De nuestros lectores
La responsabilidad personal Gracias por la magnífica serie “¿Somos responsables de nuestros actos?” (22 de septiembre de 1996). He constatado lo útiles que son estos artículos para entablar conversaciones amenas con abogados, agentes de seguros, ejecutivos, editores y funcionarios locales, y otras personas con las que he hablado en el distrito de negocios de nuestra ciudad. Le mostré el artículo “Yo no tengo la culpa” a una agente a cargo de las infracciones de estacionamiento. Me quitó la revista de las manos y dijo: “Ya quedan pocos que admitan sus errores”. Añadió que le gustaría que todo el personal la leyera.
B. S., Estados Unidos
Las actividades recreativas Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo divertirme?” (22 de septiembre de 1996). Tengo 15 años y asisto a una congregación que tiene muchos jóvenes. A menudo realizamos actividades juntos. Por ejemplo, predicamos por la mañana y por la tarde nos vamos a nadar. Pasamos muy buenos ratos. A veces nos acompañan otros hermanos de la congregación. Para nuestros padres es un alivio saber que andamos en buena compañía.
I. W., Alemania
La anemia drepanocítica He leído varias veces el reportaje “La anemia drepanocítica. El conocimiento es la mejor defensa” (8 de octubre de 1996). Describe mi caso con todo detalle. Convivo con esta enfermedad desde hace dieciocho años. Al leer la información se me saltaron las lágrimas. Da gusto ver que piensan en quienes padecemos este mal.
R. S., Italia
Aunque sufro de anemia drepanocítica, no sabía que fuéramos tantos los afectados. El artículo me ayudó a entender el origen del dolor y la importancia de ingerir líquidos en abundancia. Mi madre repartió varias copias del artículo entre mis profesores para que entendieran mejor mi enfermedad.
A. H., Estados Unidos
Perdí a mi hermano menor a causa de la anemia drepanocítica, por la que mueren cada año 60.000 personas en Nigeria. El artículo, como se ve, abordó un mal de gran magnitud. Todas las familias nigerianas harían bien en leerlo. Es muy informativo y adopta un enfoque innovador.
F. A., Nigeria
No puedo menos que decirles mi opinión sobre el reportaje de la anemia drepanocítica. He sobrellevado este padecimiento sin la ayuda del artículo desde hace veintiséis años. No saben cuánto les agradezco la información.
D. C., Zambia
El amor que da cohesión Me permito darles las gracias, queridos hermanos, por publicar el artículo “El punto de vista bíblico. El amor que da cohesión” (8 de octubre de 1996). En el transcurso de los años mi fe se ha encarado a muchas pruebas, entre ellas la muerte repentina de mis padres. Pero la más dura provino de una persona de la congregación. El artículo me ha fortalecido y confortado, pues veo que Jehová entiende muy bien por qué lloro y tengo el corazón herido. Aprendí que hasta el apóstol Pablo también se sintió lastimado. Espero que con el tiempo Jehová cure mis heridas.
S. B., Canadá
En este sistema malvado, es fácil perder la perspectiva espiritual. El artículo me animó y motivó mucho, pues últimamente me he sentido muy agobiada por las inquietudes del diario vivir. También grabó en mí la importancia de centrarnos en el amor de Jesús, y no en nuestras emociones imperfectas.
A. M., Estados Unidos
Padezco depresión a consecuencia de un desequilibrio químico. El artículo me ha ayudado a dar un paso más para combatir la depresión.
B. U., Estados Unidos