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    ¡Despertad! 1989 | 8 de junio
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      El coste de un avión militar puede oscilar entre varios millones de dólares y los más de quinientos millones de dólares que cuesta un bombardero Stealth

      Un portaaviones puede costar más de mil millones de dólares

  • Trafican con la muerte
    ¡Despertad! 1989 | 8 de junio
    • Trafican con la muerte

      Mientras el mundo gasta aproximadamente un billón de dólares al año en armamento,

      800.000.000 de personas viven en la más absoluta pobreza

      770.000.000 no tienen suficiente alimento como para poder llevar una vida laboral activa

      100.000.000 carecen de cobijo

      1.300.000.000 no disponen de agua potable

      14.000.000 de niños mueren anualmente debido a los efectos del hambre

      SE LES ha llamado traficantes de la muerte, ‘buitres’ de la civilización, tumor canceroso en el cuerpo de la sociedad. ¿A quiénes? A los traficantes mundiales de armas. ¿Por qué?

      En la antigüedad abastecían a las tropas de espadas, lanzas, hachas y picas para la sangrienta lucha cuerpo a cuerpo en los campos de batalla. En este siglo han fabricado artillería, bombas, tanques, buques de guerra, aviones, gas venenoso y municiones con los que se dio muerte a decenas de millones de personas en las dos guerras mundiales, a la vez que destruyeron recursos materiales por valor de miles de millones de dólares, tales como ciudades, casas y demás propiedades. También han alimentado las más de ciento veinte guerras peleadas desde que terminó la segunda guerra mundial.

      En la actualidad siguen alimentando sangrientas guerras en diversas partes del globo. Adiestran a los ejércitos tercermundistas para que puedan utilizar sus armas con mayor eficacia, y han equipado a las potencias militares del mundo con reservas de armas nucleares capaces de hacer volar por los aires varias veces a toda la familia humana y de transformar la Tierra en un planeta inhabitable. Parece que no tienen ningún tipo de escrúpulos. Su lema podría ser: “Su muerte es nuestro lucro”.

      Ningún negocio ha tenido tantas repercusiones en la familia humana como el de las armas y hay claras evidencias de ello. En el siguiente artículo se darán a conocer algunos hechos preocupantes.

  • El tráfico de armas, ¿qué repercusión tiene en usted?
    ¡Despertad! 1989 | 8 de junio
    • El tráfico de armas, ¿qué repercusión tiene en usted?

      “EL PROBLEMA de los gastos de defensa es calcular hasta dónde se debe llegar sin destruir desde el interior lo que se trata de defender [de las amenazas] del exterior.” Cuando Eisenhower, uno de los presidentes de Estados Unidos, dijo estas palabras en el año 1956, el valor constante de los gastos militares globales no llegaba ni a la mitad de los niveles de la actualidad. ¿Qué repercusiones tiene en usted esta enorme expansión del negocio armamentista? El informe World Military and Social Expenditures, donde se presentan los resultados de una investigación sobre este tema, suministra algunos datos:

      1. Según los niveles actuales de gastos mundiales en armamento, una persona de término medio puede dedicar el equivalente de tres a cuatro años de su vida trabajando para costearlos.

      2. Las compras de armas sumamente costosas han creado una enorme pirámide de deuda pública para las generaciones futuras.

      3. La desatención de las necesidades sociales debido a la búsqueda de poder militar ha sumido a una de cada cinco personas en la más absoluta pobreza. Aumenta constantemente el porcentaje de población mundial afectada por el analfabetismo, la mala salud y el hambre crónica.

      4. El énfasis que los militares ponen en la alta tecnología produce, en términos relativos, menos puestos de trabajo de los que se crearían si se dedicasen sumas comparables a la educación, la salud, la vivienda en las zonas antiguas y densamente pobladas de las ciudades y otras necesidades civiles. Mientras tanto, el desempleo aumenta.

      5. En el mundo hay un soldado por cada cuarenta y tres personas, pero solo un médico por cada mil treinta personas.

      6. Los años de excesos militares han creado un ambiente más inestable y peligroso para la vida humana que en cualquier otra época de la historia.

      7. Armas de destrucción en masa —listas para ser disparadas en cualquier momento— mantienen a toda la humanidad como rehenes.

      Un enorme “robo”

      Los pobres del mundo son los más afectados por el negocio de las armas, tanto en los países más ricos como en los más pobres. Dwight D. Eisenhower lo expresó de la siguiente manera: “Cada arma que se fabrica, cada buque de guerra que se bota, cada cohete que se lanza supone, a la larga, un robo a los que pasan hambre y no son alimentados, los que pasan frío y no son vestidos. El mundo no solo se gasta dinero en armamento, sino que se gasta el sudor de sus trabajadores, el talento de sus científicos, las casas de sus hijos”. ¿Qué es lo que se les “roba” a las víctimas?

      Se les quitan posibilidades de educación:

      ▪ El coste de un solo submarino nuclear moderno equivale al presupuesto anual de educación de veintitrés países en desarrollo, con un total de más de ciento sesenta millones de niños en edad escolar.

      ▪ El presupuesto de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos es superior al presupuesto total de educación para más de mil millones de niños de África, América Latina y Asia, excluido Japón.

      Se les quita dinero:

      ▪ En años recientes, el Tercer Mundo ha efectuado el 75% de las importaciones mundiales de armas, una forma temeraria de usar sus divisas que ha dejado a muchos de esos países agobiados con deudas externas que difícilmente podrán pagar.

      ▪ Para 1988 la deuda externa combinada de los países del Tercer Mundo había alcanzado la colosal cifra de 1,3 billones de dólares ($1.300.000.000.000).

      ▪ El presupuesto militar anual del mundo equivale a los ingresos de unos 2.500 millones de personas en los cuarenta y cuatro países más pobres.

      Se les quita alimento y bebida:

      ▪ El funcionamiento de un portaaviones cuesta 590.000 dólares diarios, mientras que, tan solo en África, 14.000 niños mueren diariamente de hambre o de causas relacionadas.

      Se les quita salud y vida:

      ▪ Cada minuto mueren una media de treinta niños debido a las enfermedades más comunes. Si las demandas sociales y sanitarias se pusieran por delante del poder militar, estas muertes podrían evitarse con vacunas, medidas sanitarias y una nutrición adecuada.

      ▪ Se calcula que un programa de vacunación que protegiera a 750 millones de niños de contraer enfermedades infecciosas solo costaría lo que el mundo gasta en armamento en dos días.

      ▪ El promedio de vida en los países pobres es treinta años menor que en los ricos, debido, en parte, a que se desatienden las necesidades sanitarias para conseguir más armas.

      Efectivamente, sobre los traficantes de armas pesa una gran responsabilidad por las miserables condiciones en las que se encuentra el mundo. ¿Qué piensan de dichas condiciones? “No nos molesta la conciencia, pues estamos contribuyendo a nuestro propio desarrollo”, dice el vicesecretario de Estado de uno de los principales países productores de armas. Sin embargo, el ciudadano medio quizás se pregunte: “¿Puede detenerse este comercio?”.

  • ¿Hay algún poder humano capaz de detenerlo?
    ¡Despertad! 1989 | 8 de junio
    • ¿Hay algún poder humano capaz de detenerlo?

      PUESTO que los traficantes de armas roban a los pobres una enorme cantidad de bienes y servicios que estos necesitan, ¿por qué no se les detiene? La respuesta es sencilla: el negocio de las armas da dinero y poder. Los siguientes datos sobre el alcance, los intereses y los métodos de este gran negocio le ayudarán a descubrir por qué no hay ningún poder humano capaz de detenerlo.

      Del negocio de las armas vive mucha gente. Desde principios del presente siglo, este negocio ha sido la industria más internacional del mundo. Directa o indirectamente, emplea a unos 50 millones de personas por toda la Tierra, y además, una cuarta parte de los científicos del mundo —unos 500.000— participan en la investigación militar.

      En este negocio están envueltos inmensos intereses económicos. Desde el año 1960, las naciones han gastado 15,2 billones de dólares (15.200.000.000.000 dólares [E.U.A.], según el valor de 1984) en la carrera armamentista, y la demanda de armas continúa. Por ejemplo: en 1987 los gastos militares alcanzaron otro récord de un millón ochocientos mil dólares por minuto. En ese mismo año se pelearon veintidós guerras, con un número de bajas de casi dos millones doscientas mil personas: ¡más guerras que en cualquier año anterior de la historia registrada!a La guerra entre Irán e Irak, considerada la guerra local más sangrienta y que más recursos ha consumido de toda la historia, estuvo años absorbiendo armas de todas partes del mundo.

      Aunque se habla mucho de paz, los gastos militares del mundo alcanzaron la cifra de un billón de dólares. En realidad, el mundo gasta en fuerzas militares casi tres mil veces más de lo que gasta en medidas para mantener la paz.

      Hay muchas naciones detrás del mostrador del bazar global de armas. A nivel mundial, las principales vendedoras son las dos superpotencias, mientras que en la Europa occidental los mayores traficantes son Francia, Gran Bretaña, la República Federal de Alemania e Italia, a los que se han unido recientemente Grecia, España y Austria.

      Hasta naciones neutrales venden armas y tecnología militar. Suecia, distinguida por ser el país que dio origen al Premio Nobel de la Paz, cuenta con dos de las más avanzadas empresas de armamento del mundo, en las que se fabrican para la exportación cazas a reacción, artillería y explosivos, y Suiza, vinculada a la Cruz Roja y a las labores humanitarias, también está implicada en este negocio internacional. Además, un número cada vez mayor de países del Tercer Mundo que también se están convirtiendo en productores de armas se añaden a la intensa competencia que hay por venderlas.

      Despiadada rivalidad

      Todos los comerciantes quieren convencer a la gente, y para ello, anuncian que sus productos (ya sean automóviles, máquinas de afeitar o escobas) son los mejores. De igual manera, en lujosas revistas comerciales a todo color, los traficantes de armas anuncian sus productos asesinos afirmando que se ha probado su carácter mortífero.

      ¿Cómo reaccionaría usted si leyese un anuncio en el periódico de la mañana que dijese: “¿Busca un misil asesino? RBS 70 lleva una ojiva muy efectiva”? ¿O qué hay si leyese otro que le ofreciese un arma ligera antitanque con las palabras: “Un tiro, y ¡muerte segura! [...] No hay nada que pueda detenerla”?

      Si en los periódicos corrientes se publicasen semejantes anuncios, la gente se preocuparía, pero las revistas que tratan sobre el tráfico de armamento están repletas de ellos. Sin embargo, en ninguna parte se menciona que al adversario se le ofrecen las mismas armas, igualmente mortíferas, seguras y desarrolladas a nivel técnico. En ninguna parte se indica cómo se usarán y cuál será su efecto en la población civil, los “consumidores” finales.

      Un negocio turbio

      Aunque la mayoría de las transacciones de armas se llevan a cabo entre gobiernos, este es un negocio turbio. Un informe privado dice que “una vasta red comercial funciona tanto en la clandestinidad como a través de los canales aprobados. Los gobiernos buscan sus propios intereses, a menudo en secreto”.

      Aunque varios estados productores tienen reglas estrictas que regulan las exportaciones militares a los países en guerra, sus armas siguen llegando de algún modo a los campos de batalla. Un informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz, de Estocolmo, explica por qué: “No hay ningún mamparo impermeable entre el negocio de armas legal y ‘blanco’ y las transacciones ‘grises’ y ‘negras’. Ningún estado que vende armamento parece poder controlar por completo cómo, contra quién o por quién será utilizado”. Un informe sobre este comercio publicado en Newsweek predice: “Cuando más países compitan en la venta de armas, probablemente fracasarán las restricciones aplicadas a dichas ventas”.

      A la sombra de este comercio internacional entre los gobiernos, se encuentra un ejército de vendedores particulares que trabajan por todo el mundo y que mantienen contactos en elevados círculos políticos y militares. Entre estos están los vendedores utilizados por las grandes empresas de armamento, los agentes (intermediarios) que nunca tocan las armas, los contrabandistas que las cambian por drogas y los manipuladores fraudulentos que actúan en pequeña escala.

      Parece que, a fin de saciar su afán de dinero, algunas empresas de armamento no se detienen ante nada. A continuación se mencionan algunas de las intrigas de las que, según Anthony Sampson, investigador del mercado de armas, han sido acusadas:

      1. Fomentan el temor a la guerra y persuaden a sus propios países para que adopten políticas bélicas e incrementen la cantidad de armamento.

      2. Soborno en gran escala de funcionarios gubernamentales.

      3. Difunden informes falsos sobre programas militares de diversos países a fin de impulsar la compra de armamento.

      4. Influyen en la opinión pública mediante el control de los medios de comunicación.

      5. Ponen a un país en contra de otro.

      6. Organizan trustes internacionales con el fin de subir los precios de las armas.

      A pesar de todo, este negocio florece más que nunca, y nadie parece estar capacitado para cerrar este poderoso bazar. Las dos mayores organizaciones internacionales para la paz que se han formado en toda la historia —la Sociedad de Naciones y su sucesora, las Naciones Unidas— no han podido convencer ni siquiera a una de sus naciones miembros para que ‘batan sus espadas en rejas de arado’. Este negocio tiene tantas conexiones políticas y económicas con la situación del mundo, que muchas personas creen que no hay ningún poder humano capaz de detenerlo. De modo que, ¿existe algún otro poder que sea lo suficientemente fuerte como para hacerlo?

      [Nota a pie de página]

      a Guerras cuya cantidad anual de muertos se calcula en mil o más.

      [Comentario en la página 8]

      Hasta naciones neutrales venden armas y tecnología militar

      [Fotografías en la página 7]

      Los traficantes de armas anuncian sus mortíferos productos en lujosas revistas comerciales a todo color

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