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Un Gran Maestro nos revela con más profundidad al Creador¿Existe un Creador que se interese por nosotros?
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Jesús resucitado: la clave para que la vida tenga sentido
Juan, el discípulo amado de Jesús, observó de cerca a su Maestro hasta la muerte de este. Es más, puso por escrito la mayor resurrección de todos los tiempos, un acontecimiento que coloca un sólido fundamento para una vida permanente y significativa.
Los enemigos de Jesús lo habían ejecutado, fijándolo en un madero como un delincuente común. Los observadores, entre ellos los líderes religiosos, se burlaron de él por horas mientras agonizaba en el madero. Pese a sus sufrimientos, al ver a su madre, le dijo con respecto a Juan: “Mujer, ¡ahí está tu hijo!”. Para entonces, María con toda probabilidad había enviudado, y sus otros hijos aún no eran discípulos.e De modo que Jesús confió el cuidado de su madre anciana a su discípulo Juan. Jesús demostró una vez más el modo de pensar del Creador, que siempre fomentó el cuidado de las viudas y los huérfanos (Juan 7:5; 19:12-30; Marcos 15:16-39; Santiago 1:27).
Pero una vez muerto, ¿cómo podía ser la “descendencia” a través de la cual ‘se bendecirían todas las naciones de la tierra’? (Génesis 22:18.) Al morir aquella tarde de abril del año 33 E.C., Jesús entregó su vida como rescate. Debió dolerle mucho al Padre la agonía de su Hijo inocente. Pero de este modo se proveyó el precio de rescate necesario para liberar a la humanidad de la esclavitud al pecado y a la muerte (Juan 3:16; 1 Juan 1:7). Se había colocado el fundamento para un feliz desenlace.
Como Jesucristo desempeña un papel principal en la realización de los propósitos de Dios, era imperativo que resucitara. Así sucedió, y Juan fue un testigo presencial. Cuando comenzaba el tercer día después de la muerte y el entierro de Jesús, algunos discípulos fueron a la tumba y la hallaron vacía. No entendieron lo que había sucedido hasta que Jesús se apareció a algunos de ellos. María Magdalena les dijo: “¡He visto al Señor!”. Los discípulos no aceptaron su testimonio. Más tarde, estando reunidos en una habitación con las puertas cerradas, Jesús se les apareció de nuevo y hasta conversó con ellos. Al cabo de unos días, más de quinientos hombres y mujeres fueron testigos oculares de que Jesús en realidad estaba vivo. La gente escéptica de aquel tiempo tenía la posibilidad de hablar con estos testigos presenciales y verificar su testimonio. Los cristianos podían tener la seguridad de que Jesús había resucitado y estaba vivo como espíritu, al igual que el Creador. Las pruebas eran tan abundantes y confiables que muchos estuvieron dispuestos a afrontar la muerte antes que negar la resurrección de Jesús (Juan 20:1-29; Lucas 24:46-48; 1 Corintios 15:3-8).f
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Un Gran Maestro nos revela con más profundidad al Creador¿Existe un Creador que se interese por nosotros?
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f Un alto oficial romano oyó el testimonio ocular de Pedro: “Ustedes conocen el tema acerca del cual se habló por toda Judea [...]. Dios levantó a Este al tercer día y le concedió manifestarse [...], nos ordenó que predicáramos al pueblo y que diéramos testimonio cabal de que este es Aquel de quien Dios ha decretado que sea juez de vivos y de muertos” (Hechos 2:32; 3:15; 10:34-42).
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