El hoyo más grande del mundo cavado por el hombre
UN AMIGO me había dicho: “Si vas a Salt Lake City, no dejes de visitar la mina de cobre de Kennecott, en Bingham Canyon. Te impresionará ver lo que hay allí”. En agosto de 1992, mi esposa y yo tuvimos ocasión de ir y comprobar que nuestro amigo no había exagerado.
Bajo el calor seco y abrasador de Utah, hicimos un pausado recorrido de 42 kilómetros por carretera hacia el sudoeste de Salt Lake City. Mientras nos encaminábamos a la cercana cadena montañosa de Oquirrh, no tardamos en ver nuestro destino: una inmensa mancha de color amarillo ocre pálido en el horizonte, que contrastaba con el color más oscuro de las montañas del entorno. Eran las enormes excavaciones escalonadas de la mina de cobre de Kennecott. No obstante, esa primera vista no fue un anticipo suficiente de lo que estábamos por ver.
Iniciamos la serpenteante subida por la empinada ladera de una montaña. En el camino pasamos junto a enormes camiones volquete del tamaño de una casa pequeña, el mayor de los cuales podía cargar hasta 240 toneladas de roca por viaje. Son tan grandes, que sus ruedas, de casi cuatro metros de diámetro, empequeñecen a la persona más alta. Por fin llegamos al puesto de observación público. Y allí estaba: ¡el hoyo más grande cavado por el hombre que jamás habíamos visto!
Al mirar desde arriba hacia el fondo del hoyo, los enormes camiones parecían de juguete. Contemplábamos una excavación de más de 800 metros de profundidad y 4 kilómetros de diámetro. El fondo del hoyo se encuentra a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, y su borde superior, a unos 2.400 metros. Es tan profundo, que el edificio más alto del mundo —la Torre Sears, de Chicago, que tiene alrededor de 440 metros de altura— llegaría solo hasta la mitad del hoyo. La empresa explotadora pretende bajar otros 260 metros más, lo que según sus cálculos les daría trabajo al menos hasta el año 2020.
La mina tiene el aspecto de un gigantesco anfiteatro, con terrazas, o bancos, de 15 metros de altura que bajan escalonadas hasta las profundidades del abismo. Se nos dijo que esta mina de cobre podía divisarse desde el transbordador espacial. No obstante, todo tuvo un sencillo comienzo hace ciento treinta años, cuando la montaña aún superaba los 2.400 metros de altura.
Se burlan de la explotación minera
La explotación minera empezó en 1863, cuando el coronel Patrick Connor, del Fuerte Douglas, reclamó el derecho de propiedad sobre el lugar. Sin embargo, era una explotación pequeña y no produjo ganancias. En 1906 la compañía de cobre de Daniel Jackling, de Utah, y una compañía rival comenzaron a extraer mena con solo un 2% de cobre, lo que dio comienzo a la explotación de la mina de Bingham Canyon propiamente dicha. Un folleto oficial explica que “los mineros de la época los ridiculizaban porque pensaban que una mena con tan bajo porcentaje de cobre nunca sería rentable”. ¿Qué dirían hoy si supieran que la mena cuprífera que se extrae solo tiene un 0,6% de cobre? Pues bien, “Bingham Canyon ha dado más cobre que ninguna otra mina en la historia, y se han sacado cinco mil millones de toneladas de roca desde que se inició la excavación a cielo abierto”.
El cobre no es lo único que se extrae, también se obtiene oro, plata y molibdeno (elemento metálico que se emplea para darle dureza al acero); en un año se pueden llegar a extraer 14 millones de gramos de oro y más de 110 millones de gramos de plata. No sorprende que se haya dicho que esta mina es el hoyo más rico de la Tierra.
Tal vez usted se pregunte por qué es tan importante el cobre. En tal caso, piense en lo que ocurriría si se quitase el cobre de todo el cableado eléctrico y de los generadores, transformadores y otros aparatos que funcionan con corriente eléctrica. La lista podría incluir refrigeradores, aviones, automóviles y un largo etcétera. Sí, el cobre es un recurso tan fundamental para la vida moderna como lo fue en tiempos antiguos. La Biblia lo menciona 166 veces. (Génesis 4:22; Éxodo 27:1, 2.)
La extracción del cobre no es sencilla
Lo que vimos en aquella inmensa excavación es tan solo el comienzo de un proceso que culmina con la obtención del valioso cobre. En la mina se efectúa la perforación, voladura, carga y transporte de la mena. Esta se traslada a una trituradora ubicada en el mismo hoyo, desde donde una cinta transportadora conduce la mena triturada a una planta de concentración y flotación que está a ocho kilómetros de distancia. La concentración incrementa el contenido de cobre que hay en la mena, pasando de un 0,6% a un 28% después de eliminar las materias indeseables.
El siguiente paso es la fundición, proceso mediante el cual se separan las impurezas, como el hierro y residuos sulfurosos, lo que deja un cobre fundido 98% puro. El cobre fundido se vierte en moldes rectangulares para formar ánodos y se deja enfriar. El último paso es el refinado. El folleto explicativo dice: “Los ánodos son sometidos a un procedimiento electrolítico de refinado que le da un 99,98% de pureza”. Durante esta operación se recuperan el oro y la plata presentes en este estado del cobre, y se consiguen unas grandes planchas catódicas de 150 kilogramos de peso listas para la venta a las manufactureras de artículos de cobre, bronce y latón.
La explicación dada es sencilla, pero todo el procedimiento es mucho más complejo y ocupa mucho espacio. Piense que se necesita una tonelada de mena para obtener tan solo cinco kilogramos de cobre. Así que la próxima vez que vea un cable, una cacerola o una olla de cobre, tenga presente que la materia prima pudo haber salido del hoyo más grande que el hombre ha cavado jamás.—Contribuido.
[Fotografías en las páginas 24, 25]
Arriba: La excavación tiene más de 800 metros de profundidad y unos 4 kilómetros de diámetro
Arriba a la derecha: La fundición, donde se halla una de las chimeneas más altas del mundo
Recuadro: Cátodo de cobre de 150 kilogramos de peso, marcado para indicar los usos del cobre según su porcentaje de pureza
Abajo a la derecha: Camión diesel capaz de transportar hasta 240 toneladas de mena
[Reconocimiento]
Fotos (arriba y parte superior de la página 25): cortesía de Kennecott Utah Copper
[Reconocimiento en la página 23]
Foto cortesía de Kennecott Utah Copper