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  • La Iglesia católica en España. El abuso del poder
    ¡Despertad! 1990 | 8 de marzo
    • La guerra civil: una cruzada cruel

      Aunque los generales del ejército que encabezaron el golpe de estado tenían motivos políticos, el conflicto pronto tomó un cariz religioso. A las pocas semanas del alzamiento, la Iglesia, cuyo poder había sido ya socavado por la reciente legislación, se convirtió de repente en blanco de muchos y crueles ataques.b Miles de sacerdotes y monjes murieron a manos de fanáticos opositores del golpe militar, que equiparaban a la Iglesia española con una dictadura. Se saqueó y prendió fuego a iglesias y monasterios. En algunas partes de España, el mero hecho de vestir sotana era suficiente para firmar la sentencia de muerte de un hombre. Era como si el fantasma de la Inquisición se hubiese levantado de la tumba para tragarse a sus propios progenitores.

      Ante esta amenaza, la Iglesia española recurrió de nuevo a los poderes seglares —en este caso los militares— para defender su causa y devolver la nación al seno de la Iglesia. No obstante, primero había que convertir la guerra civil en una “guerra santa”, una “cruzada” en defensa del cristianismo.

      El cardenal Gomá, arzobispo de Toledo y primado de España, escribió: “¿La guerra de España es una guerra civil? No; una lucha de los sin Dios [...] contra la verdadera España, contra la religión católica”. Dijo que el general Franco, líder de los insurrectos, era un “instrumento de los planes de Dios sobre la Tierra”. Otros obispos españoles expresaron sentimientos similares.

      Por supuesto, la realidad no era así de sencilla. Muchos de los que se encontraban en el bando republicano de la guerra también eran católicos sinceros, sobre todo en la región vasca, de recia tradición católica. De modo que la guerra civil enfrentó a católicos contra católicos, todos ellos, según la explicación que los obispos hicieron de la guerra, en pro del catolicismo español.c

      Cuando las fuerzas de Franco por fin invadieron las provincias vascas, ejecutaron a catorce sacerdotes y encarcelaron a muchos más. En sus escritos sobre las atrocidades cometidas contra los católicos vascos, el filósofo francés Jacques Maritain dijo que “la guerra santa odia más ardientemente que al infiel a los creyentes que no la sirven”.

      Después de tres años de atrocidades y sangrías entre los dos bandos, la guerra civil terminó con la victoria de las tropas de Franco. Murieron entre 600.000 y 800.000 españoles, muchos de ellos debido a crueles represalias por parte de las fuerzas vencedoras.d El cardenal Gomá, impasible, declaró lo siguiente en una carta pastoral: “Nadie podrá negar que el deus ex machina [intervención feliz e inesperada que resuelve una situación trágica] de esta guerra ha sido el mismo Dios, su religión, sus fueros, su ley, su existencia y su influencia atávica en nuestra historia”.

  • La Iglesia católica en España. El abuso del poder
    ¡Despertad! 1990 | 8 de marzo
    • [Recuadro en la página 8]

      La guerra civil española

      Declaraciones de obispos

      Poco después del comienzo de la guerra (1936), el cardenal Gomá se refirió al conflicto como una lucha entre “España y la anti España, la religión y el ateísmo, la civilización cristiana y la barbarie”.

      La Guerra de España, 1936-1939, página 261.

      El obispo de Cartagena dijo: “Benditos sean los cañones si en las brechas que abran florece el Evangelio”.

      La Guerra de España, 1936-1939, páginas 264-5.

      El 1 de julio de 1937, los obispos españoles publicaron una carta colectiva en la que se exponía la posición católica respecto a la guerra civil. Entre otras cosas, decía lo siguiente:

      “La Iglesia, a pesar de su espíritu de paz [...], no podía ser indiferente en la lucha [...]. No había en España ningún otro medio para reconquistar la justicia y la paz y los bienes que de ellas derivan que el Movimiento Nacional [las fuerzas fascistas de Franco].”

      “Creemos justa la denominación de Movimiento Nacional; primero, por su espíritu, que era el modo de sentir de la mayoría inmensa del verdadero pueblo español y la única esperanza de la nación entera.”

      Enciclopedia Espasa-Calpe, suplemento 1936-1939, páginas 1553-5.

      Los obispos católicos de otros países no vacilaron en apoyar a sus colegas españoles. El cardenal Verdier, arzobispo de París, dijo que la guerra civil era una “lucha entre la civilización cristiana y la [...] civilización del ateísmo”, y el cardenal alemán Faulhaber exhortó a todos los alemanes a orar por los que “defienden los sacrosantos derechos de Dios, para que Él otorgue la victoria a los que pelean la guerra santa”.

      Enciclopedia Espasa-Calpe, suplemento 1936-1939, páginas 1556-7.

  • La Iglesia católica en España. La crisis
    ¡Despertad! 1990 | 8 de marzo
    • EL 20 de mayo de 1939, en la iglesia de Santa Bárbara (Madrid), el general Franco entregó la espada de su victoria al cardenal Gomá, primado de España. El Ejército y la Iglesia celebraron juntos aquel triunfo al que el Papa se refirió como la “deseada victoria católica”. La guerra civil había terminado y parecía que se volvía a los albores del catolicismo español.

      La triunfante Iglesia recibió generosos subsidios del Estado, el control de la educación escolar y amplios poderes de censura sobre todo lo que no favoreciese al catolicismo nacional. No obstante, la arrolladora cruzada militar y religiosa también había sembrado las semillas de la decadencia de la Iglesia.

      A los ojos de muchos españoles, la Iglesia estaba implicada en las atrocidades de las fuerzas victoriosas.

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