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LA GENTE CADA vez se da más cuenta de que la Tierra está siendo contaminada. Los científicos advierten de las consecuencias. Lluvia ácida que mata los bosques y los peces, aerosoles que perforan la capa de ozono, productos químicos tóxicos que envenenan el suelo, vertidos de basuras y de petróleo que ensucian los océanos, combustibles fósiles que convierten la Tierra en un invernadero... los muchos libros que se han escrito sobre el tema no dan abasto a la hora de documentar todo el daño que se ha causado. No obstante, la mayoría de las personas no se dan cuenta de cuál es la causa que da origen a la contaminación: el derrumbe moral. No es la primera vez que ocurre. “La tierra sufre por los pecados de su pueblo. La tierra languidece, los cultivos se marchitan, los cielos niegan la lluvia. El país está corrompido por el crimen; el pueblo ha torcido las leyes de Dios y ha quebrantado sus mandamientos eternos.” (Isaías 24:4, 5, La Biblia al Día.)

El hombre no ha sabido adaptarse a su entorno. Primero se contamina a sí mismo en sentido moral, y luego contamina literalmente la Tierra. Es esa contaminación moral la que hace que a los ojos de Dios no merezca heredar la Tierra.