigente el servicio militar obligatorio. Los testigos de Jehová, como ministros cristianos, siguieron enfrentándose al encarcelamiento cuando no se les otorgaba exención. En 1949, cuando John Tsukaris y George Orphanidis rehusaron tomar las armas contra su prójimo, el gobierno griego ordenó que fueran ejecutados. Con tanta frecuencia el trato (de varios tipos) dado a los testigos de Jehová de Grecia ha sido tan severo, que con el tiempo el Consejo de Europa (Comisión de los Derechos del Hombre) trató de emplear su influencia en favor de ellos; pero la presión de la Iglesia Ortodoxa Griega hasta el año 1992, hizo que los dictámenes del Consejo fueran pasados por alto, con pocas excepciones. Sin embargo, algunos gobiernos no creen que se deba continuar castigando a los testigos de Jehová por seguir fielmente sus creencias religiosas. En los años noventa, en algunos países, como Suecia, Finlandia, Polonia, los Países Bajos y Argentina, el gobierno no obligaba a los Testigos activos a cumplir con el servicio militar ni, como alternativa, algún servicio nacional obligatorio, aunque cada caso se examinaba cuidadosamente.

      En un lugar tras otro los testigos de Jehová han tenido que afrontar situaciones que han desafiado su neutralidad cristiana. Los gobiernos de Latinoamérica, África, Oriente Medio, Irlanda del Norte y otros lugares se han enfrentado con la oposición violenta de fuerzas revolucionarias. El resultado de esto ha sido que tanto los gobiernos como las fuerzas de la oposición han presionado a los testigos de Jehová para que les apoyen de forma activa. Pero los Testigos han mantenido neutralidad completa. Algunos han sido golpeados cruelmente y otros hasta han sido ejecutados por su posición. Sin embargo, esa postura de neutralidad genuina de los testigos de Jehová a menudo les ha ganado el respeto de oficiales de ambos bandos, y se les ha permitido proseguir tranquilamente en su obra de dar a conocer a otros las buenas nuevas del Reino de Jehová.

      En los años sesenta y setenta la neutralidad de los Testigos fue sometida a una prueba brutal debido a que el gobierno de Malaui exigió que todo ciudadano comprara una tarjeta que lo identificara como afiliado del partido político en el poder. Para los testigos de Jehová participar en aquello estaba en contra de sus creencias cristianas. Como resultado, fueron víctimas de una persecución sádica sin paralelo. Decenas de miles tuvieron que huir del país, y con el tiempo muchos fueron obligados a regresar a Malaui donde les esperaba más maltrato.

      La violenta persecución no ha hecho que los testigos de Jehová reaccionen con un espíritu de rebelión. Sus creencias no ponen en peligro a ninguno de los gobiernos bajo los cuales viven. En cambio, el Concilio Mundial de Iglesias ha ayudado a financiar revoluciones, y sacerdotes católicos han apoyado a guerrilleros. Para un testigo de Jehová, sin embargo, participar en cualquier actividad subversiva equivaldría a renunciar a su fe.

      Es verdad que los testigos de Jehová creen que todos los gobiernos humanos serán eliminados por el Reino de Dios. Eso es lo que dice la Biblia en Daniel 2:44. Sin embargo, como ellos mismos señalan, en vez de decir que los humanos establecerían ese Reino, este texto bíblico indica que “el Dios del cielo establecerá un reino”. También explican que el pasaje bíblico no dice que Dios haya autorizado a los humanos para preparar el camino para ese Reino mediante el derrocamiento de las gobernaciones humanas. Los testigos de Jehová reconocen que la obra que se ha encomendado a los cristianos verdaderos es la de predicar y enseñar. (Mat. 24:14; 28:19, 20.) En armonía con el respeto que le tienen a la Palabra de Dios, los hechos muestran que ninguno de ellos ha tratado jamás de derrocar a gobierno alguno en ningún lugar del mundo, ni ha tramado causar daño a ningún funcionario público. El periódico italiano La Stampa dijo respecto a los testigos de Jehová: “No hay ciudadanos más leales: no tratan de evitar el pago de los impuestos ni procuran lucrarse evadiendo leyes inconvenientes”. Con todo, porque reconocen lo serio que es este asunto a los ojos de Dios, cada uno está firmemente resuelto a ‘no ser parte del mundo’. (Juan 15:19; Sant. 4:4.)

      Cuando se dio devoción a emblemas nacionales

      El ascenso al poder de Adolf Hitler en Alemania desencadenó una oleada de histeria patriótica que barrió al mundo. Para controlar a la gente, se hizo obligatoria la participación en las ceremonias patrióticas. En Alemania se exigió que toda persona hiciera un saludo prescrito y clamara: “¡Heil Hitler!”. Así se loaba a Hitler como salvador; se daba a entender que todas las esperanzas de la gente estaban centradas en él como su caudillo. Pero los testigos de Jehová no podían pensar así. Sabían que su adoración debía dirigirse únicamente a Jehová y que Él había levantado a Jesucristo para que fuera el Salvador de la humanidad. (Luc. 4:8; 1 Juan 4:14.)

      Aun antes de que Hitler llegara a ser dictador de Alemania, los testigos de Jehová repasaron el ejemplo bíblico de los tres valerosos compañeros hebreos del profeta Daniel cuando se hallaban en Babilonia en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, publicado en 1931. Habiéndoles ordenado el rey que al oír el toque de ciertos instrumentos musicales se postraran ante una imagen, estos hebreos fieles rehusaron transigir, y Jehová les manifestó claramente que los aprobaba librándolos. (Dan. 3:1-26.) El folleto señaló que las ceremonias patrióticas ponían ante los testigos de Jehová de tiempos modernos un desafío como aquel a su fidelidad.

      Poco a poco la campaña en pro de la participación en ceremonias patrióticas obligatorias fue extendiéndose fuera de Alemania. El 3 de junio de 1935, cuando se le pidió a J. F. Rutherford que comentara sobre el saludo a la bandera en las escuelas durante una asamblea en Washington (D.C.), él enfatizó el asunto de la fidelidad a Dios. Pocos meses después, cuando Carleton B. Nichols, hijo, de 8 años de edad, de Lynn (Massachusetts), rehusó saludar la bandera estadounidense y cantar con otros un himno patriótico, el incidente apareció en los periódicos de todo el país.

      Para explicar lo que había sucedido, el 6 de octubre el hermano Rutherford presentó por radio un discurso titulado “Saludando una bandera”, en el que dijo: “Para muchas personas saludar la bandera es un simple formalismo y tiene muy poco o ningún significado. Pero significa mucho para los que con sinceridad consideran tal acto desde un punto de vista bíblico.

      ”La bandera es un símbolo de los poderes gubernamentales visibles. Tratar de valerse de la ley para obligar a un ciudadano o al hijo de un ciudadano a saludar cualquier objeto o cosa, o a cantar los llamados ‘himnos patrióticos’, es totalmente injusto e incorrecto. Las leyes se emiten y se hacen cumplir con el propósito de evitar que se cometan actos que perjudiquen a otras personas, y no se aprueban con el propósito de obligar a nadie a violar su conciencia, particularmente cuando lo que guía esa conciencia es la Palabra de Jehová Dios.

      ”Negarse a saludar la bandera, y permanecer callado, como hizo este jovencito, no podría perjudicar a nadie. Si alguien cree sinceramente que el mandamiento de Dios condena el saludo a la bandera, entonces obligar a alguien a hacer algo que está en oposición a la Palabra de Dios, y en contra de su conciencia, causaría grave daño a esa persona. El Estado no tiene el derecho, ni por ley ni por otros medios, de perjudicar a la gente.”

      También en 1935 se publicó el folleto Loyalty (Lealtad), que presentaba una explicación más detallada de la postura adoptada por los testigos de Jehová. Se dirigió la atención a textos como: Éxodo 20:3-7, donde se dice que solo se debe adorar a Jehová y que los siervos de Dios no deben hacer una imagen ni semejanza de cosa alguna que estuviera en el cielo o en la tierra ni deben inclinarse ante ella; Lucas 20:25, donde Jesucristo dijo no solo que se pagaran a César las cosas de César, sino también que se diera a Dios lo que le pertenece, y Hechos 5:29, donde los apóstoles dijeron con firmeza: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”.

      En Estados Unidos se llevó a los tribunales la cuestión de lo apropiado de obligar a alguien a saludar la bandera. El 14 de junio de 1943 el Tribunal Supremo de Estados Unidos revocó su propio fallo anterior en el caso Junta de Educación de West Virginia contra Barnette, y decretó que el saludo obligatorio a la bandera era inconsecuente con las garantías de libertad que da la propia Constitución nacional.b

      La cuestión de las ceremonias nacionalistas no se ha limitado en absoluto a Alemania y Estados Unidos. En América del Norte y del Sur, Europa, África y Asia se ha perseguido cruelmente a los testigos de Jehová por no participar en actos de esa índole, aunque permanezcan de pie respetuosamente durante ceremonias de saludo a la bandera, u otras similares. Algunos niños han sido golpeados, muchos han sido expulsados de las escuelas. Se han llevado numerosos casos a los tribunales.

      No obstante, algunos observadores se han sentido impulsados a reconocer que, en este asunto, como en muchos otros, los testigos de Jehová han demostrado ser como los cristianos primitivos. Sin embargo, como se manifiesta en el libro The American Character: “Para la mayoría abrumadora [...] las objeciones de los Testigos fueron tan ininteligibles como las objeciones de los cristianos [del Imperio romano] a ofrecer un sacrificio formal al emperador divino lo fueron para Trajano y Plinio”. Eso era de esperar, puesto que los testigos de Jehová, al igual que los cristianos primitivos, no veían las cosas como lo hace el mundo, sino según los principios bíblicos.

      Definen con claridad su posición

      Después que los testigos de Jehová aguantaron por muchos años las duras pruebas a las que fue sometida su neutralidad cristiana, La Atalaya del 15 de abril de 1980 (en inglés, 1 de noviembre de 1979) reafirmó la posición que habían adoptado. También explicó por qué los Testigos habían adoptado tal postura, cuando dijo: “Como resultado de un estudio diligente de la Palabra de Dios, aquellos jóvenes cristianos pudieron tomar una decisión. Nadie tomó aquella decisión por ellos. Pudieron tomarla individualmente, sobre la base de la conciencia bíblicamente entrenada de cada uno de ellos. La decisión de ellos fue de abstenerse de actos de odio y violencia contra sus semejantes de otras naciones. Sí, ellos creían en el cumplimiento de la muy conocida profecía de Isaías: ‘Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra’ (Isa. 2:4) [...]. Eso fue precisamente lo que hicieron aquellos jóvenes de todas las naciones”.

      Durante los años en que se puso a prueba su adherencia a la neutralidad cristiana, un nuevo examen de lo que la Biblia dice en Romanos 13:1-7 respecto a “las autoridades superiores” permitió definir con claridad la relación de los Testigos con los gobiernos seglares. Esto se publicó en los números del 1 y 15 de mayo y 1 de junio de 1963 de La Atalaya (en inglés, 1 y 15 de noviembre y 1 de diciembre de 1962) y se reafirmó en el número del 1 de noviembre de 1990. Estos artículos enfatizaron la posición de Jehová Dios como “el Supremo”, a la vez que señalaban que los gobernantes eran “autoridades superiores” solo con relación a otros humanos y dentro del campo de actividad en que Dios les permite funcionar en el sistema de cosas actual. Los artículos mostraron que es importante que los cristianos verdaderos honren a conciencia a esos gobernantes seglares y que les obedezcan en todo lo que no esté en conflicto con la ley divina y su conciencia bien educada por la Biblia. (Dan. 7:18; Mat. 22:21; Hech. 5:29; Rom. 13:5.)

      El que los testigos de Jehová se adhieran firmemente a estas normas bíblicas les ha ganado la reputación de ser personas que se mantienen separadas del mundo, y a mucha gente les hace recordar la posición de los cristianos primitivos.

      Cuando el mundo tenía sus días de fiesta

      Cuando los testigos de Jehová desecharon enseñanzas religiosas arraigadas en el paganismo, abandonaron también muchas costumbres de orígenes similares. Pero por algún tiempo no se examinaron con el cuidado debido ciertos días de fiesta. Uno de estos fue el día de Navidad.

      Hasta miembros del personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower en el hogar Betel de Brooklyn (Nueva York) celebraban anualmente ese día. Durante muchos años habían sabido que el 25 de diciembre no era la fecha correcta, pero pensaban que esta fecha había estado asociada comúnmente al nacimiento del Salvador y que era apropiado hacer el bien a otros en todo momento. Sin embargo, después de investigar más a fondo el asunto, los miembros del personal de la central de la Sociedad, así como los de las sucursales de Inglaterra y Suiza, decidieron no participar más en las festividades navideñas, de modo que después de 1926 ya no celebraron la Navidad.

      R. H. Barber, miembro del personal de la central, que hizo una investigación minuciosa sobre el origen de las costumbres navideñas y de su fruto, presentó los resultados de su investigación en un programa de radio. Aquella información también se presentó en el número del 12 de diciembre de 1928 de la revista The Golden Age (La Edad de Oro). La información denunciaba las raíces de la Navidad, que deshonraban a Dios. Desde entonces, los orígenes paganos de las costumbres navideñas han llegado a ser de conocimiento general, pero pocas son las personas que, como resultado de ello, han hecho cambios en su estilo de vida. Por otra parte, los testigos de Jehová estaban dispuestos a hacer los cambios necesarios para hacerse más aceptables como siervos de Jehová.

      Estos abandonaron con prontitud y de manera permanente todo lo relacionado con la celebración de la Navidad cuando se les mostró que para muchas personas la celebración del nacimiento de Jesús se había antepuesto al rescate provisto por su muerte; que los jolgorios de aquel día festivo y el espíritu con que se daban muchos regalos no honraban a Dios; que los magos a quienes se imitaba al hacer regalos eran astrólogos bajo la influencia de demonios; que los padres enseñaban a mentir a sus hijos por lo que les decían sobre Papá Noel; que se reconocía que “San Nicolás” (Papá Noel) era otro nombre del Diablo; y que festividades como aquellas eran, según lo expresó el cardenal Newman en su libro Essay on the Development of Christian Doctrine (Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana), “instrumentos y añadiduras de la adoración de demonios” que la Iglesia había adoptado.

      Los testigos de Jehová disfrutan de ocasiones agradables con sus familias y amigos. Sin embargo, no participan en días de fiesta y celebraciones relacionadas con dioses paganos (como la Pascua Florida, el Año Nuevo, el día de Mayo y el día de las Madres). (2 Cor. 6:14-17.) Al igual que los cristianos primitivos,c ni siquiera celebran cumpleaños. Además, evitan respetuosamente participar en fiestas nacionales que conmemoran sucesos políticos o militares, y dar honra rayana en adoración a los héroes nacionales. ¿Por qué? Porque los testigos de Jehová no son parte del mundo.

      Ayudan al prójimo

      La vida social y cultural del Imperio romano giraba en torno a la veneración de los dioses. Puesto que los cristianos se abstenían de participar en cualquier actividad relacionada con los dioses paganos, la gente veía el cristianismo como una afrenta a su estilo de vida; además, según el historiador Tácito, se decía que los cristianos odiaban a la humanidad. Minucio Félix, exponiendo una opinión similar en sus escritos, cita a un romano que le dice a un cristiano conocido suyo: “No asistís a las representaciones escénicas; no presenciáis las procesiones públicas; [...] detestáis los combates sagrados”. El antiguo mundo romano no comprendía a los cristianos.

      De igual manera, mucha gente hoy no comprende a los testigos de Jehová. Puede que admire sus elevadas normas morales, sin embargo opine que deberían participar en las actividades del mundo que los rodea y contribuir a que este sea un lugar mejor donde vivir. No obstante, los que se relacionan directamente con los testigos de Jehová saben que detrás de todo lo que estos hacen hay una razón bíblica.

      En vez de separarse del resto de la humanidad, los testigos de Jehová dedican su vida a ayudar al prójimo siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Ayudan a la gente a hacer frente a los problemas de la vida actual familiarizándola con el Creador y con las pautas que él ha dado en su Palabra inspirada. Comparten de buena gana con su prójimo verdades bíblicas que pueden cambiar por completo el modo de ver la vida. Sus creencias giran en torno al reconocimiento de que “el mundo va pasando”, que pronto Dios intervendrá para poner fin al sistema inicuo actual y que les espera un glorioso futuro a los que no son parte del mundo y cifran toda su confianza en el Reino de Dios. (1 Juan 2:17.)

      [Notas a pie de página]

      a The Watch Tower del 1 de junio de 1918, página 174.

      b Si se desean más detalles véase el capítulo 30: “Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas”.

      c The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries, por Augustus Neander, página 190.

      [Comentario en la página 188]

      No son ermitaños; sin embargo, no comparten el estilo de vida del mundo

      [Comentario en la página 189]

      Se desligaron de las iglesias de la cristiandad

      [Comentario en la página 190]

      “Los cristianos se mantenían apartados y distintos del estado”

      [Comentario en la página 194]

      La neutralidad cristiana sometida a prueba

      [Comentario en la página 198]

      ‘Nadie tomó la decisión por ellos’

      [Comentario en la página 199]

      Por qué dejaron de celebrar la Navidad

      [Recuadro en la página 195]

      No son una amenaza para ningún gobierno

      ◆ Un editorial del periódico “World-Herald” de Omaha (Nebraska, E.U.A.) dijo sobre el trato que se daba a los testigos de Jehová en un país latinoamericano: “Se requiere una imaginación fanática y paranoica para creer que los testigos de Jehová sean una amenaza para cualquier régimen político; no hay otro cuerpo religioso que sea menos subversivo ni ame más la paz, y solo piden que se les deje en paz para seguir su fe a su propio modo”.

      ◆ “Il Corriere di Trieste”, un periódico italiano, dijo: “A los testigos de Jehová debe admirárseles por su firmeza y cohesión. Contrario a otras religiones, su condición de pueblo unido evita que oren al mismo Dios, en el nombre del mismo Cristo, para que bendiga a dos lados opuestos de un conflicto, o que mezclen la política con la religión en el interés de los Cabezas de Estado o los partidos políticos. Como última razón, pero no menos importante: están dispuestos a encararse con la muerte antes de violar [...] el mandamiento ¡NO MATARÁS!”.

      ◆ Después que los testigos de Jehová aguantaron unos cuarenta años de proscripción en Checoslovaquia, en 1990 el periódico “Nová Svoboda” dijo: “Su religión les prohíbe emplear armas contra otras personas, y los que se negaron a prestar el servicio militar y no trabajaron en las minas de carbón fueron a la cárcel, hasta por cuatro años. Tan solo de esto ya se desprende que poseen una fuerza moral extraordinaria. Podríamos utilizar a personas así de altruistas hasta en los puestos políticos más elevados, pero nunca conseguiremos que los ocupen. [...] Por supuesto, reconocen a las autoridades gubernamentales, pero creen que solo el Reino de Dios es capaz de resolver todos los problemas del hombre. Sin embargo, ¡cuidado!, no son fanáticos, sino personas que se preocupan por los demás”.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 200 y 201]

      Prácticas que se han abandonado

      Esta celebración de la Navidad en el Betel de Brooklyn en 1926 fue la última. Poco a poco los Estudiantes de la Biblia fueron comprendiendo que ni el origen de esta fiesta ni las prácticas asociadas con ella honraban a Dios

      Por años los Estudiantes de la Biblia llevaron una insignia que consistía en la representación de una cruz dentro de una corona; este símbolo apareció desde 1891 hasta 1931 en la cubierta de la revista que hoy se conoce como “La Atalaya”. Pero en 1928 se recalcó que lo que identificaba al cristiano no era llevar un distintivo como adorno, sino su testimonio. En 1936 se mostró que había razón para pensar que Cristo había muerto en un poste, no en una cruz de dos maderos cruzados

      En su libro “Daily Manna” (El maná diario) los Estudiantes de la Biblia llevaban un registro de los cumpleaños. Pero después que dejaron de celebrar la Navidad y se dieron cuenta de que las celebraciones de cumpleaños honraban indebidamente a criaturas (una de las razones por las cuales los cristianos primitivos nunca los celebraron), también abandonaron aquella práctica

      Por unos treinta y cinco años el pastor Russell creyó que la Gran Pirámide de Giza servía de testimonio de Dios, que corroboraba períodos bíblicos. (Isa. 19:19.) Sin embargo, los testigos de Jehová han rechazado la idea de que una pirámide egipcia tuviera alguna relación con la adoración verdadera. (Véase “La Torre del Vigía” de septiembre de 1929.)

      [Fotografía en la página 189]

      Se distribuyeron 10.000.000 de ejemplares

      [Fotografías en la página 191]

      Algunos fueron a las trincheras con rifles, pero otros, como A. P. Hughes, de Inglaterra, y R. Cuminetti, de Italia, se negaron a envolverse de ese modo

      [Fotografías en la página 193]

      Los testigos de Jehová rehusaron respaldar a la Sociedad de Naciones o a la ONU como si estas provinieran de Dios; más bien, abogaron por el Reino de Dios mediante Cristo

      [Fotografía en la página 197]

      Carleton y Flora Nichols. El que su hijo no saludara la bandera se convirtió en noticia nacional

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