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¡Despertad! 1989
g89 8/7 pág. 25

¿Quiénes son los verdaderos malhechores?

LA BIBLIA dice que las mentiras son el sello de Satanás. En los días de Jesús, el clero judío difundió mentiras sobre él, y en este sentido los tiempos no han cambiado. (Juan 8:44.)

Los enemigos de los testigos de Jehová constantemente utilizan mentiras y difamaciones en un intento por contrarrestar la obra de predicación que efectúan. En los países socialistas se difunde la mentira de que los Testigos son perversos agentes de la CIA norteamericana. En un vuelo de Londres a Nueva York, un católico, defensor del Movimiento Sandinista, lanzó esta infundada acusación a un corresponsal de ¡Despertad! que estaba sentado a su lado. Sin embargo, toda persona informada sabe que los Testigos mantienen una total neutralidad en cuestiones políticas. (Juan 17:16; 18:36.)

Por otro lado, en los países católicos se han difundido otras mentiras para difamar a los Testigos. En el pasado se les acusaba de ser perversos agentes comunistas. Recientemente, cerca de Caracas (Venezuela) se dirigió una rara acusación contra algunos Testigos. En el periódico Últimas Noticias se publicó la falsa noticia de que tres Testigos habían violado y asesinado a otra Testigo en un rito satánico. Un sacerdote de la localidad añadió leña al fuego del escándalo al decir a sus feligreses: “Esto les muestra qué clase de personas son esos testigos de Jehová”. ¿Cuál era la verdad de todo aquello?

La mujer había fallecido de una hemorragia cerebral, y los opositores se habían inventado la historia de la violación. Más tarde se publicó en el mismo periódico una entrevista y una retractación completa.

Pero, ¿qué le sucedió al sacerdote que había explotado aquella mentira? El mismo día que se publicó la refutación le hicieron unas preguntas en televisión. ¿Sobre qué tema? Le habían aprehendido cuando trataba de pasar de contrabando a España 21 kilogramos de cocaína. Aquel no había sido su primer delito. Confesó que la primera vez que participó en contrabando de drogas fue en 1984, gracias a sus contactos con un ex sacerdote que también era narcotraficante. El informe en la revista Auténtico declaró que la policía temía que el sacerdote fuera puesto en libertad y huyera del país, como había hecho el otro sacerdote, a quien “se le permitió escapar a una casa que había comprado en Miami [Florida, E.U.A.] con el dinero de la droga”.

¿Qué dijo el cardenal Lebrún, arzobispo de Caracas, sobre este sacerdote malhechor? “Tengo el deber de declarar que el padre José Luis Gil no es un malhechor.” Sin embargo, el punto de vista de la ley en cuanto a quién es un malhechor difiere del que tiene el arzobispo, pues condenó al sacerdote a veinte años de prisión. La Biblia también define con mucha claridad quién es un malhechor: “¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, [...] ni los ladrones, ni los avaros, [...] ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”. “Que ninguno de vosotros tenga que sufrir ni por criminal ni por ladrón ni por malhechor.” (1 Corintios 6:9, 10; 1 Pedro 4:15, Biblia de Jerusalén [católica].)

Cuando un sacerdote comete un delito, se le suele trasladar a otra parroquia, como ha ocurrido en Estados Unidos en varios casos recientes de sacerdotes culpables de abusos deshonestos de niños. La norma bíblica para las personas inmorales que no se arrepienten y no cambian es la expulsión, o excomunión, la única forma de que la congregación cristiana permanezca libre de malhechores impenitentes. (1 Corintios 5:11, 12.)

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