-
Información generalAnuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
Información general
Territorio El relieve de ambos países presenta pantanos costeros, sabanas, mesetas cultivadas, y elevadas montañas en el interior. En Guinea nacen tres de los ríos más importantes de África occidental: el Gambia, el Níger y el Senegal.
Población De los 18 grupos tribales que habitan Sierra Leona, los mendé y los temne son los más grandes. Los krío —descendientes de esclavos africanos liberados— viven principalmente en las inmediaciones de Freetown. En Guinea hay más de treinta grupos étnicos, de los cuales los más grandes son los fulani, los mandingo y los susu.a
Religión Cerca del 60% de los sierraleoneses son musulmanes; del resto, la mayoría se consideran cristianos. En Guinea, casi el 90% de la población es musulmana. En su mayoría, la gente de ambos países también practica las religiones tradicionales.
Idioma Cada grupo étnico tiene su propia lengua. La lengua franca de Sierra Leona es el krío, mezcla de inglés con lenguas europeas y africanas. El idioma oficial de Guinea es el francés. Un 60% de la población de ambos países es analfabeta.
Recursos económicos La mayoría de los habitantes son agricultores de subsistencia. Casi la mitad de los ingresos por exportaciones de Sierra Leona provienen de los diamantes aluviales. Guinea alberga una de las mayores reservas de bauxita del mundo.
Alimentación Un dicho popular dice: “Quien no ha comido arroz, no ha comido”. También es común el fufú —pasta pegajosa preparada con trozos de yuca (mandioca) hervidos y machacados—, que se come con carne, quingombó y salsa agria.
Clima Cálido y húmedo en la costa, templado en las tierras altas. En la estación seca sopla durante días el harmatán, viento abrasador del Sahara que origina un descenso de las temperaturas y lo cubre todo de polvo.
a Algunas tribus son conocidas por diversos nombres.
SIERRA LEONA
GUINEA
TERRITORIO (km2)
71.740
245.857
POBLACIÓN
6.092.000
11.745.000
PUBLICADORES EN 2013
2.039
748
PROPORCIÓN: 1 PUBLICADOR POR CADA
2.988
15.702
ASISTENCIA A LA CONMEMORACIÓN EN 2013
8.297
3.609
-
-
1915-1947 Los comienzos (Parte 1)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1915-1947 Los comienzos (Parte 1)
Comienza a brillar la luz de la verdad
Las buenas nuevas llegaron a Sierra Leona en 1915, cuando algunos naturales del país regresaron de Inglaterra trayendo consigo publicaciones bíblicas. Alrededor de julio de ese año, llegó a Freetown el primer siervo bautizado de Jehová: Alfred Joseph, de 31 años y oriundo de Guyana (América del Sur). Se había bautizado pocos meses antes en la isla antillana de Barbados y había firmado un contrato como maquinista en Freetown. Una vez instalado en una de las viviendas para los empleados ferroviarios en Cline Town, a unos tres kilómetros (dos millas) de la ceiba de Freetown, se puso a enseñar el mensaje de la Biblia a sus compañeros.
Al año siguiente se le unió un excompañero de trabajo de Barbados, de nombre Leonard Blackman. Su madre, Elvira Hewitt, era quien le había dado a conocer la verdad a Alfred. Leonard y Alfred vivían puerta con puerta, y se reunían con frecuencia para analizar la Biblia. También distribuían publicaciones bíblicas a los amigos y personas interesadas.
Ambos se dieron cuenta de que los campos de Freetown estaban “blancos para la siega” (Juan 4:35). En 1923, Alfred escribió a la sede mundial en Nueva York diciendo que en Sierra Leona había muchas personas interesadas en la Biblia. “¿Podrían enviar a alguien que se encargue de ellas y ayude a organizar la predicación aquí?”, preguntó. La respuesta fue: “Enviaremos a alguien”.
Brown el de la Biblia y su esposa, Antonia
“Pasaron varios meses —relató Alfred—. Un sábado, tarde en la noche, recibí una llamada inesperada:
—¿Es usted el que escribió a la Sociedad Watch Tower pidiendo predicadores? —preguntó una voz.
—Sí —respondí.
—Bueno, me han enviado a mí —retumbó la voz.
”Era William R. Brown. Él y su esposa, Antonia, junto con su pequeña hija, habían llegado ese día y se estaban quedando en el Hotel Gainford.
”A la mañana siguiente, mientras Leonard y yo realizábamos nuestro estudio semanal de la Biblia, apareció en la puerta una figura imponente: era William R. Brown. Tenía tanto celo por la verdad, que propuso dar un discurso público al otro día. Enseguida reservamos el salón más grande de Freetown —el Wilberforce Memorial Hall— y programamos el primero de cuatro discursos para el siguiente jueves por la noche.
”Nuestro grupito se dio a la tarea de anunciar los discursos mediante la prensa, hojas sueltas y corriendo la voz. Nos preocupaba cómo reaccionaría la gente, pero no hacía falta. Unas quinientas personas abarrotaron el salón, entre ellas un buen número de ministros religiosos. Estábamos rebosantes de alegría.”
Durante el discurso, que duró una hora, Brown citó continuamente de las Escrituras y proyectó diapositivas con textos bíblicos. Una y otra vez repetía: “No lo digo yo, lo dice la Biblia”. Los asistentes aplaudían asombrados cada vez que oían algo nuevo. Pero no fue la brillante oratoria de Brown lo que los impresionó, sino las contundentes pruebas bíblicas que presentó. Un joven seminarista que estaba allí exclamó: “¡El señor Brown sí que conoce la Biblia!”.
1930
Brown despertó mucho entusiasmo con sus discursos, y la gente acudía a raudales para oírlos. El siguiente domingo pronunció ante una sala nuevamente abarrotada el discurso “Ida y vuelta al infierno. ¿Quiénes están allí?”. Las poderosas verdades que expuso esa noche provocaron que hasta miembros destacados de las iglesias renunciaran a ellas.
El cuarto y último discurso, titulado “Millones que ahora viven no morirán jamás”, atrajo tanto público que, tiempo después, un vecino de Freetown recordó: “Las iglesias tuvieron que suspender sus servicios nocturnos porque todos sus miembros se fueron a escuchar el discurso de Brown”.
Debido a que Brown siempre citaba la Biblia como máxima autoridad, la gente empezó a llamarlo Brown el de la Biblia. Se le quedó ese apodo, y así lo conocieron en toda África occidental. William R. Brown lo llevó con orgullo hasta el final de su vida en la Tierra.
-
-
1915-1947 Los comienzos (Parte 2)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1915-1947 Los comienzos (Parte 2)
La lucha contra los Gladiadores
Cuando el clero de Freetown vio lo mucho que sus rebaños disfrutaban con los discursos del hermano Brown, se llenó de envidia y rabia. La edición en inglés de La Torre del Vigía (conocida ahora como La Atalaya) del 15 de diciembre de 1923 señaló: “El clero ha pasado a la acción atacando la verdad a través de la prensa. El hermano Brown siempre responde a los ataques, y los periódicos publican los argumentos de ambos bandos”. Finalmente, las voces del clero se silenciaron: sus razonamientos falsos habían quedado al descubierto. Como resultado de la amplia difusión que alcanzó la verdad, muchos lectores que seguían la controversia pedían publicaciones bíblicas. El clero había tramado acallar al pueblo de Dios, pero Jehová hizo volver sobre ellos su maldad (Sal. 94:21-23).
Un grupo de jóvenes eclesiásticos, llamado los Gladiadores, salió en defensa del clero y organizó una serie de reuniones públicas para desprestigiar al “russelismo”, como se referían al mensaje del Reino. En respuesta, el hermano Brown los retó públicamente a una serie de debates. Los Gladiadores no aceptaron el reto y reprendieron al director del periódico por haberlo publicado. Además, le negaron a Brown la entrada a sus reuniones, así que Alfred Joseph asistió en su lugar.
Las reuniones tuvieron lugar en la Buxton Memorial Chapel, una prestigiosa iglesia metodista de Freetown. Alfred recordó: “Durante la sesión de preguntas y respuestas cuestioné el credo anglicano, la doctrina de la Trinidad y otras enseñanzas que no están en la Biblia. Al final, el presidente dijo que ya no aceptaba más preguntas”.
Melbourne Garber, uno de los Gladiadores que estuvo presente aquella noche, había asistido a los discursos de Brown. De hecho, él había sido el joven seminarista que exclamó: “¡El señor Brown sí que conoce la Biblia!”. Tras analizar detenidamente lo que había oído, se convenció de que esa era la verdad y le pidió al hermano Brown que le diera clases de la Biblia. Este lo invitó al Estudio de La Atalaya que se celebraba en su casa todas las semanas. A pesar de que su familia renegó de él, Garber progresó muy rápido y, junto con otros, se bautizó al poco tiempo.
Las maniobras de Satanás para acabar con la predicación, que aún estaba en pañales, no surtieron efecto. Ocurrió tal como les había dicho el alcalde de Freetown a los Gladiadores: “Si esto es cosa de los hombres, fracasará; pero si es cosa de Dios, no podrán detenerla” (Hech. 5:38, 39).
La religión de los Brown
A principios de mayo de 1923, el hermano Brown telegrafió a la sucursal de Londres para pedir más publicaciones. Pronto llegó un envío de 5.000 libros, al que siguieron otros. Miles de personas interesadas acudían a las reuniones públicas que Brown siguió celebrando.
Unos meses más tarde, La Torre del Vigía informó: “La obra [en Sierra Leona] ha aumentado con tanta rapidez que el hermano Brown pidió un ayudante, y Claude Brown, de origen antillano, va desde Winnipeg a fin de colaborar allí”.
Claude Brown era un ministro de las buenas nuevas de probada lealtad. Durante la Primera Guerra Mundial había sido víctima de malos tratos en cárceles de Canadá e Inglaterra por haberse negado a violar su neutralidad cristiana. Sirvió en Sierra Leona cuatro años, tiempo en el que fortaleció grandemente a los hermanos.
Pauline Cole contó en cierta ocasión: “Antes de mi bautismo, en 1925, el hermano Claude me hizo muchas preguntas.
—Hermana Cole, ¿entiende lo que ha aprendido en Estudios de las Escrituras? —me preguntó—. No queremos que después deje la verdad por no haber comprendido las enseñanzas de la Biblia.
—Hermano Claude, he leído y releído las cosas que he aprendido, y estoy decidida —le respondí”.
Pauline Cole
Pauline sirvió a Jehová por más de sesenta años, la mayor parte del tiempo como precursora especial. Terminó su vida en la Tierra en 1988.
Brown el de la Biblia también se preocupó por ayudar a otros a desarrollar buenos hábitos espirituales. Alfred Joseph relató: “Cuando me encontraba con él por la mañana, la conversación iba más o menos así: ‘Hola, Alfred. ¿Cómo estás? ¿Cuál es el texto para hoy?’. Si no lo sabía, me recalcaba lo importante que era leer el texto en el Maná diario (llamado ahora Examinando las Escrituras diariamente). Entonces, lo primero que hacía a la mañana siguiente era leer el texto para que no me tomara desprevenido. Al principio no me daba cuenta de lo valiosa que era la preparación que estaba recibiendo, pero luego lo agradecí”.
Toda esa capacitación dio su fruto. En 1923 se formó una congregación en Freetown y se bautizaron 14 personas. Uno de los nuevos hermanos fue George Brown, quien elevó a tres el número de familias con ese apellido en la congregación. La entusiasta actividad de estas tres familias hizo que muchos vecinos de la ciudad se refirieran a los Estudiantes de la Bibliaa como “la religión de los Brown”.
a Así se llamaba entonces a los testigos de Jehová.
-
-
1915-1947 Los comienzos (Parte 3)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1915-1947 Los comienzos (Parte 3)
Hasta las provincias y más allá
Ardiendo de entusiasmo por la verdad, la congregación de Freetown se dedicó por entero a predicar (Hech. 18:5). Alfred Joseph relató: “Amarraba una caja llena de libros a mi gran motocicleta Norton. Luego, Thomas Grant o su hermano Sylvester se montaban en el asiento trasero y nos íbamos a las zonas rurales o a los pueblos pequeños cercanos a Freetown para hacer campaña, como solíamos decir”.
Hasta 1927, la predicación se había concentrado principalmente en Freetown y sus inmediaciones, en una zona llamada The Colony. Pero a partir de 1928, todos los años, antes de que comenzaran las lluvias, la congregación alquilaba un autobús para viajar a las provincias. Quienes no podían ir contribuían monetariamente. Los viajes eran organizados por Melbourne Garber. Estos grupos predicaron en ciudades y pueblos del este hasta Kailahun y del sur hasta zonas cercanas a la frontera con Liberia. El primer domingo de cada mes volvían a visitar a las personas interesadas.
Por aquel entonces, el hermano Brown visitó las Antillas y regresó con un automóvil, uno de los primeros en Sierra Leona. El vehículo venía equipado con un potente sistema de sonido diseñado para usarlo en la predicación. Brown lo estacionaba en una zona pública y ponía música para atraer a la gente; después pronunciaba un breve discurso o ponía una grabación, e invitaba a los presentes a obtener publicaciones bíblicas. El auto parlante —como llegó a conocérselo— era toda una sensación, y las personas se aglomeraban para oírlo.
Dando testimonio con valentía
Luego, Brown dirigió su mirada a un territorio que no se había tocado en sentido espiritual: el resto de África occidental de habla inglesa. De modo que a finales de la década de 1920 emprendió una serie de giras de predicación por Gambia, Ghana, Liberia y Nigeria. En todos estos países halló interés, pero Nigeria parecía ser un terreno excepcionalmente fértil. En 1930 se mudó con su familia de Freetown a Lagos, desde donde siguió supervisando la obra del Reino en África occidental.
Ahora, más de 500.000 Testigos sirven a Jehová en África Occidental
En 1950, la mala salud obligó a Brown a regresar a Jamaica, dejando tras de sí un extraordinario legado. Por más de veintisiete años, él y su esposa vieron aumentar el número de Testigos de África occidental de 2 a más de 11.000. Literalmente, presenciaron el cumplimiento de la profecía de Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa” (Is. 60:22). En la actualidad, poco más de sesenta años después, “una nación poderosa” de más 500.000 Testigos sirve a Jehová en esta región de África.
Firmes ante la proscripción
Cuando la Segunda Guerra Mundial ensombreció el panorama africano, los siervos de Jehová de Sierra Leona adoptaron una postura neutral (Miq. 4:3; Juan 18:36). Las autoridades británicas los acusaron falsamente de ser subversivos, razón por la que se dedicaron a vigilar sus actividades y prohibieron sus publicaciones. Agentes aduaneros de Freetown se apoderaron de un cargamento de publicaciones y lo quemaron. Varios hermanos fueron detenidos por poseer publicaciones prohibidas, pero enseguida fueron puestos en libertad.a
Los Testigos siguieron predicando pese a la proscripción. Pauline Cole explicó: “Un hermano que trabajaba de camarero en un barco que venía a menudo siguió suministrándonos ejemplares de La Atalaya. Nosotros hacíamos a máquina copias para usarlas en las reuniones, y también imprimíamos folletos sobre temas bíblicos y los distribuíamos al público. Los hermanos siguieron dando discursos y poniendo las grabaciones radiofónicas del hermano Rutherford, sobre todo en los pueblos más alejados”.
Estos esfuerzos tuvieron la clara bendición de Jehová. James Jarrett, anciano y precursor especial de muchos años, dice: “Durante la guerra trabajé en una cantera. Un día, una hermana anciana me regaló el folleto Refugiados. El título me despertó la curiosidad, pues muchos refugiados estaban llegando a Freetown. Lo leí esa noche, y desde el primer momento supe que era la verdad. A la mañana siguiente busqué a la hermana y le pedí ejemplares para mis tres hermanos. Los cuatro nos hicimos Testigos”.
Al finalizar la guerra, en 1945, la congregación de Freetown contaba con 32 publicadores, que se habían mantenido fieles y espiritualmente activos. Ahora estaban listos para seguir adelante y muy deseosos de hacerlo.
Campaña de reuniones públicas
El 29 de agosto de 1945, en la Reunión de Servicio de la congregación de Freetown, se habló de una campaña que había aparecido en la edición en inglés del Informador (hoy llamado Nuestro Ministerio del Reino) de diciembre de 1944. Cada congregación tenía que anunciar y celebrar cuatro reuniones públicas en “toda ciudad, pueblo y aldea” de su territorio. En las reuniones, un hermano —mayor de 18 años y buen estudiante de la Escuela del Ministerio Teocrático— daría un discurso de una hora. Al cabo de la cuarta reunión, se organizarían grupos de estudio bíblico en cada lugar con el fin de ayudar a las personas interesadas.
¿Cómo reaccionaron los publicadores ante esta instrucción? En las notas de aquella reunión constan los siguientes comentarios:
Presidente: “¿Cómo creen que podemos llevar a cabo esta campaña?”.
Hermano Uno: “No debemos esperar que tenga la misma aceptación que en Estados Unidos. La gente aquí es diferente”.
Hermano Dos: “Yo pienso lo mismo”.
Hermano Tres: “¿Por qué no lo intentamos?”.
Hermano Cuatro: “No va a ser fácil”.
Hermano Cinco: “Es cierto, pero tenemos que seguir las instrucciones que nos da la organización de Jehová”.
Hermano Seis: “Pero las posibilidades de éxito en este país son muy pocas”.
Hermana Uno: “Aun así, las instrucciones del Informador son muy claras. ¡Intentémoslo!”.
Y eso hicieron. Desde la costa de Freetown hasta Bo en el sureste, y hasta Kabala en la meseta norte, los hermanos celebraron reuniones en aulas escolares, mercados y casas particulares. Aquella actividad le infundió vigor a la congregación, y “la palabra de Jehová siguió creciendo y difundiéndose” (Hech. 12:24).
Pese a ello, los publicadores necesitaban recibir capacitación teocrática. Y eso es exactamente lo que Jehová les proporcionó.
a La proscripción terminó en 1948.
-
-
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 1)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 1)
Llegan misioneros de Galaad
En junio de 1947 llegaron a Freetown tres graduados de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower: Charles Fitzpatrick, George Richardson y Hubert Gresham. Fueron los primeros misioneros de una larga lista que vendría después.
Estos hermanos vieron que los publicadores estaban deseosos de predicar, aunque necesitaban mejorar como maestros (Mat. 28:20). Así que empezaron por enseñarles a cultivar el interés de la gente y a dirigir estudios bíblicos. También los pusieron al día con las instrucciones más recientes en materia de reuniones y organización teocrática. Se celebró una reunión pública en el Wilberforce Memorial Hall a la que asistieron 450 personas, para deleite de los misioneros. Más adelante implementaron un día a la semana para ofrecer las revistas. Toda esta preparación avivó el entusiasmo de los hermanos y cimentó las bases para el aumento futuro.
Mientras tanto, los misioneros luchaban por adaptarse al clima. Un informe de sucursal de 1948, dice: “Las condiciones climáticas de Sierra Leona son muy duras. La estación lluviosa dura seis meses, y llueve de forma torrencial y constante, a veces dos semanas sin parar. En la estación seca hace mucho calor y la humedad es intensa”. Los primeros visitantes europeos llamaron a Sierra Leona “la tumba del hombre blanco”. El paludismo, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales proliferaban por todas partes. Los misioneros se fueron enfermando uno a uno, y tuvieron que marcharse.
Como es comprensible, los publicadores del país se afligieron por la situación; pero no se rindieron. Entre 1947 y 1952, los máximos de publicadores aumentaron de 38 a 73. En Waterloo, pueblo cercano a Freetown, se formó una congregación gracias al duro trabajo de los precursores, y aparecieron nuevos grupos de estudio en las localidades de Kissy y Wellington, ambas situadas en las afueras de Freetown. Todo apuntaba a que la obra en Sierra Leona estaba lista para expandirse: solo hacía falta el impulso adecuado.
Una visita fortalecedora
En noviembre de 1952, un estadounidense alto y delgado, de poco más de 30 años, desembarcó en el muelle de Freetown y se adentró en la bulliciosa ciudad. El visitante era Milton G. Henschel, de la sede mundial. Este comentó: “Me quedé muy sorprendido al ver una ciudad moderna y mucho más limpia que la mayoría de las ciudades del resto del mundo [...]. Con calles pavimentadas, tiendas llenas, autos nuevos e interminables ríos de gente”.
El hermano Henschel caminó hasta el hogar misional, que quedaba a dos calles de la famosa ceiba de Freetown. Allí anunció a los hermanos que lo esperaban que Sierra Leona recibiría más ayuda. El siguiente domingo, 253 personas llenaron el Wilberforce Memorial Hall y le escucharon dar una serie de impactantes noticias: Sierra Leona tendría su propia sucursal, un superintendente de circuito y asambleas de circuito; se formaría una congregación en Kissy y la predicación en las provincias recibiría un gran empuje. Los presentes estaban emocionadísimos.
El hermano Henschel relató: “Ellos no dejaban de decir kusheh, una palabra muy expresiva que traducida significa ‘¡qué bueno!’. Todo el mundo estaba muy animado. Hubo grupos que se marcharon bien entrada la noche, [...] y algunos iban cantando cánticos”.
Se nombró a William Nushy, un misionero que acababa de llegar, para que supervisara la nueva sucursal. Antes de hacerse cristiano, había trabajado de repartidor de cartas y dados en casinos de Estados Unidos; pero dejó ese trabajo y se apegó firmemente a los principios justos, lo que le hizo ganarse el amor y el respeto de los publicadores de Sierra Leona.
-
-
No querían perdérselaAnuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
No querían perdérsela
EN 1956, los hermanos de Freetown proyectaron la película La Sociedad del Nuevo Mundo en acción.
“Alquilamos la sala más grande de Freetown y repartimos 1.000 invitaciones —informaron—. Nos preguntábamos cuántos asistirían. Media hora antes de que comenzara la película, solo había 25 personas; en los siguientes quince minutos llegaron 100 más, y al poco rato ya se habían llenado los 500 asientos. Cien personas más se quedaron de pie y otras 500 se quedaron fuera. Cuando les preguntamos si estarían dispuestas a esperar a una segunda función, dijeron que sí, y eso que estaba lloviendo.”
A lo largo de los años, más de 80.000 personas en Sierra Leona vieron esta y otras películas que hicieron historia.
-
-
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 2)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 2)
Honran el don divino del matrimonio
Al cabo de un tiempo en su asignación, William Nushy se dio cuenta de que había publicadores que no cumplían con la ley de Jehová sobre el matrimonio. Algunas parejas vivían juntas sin haber registrado su unión ante las autoridades civiles, y otras seguían la costumbre local de esperar a que la mujer quedara embarazada para casarse, pues así se aseguraban de que su unión diera fruto.
Debido a esto, en mayo de 1953, la sucursal escribió una carta a todas las congregaciones explicando claramente la norma bíblica acerca del matrimonio (Gén. 2:24; Rom. 13:1; Heb. 13:4). Se les concedió a las parejas un plazo para que regularizaran su situación conyugal o, de lo contrario, se les expulsaría de la congregación (1 Cor. 5:11, 13).
Aunque la mayoría de los publicadores se alegraron con este refinamiento, hubo quienes demostraron una actitud permisiva e independiente. En dos congregaciones, por ejemplo, más de la mitad de los publicadores abandonaron la organización de Jehová. Sin embargo, quienes permanecieron leales aumentaron su actividad, prueba innegable de que contaban con la bendición divina.
Después de muchos esfuerzos por parte de los hermanos, el Salón del Reino de Freetown fue reconocido como un lugar adecuado para oficiar bodas. El 3 de septiembre de 1954 se llevó a cabo la primera boda oficial. Posteriormente, hermanos capacitados de siete distritos de todo el país obtuvieron del gobierno licencia para celebrar matrimonios. Esta medida permitió que más personas interesadas legalizaran su unión y reunieran los requisitos para ser publicadores de las buenas nuevas.
Una boda en un Salón del Reino
Muchas personas que practicaban la poligamia también dieron pasos para ajustarse a las normas divinas. Samuel Cooper, que ahora vive en Bonthe, relata: “En 1957 empecé a ir a las reuniones con mis dos esposas, y poco después me matriculé en la Escuela del Ministerio Teocrático. Un día me tocó presentar un tema sobre el matrimonio cristiano. Mientras me preparaba, me di cuenta de que tenía que despedir a mi segunda esposa. Cuando se lo dije a mis parientes, todos se pusieron en mi contra. Ella me había dado una hija, mientras que mi primera esposa era estéril. Pero yo estaba decidido a obedecer los principios bíblicos. Para mi gran sorpresa, cuando mi segunda esposa regresó con su familia, la primera comenzó a tener hijos. Ahora tengo cinco hijos con la que un día fue estéril”.
Otro hombre que se interesó por la verdad fue Honoré Kamano, quien vivía en el país fronterizo de Guinea. Cuando despidió a sus dos esposas secundarias y se quedó con la principal, esta valoró mucho su decisión y comenzó a tomarse la verdad más en serio. Una de las esposas que tuvo que marcharse, aunque estaba desilusionada, también sintió admiración por el gran respeto que él mostró por los principios divinos, así que quiso estudiar la Biblia y más tarde dedicó su vida a Jehová.
Los testigos de Jehová son muy conocidos por ser personas que honran el matrimonio
Hoy día, los testigos de Jehová son muy conocidos en Sierra Leona y Guinea por ser personas que honran el matrimonio. Su fidelidad marital adorna las enseñanzas divinas y da gloria al Autor de esta institución (Mat. 19:4-6; Tito 2:10).
Disensión en Freetown
Otros dos graduados de Galaad, Charles y Reva Chappell, llegaron en 1956 a Freetown. De camino al hogar misional, se quedaron atónitos al ver un gran cartel que anunciaba una conferencia bíblica en el Wilberforce Memorial Hall. Charles cuenta: “El orador sería un tal C. N. D. Jones, un representante de la ‘Iglesia de los testigos de Jehová’”.
Jones, que se consideraba uno de los ungidos, lideraba un grupo que se había separado de la congregación de Freetown años atrás. Estos disidentes alegaban ser “verdaderos” testigos de Jehová, y llamaban “impostores” y “cowboys de Galaad” a los misioneros y a quienes eran leales a los representantes de la organización.
La situación empeoró cuando Jones y varios de sus seguidores fueron expulsados. “El anuncio escandalizó a algunos hermanos que eran partidarios de tolerar a los disidentes —relata Chappell—. Unos cuantos expresaron públicamente su descontento y, junto con otros, se asociaron con los rebeldes y trataron de perturbar el desarrollo de las reuniones y el servicio del campo. En el Salón del Reino se sentaban juntos en la ‘fila de los disidentes’, como llegó a llamársele. Con el tiempo, casi todos dejaron la verdad, si bien hubo quienes recuperaron el equilibrio espiritual y se convirtieron en publicadores entusiastas.”
La lealtad de la mayoría permitió que el espíritu de Dios actuara libremente. Harry Arnott, que visitó Freetown en calidad de superintendente de zona el año siguiente, informó: “Este es el primer aumento sustancial que hemos tenido en Sierra Leona en varios años, lo que nos da motivo para ser optimistas y esperar mayores progresos en el futuro”.
Se predica a los kisi
Poco después de la visita de Harry Arnott, Charles Chappell recibió una carta de un hermano en Liberia en la que le decía que deseaba predicar a sus parientes de Sierra Leona. El hermano pertenecía a los kisi, tribu que ocupaba las colinas y valles boscosos de la región donde confluyen las fronteras de Sierra Leona, Liberia y Guinea. Al parecer, muchos miembros de esa tribu querían entender la Biblia.
Como casi ninguno sabía leer ni escribir, se organizaron clases de alfabetización en Koindu para que pudieran aprender las verdades básicas de la Biblia. Las clases atrajeron a centenares de estudiantes. “El número de nuevos publicadores pronto aumentó a 5, luego a 10, 15, 20... —dice Charles—. La gente aceptaba tan rápido la verdad, que llegué a dudar de sus motivos; pero estaba equivocado. La mayoría de ellos no solo fueron publicadores fieles, sino también muy celosos.”
Los nuevos publicadores difundieron con ganas las buenas nuevas más allá de la localidad de Koindu y, finalmente, en la vecina Guinea. Caminaban durante horas por ondulantes senderos para predicar en granjas y aldeas. “Pasaban semanas, y a veces meses, sin que oyéramos el sonido de un automóvil”, recuerda Eleazar Onwudiwe, que por aquel entonces era superintendente de circuito.
Mientras los hermanos kisi sembraban y regaban las semillas del Reino, Dios las hacía crecer (1 Cor. 3:7). Un muchacho ciego que oyó la verdad se aprendió de memoria el folleto de 32 páginas “Estas buenas nuevas del reino”. Cuando se hizo publicador y tuvo sus propios estudiantes, podía recordar el párrafo que quisiera, dejando asombrados a quienes lo observaban. Una mujer sorda que aceptó la verdad efectuó cambios tan radicales en su vida que su cuñada comenzó a asistir a las reuniones, aunque para ello tenía que caminar más de 10 kilómetros (6 millas).
La evangelización creció a pasos agigantados entre los kisi. Se formó una congregación, y luego otra. Cerca de 30 publicadores emprendieron el servicio de precursor. El jefe de Koindu se interesó por la verdad y donó un terreno para construir un Salón del Reino. Después de que más de 500 personas asistieron a una asamblea de circuito en Kailahun, allí también se formó una congregación. Al poco tiempo, la mitad de los Testigos de Sierra Leona pertenecían a la tribu kisi, pese a que esta constituía menos del 2% de la población.
No todos se regocijaron con tanto aumento, especialmente los líderes religiosos kisi. Llenos de envidia, se propusieron acabar con esta “amenaza” a su autoridad. La pregunta era cuándo y cómo atacarían.
-
-
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 3)Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 3)
Enfrentamientos con la Poro
El primer ataque se produjo en un pueblo cerca de Koindu, donde había un grupo de hombres que estudiaban la Biblia y asistían a las reuniones. Como casi todo varón kisi, estos pertenecían a la Poro, una sociedad secreta fuertemente influida por el ocultismo. “Cuando los estudiantes de la Biblia se negaron a participar en ritos demoníacos, el líder de la Poro se enfureció —dice James Mensah, un misionero de Galaad que también sirvió en Sierra Leona—. El líder y sus seguidores los golpearon, les robaron sus pertenencias, quemaron sus casas, los encadenaron y los abandonaron en el bosque para que se murieran de hambre. Tales actos fueron instigados por el jefe supremo de la localidad. A pesar del trato tan cruel que recibieron, los estudiantes de la Biblia se mantuvieron firmes.”
Los hermanos de Koindu denunciaron los hechos a la policía, que procedió a arrestar al líder de la Poro, a sus secuaces y al jefe supremo. Todos fueron juzgados y recibieron una fuerte reprensión; además, el jefe supremo fue suspendido del cargo por casi un año. Esta victoria legal fue muy sonada y sirvió de incentivo para que más personas comenzaran a asistir a las reuniones. Tiempo después, el jefe supremo cambió de actitud y se interesó por la verdad. Cuando se celebró una asamblea de circuito en su región, hospedó a varios de los asambleístas y hasta donó una vaca grande.
Otros cabecillas de la Poro idearon una forma de ataque diferente: tramaron hacer daño escudándose en la ley (Sal. 94:20). Políticos pertenecientes a la Poro presentaron al Parlamento una moción para prohibir la obra de los testigos de Jehová. “Pero el jefe supremo salió en nuestra defensa —relata Charles Chappell— y dijo a la asamblea que él había estudiado dos años con nosotros, que nuestra organización no tenía ningún carácter político, y que educaba a la gente y le enseñaba valores morales. Incluso dijo que le gustaría llegar a ser uno de nosotros algún día. Cuando otro miembro del Parlamento que también había estudiado apoyó sus palabras, la moción no prosperó.”
“¡Que te dé de comer Dios!”, le decían burlándose
Quienes desertaban de las sociedades secretas se encaraban a la fuerte hostilidad de sus familias. Tal fue el caso de Jonathan Sellu, un adolescente que vivía en Koindu. Sus antepasados habían sido sacerdotes juju por cuatro generaciones, y a él lo estaban preparando para ejercer la misma función. Cuando se puso a estudiar la Biblia, dejó los sacrificios y rituales ocultistas. Su familia se opuso ferozmente, lo sacó de la escuela y no le daba comida cuando iba a las reuniones cristianas. “¡Que te dé de comer Dios!”, le decían burlándose. Pero él resistió, y nunca pasó hambre; además, aprendió a leer y escribir. Más adelante se hizo precursor regular y tuvo la alegría de ver a su madre aceptar la verdad.
Aumento en otras zonas del país
En 1960 había congregaciones y grupos aislados en Bo, Freetown, Kissy, Koindu, Lunsar, Magburaka, Makeni, Moyamba, Port Loko, Waterloo, y hasta en Kabala, al norte. Ese año, el número de publicadores saltó de 182 a 282. También llegaron muchos precursores especiales de Ghana y Nigeria para fortalecer a las congregaciones, que seguían creciendo.
Los nuevos pertenecían en su mayoría a dos grupos: los krío, que vivían en Freetown y sus inmediaciones, y los kisi, que habitaban la provincia oriental. Pero a medida que las buenas nuevas continuaron difundiéndose, otras tribus también las aceptaron, entre ellas los kuranko, los limba y los temne en el norte; los mendé en el sur, y otros grupos étnicos.
En 1961, la Congregación Freetown East dedicó su Salón del Reino. Luego, la congregación de Koindu dedicó un Salón del Reino hecho de ladrillo con 300 asientos, que también servía de Salón de Asambleas. Poco después, 40 ancianos asistieron a la Escuela del Ministerio del Reino, la primera de Sierra Leona. Y para cerrar con broche de oro aquel año singular, los hermanos tomaron parte en una exitosa campaña para ofrecer al público la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.
Escuela del Ministerio del Reino en Sierra Leona (1961). William Nushy (fila de atrás, centro), Charles Chappell (fila del medio, segundo desde la derecha) y Reva Chappell (fila de adelante, tercera desde la derecha)
No cabía duda de que Jehová estaba bendiciendo a su pueblo. El 28 de julio de 1962 se registró oficialmente en Sierra Leona la International Bible Students Association (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia), corporación legal utilizada por los testigos de Jehová en múltiples países.
Guinea abre sus puertas
Dirijamos ahora la atención al vecino país de Guinea (antigua Guinea Francesa). Con anterioridad a 1958, unos cuantos hermanos habían predicado brevemente en el país mientras estaban de paso, pero las autoridades coloniales francesas se oponían a nuestra obra. Sin embargo, en ese año se abrió una puerta de oportunidad: Guinea se liberó del dominio francés y se convirtió en una república independiente.
A finales de año, Manuel Diogo, un hermano de Dahomey (actual Benín) de treinta y pocos años, entró a trabajar en una mina de bauxita en Fria, ciudad situada a unos ochenta kilómetros (cincuenta millas) al norte de Conakry, capital de Guinea. Como hablaba francés y estaba deseando predicar en ese territorio virgen, escribió a la sucursal de Francia pidiendo publicaciones y la ayuda de precursores especiales. Su carta concluía diciendo: “Le ruego a Jehová que bendiga la obra porque en este lugar hay mucho interés”.
La sucursal le escribió una animadora carta pidiéndole que se quedara en Guinea tanto como le fuera posible; también dispuso que un precursor especial lo visitara para adiestrarlo en el ministerio. El ánimo le sentó de maravilla, y Manuel fue un infatigable predicador hasta su muerte, en 1968.
Cuando el superintendente de zona Wilfred Gooch visitó Conakry en 1960, halló a dos hermanos africanos que predicaban allí. Entonces recomendó que fuera la sucursal de Sierra Leona, y no la de Francia, la que atendiera la obra en Guinea. Dicho cambio entró en vigor el 1 de marzo de 1961. Al siguiente mes se formó en Conakry la primera congregación de Guinea.
La luz espiritual penetra en la selva
Las buenas nuevas también se estaban esparciendo en la región sur de Guinea. Falla Gbondo, un miembro de la tribu kisi que vivía en Liberia, regresó a Fodédou, su pueblo natal, a unos trece kilómetros (ocho millas) al oeste de Guéckédou. Se llevó consigo el libro De paraíso perdido a paraíso recobrado, y aunque no sabía leer, les explicaba los dibujos a sus compañeros de tribu. “El libro fue tema común de conversación —recuerda él—, y la gente lo llamaba el libro de Adán y Eva.”
Falla volvió a Liberia, se bautizó y llegó a ser precursor especial. Dos veces al mes viajaba a Fodédou, donde unas treinta personas estudiaban con él. Al poco tiempo se le unió Borbor Seysey, otro precursor especial kisi de Liberia. Juntos fundaron un grupo en Guéckédou. Este y el de Fodédou se convirtieron después en congregaciones.
Cada vez había más personas kisi que se hacían testigos de Jehová, y su buena conducta no pasó inadvertida a los jefes locales. Los Testigos eran muy trabajadores, honrados y promovían la paz en sus comunidades. Así que cuando pidieron permiso para construir un salón en Fodédou, los jefes les concedieron un lote de tres hectáreas. Aquel Salón del Reino, el primero de Guinea, se terminó a principios de 1964.
Revueltas en Conakry
Entre tanto, en Conakry se avecinaban problemas. La agitación política hizo que los funcionarios desconfiaran de los extranjeros. A cuatro misioneros de Galaad les negaron visados permanentes y los deportaron. Dos hermanos de Ghana fueron arrestados bajo falsas acusaciones y estuvieron encarcelados casi dos meses.
Tras ser puestos en libertad, uno de ellos, Emmanuel Awusu-Ansah, fue arrestado de nuevo y mantenido en condiciones deplorables. Desde una asquerosa celda, escribió: “Me encuentro en buen estado espiritual. Aunque tengo fiebre continua, todavía puedo predicar. El mes pasado prediqué 67 horas, y dos estudiantes de la Biblia empezaron a predicar conmigo”. Uno de sus estudiantes se hizo Testigo. A los cinco meses, Awusu-Ansah salió de la cárcel y fue deportado a Sierra Leona. Solo quedó un publicador en Conakry.
En 1969, cuando la tensión política había aflojado, llegaron precursores especiales a Conakry. Con el visto bueno de las autoridades, abrieron un Salón del Reino y le pusieron un letrero. No pasó mucho antes de que unas treinta personas interesadas asistieran semanalmente a las reuniones.
Al principio, los hermanos predicaban con cautela por temor a ser arrestados; pero a medida que ganaron confianza, ampliaron su actividad. Durante 1973, aquella pequeña congregación distribuyó 6.000 tratados. Después comenzaron a ofrecer las revistas en oficinas y centros comerciales. Poco a poco, los funcionarios y el público fueron entendiendo la naturaleza de nuestra obra y cobrándole aprecio. Como fruto de la paciencia y persistencia de los hermanos, el 15 de diciembre de 1993 se registró oficialmente la Asociación Cristiana de los Testigos de Jehová de Guinea.
-
-
Sociedades secretasAnuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
Sociedades secretas
LAS sociedades secretas están muy extendidas en África occidental y trascienden las barreras tribales, culturales y lingüísticas. Rigen las actividades sociales, educativas y políticas de sus miembros, si bien su función primordial es de carácter religioso. Dos de las principales son la Poro (de hombres) y la Sande (de mujeres).a La Poro, por ejemplo, tiene como objetivo “controlar a los espíritus y garantizar que su intervención en los asuntos humanos sea benéfica” (Iniciación, 1987).
A los nuevos miembros de la Poro se les enseñan secretos del mundo de los espíritus y fórmulas de hechicería, y se les practican cicatrices rituales. Las nuevas miembros de la Sande también aprenden ritos ocultistas y, por lo general, son sometidas a la mutilación genital, aunque esta práctica está desapareciendo en algunas regiones.
Otras sociedades regulan la conducta sexual del grupo y emplean remedios ocultistas para intentar curar la locura y otros males. Durante la guerra civil de Sierra Leona, una de ellas afirmó que sus miembros eran inmunes a las balas; pero, obviamente, no lo eran.
Está prohibido revelar el conocimiento y los rituales del grupo a personas de fuera. Quien incumpla las leyes y los protocolos de una sociedad secreta se arriesga a perder la vida.
-
-
“Morirás en menos de un año”Anuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
“Morirás en menos de un año”
Zachaeus Martyn
AÑO DE NACIMIENTO 1880
AÑO DE BAUTISMO 1942
OTROS DATOS Emprendió el precursorado a la edad de 72 años.
ZACHAEUS nunca tuvo quien le enseñara la Biblia, pero cuando leyó los libros Salvación y El Arpa de Dios, comprendió que había encontrado la verdad.
Un domingo de 1941 salió de su casa muy de mañana para asistir a su primera reunión con los Testigos. Tenía que caminar ocho kilómetros (cinco millas) y bajar por una empinada montaña. Como no sabía a qué hora empezaba, llegó varias horas antes; así que se sentó a esperar a que llegaran los hermanos. Después de ir tres domingos al Salón del Reino, pidió a la iglesia anglicana de la localidad que lo borrara de sus registros.
Un amigo cercano que iba a la misma iglesia le dijo: “Viejo, si sigues subiendo y bajando esos ocho kilómetros por la montaña para ir al salón de esa gente, morirás en menos de un año”. Este hombre vio a Zachaeus subir y bajar la montaña dos veces por semana durante cinco años. Un día, de repente, fue él quien cayó muerto. Veinticinco años más tarde, Zachaeus todavía se sentía en forma.
Zachaeus sirvió fielmente a Jehová hasta su muerte, a los 97 años.
-
-
Lo llamaban Brown el de la BibliaAnuario de los testigos de Jehová 2014
-
-
SIERRA LEONA Y GUINEA
Lo llamaban Brown el de la Biblia
William R. Brown
AÑO DE NACIMIENTO 1879
AÑO DE BAUTISMO 1908
OTROS DATOS Encabezó los inicios de la predicación en África occidental.
UN DÍA de 1907, William R. Brown, que trabajaba en la construcción del canal de Panamá, pasó por una calle y escuchó por casualidad un discurso de Isaiah Richards. Este era un Estudiante de la Biblia, y su exposición giraba en torno al “Mapa de las Edades”, un diagrama que explicaba los propósitos de Dios. William aceptó inmediatamente la verdad, y regresó a Jamaica para enseñársela a su madre y a su hermana. Con el tiempo, ellas también se hicieron Estudiantes de la Biblia.
William sirvió por un tiempo en la ciudad de Panamá, donde conoció a Evander J. Coward, un representante de los Estudiantes de la Biblia que se hallaba en el país dando una serie de conferencias. Coward era un orador de estilo enérgico y pintoresco, y las personas acudían en gran número a oírlo. Cuando vio el fervor que William manifestaba por la verdad, lo invitó a ir con él a una gira de predicación por la isla de Trinidad.
Durante los siguientes diez años, William viajó por todas las Antillas en calidad de precursor, fortaleciendo a los grupos pequeños. En 1920 se casó con una fiel cristiana de nombre Antonia. Dos días después de la boda, se embarcaron hacia la pequeña isla de Montserrat (una de las islas de Sotavento) llevando consigo el “Foto-Drama de la Creación”, que era una presentación bíblica de cuatro partes que combinaba película y diapositivas. También predicaron en Barbados, Dominica y Granada. Pasaron una luna de miel muy placentera en el servicio a Jehová.
Dos años después, William le escribió a Joseph F. Rutherford, quien por esa época supervisaba la obra, diciendo: “Con la ayuda de Jehová, he dado el testimonio en la mayoría de las islas del Caribe y he hecho discípulos en muchas de estas. ¿Debo volver a visitarlas?”. A los pocos días, el hermano Rutherford respondió: “Vaya a Sierra Leona, África occidental, con esposa e hija”.
En los veintisiete años que William sirvió con su familia en África occidental, nunca se sintió a gusto sentado en una oficina; prefería estar fuera predicando. Debido a la importancia que le concedía a la Biblia, la gente empezó a llamarlo Brown el de la Biblia.
En 1950, a sus 71 años, William Brown regresó a Jamaica junto con su esposa para servir de precursores. Él continuó como tal hasta el fin de su vida en la Tierra, en 1967. ¡Amaba tanto el precursorado! Lo consideraba uno de los mayores privilegios que un ser humano pueda tener jamás.
-