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  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • Historia reciente de la obra en Serbia

      Serbia, situada en el corazón de los Balcanes, es un país donde confluyen diversas culturas y nacionalidades. Fue allí, en la ciudad de Belgrado, donde en 1935 se construyó una sucursal para atender los territorios que en aquel entonces integraban Yugoslavia, lo que resultó en un emocionante aumento teocrático. ¿Cómo han ayudado en tiempos recientes los hermanos de Serbia a los países recién formados en la región?

      Mientras que varias fronteras se cerraban y el odio racial aumentaba, hermanos de diversas nacionalidades trabajaban juntos en paz en la oficina de Zagreb (Croacia). Finalmente, debido al prejuicio racial y nacional que había fuera de Betel, los hermanos serbios se vieron obligados a marcharse. En 1992, las publicaciones se volvieron a traducir al serbio en Belgrado (Serbia), como se hacía casi cincuenta años atrás. Esta medida resultó muy sensata y oportuna.

      En Bosnia, donde se estaban produciendo duros enfrentamientos, había una gran necesidad de ayuda humanitaria. La sucursal de Austria amorosamente había organizado un envío de suministros de socorro, y los hermanos de Serbia estaban en la mejor posición para entregarlo en las zonas de Bosnia controladas por los serbios.

      Aunque no había enfrentamientos en Serbia, los efectos de la guerra sí se dejaban sentir. Un embargo económico dificultaba recibir las publicaciones desde Alemania, donde se imprimían. Los hermanos estudiaban los mismos artículos hasta que llegaran las revistas nuevas. A fin de cuentas, no se perdieron ningún número.

      “UN SOCORRO FORTALECEDOR”

      “Cuando llegamos a Serbia en 1991 —explica Daniel Nizan, graduado de Galaad—, había mucha agitación política en el país. Nos impresionó el entusiasmo que mostraban los hermanos a pesar de la situación crítica que los rodeaba. Recuerdo lo mucho que nos sorprendió ver a unos cincuenta nuevos presentarse para el bautismo en el primer día especial de asamblea al que mi esposa y yo asistimos. Aquello nos fortaleció de verdad.”

      Los Nizan fueron de gran ayuda para establecer la nueva sucursal de Belgrado. La primera oficina, con espacio para diez personas, se hallaba en la calle Milorada Mitrovića. En el piso inferior había también un Salón del Reino. No obstante, a medida que crecía el equipo de traducción, hacía falta más espacio. Con el tiempo se encontró un terreno y, a finales de 1995, se terminó la construcción del nuevo Betel.

      Los tiempos cada vez más difíciles hicieron que más gente respondiera a la verdad, y según crecía el número de publicadores, también aumentaba la necesidad de supervisión amorosa. Esta necesidad quedó satisfecha en parte gracias a algunos precursores especiales procedentes de Italia; eran siervos de tiempo completo dedicados, llenos de energía y muy abnegados. Aunque no era fácil aprender otro idioma y adaptarse a una cultura desconocida en medio de la guerra, ellos se convirtieron en “un socorro fortalecedor” para nuestros hermanos de Serbia (Col. 4:11).

      Los precursores extranjeros ayudaron de muchas formas, pero lo más importante fue que, como dijo el coordinador del Comité del País, Rainer Scholz, “trajeron consigo experiencia teocrática”. Hoy, 55 congregaciones de Serbia agradecen la cooperación de los 70 precursores especiales.

      EL IMPACTO DE LA HIPERINFLACIÓN

      Serbia no pudo evitar los nefastos efectos de la guerra en sentido económico, en especial la inflación. Una fuente indica: “La inflación acumulada en ciento dieciséis días —entre octubre de 1993 y enero de 1994—, ascendió a 500 billones por ciento”. Mira Blagojević, que sirve en Betel desde 1982, recuerda que para comprar unos cuantos vegetales, debía llevar una bolsa llena de dinero al mercado.

      Otra hermana, Gordana Siriški, explica que cuando su madre cobraba la pensión mensual, aquel dinero solo alcanzaba para comprar un rollo de papel higiénico. Gordana hace la siguiente reflexión: “Resulta muy difícil comprender cómo pudo sobrevivir la gente cuando todo lo que tenían perdió su valor de repente. Nosotros, gracias a la hermandad mundial, recibimos suministros de socorro del extranjero. Muchas personas que habían dejado de confiar en los bancos y en el gobierno empezaron a cifrar su confianza en Dios, y los hermanos también se unieron más entre sí”.

      TRADUCCIÓN DE LA BIBLIA

      Los equipos de traducción de Yugoslavia trabajaron juntos durante años en un solo lugar, Zagreb (Croacia). Después de la guerra, cada grupo de traducción se trasladó a su respectivo país, aunque se mantuvo en contacto con el equipo de traducción de Zagreb. Esto resultó particularmente útil cuando el equipo serbio comenzó a trabajar en la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas. La meta era presentarla en la asamblea de distrito de 1999.

      Ahora bien, mientras se completaba la traducción, el país se estaba preparando para la guerra. Los bombardeos perjudicarían las comunicaciones telefónicas, y eso dificultaría el envío de los documentos electrónicos de Belgrado a la imprenta en Alemania. De modo que el martes 23 de marzo, ante la inminencia de ataques aéreos, los hermanos trabajaron toda la noche. A primera hora de la mañana siguiente ya habían terminado de enviar los archivos. Algunas horas después comenzó el bombardeo, y los miembros del equipo de traducción huyeron al refugio; a pesar de eso, se sentían muy contentos de haber logrado su objetivo. Su alegría fue aún mayor cuatro meses después cuando se presentó la Biblia en la asamblea de Belgrado. Durante los bombardeos y los muchos cortes de luz, los hermanos siguieron traduciendo otras publicaciones. A pesar de que fueron tiempos muy estresantes, pues a menudo tenían que interrumpir sus labores y correr hacia una zona más segura, estaban felices de participar en la preparación del alimento espiritual que tanta falta hacía.

      Con mucho esfuerzo y gracias a la bendición de Jehová, fue posible presentar la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en serbio en la asamblea de distrito celebrada en julio de 1999. Los asistentes rebosaban de alegría y agradecimiento por contar con esta versión en su propio idioma. Posteriormente, en las asambleas del año 2006, salió a la luz la Traducción del Nuevo Mundo completa en serbio, tanto en el alfabeto cirílico como en el latino.

      AUMENTA LA OPOSICIÓN RELIGIOSA

      Como la Iglesia Ortodoxa Serbia es la religión dominante en el país, mucha gente piensa que ser serbio es equivalente a ser ortodoxo. Piensan que una persona no se puede considerar serbia si no pertenece a la Iglesia Ortodoxa. A pesar de ello, durante la década de 1990, muchas personas aceptaron nuestro mensaje bíblico de esperanza. Cuando terminó la guerra en 1999, la cifra de publicadores casi se había duplicado, con un máximo de 4.026.

      Esta prosperidad espiritual provocó la ira de la Iglesia, que intentó detener la predicación atizando el fuego del nacionalismo. Con descarada violencia y manipulación de la ley, los opositores trataron de desmoralizar a nuestros hermanos. Por ejemplo, todavía había veintiún siervos de Jehová encarcelados por su neutralidad. Felizmente, la mayoría fueron liberados poco después de la guerra, agradecidos de que Jehová hubiera fortalecido su fe durante aquella prueba.

      El 9 de abril de 2001, el Ministerio Federal de Asuntos Internos prohibió repentinamente la importación de nuestras publicaciones. ¿Cuál fue el motivo? Afirmaban que estas tendrían una influencia negativa en la juventud. En la lista de publicaciones prohibidas figuraba incluso la Biblia.

      Debido a las noticias negativas que aparecían en la televisión y en los periódicos, algunas personas reaccionaban con violencia cuando se visitaban sus hogares. Un precursor especial cuenta: “Cuando predicábamos de casa en casa, la gente nos daba puñetazos o bofetadas; a veces también nos lanzaban piedras”. Algunos Salones del Reino fueron atacados. En la actualidad, nuestros hermanos de Serbia se pueden reunir por ley, pero deben ser discretos.

      También siguen predicando con entusiasmo y demostrando que el pueblo de Jehová, lejos de tener prejuicios, manifiesta verdadero amor cristiano. En los últimos años se han organizado campañas muy productivas en territorios no asignados de Serbia y Montenegro, en las que han participado hermanos de otros países europeos utilizando sus días de vacaciones. Aun así, queda mucho por hacer para llegar a los casi tres millones de personas que viven en estas áreas.

      En la actualidad, el Betel de Belgrado es un hermoso complejo de tres edificios rodeados de jardines. El Comité del País, que se compone de tres miembros, supervisa la obra tanto en Serbia como en Montenegro. Gracias a la bendición de Jehová, al mencionar el nombre de Serbia pensamos, no en la devastación que produjo la guerra, sino en el entusiasmo y la determinación que manifiestan los Testigos de ese país.

  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • [Ilustración y recuadro de la página 232]

      Daban lo mejor que tenían

      ŠANDOR PALFI

      AÑO DE NACIMIENTO 1933

      AÑO DE BAUTISMO 1964

      OTROS DATOS Sus padres conocieron la verdad en un campo de concentración establecido por los partisanos después de la segunda guerra mundial. Él hacía la labor de superintendente de circuito durante los fines de semana, y ahora forma parte del Comité del País de Serbia.

      MI FAMILIA era de origen húngaro, y por ello los partisanos nos enviaron a un campo de concentración durante un breve período. Sin embargo, aquello resultó ser una bendición porque fue allí donde mis padres conocieron la verdad. Cuando yo era adolescente, no mostraba demasiado interés en ese tema, pero el hermano Franz Brand, que vivió en nuestra casa durante un par de años, tuvo una gran influencia en mí. Me pidió que tradujera una publicación del húngaro al serbio, y yo accedí pensando que estaba siendo útil. Tiempo después descubrí que aquella traducción no hacía falta. El asunto fue que Franz simplemente había querido asegurarse de que yo la leyera. Su táctica funcionó, y algún tiempo después, en 1964, me bauticé.

      Una de mis mayores satisfacciones ha sido participar en la obra de superintendente viajante. Admito que no siempre resultó fácil, pues los recursos de los hermanos eran muy escasos. En muchas ocasiones, la familia entera dormía en una sola habitación, y allí dormía yo también. Pero todos los sacrificios merecieron la pena. Era maravilloso ver la alegría de los hermanos y el anhelo con que esperaban la visita. Se esforzaban al máximo y daban lo mejor que tenían. ¿Cómo no iba a sentirme agradecido?

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