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  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • Una mujer romaní que aprendió la verdad de niña por medio de unas tías que vivían en el extranjero tuvo que vencer varios obstáculos para progresar en sentido espiritual. Para empezar, era analfabeta. No obstante, durante los tres años que estuvo estudiando la Biblia, su amor por Jehová la motivó a aprender a leer y escribir. El segundo obstáculo fue su abuelo, con quien vivía. Ella cuenta: “Solía salir a escondidas para ir a las reuniones, pero al volver, mi abuelo me pegaba. Sufría por causa de la verdad, pero no estaba dispuesta a rendirme. Pensaba en lo mucho que tuvo que aguantar el fiel Job. Mi amor por Jehová era fuerte, y estaba decidida a no dejar de estudiar”. En la actualidad es precursora e imparte clases bíblicas a dos muchachas analfabetas. Aunque de niña nunca fue a la escuela, se siente agradecida por la preparación que ha recibido en la Escuela del Ministerio Teocrático.

  • Países de la antigua Yugoslavia
    Anuario de los testigos de Jehová 2009
    • “¿Dónde puedo encontrar a esas personas?”

      AGRON BASHOTA

      AÑO DE NACIMIENTO 1973

      AÑO DE BAUTISMO 2002

      OTROS DATOS Perteneció al Ejército de Liberación de Kosovo. En la actualidad es precursor regular y siervo ministerial.

      YO ERA musulmán, pero cuando vi todas las cosas horribles que estaban sucediendo en la guerra, entre ellas el asesinato de niños pequeños, llegué a la conclusión de que Dios no podía existir. Pensé: “Si hay un Creador, ¿por qué no hace nada para acabar con el sufrimiento?”. Mi fe se debilitó aún más al ver a los líderes de mi religión apoyar la guerra contra los serbios. Al finalizar el conflicto, ya me había vuelto ateo y me había unido al Ejército de Liberación de Kosovo. Durante el poco tiempo que estuve con ellos, me gané el respeto de los demás y recibí gran cantidad de privilegios. Como todos obedecían mis órdenes, me hice arrogante y déspota.

      Por desgracia, mostraba la misma actitud con mi esposa, Merita. Pensaba que su obligación era hacer lo que yo dijera cuando yo dijera. Ella había conocido a los Testigos durante la guerra y tenía algunas de sus publicaciones. Una noche antes de irnos a dormir, me dijo: “Mira, léete esto; habla de Dios”. Me enfureció que pensara que podía enseñarme algo sobre Dios. Al verme tan enojado, se fue al dormitorio y se acostó para evitar más problemas.

      Cuando me quedé a solas, decidí leer el folleto ¿Qué exige Dios de nosotros? Después leí el folleto El tiempo para verdadera sumisión a Dios, y me sorprendió que citara del Corán. Entonces leí algunos números de La Atalaya y ¡Despertad! Al terminar, me fui al dormitorio, desperté a mi esposa y le pregunté: “¿Quién te dio estas publicaciones? ¿Dónde puedo encontrar a esas personas?”.

      Lo que leí me llegó al corazón, pero mi esposa no se fiaba de mí y tenía miedo de lo que yo pudiera hacer. Aun así, esa noche telefoneamos a una Testigo y averiguamos dónde y a qué hora se celebraría la próxima reunión. A la mañana siguiente estábamos allí. Quedé muy impresionado por la amabilidad de los hermanos. No me imaginaba que existiera gente así. Se notaba que eran diferentes. Durante la reunión me surgió una pregunta y, como tenía tantas ganas de recibir la respuesta, levanté la mano. Al verme tan ansioso, los ancianos se pusieron un poco nerviosos. Debió de ser un gran alivio para ellos darse cuenta de que simplemente me interesaba saber qué debía hacer para convertirme en testigo de Jehová.

      Comencé a estudiar la Biblia aquel mismo día. Había muchas cosas de mi personalidad que quería cambiar, pero no sería nada fácil. Tenía que dejar de fumar y sentía que debía cortar la relación con mis amigos. Gracias a la oración y a la asistencia regular a las reuniones, me arrepentí de mi vida anterior y me vestí de la nueva personalidad. ¡Qué gran diferencia ha supuesto la verdad en mi vida y en la de mi familia! Hoy día tanto mi esposa como yo somos precursores regulares, y en 2006 me nombraron siervo ministerial. Ahora puedo ayudar a la gente a comprender por qué hay tanto sufrimiento y cómo Jehová pronto resolverá todos nuestros problemas.

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