¿De qué manera se librará del delito al mundo?
POR todo el globo se combate el hampa. “En un breve lapso se han logrado destacados avances en la lucha contra la mafia —señaló la revista U.S.News & World Report—, en gran medida gracias a una ley: la ley contra las Organizaciones Corruptas o Influidas por Extorsionistas.” (RICO, por sus siglas en inglés.) Esta permite condenar a las sociedades delictivas basándose en su historial de extorsión y no solo en alguna fechoría concreta, lo que, aunado a la información que brindan las escuchas telefónicas y los pandilleros que colaboran para obtener una pena menos severa, ha contribuido al éxito en la lucha contra la mafia de Estados Unidos.
En Italia, las autoridades también reprimen con dureza a los pandilleros. A las regiones como Sicilia, Cerdeña y Calabria, donde la mafia tiene especial arraigo, se han enviado unidades del ejército a patrullar edificios públicos y otras zonas clave, en prevención de ataques del hampa. Para el gobierno es una especie de guerra civil. El encarcelamiento de algunos famosos capos y el encausamiento de un ex primer ministro por sus presuntas conexiones mafiosas, contribuyen a que ya se vean resultados en Italia.
En Japón, el gobierno asestó un golpe a la yakuza al dictar el 1 de marzo de 1992 la ley contra las Agrupaciones Antisociales, con disposiciones que impiden que los grupos de probado carácter delictivo realicen once tipos de coacción violenta, como la extorsión a cambio de silencio, protección o ayuda en las disputas. Al aplicar la ley, el gobierno pretende dejar a la mafia sin ingresos. Las sociedades delictivas han resultado muy afectadas, al grado que algunas se han disuelto y un capo se ha suicidado, al parecer por el rigor de las medidas.
Es innegable que los gobiernos y las fuerzas del orden luchan tenazmente contra el crimen organizado. Sin embargo, en una crónica sobre una conferencia mundial de jueces y policías que se celebró en 1994, el diario Mainichi Daily News dijo: “El hampa tiene cada día más fuerza y dinero en casi todo el mundo, con ingresos que alcanzan 1.000.000.000.000 de dólares anuales”. Lamentablemente, las gestiones del hombre para erradicar las sociedades delictivas tienen sus limitaciones. A ello contribuye el hecho de que la justicia no sea, por lo general, ni rápida ni segura. Para muchos, las leyes favorecen más al delincuente que a la víctima. Hace tres milenios, la Biblia dijo: “Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, por eso el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo”. (Eclesiastés 8:11.)
Los que abandonan la mafia
Además de atacar a los grupos delictivos desde fuera, los gobiernos tratan de ayudar a los integrantes que desean salirse. No es fácil, pues como reza un viejo dicho, “de la mafia solo se sale en un ataúd”. Para abandonar la yakuza, el hampón tiene que pagar muchísimo dinero o dejar que le corten el dedo meñique, entero o en parte. Además del miedo a desvincularse de los bajos fondos, está el reto de vivir honradamente. A menudo se rechazan las solicitudes de empleo del ex maleante, aunque la policía de algunos países facilita líneas telefónicas que lo ayudan a salirse y a superar el problema de conseguir un empleo decente.
Ante las presiones del clan y el prejuicio social, el mafioso requiere una firme motivación para vivir con rectitud. ¿De qué incentivos dispone? Del amor a su familia, el ansia de vivir en paz, así como el deseo de hacer lo que es debido. Sin embargo, hay una motivación más intensa, como se ve en la historia de Yasuo Kataoka, que se narra en el artículo siguiente.
El caso de Yasuo Kataoka es representativo de los cientos de personas que han cambiado radicalmente de modo de vivir. Las cualidades propias de bestias feroces han dado paso a la nueva personalidad, “creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad”. (Efesios 4:24.) Aun hoy día, los que eran como lobos moran pacíficamente junto a ciudadanos mansos como corderos, y hasta se dedican a ayudar al prójimo. (Isaías 11:6.)
Liberación del espíritu del mundo
Como indicó el artículo anterior, la autoridad invisible del Diablo no solo controla la mafia, sino el mundo entero, que, aunque la gente no se dé cuenta, él lo tiene organizado para lograr sus metas criminales. Tal como las mafias enriquecen a sus miembros y los integran en seudofamilias, Satanás hace de padrino benévolo que proporciona riquezas, placeres y un sentido de unión. Puede que uno haya caído en sus ardides malignos sin percatarse de ello. (Romanos 1:28-32.) La Biblia nos dice que “la amistad con el mundo es enemistad con Dios”. (Santiago 4:4.) No es prudente tratar de complacer a este mundo, que se halla bajo la influencia satánica. El Creador del universo tiene listas a las huestes angélicas, capitaneadas por Jesucristo, para aprehender a Satanás y sus demonios, y así librar al mundo de su pésimo influjo. (Revelación 11:18; 16:14, 16; 20:1-3.)
Por consiguiente ¿cómo podemos sustraernos a las presiones del mundo de Satanás? No recluyéndonos, sino liberándonos de las actitudes y los planteamientos que prevalecen hoy. Para ello, hemos de resistir a las tácticas intimidatorias de Satanás y los incentivos con los que trata de mantenernos en sus garras. (Efesios 6:11, 12.) Aunque conlleva sacrificios, uno puede liberarse, como ya lo han hecho otros, si está decidido a ello y aprovecha la ayuda que brindan los testigos de Jehová.
¿Qué ocurrirá una vez que Dios elimine la delincuencia de este mundo caótico? La Biblia dice: “En cuanto a la prole de los inicuos, esta en verdad será cortada. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. (Salmo 37:28, 29.) Ya no habrá motivos para recelar de hombres que hayan sido como bestias feroces, pues se habrán transformado gracias al “conocimiento de Jehová”, que llenará la Tierra. (Isaías 11:9; Ezequiel 34:28.)
Este cambio ya es una realidad, como lo indica la siguiente historia de un ex integrante de la yakuza.
[Ilustración de la página 10]
En el nuevo mundo que instaurará Dios, todos disfrutarán de la obra de sus manos