De nuestros lectores
La religión y la guerra Les escribo para agradecerles la informativa serie de artículos sobre la participación de la religión en las guerras (22 de abril de 1997). El primero, “Se mata en nombre de Dios”, cautivó mi atención. Fue breve y directo, en especial cuando explicó por qué aprobó Jehová el exterminio de los cananeos a manos de los antiguos israelitas.
S. J., Estados Unidos
La historia de Ginger Klauss Permítanme expresarles cuánto me animó la experiencia de Ginger Klauss, titulada “Ahora me alegro de estar viva” (22 de abril de 1997). Al igual que ella, perdí la autoestima y me sentía inútil y rechazada. Incapaz de hacer frente a estos sentimientos, cada día le decía a Dios llorando que deseaba morir. Veía la muerte como un alivio. Cierto día, sin embargo, le oré: “Si es tu voluntad, te ruego que me des el ánimo para seguir viviendo”. Justo después de haber orado así recibí este número de ¡Despertad! Cuando vi el artículo, pensé que era la respuesta de Dios a mi oración. Ginger me enseñó que mantener el sentido del humor y no tomarme demasiado en serio pueden ayudarme a conservar una actitud optimista. Sin la menor duda, esta revista me ha alentado a seguir viviendo.
M. K., Japón
Acabo de leer el artículo por sexta vez y no será la última. Tengo 21 años y soy evangelizadora de tiempo completo. Siento gran admiración por Ginger Klauss debido al celo que tiene por la predicación a pesar de estar confinada a una silla de ruedas. Su experiencia me motivó a hacer lo máximo que pueda al servir a Jehová.
S. Z., Italia
Muchísimas gracias por la hermosa experiencia. La distrofia muscular me obliga a mantenerme en cama gran parte del día, y tengo que predicar, con no poca dificultad, en una silla de ruedas. El relato de Ginger me ha animado mucho y me ayuda a afrontar los momentos en que me siento un poco deprimida a consecuencia de la enfermedad.
M. R., Italia
¿Por qué estoy tan enfermo? Les estoy muy agradecida por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Por qué tengo que estar tan enfermo?” (22 de abril de 1997). Tengo 21 años de edad y padezco de anemia drepanocítica, por lo que puedo comprender los sentimientos de los jóvenes del artículo. A menudo me pregunto si va a haber alguien que me ame y desee casarse conmigo a pesar de tener este problema de salud. Pero me ha ayudado mucho su artículo, pues ahora sé que no soy la única persona que se siente así.
D. R., Estados Unidos
Amigas inseparables Gracias por la experiencia de Anne-Marie Evaldsson (22 de abril de 1997). Me llenó de admiración ver cómo esta hermana sigue adelante en sentido espiritual a pesar de su discapacidad. Este relato me ha hecho reflexionar. Muchos no valoramos lo que se nos ha dado para utilizarlo en el servicio de Jehová. Felicitaciones a ella y a su amiga leal. Son un ejemplo.
R. A., Ecuador
Es muy animador saber que una invidente trabaja, participa en la obra de casa en casa, dirige estudios bíblicos y asiste a las reuniones cristianas todas las semanas. Me ha hecho sentir que merece la pena hacer lo sumo posible en el ministerio y mantenerlo en el primer lugar. El valor de la visión espiritual es, en efecto, incomparable. Recordaré a Anne-Marie Evaldsson con profundo amor y agradecimiento.
J. O., Nigeria