-
Página 2¡Despertad! 1988 | 22 de mayo
-
-
Es muy difícil detectar micrófonos ocultos, pues son tan pequeños como la cabeza de una cerilla, se les puede colocar en bolígrafos que escriben de verdad, pueden simular una tableta de aspirina o la aceituna de un cóctel, es posible llevarlos como un pendiente o incluso introducirlos debajo de la piel. Pueden captar un susurro dentro de una habitación y transmitirlo a casi medio kilómetro de distancia.
-
-
¡Alto! ¡Prohibido el paso! ¡Propiedad privada!¡Despertad! 1988 | 22 de mayo
-
-
¡Alto! ¡Prohibido el paso! ¡Propiedad privada!
EL HOMBRE es capaz de llegar muy lejos para proteger su vida privada. Con el fin de asegurarla, algunos construyen grandes muros alrededor de su propiedad. Otros, a fin de que nadie les moleste, prefieren situar su hogar en lo alto de una montaña, en lo más profundo de un bosque o a kilómetros de cualquier carretera principal. Los que viven en ciudades tal vez alquilen su apartamento en los pisos más altos, hagan que su número de teléfono no figure en la guía u oculten su identidad mediante el uso de nombres falsos o hasta disfraces.
La intimidad significa algo diferente para cada individuo. Tal vez una esposa desee que su marido la deje sola de vez en cuando. También los esposos requieren en ocasiones un rincón donde poder estar a solas. Hasta los jovencitos desean algo de intimidad. A menudo, el tener su propia habitación es para ellos un refugio en este sentido.
No obstante, hay quienes pueden intervenir su línea telefónica y escuchar las conversaciones más privadas e íntimas que usted pueda mantener en su casa o en su oficina. Aun en los vestuarios de una escuela, una fábrica o una oficina, cada movimiento que usted haga puede controlarse por televisión y grabarse en vídeo. Mediante el uso de rayos láser dirigidos hacia los cristales de su ventana, hay la posibilidad de captar y grabar sus conversaciones desde la calle. Actualmente ya se están utilizando computadoras para vigilar qué hacen los empleados en su lugar de trabajo. Hoy es posible que lo que usted escribe con la máquina de escribir de su oficina lo lean en un monitor a kilómetros de distancia personas que serían capaces de utilizarlo en contra suya. Tampoco en la oscuridad puede uno sentirse seguro de su intimidad. Es posible controlar cada movimiento que usted realiza en la calle durante la noche mediante cámaras que funcionan sin luz perfectamente. Si le molesta que su esposa abra la correspondencia que va dirigida a usted, ¿qué pensaría de las personas que irrumpen en su intimidad y la leen sin ni siquiera abrirla?
Quizás usted se ofendería si se le pidiera que hiciese un test con un detector de mentiras para asegurarse un puesto de trabajo. Pero un entrevistador puede hacerle un test muy parecido sin que usted ni siquiera se dé cuenta mediante un aparato que analiza la voz y que, según dicen, puede comprobar si está diciendo o no la verdad.
Empresas y grandes corporaciones están perdiendo altos secretos debido a que competidores sin escrúpulos invaden su intimidad. Como resultado del reciente desarrollo de los sistemas de investigación de alta tecnología, las naciones y potencias mundiales encuentran casi imposible evitar que otros países invadan su intimidad nacional. Los satélites espías, dotados de cámaras de gran resolución, pueden fotografiar desde el espacio exterior objetos tan pequeños como una pelota de tenis, o identificar a un hombre entre una muchedumbre simplemente por la forma de su barba.
Resulta evidente que la intimidad, “el derecho más abarcador y más apreciado por los hombres civilizados”, podría convertirse rápidamente en una libertad en peligro, como se mostrará en el siguiente artículo.
-
-
El espionaje electrónico, ¡nada más fácil!¡Despertad! 1988 | 22 de mayo
-
-
El espionaje electrónico, ¡nada más fácil!
EL RECIENTE desarrollo y miniaturización de los componentes electrónicos ha logrado que con mucha frecuencia sea muy difícil detectar los micrófonos ocultos. Tan pequeños como la cabeza de una cerilla, estos aparatos pueden colocarse en bolígrafos que escriben de verdad, ocultarse en puros y cigarrillos, insertarse en pequeñísimos agujeros hechos en una pared o en el techo e incluso introducirse debajo de la piel. Han llegado a simular una tableta de aspirina o la aceituna de un cóctel. Otros incluso se han llevado como pendientes.
Los lugares más comunes para esconder estos aparatos de escucha electrónicos son: detrás de las placas de los interruptores de la luz, en los teléfonos y en el orificio para la toma de tierra de los enchufes eléctricos. Estos últimos obtienen de la corriente eléctrica la energía necesaria para transmitir, en vez de emplear pilas de corta duración. Una vez que se ha ocultado un micrófono en un teléfono, se puede hacer que transmita conversaciones sin importar que se esté usando el teléfono o no. De modo que la técnica para invadir su intimidad mediante vigilancia electrónica está bien desarrollada y establecida. Dónde se esconderán los micrófonos depende únicamente de la imaginación del espía.
Aunque la venta y utilización de varias clases de aparatos de escucha electrónicos está prohibida en muchos países, incluyendo Estados Unidos, dichos aparatos están fácilmente disponibles para quienes deseen invadir solapadamente su intimidad. Pueden comprarse en diversos establecimientos, tiendas de aparatos electrónicos y empresas de venta por correo. Uno de estos aparatos, del tamaño de un sello de correos, que funciona con una pila normal de nueve voltios y que puede transmitir voces a un receptor situado a unos cien metros de distancia, cuesta únicamente 35 dólares. Por aproximadamente el mismo precio, una compañía japonesa comercializa un transmisor más potente, del tamaño de un botón y cuyo radio de alcance llega a los trescientos metros.
No obstante, algunos de estos aparatos no han sido construidos con la intención de que se utilicen como micrófonos ocultos. Por ejemplo: al módico precio de 24,95 dólares, una cadena estadounidense de tiendas de aparatos electrónicos vende un sistema sin cable para controlar la habitación de un niño. Solo hay que enchufarlo a la red y los sonidos se transmiten de una parte de la casa hasta la otra. Otros son simples micrófonos sin cable más pequeños que un paquete de cigarrillos. Tienen usos apropiados, pero si caen en malas manos, es posible que se les reduzca de tamaño, y de esta manera se les pueda ocultar en casi cualquier lugar.
Si comprar estos micrófonos resulta fácil, casi igualmente de fácil resulta construirlos. Con tan solo nueve pequeñas piezas, cuyo costo es inferior a 10 dólares, cualquier persona que tenga un conocimiento elemental de electrónica puede construir un aparato sin cable capaz de captar un susurro en una habitación y transmitirlo a casi medio kilómetro de distancia.
El sistema de vigilancia más extendido es el de la intervención telefónica. Para lograrlo, ni siquiera es necesario ver el teléfono del individuo. Si, por ejemplo, el teléfono de la víctima está en el décimo piso de un edificio de oficinas o en un apartamento, se le puede intervenir desde la línea telefónica principal que hay en el sótano. Debajo de algunas casas se han encontrado aparatos para grabar que se activan con la voz y que han sido colocados allí ilegalmente. Cuando el auricular se descuelga, comienzan a grabarse las conversaciones. Por lo general, a cualquier persona disfrazada de técnico de teléfonos le resulta bastante fácil acceder a la línea telefónica de la víctima.
Esta forma de escucha es ilegal bajo casi cualquier circunstancia y en la mayoría de los países. Pese a ello, según un experto cuyo trabajo es encontrar y eliminar micrófonos ocultos, así como aparatos colocados clandestinamente para intervenir conversaciones telefónicas, “encontramos una línea intervenida el 25% de las veces que hacemos una comprobación”. Ya que colocar micrófonos ocultos se ha extendido a tal grado en el mundo de los negocios, otro experto aconseja a los ejecutivos de las grandes empresas que “tengan muchísimo cuidado con cualquier regalo que tenga que enchufarse”. Su reloj eléctrico o su radio podrían ocultar un micrófono en su interior, y haría falta un experto con un equipo costoso para encontrarlo. Pero, ¿a qué se debe esta creciente plaga de micrófonos ocultos?
-
-
¿Está en peligro su intimidad?¡Despertad! 1988 | 22 de mayo
-
-
¿Está en peligro su intimidad?
NO HAY manera de saber cómo se hubiera desarrollado la segunda mitad de este siglo si ciertos acontecimientos cruciales se hubieran conocido de antemano: el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941; el siguiente lugar que atacaría Hitler en Europa; si él hubiera sabido que Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos intervendrían en la guerra; las intenciones de Fidel Castro en Cuba después del golpe de estado de 1959; las del gobierno del norte de Corea en junio de 1950 o de Vietnam del Norte en 1957, para nombrar solo unos cuantos. Debido a que mantuvieron sus planes en secreto, tomaron al mundo por sorpresa.
La historia ha demostrado que a las naciones no les gusta que otros países les den este tipo de sorpresas. Puesto que ahora disponen de la tecnología electrónica precisa para espiar las intenciones de otras potencias y reducir a un mínimo las sorpresas desagradables, la mayoría de las naciones se han declarado una guerra de investigación clandestina para espiarse unas a otras. Se informa que “cincuenta y tres gobiernos de países pequeños” todos los días hacen un “barrido” en sus oficinas con costoso equipo de detección a fin de encontrar micrófonos ocultos.
Ya en 1952 se dijo que la embajada americana en Moscú estaba siendo espiada por medio de un extraño tipo de micrófono que se había colocado dentro del sello americano situado detrás de la mesa del embajador. En 1985 agentes del gobierno norteamericano informaron que los soviéticos habían colocado en la embajada americana en Moscú un gran número de máquinas de escribir que contenían micrófonos.
Por su parte, los rusos dicen que también han encontrado muchos micrófonos. Entre ellos aluden a un ladrillo conectado a un transmisor descubierto en la embajada soviética en Washington, D.C. Asimismo, su representante ante las Naciones Unidas dice haber encontrado un micrófono en la toma de antena de su televisor. Así que continúa el espionaje a escala internacional.
Espionaje en el lugar de empleo
“Uno tiene la impresión de que se ha levantado la veda de la intimidad”, se lamentó un abogado. “Me horrorizo ante lo que veo —comentó otro—. Nos hemos convertido en un país de espías.” Lo cierto es que nos hemos convertido en un mundo de espías. Los rápidos avances tecnológicos en las telecomunicaciones —ordenadores, radiotransmisores en miniatura, conexiones telefónicas vía satélite o microondas— han contribuido a hacerlo posible. La nueva tecnología ha dejado atrás las leyes que protegen la intimidad individual y colectiva.
Por ejemplo: con solo instalar programas adicionales en un sistema de ordenadores ya existente, los empresarios ahora pueden vigilar prácticamente todo movimiento que realice el usuario de cualquier terminal: secretarios, empleados que hacen las reservas de billetes de líneas aéreas, trabajadores de correos o cajeros de tiendas de comestibles. La lista sería interminable. Los expertos calculan que tan solo en Estados Unidos se controla de esta manera a más de trece millones de personas, y el número está aumentando. Estiman que para el año 2000 habrá entre treinta y cuarenta millones de usuarios de terminales de ordenador, de los que entre el 50 y el 75% estarán siendo controlados. A medida que el sistema se vaya perfeccionando, dice la revista U.S.News & World Report, “se espera que hasta los ingenieros, los contables y los médicos tengan que afrontar esta forma de escrutinio electrónico”.
Ya existe un profundo resentimiento entre los patronos y los trabajadores por la pérdida de intimidad personal debida a esta clase de espionaje electrónico. Un fabricante que ha confeccionado programas que hacen posible realizar esta clase de investigación comenta: “Permite vigilar totalmente a todos los usuarios durante todo el tiempo”. Los informes que llegan de los lugares de trabajo indican que ese comentario no es infundado. “Ni siquiera puedo ir al cuarto de baño sin que me vigilen”, se quejó una telefonista. La directora de una asociación nacional de mujeres trabajadoras dice que “muchas de las prácticas de los patronos atentan escandalosamente contra la intimidad”. “Terminas desquiciado. La presión resulta increíble”, dice otro irritado trabajador. “Es una manera muy opresiva de trabajar. El tener que sentarse delante de esa ‘caja tonta’ sin poder moverse algunas veces puede colocarle a uno al borde de la histeria”, añade otro. No es de sorprender que la “caja tonta” con la que uno ha estado trabajando de repente le mande un mensaje intermitente de reprensión como este: “No estás trabajando tan rápido como la persona que está a tu lado”. ¿Se les está escurriendo de las manos a los trabajadores la intimidad en el lugar de empleo?
Espionaje comercial
Pero tampoco las directivas de las empresas tienen razón para sentirse tranquilas. Un solo micrófono oculto en una oficina o una sala de conferencias puede significar la diferencia entre ingresos de millones de dólares o tal vez pérdidas masivas. Cuando una de las principales empresas de armamento perdió un contrato de doscientos millones de dólares ante una empresa rival por tan solo unos miles de dólares, se buscaron los servicios de un equipo dedicado a detectar micrófonos ocultos. La investigación reveló que se había colocado un micrófono en el techo de la sala de conferencias. Un magnetófono situado en el servicio de caballeros al final del pasillo había estado recogiendo cada palabra.
El espionaje electrónico ha llegado a ocupar un lugar tan destacado en el mundo de los negocios, que se calcula que en los últimos cinco años las empresas rivales han ocultado unos cien mil micrófonos para obtener información sobre asuntos como presupuestos, secretos comerciales, nuevos productos y negociaciones encubiertas con los trabajadores. Se informa que “centenares de las que, según la revista Fortune, son las quinientas compañías principales” comprueban todos los días sus oficinas y salas de conferencias con equipos para detectar micrófonos. “Pienso que, actualmente, en muchas empresas existe una verdadera paranoia —comenta el vicepresidente de una gran compañía de Nueva York que se dedica a desactivar aparatos de escucha—, una opinión generalizada de que no existe ningún lugar seguro.”
¿Qué hay en cuanto a usted, que apenas tiene nada que ver con el mundo de la política o los negocios? ¿Es posible que se invada su intimidad mediante algún tipo de sistema de investigación? A continuación se presentan algunos datos que deben tenerse en cuenta. Los informes muestran que de cada diez casos de intervenciones telefónicas ilegales, siete tenían que ver con particulares. Las situaciones casi siempre estaban relacionadas con cuestiones familiares, principalmente desavenencias matrimoniales. Muchas veces se contrató a detectives privados para obtener evidencia de adulterio, de incapacidad legal para obtener la custodia de los hijos o de alguna otra forma de deslealtad. Según un informe, “el 80% de los aparatos de escucha ilegales que las compañías telefónicas descubren anualmente se encuentran en domicilios particulares”.
Además de eso, cierto periodista informa que usted podría estar siendo espiado por la propia compañía telefónica, y calificó a estas de “los más grandes violadores de la intimidad telefónica”. Un anterior analista de la CIA declaró: “Durante el único período de cinco años para el que existen estadísticas disponibles, agentes de las compañías telefónicas escucharon sin autorización alguna 1.800.000 conversaciones telefónicas, supuestamente con el fin de encontrar fraudes en el pago de las llamadas”. Él hace notar que estos espías estaban vinculados a agentes de la policía local, estatal y federal, con quienes, en ocasiones, intercambiaban información.
A todo ello también hay que añadir las propias agencias que se encargan de hacer cumplir la ley. Sin importar que tengan autorización o no, pueden intervenir su teléfono. Se descubrió que la policía de cierta ciudad de Estados Unidos había estado escuchando ilegalmente a más de tres mil personas en tan solo unos pocos años. De manera similar, en muchas otras ciudades la policía ha sido acusada de escuchas ilegales. Un periodista informa: “Los que tenían su teléfono intervenido no eran ‘peces gordos’ ni extremistas políticos ni maleantes; eran gente normal”. Algunos se lamentaron de que hasta la iglesia luterana estuviera entre ellos. También se ha sometido a otras iglesias a esta clase de escrutinio electrónico.
Finalmente, un profesor de Sociología hizo esta pertinente observación: “Con un gobierno diferente y una población menos tolerante, esos mismos aparatos [de escucha] podrían utilizarse con facilidad contra las personas de una ideología política ‘contraria’, minorías étnicas o religiosas y personas cuyo estilo de vida moleste a la mayoría”.
Si usted está entre los que atesoran su intimidad, entre los que les gusta que no se les moleste, disfrútelo ahora. Muchos creen que esa es una libertad en peligro.
[Fotografía en la página 7]
La pantalla de su ordenador le dice: “No estás haciendo tanto como tus compañeros”
[Fotografía en la página 8]
A veces las sesiones de una junta directiva son escuchadas clandestinamente
-